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jueves, 7 de marzo de 2013

Malas ideas que nunca morirán

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Viviendas en venta en Houston (EE UU).
Hace tres décadas, cuando me preparaba para mi año en el Gobierno de Estados Unidos, alguien con mucha experiencia me explicó la naturaleza de aquel trabajo: se trataba principalmente de luchar contra las malas ideas. Y estas malas ideas, siguió explicándome, eran como las cucarachas: por muchas veces que las tiremos por el retrete, vuelven a aparecer. Bonita imagen, ¿verdad? Pero últimamente he estado viendo muchas cucarachas.
Hace poco, di una charla sobre un libro en el Consejo de Asuntos Mundiales de Chicago, la cual fue un acontecimiento realmente agradable. Pero, cómo no, entre el público había personas que insistían en que el excongresista Barney Frank, como miembro de una minoría demócrata sin poder en la Cámara de Representantes, de algún modo había provocado la última burbuja inmobiliaria y toda la crisis económica; los años de refutaciones detalladas y basadas en las pruebas por parte de los economistas no han tenido ningún efecto sobre estas personas.
Dicho eso, tengo que admitir que soy una mala persona: después de que alguien que planteaba una pregunta terminase su perorata diciendo “¿Me equivoco?", la verdad es que disfruté un poco al responderle: "Sí, se equivoca".
Y luego está el argumento de que “los keynesianosdijeron que el estímulo económico arreglaría la economía y no lo hizo, así que Keynes se equivocaba”; en un artículo reciente, el economista Dean Baker nos señalaba el comentario escrito en Politicopor el presentador de televisión Joe Scarborough acerca del tema, y nos guiaba cuidadosamente a través de lo que sabíamos y cuándo lo supimos. Pero hay una refutación aún más sencilla: simplemente lean lo que escribí en las columnas de enero y febrero de 2009. ¿Qué parte de “el plan de Obama no parece suficiente para cubrir las necesidades de la economía” resulta tan difícil de entender?
Parafraseando una antigua frase sobre Vietnam, a veces me da la impresión de que nos hemos pasado cuatro años debatiendo la respuesta a la crisis económica; nos hemos pasado un año debatiendo la crisis, cuatro veces seguidas, reanudando el debate cada año como si nadie pudiese recordar o aprender de lo que había pasado antes, y repitiendo constantemente los mismos viejos errores y falacias.
A veces recibo comentarios de personas que me acusan de repetirme; no cabe duda de que reitero los mismos argumentos muchas veces. ¡Pero es porque la gente sigue olvidando!
Recuerdos de las negaciones de la burbuja pasadas
Otra reflexión sobre la postura de que Barney Frank tuvo la culpa de la crisis inmobiliaria estadounidense, opinión que ha pasado a formar parte de la ortodoxia republicana y fue regurgitada por el senador Marco Rubio en respuesta al discurso sobre el estado de la Unión del presidente Obama en febrero: en la época en que los malvados liberales supuestamente estaban obligando a los desvalidos banqueros a prestar dinero durante una burbuja inmobiliaria, lo cual condujo a la crisis, más o menos las mismas personas que ahora afirman que todo aquello fue culpa del Gobierno se dedicaban a negar vehementemente que hubiese una burbuja (y afirmaban que el único motivo por el que alguien podía siquiera imaginar que pudiese avecinarse una crisis inmobiliaria era el maligno impacto de los tendenciosos medios de comunicación liberales).
Es realmente asombroso.
© 2013 The New York Times

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