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miércoles, 20 de noviembre de 2013

Inquietudes ante datos y canas


Redacción IPS Cuba

El Censo de Población y Viviendas del 2012 confirmó la tendencia al envejecimiento en Cuba y sus impactos previsibles.

Uno de los problemas que más preocupan a los estrategas de la economía cubana, el envejecimiento de la sociedad, quedó confirmado por el Censo de Población y Viviendas del 2012, cuyos datos sacó a la luz pública la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) a inicios de noviembre.

Con un 18,3 por ciento de su población pasada de 60 años, Cuba es ya uno de los países más envejecidos de América Latina, pero a juzgar por la evolución creciente de ese indicador, el país apunta a tomar ese trono a mediano plazo.

A la par, disminuye su población, alertan los estudiosos. La confluencia de ambas tendencias plantea retos peliagudos al gobierno y a la nación en su conjunto, desde el punto de vista social y económico, debido a la reducción de la población en edad laboral y el aumento simultáneo del sector necesitado de sostén y cuidado.

El director nacional del estudio censal, Juan Carlos Alfonso Fraga, dijo al diario Granma que el estudio ratificó lo que los cálculos demográficos anuales venían observando en relación con la contracción de la población total del país. El Censo, realizado en septiembre de 2012, registró 10.418 cubanos y cubanas menos que en la anterior investigación de igual tipo, efectuada diez años atrás. La población decrece en 97 de los municipios, el 58,1 por ciento del total.

Mientras se reducen los habitantes en Cuba, las personas con 60 años o más ha aumentado hasta sumar 2.041.392, el 18,3 por ciento del total; en contraste, solo el 17,2 por ciento se ubica entre cero y 14 años. Las provincias más encanecidas son La Habana y las centrales Villa Clara y Sancti Spíritus. Un dato más evidencia la tendencia al envejecimiento: la edad media de la población se elevó a 38,8 años, mientras una década atrás ese indicador se hallaba en 35,1 años.

Otro estudio demográfico, la Encuesta Nacional de Envejecimiento, realizada en 2010 por el Centro de Estudios de Población y Desarrollo (CEPDE), de la propia ONEI, anticipa que en apenas dos décadas Cuba será el país más envejecido de América Latina.

Las proyecciones estadísticas vaticinan, además, que para el año 2025 la población cubana descenderá hasta 11.029.033 de personas, y pronostican que en 2030 será menor de 11 millones (10.904.985).

Cuando el gobierno ofreció los primeros resultados generales del Censo, luego de una reunión del Consejo de Ministros realizada a fines del mes de septiembre, reconoció la necesidad de adoptar medidas urgentes para enfrentar ese fenómeno demográfico, como la construcción y reparación de asilos o residencias de mayores y de las llamadas casas de abuelos, dedicadas a la atención diurna de personas de avanzada edad.

Según datos del Anuario Estadístico de Salud Pública, al cierre de 2012 existían en el país 144 hogares o asilos de ancianos y 233 casas del abuelo, la mayoría de los cuales, como sucede a buena parte del fondo habitacional, presenta serios problemas constructivos y le urgen reparaciones. La demanda actual de estas instituciones es muy superior a las capacidades existentes y están más limitadas para los ancianos con discapacidad, reconoció el Consejo de Ministros.constructores

Con una capacidad de 7.398 plazas, las casas de abuelos enfrentan una demanda estimada en más de 20.000.

En el reporte publicado en aquel momento, el vicepresidente del gobierno, Marino Murillo, dejó abierta la posibilidad de “estimular la gestión no estatal” para la atención a adultas y adultos de la llamada tercera edad.

El envejecimiento creciente de la población cubana pone en tensión a un sistema de salud que tradicionalmente había priorizado a menores de edad y mujeres embarazadas. Como consecuencia, dispone hoy, por amplio margen, de mayor cantidad de pediatras o ginecólogos que de geriatras. Según el Anuario Estadístico de Salud, en 2012 Cuba contaba con 816 especialistas dedicados a la neonatología y 2.791 a la pediatría, contra apenas 485 en geriatría.

La amenaza latente de reducción de la población económicamente activa atenta igualmente contra el sistema de seguridad social y sus gastos.

El Censo más reciente indica que el sector en edad laboral ha crecido a 5.022.303 personas, lo que representa el 54,3 por ciento del total de la población comprendido entre 15 años y más. En ese aumento ha influido la decisión gubernamental de alargar en cinco años la edad de jubilación: para las mujeres a 60 años y para los hombres a 65.

Pero esa medida, adoptada en 2009 para su introducción gradual ante un problema ya evidente, solo ha aplazado unos cinco años el pico del conflicto.

De acuerdo con los estudios del CEPDE, entre 2020 y 2025 la población que arriba a edad laboral (17 años) será superada por la que llega a edad de jubilación. No se detienen ni el avance hacia el envejecimiento de la sociedad ni los problemas que se derivan de esa tendencia.

Las proyecciones del CEPDE prevén que la franja de población con 60 años o más crezca hasta 3,6 millones en 2035, con “una notable sobrecarga para la seguridad social, el sistema de salud y la disponibilidad de fuerza de trabajo”, advirtió el pronóstico realizado en 2010 por esa institución y cuyas tendencias ha confirmado el Censo de Población y Viviendas del 2012.

1 comentario:

  1. efectivamente es un reto enorme. habria que incluir el factor migratorio por el que se pierde una parte considerable de la poblacion economicamente activa.

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