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miércoles, 31 de octubre de 2012

Los siete países que le ganaron a la crisis

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Hace ya tiempo que el ascenso de China e India se convirtió en un tópico. En realidad, ninguno de los dos va demasiado bien desde la crisis de 2008; en cambio, estos siete centros neurálgicos han mejorado mucho.

Corea del Sur

“Estoy seguro de que esta crisis puede ayudar a hacer realidad nuestro sueño de convertirnos en una nación avanzada de primera categoría”, dijo el presidente Lee Myung-bak a un grupo de líderes empresariales en 2009. Para cumplir su propósito, Corea del Sur incrementó el gasto público en investigación y desarrollo de un 3,4% -ya uno de los más elevados del planeta- a un 5%. El énfasis en la innovación, los generosos subsidios y la política de mantener bajo el won para impulsar las exportaciones han ayudado a gigantes surcoreanos como Samsung, Kia y Hyundai a aumentar sus cuotas de mercado en el mundo. Corea del Sur fue el primer país rico que
salió de la recesión en 2009, y los ingresos familiares no han dejado de crecer en los últimos 11 trimestres. Fitch subió la calificación crediticia del país en septiembre y de esa forma reafirmó su condición de refugio seguro para los inversores. Corea del Sur tiene todavía ante sí retos económicos -el consumo interior es bajo y sus hogares son de los más endeudados del mundo- pero, una vez que se recupere el comercio global, la ola coreana chocará contra nuestras costas.

Polonia

Durante mucho tiempo se consideró que Polonia era uno de los países menos prometedores entre los Estados del este de Europa convertidos al capitalismo, muy por detrás de tigres como la República Checa y Eslovenia. Pero los años malos de Europa han sido buenos para los polacos. La economía del país creció un 15,8% entre 2008 y 2011, mientras la economía global de la Unión Europea retrocedía un 0,5 por ciento. En 2009, el peor año de la crisis, la economía de Polonia fue la única de la UE que no sufrió una contracción. Los analistas dicen que el milagro polaco se debió a unas políticas monetarias y fiscales inteligentes y un bajo nivel de endeudamiento, además de un gran mercado de consumidores propios que permitió que las empresas nacionales dependieran menos de las exportaciones que otros países vecinos. La verdad es que los polacos hacen más esfuerzos que muchos otros europeos: trabajan unas 500 horas más al año que los alemanes, a pesar de que ganan la quinta parte de su salario. No obstante, es posible que los problemas del continente ya les estén afectando: hace poco, Varsovia tuvo que revisar sus proyecciones de crecimiento para 2013 y rebajarlas de un 2,9% a un 2,2%.

Canadá

El 1 de julio -el Día de Canadá, la fiesta nacional- de este año, se hizo oficial: por primera vez, el canadiense medio es más rico que el estadounidense medio. Algo que habría parecido imposible de imaginar hace 20 años, cuando Canadá estaba lastrado por la deuda y un crecimiento casi estancado. Pero el Gobierno recortó el gasto y redujo el déficit en los 90, y eso le permitió recurrir al alivio fiscal y al gasto en paquetes de estímulo cuando llegó la crisis de 2008. Al mismo tiempo, “se resistió a los cantos de sirena de la desregulación” de su sector financiero, en palabras del antiguo primer ministro Paul Martin, lo cual obligó a los bancos a evitar muchas de las conductas de riesgo que pusieron en peligro las instituciones financieras en otros países, y el Gobierno continuó invirtiendo en infraestructuras. La renta disponible de los canadienses ha aumentado alrededor del 15% en los últimos 10 años, y tres de las 10 ciudades más habitables del planeta, según The Economist, se encuentran en Canadá. Pero no todo es maravilloso: su crecimiento económico depende peligrosamente de las exportaciones de crudo procedentes de sus lucrativas arenas bituminosas; Estados Unidos adquiere el 22 por ciento del petróleo que consume de su vecino del norte. Y la estrategia de alivio que ayudó a amortiguar el impacto de la recesión ha producido una explosión de los precios de la vivienda, que, en opinión de muchos inversores, quizá estén inflando una burbuja.

