Mi blog sobre Economía

sábado, 18 de enero de 2014

La dualidad monetaria en la economía cubana

Dr.Armando Nova González, economista cubano

Resumen

El dilema no radica en la circulación, sino en los problemas estructurales de la economía cubana y la necesidad imperiosa de alcanzar ritmos de crecimiento económico sostenidos, que impliquen desarrollo económico y a la vez fortalezcan el peso cubano frente al CUC, hasta llegar a un punto de convergencia de ambas monedas en circulación que permita establecer una tasa de cambio racional, económica y representativa de la realidad de la economía cubana.

Introducción

En reiteradas ocasiones, algunos estudiosos y analistas del tema monetario suelen utilizar, indistintamente, el término dolarización y dualidad monetaria. Incluso algunos, al mencionar ambos términos, se refieren a ellos como si fueran iguales.
También a veces se enfoca la dolarización como un problema únicamente monetario, referido a cualquier moneda extranjera que se use junto a, o en vez de, la moneda doméstica, ya sea de forma oficial o extraoficial. Mientras otros consideran que no es solamente un problema monetario, sino básicamente estructural, de las economías de los países que deciden implantarla.

La dolarización, por lo general, se presenta bajo tres modalidades principales:

• Dolarización extraoficial
• Dolarización semi oficial (o parcial)
• Dolarización oficial (o total)

Se considera que la dolarización extraoficial ha existido en muchos países durante años, lo cual ha sido objeto de estudio por parte de los economistas que han explorado y profundizado en: las formas variadas que toma, cómo funciona, cuáles son sus costos y beneficios y cuáles los problemas que surgen al implantarla.

La crisis económica de los años noventa (Período Especial) llevó a la toma de una serie de medidas, con vistas a paliar la crisis y reiniciar el proceso de recuperación de la economía cubana. Entre ellas se encuentra la aceptación de la doble circulación monetaria (1993-1994).

En ocasiones se ha considerado esa decisión como un mal necesario, pero siempre con el propósito de alcanzar la reunificación monetaria, objetivo trazado en los Lineamientos de la Política Económica y Social, pero sumamente complejo.

Por lo general, la dolarización extraoficial ocurre cuando las personas mantienen una parte de sus riquezas financieras en activos extranjeros, aunque la moneda extranjera no sea de curso legal. Es decir, la dolarización financiera se refiere a ambos casos: ya sea legal o ilegal su aceptación. Con la expresión dolarización se identifica la presencia del dólar estadounidense, pero no necesariamente una economía se encuentra dolarizada por la posesión, única y exclusivamente, del dólar estadounidense, ya que pudiera ser a partir de otra divisa como el euro, la libra esterlina o, por ejemplo, el yen.

La dolarización extraoficial puede considerar el mantenimiento de cualquiera de los activos siguientes:
• Bonos extranjeros y otros activos no monetarios.
• Depósito de moneda extranjera en el exterior.
• Depósito de moneda extranjera en el sistema bancario doméstico.
• Papel moneda en manos de la población.

La otra modalidad es la dolarización semi oficial o sistema oficial bimonetario: la moneda extranjera es de curso legal y, aunque pudiera tener un peso importante en los depósitos bancarios, desempeña un papel secundario respecto a la moneda nacional para el pago de salarios, impuestos, servicios, gastos diarios para el pago de los alimentos, teléfono, luz eléctrica, medicamentos, transporte, entre otros. Los que clasifican bajo esta modalidad mantienen un Banco Central Nacional y poseen autoridad para conducir su política monetaria, lo que los diferencia sustancialmente de los países oficialmente dolarizados.

Se puede considerar que la economía cubana clasifica en esta modalidad, ya que reúne las características más generales que la identifican bajo esta clasificación.

De acuerdo con lo analizado, una economía puede presentar un determinado grado de dolarización y no manifestar en la práctica, necesariamente, la doble circulación o dualidad monetaria.

La última modalidad señalada es la dolarización oficial, también llamada total, que se manifiesta cuando la moneda extranjera adquiere una posición predominante, de curso legal completo. De existir una moneda nacional circulando, esta se limitaría a un papel secundario y, por lo general, solo sería emitida en forma de moneda fraccionaria de poco valor. Comúnmente, los países que adoptan esta decisión le otorgan solamente a una sola moneda la autorización de curso legal, aunque hay países que le otorgan el curso legal a 999999más de una moneda extranjera.

