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Los integrantes lo conforman un grupo de excursionismo
que se fundó hace 25 años.
Un amigo me informa que en el pico Caracas en la Sierra Maestra donde en el 2004
le puso un busto a Simon Bolivar, ahora el fin de semana pasado, le pusieron un busto al lider venezolano Hugo
Chavez, donde participó el embajador de Venezuela y el Heroe de Cuba René Gonzalez.
La obra fue realizada por el artista Andrés González,
realizada con resina y fibra de vidrio,
mide unos 60 centímetros de alto y 40 de ancho y recrea la mirada
triunfante de Chávez, ataviado con su característica boina de soldado. ALBA es
el nombre de esta creación.
Testimonio de una participante:
Tengo ganas de escribir algo, tengo la
impresión de que será algo que releeré varias veces en mi vida, quiero dejar
escrito en algún lado cómo me siento ahora, porque sé que es especial.
La vida volvió a su normalidad cotidiana,
aburrida tengo ganas de decirle ahora mismo, y yo sigo con imágenes en mi
cabeza que me distraen, que me hacen sentir volando todavía.
Mis compañeros de trabajo quieren anécdotas,
fotos, yo no encuentro palabras para contarles todo lo que viví, será que no
las hay?
Como dijo alguien: ojala no hubiéramos tenido
que poner ningún busto de Chávez, a ese no le tocaba todavía, y eso hace que
duela mucho más.
Bueno pues el viaje fue una evocación
constante al Cmdte Chávez, a Venezuela, su himno, sus canciones, pero también
fue divertidísima la jodedera en el tren, las enfanguizadas bajando la loma,
fue emocionante cantar ¨el necio¨ con René al lado, verlo feliz junto a Olguita
e Irmita.
Yo sabía que se avecinaban momentos muy
emocionantes, lo sentí al llegar a las Mercedes, lloviznando, y ver gente que
merodeaba sin ningún objetivo a la vista, andaban limpios y con sombrillas en
el parque, esperando ¨algo¨. Había lugareños en la bodega, y no compraban nada,
ya se había corrido la voz, René vendría.
Y René vino, y todos lo rodearon, y visitó algunas
casitas y fue hasta una escuelita donde se le daba enseñanza especial a dos
niños. Siempre abrazando a Olga, Irmita siempre sonriendo y tratando de estar
con el grupo.
Luego de que se incorporaran también Edgardo
el embajador de Venezuela, el Sargento Juan Bautista y el Teniente Luis Manuel
Barroso, salimos en camiones hasta Minas del Frío. Irmi se fue con nosotros
aguantando el frío y la llovizna. Nos dejaron en un policlínico que había, y
enseguida me cambié de ropa para comenzar a montear, la gente hizo lo mismo
pero ya habían unos cuantos tratando de convencer al San de que no era buena
idea, llegaríamos de noche y podría ser peligroso cruzar el río crecido que nos
esperaba antes de encontrar el Roble. El hecho fue que retrocedimos lo avanzado
y nos quedamos a acampar allí en el policlínico.
El grupo 1 de cocina se puso en funciones y
todos sacamos de las mochilas los módulos de comida, algunos hasta se bañaron y
otros nos pusimos ropa seca. Allí me acerqué a los venezolanos y me presenté
como su guía para lo que necesitaran. Los llevé a donde dormiríamos y comencé a
conversar con ellos para hacerlos parte del grupo, todo avanzaba
increíblemente, eran todos personas especiales y muy humildes.
Esa noche conversamos bastante de Manuelita
Saenz y el embajador hizo muchas historias, hasta que llegó la noticia de que
debíamos mudarnos para una unidad militar a unos metros del policlínico, que
allí habían más condiciones y nos permitirían cocinar y dormir, en colchones
caballero!
Bueno, algunos refunfuñamos pero valió la
pena. En esa base militar, la de Minas del frío, los reclutas nos dieron sus
camas (los pobres!) y las tías del comedor apoyaron muchísimo en la comida. El
baño estaba limpio y había montón de duchas, solo que no me bañe, jejej no
había necesidad.
Luego de comer caí como una piedra, pero supe
que se hizo votación sobre sí irnos al caracas al otro día y volver a dormir a
la unidad militar, o quedarnos en el secadero de café del Roble como campamento
base (lo más acertado sin dudas), por suerte la mayoría de la gente estuvo en
contra de lo primero (Miladys y Alejo no tenían idea de lo que defendían).
El despertar fue tempranito, creo que a las 5.
El desayuno fue de ensueño (pollo frito, leche con café o chocolate, platanitos
fritos y en fruta, tostadas, quesito crema, galletas) un escándalo!
René les hizo a los soldados de la unidad una
pancarta a nombre de los 5 y nos despedimos dejando algunas provisiones de
comida que no íbamos a tener que usar en la cima.
Minutos antes de las 7 partimos camino a El
Roble.
