Manuel de León (Requejo, Zamora, 1953), director del
Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT) e investigador del CSIC, es el
único español que, en cien años de historia, forma parte del comité ejecutivo de la Unión Matemática Internacional, una especie de «sanedrín» de la matemática mundial en la que participan 77 países y que se encarga de otorgar la medalla Fields, consideraba el «Nobel» de las matemáticas.
Ahora, acaba de ser reelegido otros cuatro años en su cargo, que
conlleva, entre otras responsabilidades, tareas para fomentar el
conocimiento y la divulgación de esta ciencia exacta. Está especializado
en mecánica geométrica. En la práctica, sirve para resolver problemas
de ingeniería, desde la construcción de un submarino automático a la
puesta en órbita de un telescopio espacial.
-El comité, formado por once matemáticos de todo el mundo,
se renueva parcialmente cada cuatro años. Cada país presenta sus
candidaturas y, según su peso, tendrá también diferentes votos. De esta
forma, se escoge a matemáticos de prestigio internacional por sus
investigaciones, sus tareas de divulgación y de gestión. Realmente es un
privilegio.
-¿Son las mentes más brillantes de las matemáticas en todo el mundo?
-No, no... No somos los mejores. Hay grandes matemáticos
que nunca han sido miembros del comité. Pero es cierto que tengo
compañeros muy brillantes, por ejemplo, un medallista Fields, el francés
Wendelin Werner, premiado por sus trabajos en estadística hace cuatro
años en el congreso que organizamos en Madrid.
-¿Y a qué se dedican cuando están reunidos?
-Nuestra gran actividad es el Congreso Internacional de
Matemáticos, que se organiza cada cuatro años desde hace un siglo y que
reune a 4.000 matemáticos de todo el mundo que exponen su trabajo. No
hay nada igual. La organización también fomenta la investigación, las
publicaciones científicas, la educación...
-Una
de las últimas medallas Fields premió a un personaje singular, el ruso
Grigori Perelman, por resolver la conjetura de Poincaré. Rechazó el
galardón y también un millón de dólares.
-Perelman es un personaje muy especial. Ni siquiera ha
publicado los artículos donde prueba sus resultados, sino que están
guardados en archivos electrónicos. Consideró que algunos de sus colegas
en EE.UU no se habían portado bien con él, decidió que ya había hecho
todo lo que tenía que hacer y no quiso saber nada más.
-¿Qué ocurrió con el premio?
-La medalla con su nombre grabado, que la tuve en mis manos
en 2006, quedó depositada en el Instituto Fields, en Toronto (Canadá),
esperando a que él la acepte junto con un cheque de 15.000 dolares. Si
algún día quiere recogerlo, lo recogerá. En cuanto al millón de dólares,
el Instituto Clay de EE.UU., que es quien lo otorga, está negociando
con él para poder utilizarlo en favor de estudiantes de matemáticas en
Rusia o en algún otro país.
-¿Qué opinión le merece Perelman?
-Le escribí mensajes y cartas para intentar que viniera a
recoger la medalla a París, pero su carácter... No todos los matemáticos
somos tan excéntricos. En absoluto.
-¿Cuál es el mayor reto de las matemáticas en la actualidad?
-Los «Siete problemas del milenio» son los que más llaman
la atención, porque llevan muchos años sin que nadie haya sido capaz de
encontrar las soluciones. Quien lo consiga recibirá un premio de un
millón de dólares. Uno de ellos es la conjetura de Poincaré, que ya ha
sido resuelta.
-¿Y cuál de ellos es el que usted sueña con resolver?
-Bueno, no es mi campo y para hacer algo así habría que
dedicarle muchos años, pero seguramente la más excitante para todos los
matemáticos es la Hipótesis de Riemann, que explica cómo se distribuyen los números primos.
Sabemos que hay infinitos números primos (aquellos que solo se pueden
dividir por él mismo y por uno), pero no sabemos cómo están
distribuidos, cuál es su patrón de formación.
-Y además de la satisfacción de aumentar nuestro conocimiento, ¿qué nos aportaría este hallazgo?
- Mejorar las claves de encriptación de mensajes seguros,
que se basan en cómo se descompone un número en sus factores primos. En
Secundaria lo hacemos con primos pequeños -10 (2x5), 15 (3x5)-, pero con
primos muy grandes esto ya no es tan sencillo.
-¿Qué debe tener el genio que lo resuelva?
-Una mente especial y ser capaz de ver lo que los demás no ven. Y que la inspiración le pille trabajando.
-La
conjetura de Poincaré, la de Hirsch, la ecuación de Boltzman... ¿Un
matemático llega al éxito cuando un problema lleva su nombre?
-Bueno, estos matemáticos no solo han dado su nombre a un
teorema, han pasado a la historia por todo lo que han trabajado. Un
matemático no se levanta por la mañana pensando a ver qué conjeturas
hace hoy.
-¿Cómo valora el nivel de las matemáticas en España?
-De cada cien artículos sobre matemáticas que se publican
en el mundo en las revistas internacionales, cinco son españoles. Es una
ciencia modélica, a la altura de Francia o Italia. Otra cosa es la
educación. La Unión Europea nos ha dado un tirón de orejas por el
fracaso escolar. Nos hemos estancado. Es necesaria una mejor formación
del profesorado. En EE.UU. se paga un plus a los mejores estudiantes
para que se conviertan en profesores de matemáticas. En Finlandia y en
Corea, la implicación de la familia es tremenda.
-Si un matemático pudiera decidir sobre economía, ¿nos irían mejor las cosas?
-Evidentemente sí. La culpa de esta crisis es simple y
llanamente la avaricia. Si se tomaran decisiones teniendo en cuenta las
matemáticas, se podrían mejorar muchas cosas. Pero se hace poco. En
España, los gobiernos no han apostado por la ciencia. Cuando la economía
va mal, recortan el presupuesto. Sin embargo, en Alemania aumentaron el
presupuesto de investigación para salir de la crisis. Aquí el objetivo
solo es ganar elecciones. No se tiene en cuenta que la educación y la
ciencia son los pilares de cualquier país.
-¿Podrán las matemáticas algún día explica asuntos tan subjetivos como, por ejemplo, el amor?
-Para describir un fenómeno de cualquier tipo, ya sea
psicológico, biológico..., lo que se quiera, al final hay que poner unas
cantidades en relación con otras, un modelo matemático.
Una ciencia, sin matemáticas debajo, no es ciencia. Cualquier proceso
que queramos entender lo entenderemos cuando podamos describirlo de una
manera matemática.
-¿Y la existencia de Dios?
-Eso ya es otra cuestión. En la fe, las matemáticas no
entran ni podrán demostrar nunca nada. El concepto de Dios está fuera de
la ciencia.
Solo que a este singular matematico se le olvida lo que Einstein dijera respecto a Dios "El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir",....... en cuanto al amor son puras matematicas y matematicas simples, fijate 1+1=2+1=3 jajajajajajajajaja
ResponderEliminar