Imprimir artículo
Por BOB DAVIS
Canadá aprobó una propuesta de CnoocLtd. para adquirir la energética NexenInc., pero advirtió que las futuras compras de activos canadienses de arenas petrolíferas por parte de empresas estatales chinas sólo serán aprobadas bajo circunstancias "excepcionales".
Incluso determinar qué operaciones chinas son estatales puede ser difícil. El gobierno de EE.UU. sospecha que el ejército tiene una influencia significativa sobre varias empresas privadas importantes de China.
Prohibir estas inversiones no tiene sentido desde el punto de vista económico, al separar a las economías débiles de una fuente de financiamiento abundante. EE.UU., en cambio, intenta aprovechar las negociaciones de cara a un tratado de libre comercio en el Pacífico, la Alianza Transpacífica (o TPP, por sus siglas en inglés), para formular reglas que gobiernen la conducta de las empresas estatales.
China no es parte de las negociaciones, pero EE.UU. espera que, a la larga, Beijing aceptara las limitaciones impuestas a las compañías estatales con tal de sumarse al pacto comercial y beneficiarse de los recortes de aranceles y otros acuerdos.
Pero eso podría ser ilusorio. China se encamina a convertirse en la economía más grande del mundo dentro de una o dos décadas y la influencia de Washington se está desvaneciendo. La sigla TPP, asimismo, genera anticuerpos en China.
Una columna de opinión publicada por la agencia estatal de noticias Xinhua describió a la TPP como "un instrumento directo para impedir que China e India tengan acceso igualitario a los mercados clave de la Cuenca del Pacífico".
Huang Huaguang, quien dirige la oficina de investigación de desarrollo internacional del Partido Comunista chino, dijo abiertamente en una entrevista que "el objetivo de la TPP es excluir a China".
Robert Kimmitt, un abogado en Washington que se desempeñó como subsecretario del Tesoro durante el gobierno de George Bush, promueve sigilosamente una alternativa: la creación de una ronda de negociaciones para abordar los problemas específicos que presentan las firmas estatales. Seguirían el modelo de las conversaciones realizadas en 2008 sobre los fondos soberanos de inversión, enormes fondos de inversión controlados por el gobierno, que eran percibidos como instrumentos de los gobiernos extranjeros para avanzar sus intereses.
El diálogo en torno a los fondos soberanos tuvo lugar bajo el patrocinio del Fondo Monetario Internacional y generó lo que se conoce como los Principios de Santiago, ya que se acordaron en la capital de Chile.
Los fondos se comprometieron a invertir con fines comerciales, y no políticos; divulgar mayores datos sobre sus operaciones e inversiones; y renunciar a una "influencia inapropiada" por parte del gobierno, su principal accionista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por opinar