Esa caminata fue linda, me quedé todo el
tiempo detrás para ir con René y Olguita, íbamos conversando todos y él de vez
en cuando hacía algún comentario, aunque fuera un bobería lo que dijéramos. Era
raro compartir tan horizontalmente con él, iba cargando su mochila y ayudando a
Olguita cada vez que patinaba, siempre se reía. A Olguita varios nos ofrecimos
a llevarle la mochila, pero ella siempre se rehusó. Olgui tuvo una fractura de
rodilla, ahora tiene un pasador de metal ahí dentro y no puede hacer locuras.
Yo pensaba que qué afortunada era Irmi, con sus padres a su lado! Olga tiene la
edad de mi mamá, y ahí estaba, dice que por Rene y por Chávez.
A Rene le pregunté si había hecho cosas de
este tipo cuando era joven, y olgui responde ¨no muchacha, nunca en su vida
hizo nada de esto, y ahora después de viejo le dió por eso¨ jjajajaja y se
reían los dos. Le pregunto que qué había estado leyendo, que qué le gustaba,
dice que su pasión mayor es la aviación, pero que había estado leyendo economía,
porque le parecía crucial ahora para Cuba.
Así hicimos el viaje hasta el Roble, en menos
de dos horas llegamos al secadero. Un grupo se había adelantado y Yaser fue a
buscarlos, Mage entre ellos, pobrecita se le había roto el zapato.
En el secadero, el que sería el campamento
base, se quedaron los del grupo de cocina 2, Wilfre era el jefe. El resto nos
fuimos con el cemento, machetes, la misión de cargar las piedras para el
pedestal y la arena. Andrés se fue con nosotros en mulo, pero solo hasta un sitio.
El busto quedó en el campamento.
La subida me pareció dura, sobre todo el
último pedazo donde cargamos un rato el cemento. Mage, Gla, Dayana, Migue, Pais
y yo esperamos al mulo con el cemento en lo que el resto del grupo iba
adelantando buscando piedras. Mary y Lizet se fueron a pasito de hormiga con
Andrés, había que cuidarlo como oro, y podía ser peligroso someterlo a mucho
esfuerzo, así que subieron lentísimo.
Cuando llegamos al Pico, la gente estaba
desesperándose un poco, porque nadie se atrevía a comenzar a abrir el hoyo
donde poner la base sin que Andrés llegara.
Cuando Andrés llegó no se sentó ni un minuto,
comenzó a dar instrucciones y se convino poner a Chavez al lado de Bolívar,
mirando al Sur y a su misma altura. Bolivar tenía la nariz rota, pero Andrés
había llevado material y la reparó. Antes de comenzar comenzamos a cantar el
himno de Venezuela, pero solo la primera estrofa y el coro, el embajador
explicó que Chávez había rescatado del olvido las otras 2, que hablaban de la
unidad americana.
Esa tarde en la cima fue divertidísima la
espera, digo espera porque no hice nada más que conversar y dar chucho. Los
varones hacían la mezclan, buscaban las piedras y ayudaban a Andrés, de todas
formas pedí que me dejaran poner una piedra y así lo hice. Como a las 3
subieron Elizabet, roque, Daniel, con la merienda para todos, muy variada.
También estaban arriba compañeros de Flora y Fauna, estuvieron todo el tiempo
con nosotros y realmente se notaba que habían hecho un trabajo de conservación
del lugar, habían sembrado rosas, y puesto algunos escalones y barandas en
lugares peligrosos del trayecto.
Allá arriba surgió la idea de que Rafa bajara
y subiera esa misma tarde con cosas para poder pernoctar en la cima, sobre todo
Andrés, sería muy duro para él tener que subir de nuevo al otro día.
Así se hizo, Oscar y Rafa bajaron y subieron,
con comida, ropa, tienda de campaña y los medicamentos de Andrés.
La bajada fue divertidísima, había que
agarrarse de los troncos o caías sentada en el fango, te enterrabas hasta los
tobillos y se te descalzaban los zapatos. Ernestico bajó haciendo mil monerías
y saltando sobre el saco de pomos vacíos del cemento. Nosotros el frik, Gla y
yo íbamos muy unidos. Tb Luisi el venzolano se había quedado hasta el final y
era parte de nuestro piquete.
En el campamento habían estado cocinando todo
el día, incluso compraron un puerquito a los guajiros y Rene se pasó el día entre la matadera, cocinadera y
cortadera del animal. En fin, además se hicieron espaguetis y hubo comida abundante.
Fue cómico porque el puerco estuvo muy tarde y ya le gente no tenía ni hambre
ni ganas de salir de la tienda a buscar nada, así que quedó mucha comida, pero
los pocos que fuimos en busca del puerquito solo encontramos hueso, jajaj y
pregúntenle a Lizet si es mentira.
