Mi blog sobre Economía

martes, 7 de enero de 2014

Hacia la unidad cambiaria y monetaria

POR DR. C JUAN TRIANA CORDOVÍ Y LIC. JESSICA LEÓN MUNDUL

L os orígenes del actual esquema monetario dual se sitúan a inicios de la década de los ´90, tras el severo shock externo que representó para la economía cubana la caída del campo socialista y por tanto la pérdida de sus principales socios comerciales. Una de las primeras consecuencias de la crisis fueron los alarmantes desequilibrios macroeconómicos que se desataron en el país: la relación entre déficit fiscal y el PIB entre 1990 y 1993 experimentó un promedio anual de 24,9%; la liquidez en manos de la población llegó a representar el 67% del PIB; presencia de un ahorro forzoso (1) al no ajustarse los precios del mercado regulado y luego un fenómeno hiperinflacionario que llegó a alcanzar los tres dígitos.

La aparición de estos desequilibrios se tradujo de forma inmediata en una pérdida significativa del poder adquisitivo de la moneda nacional, elemento que junto al incremento de los flujos de dólares derivados del turismo y las remesas, crearon un ambiente favorable para la dolarización parcial de la economía (2). Ante esta complicada situación, en el año 1994, las autoridades optaron por institucionalizar la dolarización parcial a partir del establecimiento de un esquema monetario dual donde el peso cubano y el dólar norteamericano compartieron legalmente las funciones del dinero.

A lo largo de estos 20 años de funcionamiento, el esquema monetario ha mantenido un conjunto de características muy sui géneris, destacándose la marcada segmentación de mercados tanto por monedas, regímenes cambiarios, como por los tipos de agentes que en estos se desempeñan. Esta característica ha permitido que este mecanismo más allá de cumplir funciones monetarias-financieras se haya convertido en un instrumento para llevar a cabo la política fiscal en Cuba a partir de la captación y posterior redistribución de divisas entre los distintos sectores de la economía, de una forma discrecional y altamente centralizada.

Alrededor de la adopción de esta medida se generó un intenso debate académico en la década de los 90, visto desde la distancia, hoy puede decirse que la instauración de la doble circulación de monedas permitió solucionar problemas de corto plazo, pues contribuyó a un crecimiento no inflacionario en la economía(3); posibilitó un mejor enfrentamiento del déficit fiscal y en cuenta corriente a partir de los ingresos obtenidos por los mercados que operaban en dólares; permitió la rápida conformación de un “ambiente competitivo” (con precios y costos acordes al mercado internacional) en aquellos segmentos de mercado que se desempeñaban directamente en el mercado de divisas, aislándolo de los desequilibrios monetarios asociados al peso cubano; brindó un sistema de transferencia para apoyar los sectores menos favorecidos, amortiguando los efectos recesivos de las medidas de saneamiento financiero. 

Sin embargo, luego de 20 años sin apenas modificaciones(4) o correcciones de sus puntos más controvertidos, ha propiciado también el desarrollo de importantes lastres con marcados efectos negativos para el desempeño económico del país. Sin dudas, los costos relacionados con la sobrevaloración del llamado tipo de cambio oficial para el sector empresarial y público, donde un peso convertible es equivalente a un peso cubano, son los más alarmantes. Los costos relacionados con la sobrevaloración del llamado tipo de cambio oficial para el sector empresarial y público, donde un peso convertible es equivalente a un peso cubano, son los más alarmantes.

La ausencia de una tasa de cambio económicamente fundamentada, capaz de conectar y reflejar los flujos financieros en pesos, dólares y pesos convertibles en una economía donde circulan esos signos monetarios, compromete seriamente cualquier indicador de rentabilidad económica (solvencia, rentabilidad, situación patrimonial, factibilidad de los proyectos de inversión, análisis comparativos para evaluar la posibilidad de sustituir importaciones). Además, esto distorsiona los precios relativos, gravando las exportaciones del país y abaratando las importaciones; genera por tanto una ineficiente asignación de recursos financieros, a partir de las transferencias de empresas rentables hacia otras irrentables(5); e impide el correcto análisis de la situación de las finanzas públicas ante la coexistencia de dos instrumentos fiscales paralelos: el Presupuesto del Estado y la Cuenta de Financiamiento Central.


La más reciente de las medias anunciadas y sin lugar a dudas de las más esperadas, el comienzo de los trabajos preparativos par la unificación monetaria y cambiaria ha acaparado la atención de todas las personas en Cuba.

Esta es probablemente la mayor de todas las distorsiones a la que ha estado sometida la economía cubana por mucho tiempo.

Esta es probablemente la mayor de todas las distorsiones a la que ha estado sometida la economía cubana por mucho tiempo. Bueno es conocer además que mientras la distorsión cambiaria (la existencia de una tasa oficial de cambio entre el dólar y el peso cubano de uno a uno) resulta un hecho mucho más lejano en el tiempo que 1993, pues existe desde 1959, la distorsión de la doble moneda si es un hecho más cercano en el tiempo y corresponde a 1993. 


