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martes, 21 de enero de 2014

Cumbre de la unidad en la diversidad


Por Pedro Martínez Pírez

A cinco días del inicio de la reunión de los Coordinadores Nacionales de los 33 países integrantes de la CELAC, Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, ya está listo el edificio de Pabexpo, recinto ferial del Palacio de Convenciones de La Habana, para la histórica Cumbre en la capital cubana.

Los Coordinadores Nacionales sesionarán los días 25 y 26, los Cancilleres el lunes 27, y los Jefes de Estado y de Gobierno los días 28 y 29 del presente mes.

Cuba, que durante los últimos doce meses ejerció la presidencia pro tempore de la CELAC y debe entregar el mandato a Costa Rica, espera que vengan a La Habana la mayoría de los Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y el Caribe para aprobar la Declaración Política, el Plan de Acción y unas 25 resoluciones especiales.

Y efectivamente, ya han confirmado su asistencia a la Segunda Cumbre de la CELAC muchos de los jefes de Estado y de Gobierno del Caribe y los presidentes de Venezuela, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Argentina, Brasil, Nicaragua y México, así como la primera mandataria costarricense, Laura Chinchilla, quien recibirá de Raúl Castro la jefatura de la Comunidad, aunque no podrá ella terminar su mandato porque en Costa Rica se efectuarán elecciones generales el 2 de febrero próximo.

Cuba espera que la Cumbre consolide el proceso de integración regional y la unidad en la diversidad de las Naciones de Nuestra América, viejo anhelo de Simón Bolívar, José Martí, Eloy Alfaro, Benito Juárez y otros próceres latinoamericanos y caribeños, cuyo legado estará muy presente en este encuentro en La Habana.

El día 28 de enero, fecha de inicio de la Segunda Cumbre, los cubanos estarán festejando el aniversario 161 del natalicio en La Habana del prócer independentista José Martí, pero los ecuatorianos estarán recordando el aniversario 102 del vil asesinato en Quito del general presidente Eloy Alfaro, gran amigo del Apóstol de Cuba.

Y en la Cumbre deberá también considerarse la paradoja de un subcontinente muy rico en recursos naturales y en talento humano, pero con muchas desigualdades heredadas de un pasado colonial y neocolonial que ha dejado un saldo de más de 50 millones de pobres y hambrientos, casi diez por ciento de la población de América Latina y el Caribe.

Para Cuba, que abrió el camino hacia la segunda independencia en Nuestra América, esta Cumbre es una verdadera recompensa ética, política y moral, porque el pequeño país lucha desde 1959 por la defensa de sus conquistas sociales y su independencia y soberanía nacionales, frente a las agresiones y el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos, cuyos gobiernos siguen sin reconocer el derecho a la igualdad soberana de las naciones, un principio básico de la Carta de las Naciones Unidas.

De ahí la relevancia de esta Cumbre, en la cual los protagonistas son los gobiernos latinoamericanos y caribeños, que, en representación de sus pueblos, buscan consolidar su unidad sin la injerencia imperial.

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