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domingo, 18 de agosto de 2013

Fue White y no Keynes el principal arquitecto del Tratado de Bretton Woods

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Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 13 de agosto de 2013
Este artículo señala que Harry Dexter White, el representante de EEUU en las negociaciones que concluyeron con el Tratado de Bretton Woods, jugó un papel determinante en la configuración de dicho tratado, hecho minusvalorado más tarde debido al impacto de la Guerra Fría, a la cual White se opuso. El silencio histórico sobre White, no reconociendo su labor en aquel tratado, dio gran visibilidad a la figura de Keynes y su labor en la elaboración del tratado.
Uno de los tratados que han tenido mayor impacto en la vida económica y financiera de nuestro tiempo ha sido el Tratado de Bretton Woods, que configuró el sistema monetario después de la 2ª Guerra Mundial. Tuvo lugar el la localidad de Bretton Woods en New Hampshire en julio de 1944 y tuvo como objetivo garantizar un nuevo orden económico cuando terminara la guerra.
Las dos personalidades que jugaron un papel clave fueron John Maynard Keynes, por parte de Gran Bretaña, y Harry Dexter White, por parte de EEUU. Y aunque el que ha recibido mayor aclamo por el diseño del tratado haya sido Keynes, la realidad que se ha ido descubriendo es que Dexter White jugó el papel principal en el diseño de aquel tratado. Dexter White era un funcionario del Ministerio de Hacienda (Treasury Department), hombre de íntima confianza del Ministro, Henry Morgenthau Jr., el cual era amigo personal del Presidente Franklin Delano Roosevelt. Dexter White había sido el economista encargado por el Ministro de Hacienda estadounidense de preparar el borrador del tratado (habiendo dedicado tres años a ese trabajo). La historia del tratado, sin embargo, ha pasado de largo la tarea realizada por White. ¿Por qué?
El impacto de la Guerra Fría en el redactado histórico
White creía que dentro del mundo capitalista era fundamental garantizar la estabilidad económica y financiera, lo cual requería crear un sistema alrededor del dólar, moneda del mayor acreedor existente en el mundo capitalista de entonces, es decir, EEUU. En esto no siempre estuvo de acuerdo con los economistas británicos, que estaban bajo la presión de mantener la lira esterlina como centro de la Commonwealth. White también tenía la creencia de que la estabilidad monetaria debería acompañarse con estabilidad política, basada en una relación de cooperación entre los vencedores de la 2ª Guerra Mundial, y muy en especial de EEUU y la Unión Soviética, que eran los dos grandes vencedores sobre el nazismo y fascismo. La URSS había sido –como lo reconoció incluso Winston Churchill- la mayor fuerza responsable de la derrota del nazismo en Europa (veinte millones de muertos en aquel país fue el coste de su victoria) y EEUU lo había sido del imperialismo japonés en el Pacífico. Según White, EEUU y la URSS deberían ser aliados promotores de la estabilidad en el futuro. La Guerra Fría no había empezado en EEUU y el Presidente Roosevelt y sobre todo su esposa Eleonor Roosevelt no eran hostiles ni a la Unión Soviética ni al Partido Comunista de EEUU. White, en realidad, tenía varios amigos y colaboradores miembros de ese Partido. White llegó incluso a conseguir que la Unión Soviética firmara y apoyara varios de los componentes del Tratado de Bretton Woods, aunque se negara a firmar el componente del tratado que establecía el Fondo Monetario Internacional, por creer, correctamente, que estaría dominado por el gobierno de EEUU.
Este clima político cambió radicalmente, con el surgimiento de la Guerra Fría, que hizo que la Unión Soviética fuera percibida como el mayor enemigo de EEUU. El cambio puso a White en una postura defensiva, siendo considerado una persona poco fiable. Incluso algunos comentaristas le acusaron de ser espía de la Unión Soviética. Fue así como White pasó a ser una persona marginada, desapareciendo de los libros de historia, apareciendo solo Keynes como figura central de aquel tratado. Y así se escribió la historia de Bretton Woods (ver el excelente artículo “Dirtying White” de James M. Boughton del cual extraigo estos datos, en The Nation, 24 de junio – 1 de julio de 2013).
Estas breves notas no minimizan la enorme tarea de Keynes ni diluyen y/o disminuyen su gran labor en analizar la situación económica del momento y periodo en el que vivía, ni tampoco relativiza sus consejos y propuestas de salir de la crisis, tan aplicables hoy como entonces. Pero, es de justicia reconocer la enorme labor realizada por White, que en caso de haber vencido sus propuestas políticas, además de sus propuestas económicas, la historia del mundo habría cambiado y nos hubiera ido mejor. Es coste de la Guerra Fría, en términos económicos, sociales, políticos y humanos ha sido enorme. La victoria del complejo militar-industrial en EEUU, se ha hecho a costa del subdesarrollo del estado del bienestar en EEUU. Y a nivel internacional, la Guerra Fría fue la excusa utilizada por el establishment financiero y económico estadounidense para apoyar dictaduras terroristas, como lo fue la dictadura fascista que gobernó a España durante cuarenta años. Sin la Guerra Fría, como White deseaba, hubiéramos todos vivido mejor.

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