El reciente anuncio que da inicio a la preparación para la unificación monetaria entraña un grupo de aspectos positivos entre los cuales están:

• El gobierno ratifica su decisión de avanzar hacia la unidad monetaria y cambiaria
• Ratifica también que comenzará por el sector empresarial
• Garantiza los ahorros en CUC de los ciudadanos

Sin embargo, pueden existir a la vez zonas de conflictos y tensiones entre las que pueden mencionarse:

• Altas expectativas de mejora inmediata de la población versus efectos reales de la unificación
• Errónea identificación de bajo poder de compra del salario con la doble moneda
• Descalces cambiarios a nivel empresarial
• Presiones inflacionarias en los diferentes tipos de mercados
• Presiones sobre la fiscalidad

Sin dudas entre los efectos positivos a mediano plazo están:
 
• Mayor transparencia en las relaciones entre los agentes económicos y el Estado (incluyendo la IED)
• Contribuirá a crear una contabilidad real
• Mejorará la eficiencia en la asignación de recursos
• Puede tener un impacto positivo en el crecimiento en el mediano plazo

Algunas experiencias indican que para lograr el éxito en este campo resultará vital:

• Mantener la convertibilidad en ambos sentidos: Pues ello generará confianza en el público y en las empresas. 

• Decidir la magnitud de la tasa: Algo sin dudas polémico cuando existen disparidades tan grandes (1 dólar por peso cubano, frente a 1 dólar por veinticinco pesos cubanos, esto es u diferencial de 2 400%, realmente inédito en el mundo). Aquí habrá que enfrentar la tendencia a satisfacer expectativas populares de mejoras sustanciales del poder adquisitivo del peso cubano mediante al revaluación de la tasa de CADECA, pues una tasa excesivamente cercana a la tasa oficial, limitaría el efecto buscado sobre la eficiencia y la productividad, así como sobre el sector exportador, y conducirá en el mercado de consumo doméstico a tensiones en la oferta, posibles desabastecimientos y subsiguientes devaluaciones con la consiguiente creación de incertidumbre y pérdida de confianza nuevamente en la moneda nacional.

• Evitar el surgimiento de múltiples tasas sectoriales y eliminar las existentes: La multiplicidad de tasas ha sido una práctica común en la conducción de la economía nacional, como parte de la excesiva discrecionalidad, su contrapartida ha sido rentas espurias para los sectores beneficiados y “multas” a la eficiencia y la productividad para los sectores no beneficiados. De hecho el “certificado de liquidez” popularmente conocido como CL constituye la expresión mayor de esa discrecionalidad, funciona en la práctica como una tasa no solo sectorial, sino también “puntual” en el tiempo y ha sido el mecanismo utilizado para asignar capacidad de compra en “moneda dura” a las empresas estatales. Su asignación para nada depende de la ejecución real de la empresa, ni de su eficiencia ni de su productividad.

• Decidir el régimen cambiario: Es también algo de mucha trascendencia, la práctica actual indica mejores resultados a los regímenes flotantes. En el caso de Cuba la experiencia más cercana ha sido la flotación entre márgenes que tenía la tasa extraoficial (CADECA) hasta el año 2004 en que fue suprimida y adoptado un régimen de cambio fijo.


• Atender a variables que comenzarán a ser importantes ahora: la inflación. Luego del pico inflacionario de inicios de los noventa, la inflación se ha mantenido relativamente baja en el país. La devaluación de la tasa oficial de cambio podría generar presiones inflacionarias importantes en todos los mercados. En este sentido la experiencia internacional habla a favor de fijar metas de inflación y lógicamente, hacerlas cumplir.

• Encontrar apoyos fiscales para enfrentar posibles descalces monetarios: en las empresas y fijar límites temporales para esos apoyos. Sin dudas será decisivo, no solo como una alternativa a las tasas de cambio múltiples, sino como un instrumento para “proteger” en los inicios a empresas que podrán sufrir descalces cambiarios significativos, esto es, pérdidas debido la variación de la tasa de cambio.

• Evitar la monetización del déficit y fijar límites al endeudamiento público: Ha sido la práctica común en el manejo fiscal la monetización del déficit, sin embargo en condiciones de unidad cambiaria y monetaria, la monetización puede convertirse en un factor de desencadenamiento de procesos inflacionarios.

De esta suerte, la disciplina fiscal alcanzará una importancia decisiva.


¿PASO A PASO O CURA DE CHOQUE?

La imposibilidad de recibir apoyo financiero de institucionales multinacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional debido a las restricciones extraterritoriales que el bloqueo norteamericano ha impuesto por décadas, prácticamente saca de las opciones posibles la aplicación algún tipo de cura de choque.

Si se aceptan los datos de The Economist Intelligent Unit, las reservas en divisas del país hoy equivalen a cerca de 4,700 millones de dólares, el equivalente de unos 4 meses de importaciones.