Esa noche hicimos guitarreada, y yo pude darme
una enjuagada en una aguadita penca que había cerca, Celia y Gla fueron
conmigo. Cantamos hasta perder la voz, bueno yo terminé medio ronca, y no pude
evitar llorar cuando cantamos la canción al Che de Gerardo Alfonso, aquello era
muy loco. Estábamos en la noche cerrada, con linternas, rodeados de amigos, con
Rene en el grupo, cantando aquello, era como sentir al Che también, en fin,
boberías mías.
Friki le prestó un short a luisi, él y el excelentismo
se acostaron en nuestra tienda, el último no paró de roncar, fue muy cómico.
Nos despertamos a las 5:30, a fregar calderos,
buscar agua y preparar el desayuno, le tocaba a nuestro grupo y yo era la
encargada de organizar todo. Los varones, salieron hacia el arroyo y nosotras
la muchachas nos pusimos en funciones de prepara la leche las galletas con C4.
El tiroteo se repartió y todo el mundo comenzó
a alistarse para subir. El embajador y René y flia se fueron delante, Edgardo no se separó del busto nunca.
Nosotros no nos demoramos casi, recogimos a
media algunas cosas, el maní para comer arriba y agua.
Llegamos más fácilmente que el día anterior, y
tb fue muy divertido, jejejje. En la cima esperamos por René y luego el
Sargento Juan Bautista, al que todos llamamos Juancito, contó la historia de
cómo fue que sacó el mensaje de Chávez cuando lo tenían preso en aquella isla.
Fue increíble la modestia y la sencillez de ese tipo, y pensar que fue
estratégico su papel en la historia!
Todos escuchamos aquello y lo abrazamos
apretado cuando terminó. Rene contó después algunas anécdotas de la prisión, de
cuando los apresaron, de las torturas a las que los sometieron, de cómo se
aflojaron los otros 5, de Olguita y su desempeño tb admirable, en fin, lágrimas
van y lágrimas vienen.
Cuando llegaron los último comenzamos el acto.
Ya Bolívar tenía nariz y Chávez tenía la bandera delante. Cantamos los himnos y
fue develado. Edgardo habló muy emocionado y Migue dijo unas décimas que ojala
haya escrito porque estaban preciosas.
Mary se me echó a llorar y yo tampoco pude
aguantar. Nos sacamos fotos miles, y no abrazamos. Mage estaba feliz y Gla
llorosa tb. Así nos pasamos tremendo rato, los últimos bajaron luego de haber
puesto un plaquita debajo del busto que decía Malnombre y que como es de
costumbre hace Alfre.
Luego partimos del Roble a Minas, un camión
nos esperaba en la punta de una tremenda lomota saca mondongo que acabó con el
más pinto y nada, en la unidad militar nos esperaban con mangos, plátanos y
café.
Ahí nos despedimos de Rene y los venezolanos,
y partimos a El Caney de las Mercedes, a una villa de descanso que es para los
educadores y que tenía piscina y cabañitas divinas, dice Gabriel que con agua fría
y caliente, hmmm, eso no quedó demostrado.
Ahí chapeamos una Pinilla, y nos bañamos hasta
que estuvo lista la comida. El baño fue más que reparador, traíamos un churre y
una peste que pa qué!
La comida era en el restaurante de la villa y
estuvo genial! Luego hicimos media un rato pero la gente estaba muerta y nos
acostamos. El lunes el plan era, piscinear hasta el mediodía y partir luego a la Demajagua. Ese
viaje fue hermoso, el historiador de allí te hace partícipe del momento
histórico y te revive todos los protagonistas, está casi cieguito. Allí entre
el San y el historiador le hicieron una encerrona a Andrés, para comprometerlo
a hacer un busto de Céspedes de pie, en el lugar donde supuestamente se paró a
convocar a los esclavos a la lucha, Andrés orgulloso y modesto a la vez, no se
pudo negar.
De la Demajagua partimos a Manzanillo, paramos un
ratico, nos sacamos fotos, y tomamos jugos Taoro, y de ahí nos fuimos a Yara,
donde comimos la comida más rica y criolla del viaje, para luego volver a la
estación a esperar el tren que llegaría de Manzanillo a las 8:50pm, rumbo a la Habana.
En la estación nos sacamos fotos y cantamos,
había un compañero que nos despidió, creo que del partido de allí.
El tren llegó en hora y comenzamos viaje de
regreso, seguíamos de guerrilla. Los chamas hicieron sus maldades y tb hubo su
retraso, pero veníamos muertos de cansancio. Llegando elizabeth recibe una
llamada y nos da la grata noticia de que Juan Bautista nos esperaba con una
guagua de la embajada en la Terminal
para repartirnos por la habana, y acercarnos a nuestras casa, increíble!
Y nada, hasta aquí mi relato, tengo muchas
otras pequeñas historias para hacer pero aquí les va una global.
Me pongo para mi pincha, bs
rucu