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lunes, 16 de diciembre de 2013

Especialistas sugieren debatir sobre transgénicos


La nación caribeña debe abrirse al debate social responsable sobre el uso y los efectos de los alimentos transgénicos, según un programa televisivo.

La Habana, 16 dic.IPS- El polémico tema de los alimentos transgénicos en Cuba volvió a ser motivo de debates este fin de semana, cuando un grupo de especialistas entrevistados en un programa televisivo señaló la necesidad de hablar más y claro sobre el asunto en la nación caribeña.

"Falta todavía un nivel de diálogo social amplio, de discusión y conocimiento de los alimentos transgénicos, comenzando por los productores y terminando con los consumidores", refirió el profesor universitario Carlos Delgado, en una sección del Noticiero Al Mediodía del 14 de diciembre.

El especialista en Bioética instó a los cubanos y cubanas a preguntarse "de qué manera podemos informarnos mejor, trabajar colectivamente para habilitar este conocimiento" y no tanto cuestionarse "si esta es una tecnología que debería ser prohibida o permitida".

Reconoció que en Cuba hay, "en primer lugar, seriedad en la investigación científica, calidad académica en el proceso, confiabilidad en la participación de un conjunto de instituciones", lo cual catalogó como ventajas y recalcó el hecho de que se trata de "una tecnología puesta al servicio de la sociedad".

Delgado estimó la importancia de considerar factores como "los riesgos para la biosfera, la ecología, la impredecibilidad de algunos fenómenos y la heterogeneidad de la sociedad cubana".

Desde finales de los años 80 del siglo XX, el estatal Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) ha realizado estudios en transgénesis de plantas. Más tarde, a finales de los 90, esta institución fortaleció estas investigaciones en cultivos como la papa, tabaco, boniato, plátano, piña, entre otros.

También se ha aplicado a la caña y maíz. De hecho, el maíz FR-Bt1 es el primer organismo genéticamente modificado que se liberó al ambiente natural cubano a gran escala.

Esa variedad transgénica está formada por la variedad FR–28, a la cual se le incorporaron genes de resistencia a la palomilla del maíz y a la aplicación del herbicida glufosinato de amonio.

"Esta planta la estamos sembrando actualmente en miles de hectáreas y estamos comenzando la producción de semillas de soya transgénica resistente a herbicida", aseguró Merardo Pujol, investigador del CIGB.

A juicio del agroecólogo Fernando Funes, "es necesario una información y una acción ciudadana con respecto a esta tecnología".
Funes resaltó que la comunidad científica nacional fue llamada a realizar un debate en 2010 debido a la "serie de dilemas éticos, otros relacionados con la economía de la producción agropecuaria y con respecto al equilibrio biótico de los ambientes naturales cubanos", después de la liberación o extensión del cultivo de maíz transgénico en Cuba.

En el programa televisivo se destacó la necesidad de que la población conozca qué son los alimentos transgénicos, sus implicaciones desde el punto de vista ético de la modificación genética en las plantas y los animales, las consecuencias para la salud del consumo de transgénicos, y cuáles entidades y organizaciones asumen tales análisis, entre otros aspectos.

Por su parte, la periodista a cargo del espacio, Diana Rosa Slachter, aclaró que en el país diversos organismos regulatorios como los estatales Centro Nacional de Seguridad Biológica, Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos e Instituto de Higiene, Epidemiología y Microbiología, analizan los transgénicos en cuanto a su seguridad para el ambiente, la agricultura y la salud humana.

La liberación en Cuba de organismos modificados genéticamente ha provocado posiciones encontradas en la comunidad científica y el activismo en los últimos tiempos.

Activistas afincados en la nación caribeña y cubanos residentes en el exterior se adhirieron el 22 de julio de este año a una misiva dirigida al pueblo cubano de parte de participantes en el seminario "Renovación socialista y la crisis capitalista", celebrado del 24 al 28 de junio pasado en la Universidad de La Habana.

La adhesión fue realizada a través del texto "Por una agricultura cubana sin transgénicos", divulgado en el blog de la Red Protagónica Observatorio Crítico, donde el grupo firmante se opuso "al cultivo extensivo de transgénicos en Cuba".

"La agricultura a base de OMG, además de no garantizar un verdadero mayor rendimiento, provoca el deterioro y pérdida de la biodiversidad agrícola, y favorece la privatización y control de las semillas", explicó el documento.

Ya en 2010, la comunidad científica cubana se movilizó, de una manera sin precedentes, frente a la liberación del cultivo experimental del maíz transgénico FR-Bt1 en campos aledaños al Valle de Caonao, en Sancti Spíritus, a 354 kilómetros de La Habana.

El Estado cubano no prohíbe el uso e importación de transgénicos para cualquier destino, contada la alimentación, pero, según otras las leyes vigentes, como el Decreto-Ley 190, tales actividades deben someterse a un riguroso proceso de evaluación.

Los alimentos transgénicos son aquellos constituidos por alimentos en sí mismos, materias primas o ingredientes modificados mediante un proceso de ingeniería genética a través del cual se le insertan a organismos vivos, genes e información genética que lo hace comportarse de una manera diferente de su pariente filogenético. En el caso de las plantas, se les desarrolla a los organismos originales la resistencia a las plagas, herbicidas o factores ambientales como la sequía.

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