Annual data and forecast (The Economist Intelligent Unit)        
                                                                   2012b     2013b    
Nominal GDP (US$ m)                                 63.673     66.451    
GDP per head (US$ PPP)                             11.313     11.811    
Trade balance (a) -                                        7.747     -7.677    
Service balance                                             9.255     8.917    
Current Transfer balance                                  846      938    
Current Account balance                                 -134     -95    
Debt stock                                                   22.512     23.442    
Debt service paid                                           2.514     2.479    
Total Interenational Reserve                            4.693     4.743    
(a) 2012 actual; (b) EIU estimates       


Esta restricción financiera constituye uno de los limitantes más fuertes a cualquier intento de “cura de choque”.

De otra parte, están los costos de un proceso “paso a paso”, en especial por la prolongación en el tiempo de las distorsiones, la demora en clarificar la verdadera situación respecto a la eficiencia y la productividad de las empresas, la posibilidad de situaciones de arbitraje, etc. Sin embargo, la imposibilidad de acceder a apoyos externos significativos y la restricción financiera externa no dejan otra alternativa que un proceso paso a paso.

La nociva influencia del desequilibrio cambiario (6) complejiza el entorno macroeconómico en que se desenvuelve el sector empresarial y público en Cuba; por tal motivo el proceso de unificación monetaria debe comenzar por la aplicación de una devaluación como vía de ajuste cambiario. No obstante esta medida genera una gran incertidumbre producto de la escasa experiencia que tiene nuestro país en la determinación de los efectos de este tipo de políticas (7), así como por las vulnerabilidades existentes, dígase la presencia extendida de descalces (8) y subsidios cambiarios, que afectan a gran parte de los agentes económicos.

Los efectos previstos de la devaluación son similares a los esperados en cualquier economía de mercado: debilitamiento de la situación económica-financiera en aquellas empresas con marcados descalces cambiarios (efecto hojas de balance); incremento de la competitividad del sector exportador y encarecimiento de las importaciones; incremento de precios al encarecerse el componente importado o en CUC de numerosos productos, que pudiera llegar a traspasarse a los consumidores, deteriorando por tanto del salario real si la medida no se acompaña de una reforma salarial; entre otros.

Ahora bien, resulta extremadamente complejo predecir cuáles efectos predominarán, si los positivos o los negativos, no obstante, el solo hecho de contar con una mayor transparencia en las estructuras de costos y precios es motivo suficiente para acometer de forma inmediata esta medida.

El reto fundamental en materia de política económica será la conformación de un cronograma de unificación lo suficientemente creativo e integral que se ajuste a las particularidades de la economía cubana, a partir de la utilización de instrumentos compensatorios que por un lado potencien los efectos positivos en general del proceso de unificación y en particular de la devaluación, y que por otro lado amortigüen o administren los negativos, pues será imposible evitarlos.

Será pues un conjunto de medidas, las cuales deben acompañar a la unificación, las que permitan manejar de forma adecuada este proceso. 


Notas

1 El ahorro forzoso de la población tuvo como contrapartida un desahorro equivalente en el sector público. Mientras que el primero pasaba de un 16% del PIB en 1989 a un 47% en 1993, el otro por su parte decrecía e un 6% del PIB a un -47%. Véase Escaith (1999): “Creación monetaria en Cuba y sobreliquidez: un enfoque de circuito”.

2 Fenómeno entendido como la sustitución espontánea de la moneda doméstica por una moneda extranjera en una o más de sus funciones.

3 El crecimiento se basó en un patrón de acumulación dependiente del dólar, que garantizaba una disposición real de recursos.

4 El cambio más trascendental del esquema monetario dual se produjo tras el proceso de desdolarización que vivió la economía cubana entre el 2003 y el 2005, cuando se sustituyó la circulación del dólar por el peso cubano convertible (CUC) en las transacciones entre empresas y en los mercados minoristas. Esta medida si bien pospuso la eliminación de la dualidad monetaria y cambiaria, al menos logró que el Banco Central monopolizara la emisión de las dos monedas que circulaban en el territorio, incrementando así su autonomía. Para más detalle puede consultarse Vidal (2006): “Estabilidad, desdolarización, y política monetaria en Cuba”.

5 La causa de este problema tiene dos fuentes: primero, el mecanismo de asignación centralizada de divisas, coloca los recursos financieros captados por la Cuenta de Financiaminto Central del Estado, en empresas con baja eficiencia, pero que por la relevancia de su objeto social deben mantenerse funcionando; segundo, el otorgamiento de créditos del sistema bancario se realiza a partir de la situación económico- financiera de las empresas, que al estar distorsionada (empresas irrentables pueden resultar rentables por el tipo de cambio), genera una ineficiente asignación de recursos financieros.
6 Reconocida hace muchos años por académicos, autoridades económicas y líderes del país.

7 La variable tipo de cambio no se ha ajustado en todo el período revolucionario.

8 Situación en la cual la composición por monedas de los activos de un sector difiere de aquella correspondiente a los pasivos, de tal manera que el balance neto es sensible a las variaciones del tipo de cambio.

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