Suecia

El país nórdico sufrió su propio derrumbe financiero en 1992, cuando la burbuja inmobiliaria estalló y el Gobierno se vio obligado a asumir el control de varios bancos del país, de modo que, cuando llegó la crisis actual, estaba listo. Suecia ha recortado sus famosos impuestos individuales y de sociedades -si bien siguen estando entre los más altos del mundo- y ha conseguido mantener un elevado porcentaje de gasto en educación y sanidad. El Ejecutivo ha logrado que la deuda siga siendo baja -alrededor del 38 por ciento del PIB, frente al 80 por ciento de la supuestamente frugal Alemania- y demostró tener cualidades proféticas con su decisión de no adoptar el euro, lo que le ha permitido flotar su divisa. Suecia fue la segunda economía de Europa que más creció en 2011, solo superada por la diminuta Estonia, y la corona no deja de subir frente al euro. Aun así, es vulnerable a una caída de las exportaciones a Europa, y el desempleo está aumentando. Sin embargo, gracias a que su Gobierno tiene las finanzas en orden, ha capeado el temporal mejor que la mayoría.

Indonesia

No cabe duda de que los indonesios están seguros de sí mismos. El 80 por ciento cree que su país tiene posibilidades de convertirse en una superpotencia global, y hace poco superaron a los indios como consumidores más optimistas del mundo. Se han ganado el derecho a ser arrogantes. India ha tenido unas tasas anuales de crecimiento superiores al 4,5 por ciento durante toda la recesión, y el año pasado tuvo la segunda mayor tasa de crecimiento del G-20 (después de China). Parte de ese crecimiento se apoya en materias primas como el carbón, el aceite de palma y el estaño, pero Indonesia posee también un mercado de consumidores de clase media amplio y en expansión; las ventas de coches han subido un 15 por ciento respecto al año pasado. Las compañías multinacionales se han dado cuenta, entre ellas el fabricante de coches Nissan, que está invirtiendo casi 400 millones de dólares en duplicar su producción en el país. Las inversiones extranjeras representaron casi un tercio del PIB en el segundo trimestre de 2012. Indonesia, con la cuarta mayor población del planeta, casi 250 millones de habitantes, está disfrutando de un dividendo demográfico -un elevado ratio de adultos en edad laboral respecto a los que dependen de ellos- como el que impulsó el increíble crecimiento de China e India durante el último decenio.

Turquía

El reciente ascenso de Turquía suele describirse como un fenómeno político, pero quizá su base es la economía. Durante la última década, el país poco expuesto a la crisis financiera europea, ha conseguido casi triplicar su PIB y su renta per cápita. Se ha convertido ya en el mayor fabricante de automóviles de Europa, con fábricas de Honda, Hyundai, Renault, Toyota y Ford, y también ocupa un lugar destacado en el sector farmacéutico. Gran parte del mérito es del Gobierno del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, que, desde que llegó al poder en 2003, ha liberalizado las normas sobre inversiones y ha implantado reglas más estrictas para hacer frente a la corrupción. Además, Turquía ha recuperado su papel histórico de puente entre Europa y Oriente Medio: su mayor socio comercial es Alemania, pero Egipto, Irán, Irak y Arabia Saudí son cada vez más importantes para las cuentas del país. Los analistas advierten de que Turquía debe hacer algo respecto a sus elevados índices de inflación y atraer más inversiones directas, y da la impresión de que las conversaciones para incorporarse a la Unión Europea, un esfuerzo en marcha desde hace años, se encuentran en punto muerto. Pero es posible que, para una Turquía en ascenso, permanecer fuera de una Europa estancada no sea tan malo, después de todo.

México

México puede parecer una elección sorprendente al hablar de éxitos, dada la terrible violencia relacionada con el narcotráfico que ha matado a más de 50.000 personas en los últimos seis años, pero una cosa de la que se habla mucho menos es el boom económico del país. El año pasado, el crecimiento de México superó incluso el del Brasil. En 2010 se crearon más de 700.000 nuevos puestos de trabajo y las fábricas exportaron cantidades de electrodomésticos sin precedentes, incluso disputando a China una cuota del mercado estadounidense. La inflación y la deuda son bajas y, por primera vez en años, la migración neta a Estados Unidos cayó casi a cero en 2012, y es posible incluso que se invirtiera. Los políticos estadounidenses siguen prestando atención a México sobre todo como lugar de origen de las drogas y los inmigrantes. Sin embargo, ahora que está luchando para sustituir al gigante asiático como segundo socio comercial de su vecino después de Canadá, quizá haya llegado el momento de que Estados Unidos empiece a pensar en el país del sur como fuente de clientes y empleo.
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Tomado de mdzol.com

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