Mi blog sobre Economía

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Pendiente conceptualización del modelo económico cubano

Por Alejandro Ulloa García

Aunque en la Isla y fuera de ella muchos opinen que las cosas “están cambiando”, que “la cosa se mueve”, y ciertamente las medidas del gobierno de Raúl Castro avalen estas expresiones, el “pa dónde vamos”, aún no queda del todo claro.

El pasado jueves, el jefe de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo, Marino Murillo Jorge, presentó al Consejo de Ministros el informe sobre el cumplimiento de los Lineamientos, correspondiente a 2013. Luego de una gran cantidad de información, aparece un dato bastante interesante: Marino Murillo dijo“que actualmente se trabaja en la propuesta de conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista, y en las bases del Programa de Desarrollo Económico-Social del país a largo plazo.”

Y esto pudiera ser noticia si obviáramos que en diciembre pasado, ante la sesión final del Parlamento cubano,Murillo aseguraba casi exactamente lo mismo y, un año después, el “modelo cubano” sigue sin derrotero conocido, aunque los lineamientos se perfilen como texto casi bíblico para la “Cuba socialista” que “se actualiza”.

Solo a mediados de este 2013, otra vez en el Parlamento, pudo conocerse algo al respecto y es que no habrá “transformación de la propiedad, sino una modernización” de su gestión, según palabras del propio Murillo. Y que “hay que ir a un funcionamiento menos administrativo de la economía”, con preponderancia de la planificación, además de “la modernización del sistema empresarial” para “cambiar las reglas del juego para la empresa estatal socialista”.

Con estos pequeños atisbos, el proyecto cubano de “socialismo próspero y sustentable” siguió construyéndose en 2013 desde las oficinas, sin mucha participación real de la ciudadanía y deja saldos que hacen saltar las alertas.

Enfoques sistémicos: dos acercamientos
El anuncio del Producto Interno Bruto (PIB) alcanzado en 2013 es uno de los indicadores más reveladores de del presente y el futuro de la Isla. Según el informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), del 11 de diciembre de 2013, “la desaceleración del crecimiento económico de varios países sudamericanos y el retraso de Cuba en el cumplimiento de su plan de inversiones y construcciones” redujeron sus perspectivas de crecimiento a un 3,0%.

Este número, previsto a principios de año para un 3.6%, quedó en un 2,7% final, según Adel Yzquierdo Rodríguez, Ministro de Economía y Planificación, en informaciones al Consejo de Ministros previo a las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Las causas presentadas fueron fundamentalmente el “incumplimiento de los ingresos en moneda libremente convertible, así como en la industria manufacturera y las construcciones”. Sin embargo, poco nos dirán esas causas si no entendemos algunas de las deficiencias de fondo del actual paquete de medidas que implementa el gobierno cubano.

Hasta ahora, mucho ha debido hacerse para “desanquilosar”, al menos en principio, el sistema político y económico cubano. Ese primer impulso ha logrado potenciar el trabajo privado (por cuenta propia) y en cooperativa, como importantes fuentes de ingresos familiares, ha reconfigurado ministerios y el papel de los funcionarios del Partido en materias de gobierno y administración. Las reformas migratorias, en la vivienda, y otras viejas deudas sociales también han logrado que el panorama nacional se llene de “cambios”. Pero aún queda pendiente dónde encajarán dichas transformaciones en el proyecto social cubano.

El campo, por ejemplo, es uno de los sectores que más ha sufrido esta inconstancia.

El economista e investigador Armado Nova, ganador del Premio Temas 2013 en la modalidad de Ciencias Sociales, sitúa al sector agrícola como el vórtice de todo cambio para la economía cubana, según una entrevista concedida a la periodista Milena Recio.

“Debido al efecto multiplicador” que tiene el sector agrícola, Nova considera que es por donde debiera comenzar a acelerarse. “Es importante su papel en la producción de alimentos, sustitución de las importaciones, la generación de fuentes de energía renovable, como suministrador importante de materias primas, generador de fondos exportables, etc. Además este sector ocupa al 20% de la población económicamente activa del país. Cerca de 4 millones de cubanos dependen en sus niveles de ingresos de este sector y somos 11 millones de cubanos.”

Para Nova, como para otros especialistas, “el problema (…) no se encuentra en la circulación, sino en la producción y además de estas medidas descentralizadoras en la comercialización sería apropiado eliminar las trabas en el punto de partida, que es la producción, y abarcadoras para todo el ciclo: producción-distribución-cambio y consumo”.

Otro punto de partida fundamental son los municipios, quienes hasta ahora no han visto muchos cambios integrales en su ámbito y que están urgidos a invertir la estructura de planificación del desarrollo nacional.

Al respecto, y según anunció Lina Pedraza, Ministra de Finanzas y Precios, “la contribución territorial para el desarrollo local por las entidades nacionales comenzará a beneficiar a otros 25 municipios del país, con lo cual llegarán a 47 (de un total de 168) los favorecidos por esa fuente de financiamiento.”

En el Último Jueves de Temas de noviembre, dedicado al “Desarrollo”, la arquitecta y directora del Centro de Desarrollo Local (CEDEL), Ada Guzón, señalaba que las políticas de desarrollo hacia los municipios han sido fundamentalmente sectoriales y universales, no territoriales, por lo que se han obviado en gran medida las necesidades de cada localidad.

Para ello, los municipios deberán fortalecer sus gobiernos locales y establecer prioridades de desarrollo coherentes que, sobre todo, incluyan las necesidades reales de las personas que los habitan. Solo el desarrollo local, integrado armónicamente a una estrategia nacional –declarada y popularmente construida– puede generar riquezas económicas y, sobre todo, sociales, en busca de las sostenibilidad del proyecto cubano.

Participación

Esta última idea es fundamental a la hora de articular los cambios materiales con los de “mentalidad”. El tejido social cubano debe ser capaz de generar, ejecutar, evaluar y redireccionar las transformaciones con conocimiento y poder popular efectivo.

La escasez de “participación real de la ciudadanía” afirmada al principio de este texto no es ociosa. Si bien es cierto que acaba de aprobarse un nuevo Código de Trabajo, donde participaron millones de cubanos, durante todo 2013, varios indicios argumentan que aún falta a los dirigentes cubanos comprender la necesidad de participación ciudadana efectiva.

Las recientes prohibiciones de las salas de Cine 3D, la “corrección” de las licencias de sastres modistas, la creación arbitraria de muchas cooperativas no agropecuarias, y la exclusión de los ciudadanos de la lucha contra la corrupción –los videos circulan pero la prensa no habla–, son algunos de los síntomas que revelan esta “escasez”.

Y no se trata de consultarlo todo ni de viciar los ya deteriorados canales de participación, sino de incluir, aceptar, sondear y alimentar la opinión pública en pos de generar ese “pa dónde vamos” que tantos nos preguntamos.

En el citado Último Jueves sobre “Desarrollo”, la profesora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, Elena Nápoles, aducía que “se supone que planificamos a partir de una situación deseada, la cual nos dice qué rutas debemos tomar para llegar a ella. En la medida en que la posibilidad de definir los rumbos de esa situación se abre a diferentes grupos, o por el contrario se concentra en determinados núcleos, más rico será el universo o, en contraposición, más cerrado será, posiblemente, ese diseño.”

Se acaba 2013

A punto de caramelo ya 2014, las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, si resumimos, han dejado bien claro que viene par de años complicados, intensos.

Con un crecimiento del 2,2% del Producto Interno Bruto, que no satisface las necesidades de desarrollo planificadas por el gobierno, “exigirá de todos los actores en el escenario económico potenciar las enormes reservas de eficiencia existentes y una mayor racionalidad y organización para alcanzar resultados superiores”, según explicó el presidente Raúl Castro en su intervención ante la Asamblea, lo que no pinta muy bien para la economía familiar.

Igualmente, está proyectada para 2014 la inauguración de una primera porción de la Zona de Desarrollo del Mariel, así como el comienzo de la eliminación de la doble moneda, posibles indicadores de mejoría económica, sobre todo en el ámbito la competitividad de productos “made in Cuba” y de la eficiencia empresarial.

No obstante, 2014 empezará sin favorecer aún al amplísimo sector profesional cubano, que no se ha visto reflejado en casi ninguna de las medidas de carácter económico y que continúa emigrando hacia fuera del país o a labores de menores requerimientos profesionales, pero con mayores ingresos.

Con estas luces y sombras de una Cuba “por un socialismo próspero y sustentable”, termina 2013 con grandes avances y, también, con variadas preocupaciones e incertidumbres dentro de la población, que solo se apaciguarán con los días de ron y lechón asado que vienen por delante.

Con estas luces y sombras de una Cuba “por un socialismo próspero y sustentable”, termina 2013 con grandes avances y, también, con variadas preocupaciones e incertidumbres dentro de la población, que solo se apaciguarán con los días de ron y lechón asado que vienen por delante.

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