Existe el caso de Panamá, país oficialmente dolarizado, que posee una unidad de cuenta llamada balboa (igual al USD) y emite moneda fraccionaria, pero no billetes. Hasta el presente constituye el país más oficialmente dolarizado. Más recientemente está también Ecuador.

Antecedentes

En septiembre de 1993 se emitió el Decreto Ley nº 140 que despenalizó la tenencia y uso de divisa extranjera en la economía cubana. En torno a esta medida se articularon otras que favorecieron su circulación, creando un nuevo escenario para la economía cubana. Esta era la segunda ocasión en que se establecía la doble circulación monetaria en el país: ya antes de 1959 el dólar estadounidense circulaba a la par del peso cubano, sobre una paridad de 1 USD = 1 peso cubano.

Se considera que la implementación de la dualidad monetaria, en el ámbito de la economía cubana, obedeció a dos razones fundamentales. La primera: la necesidad de introducir una moneda fuerte, en los momentos más críticos de la crisis económica de los noventa, para evitar una devaluación nominal drástica de la moneda nacional; es decir, su devaluación vertiginosa, mucho más de lo que realmente llegó a depreciarse (150.0 pesos por 1 USD). La segunda razón: la urgente necesidad de poder ingresar divisas frescas ante la pérdida de los mercados de exportación e importación fundamentales, que se desarrollaron durante varios años bajo condiciones de relaciones de intercambio favorables para la economía cubana, junto a condiciones crediticias blandas de las cuales se disfrutó hasta el inicio de la crisis.

La doble circulación es un proceso gradual, en el cual la moneda fuerte cumple, en primera instancia, funciones de atesoramiento, teniendo presente que, durante esa etapa, la moneda nacional se deprecia constantemente (entre finales de 1993 y el verano de 1994 la tasa de cambio informal alcanzó hasta 150 pesos cubanos por dólar, mientras que antes de la crisis económica de los noventa se cotizaba en el mercado subterráneo a una relación de cinco pesos cubanos por 1 USD). Después la moneda fuerte pasa a cumplir otras funciones como medio de circulación, cuando las personas piensan y comienzan a cotizar en dólares sus operaciones, como garantía de venta.

Desde la instauración de la doble circulación monetaria, el tipo de cambio oficial se fijó a la relación uno por uno y así se ha mantenido hasta el presente (excepto en la relación cambiaria con la población). Sin embargo, esto no constituye una garantía para evitar o bajar la inflación, pues esta no solo tiene un componente monetario, sino también estructural.

Consecuencias

La instauración de la doble circulación monetaria trajo consigo una serie de situaciones, algunas favorables al desempeño económico y otras no tan favorables. Entre estas últimas, la más significativa es que se acentuó la diferenciación en el acceso al consumo por parte de la población.

Entre los saldos favorables de la medida, que contribuyeron a dinamizar la economía, se encuentran:

• Surgió una importante fuente de ingreso en divisa para la economía nacional, por los ingresos netos que proporcionan las ventas en divisas, las cuales se destinan aún, en lo fundamental, a financiar el fondo de consumo comprometido con la distribución racionada a la población y, con ello, la restitución de algunas ofertas. También ha servido para la reanimación del sector manufacturero del país por la vía de sustitución de importaciones y para evitar la ulterior pérdida de empleos en otros sectores de la economía.
• Contribuyó a la conformación de un ambiente competitivo en aquellos segmentos de mercado que se desempeñaban directamente en el mercado de divisas; también ofreció seguridad a los inversionistas extranjeros que podían transar directamente en una divisa fuerte como el dólar.
• Contribuyó de forma directa a disminuir el crecimiento inflacionario de la economía, lo que permitió una apreciación importante de la moneda nacional en el mercado cambiario y, con ello, la disminución, si bien aún insuficiente, de la brecha entre grupos de la población con diferente acceso a la divisa.
• Permitió una mejor orientación de los agentes económicos. La creación de un sector emergente en la economía cubana, que funcionaba en USD y en la actualidad funciona en CUC.
• Contribuyó a rescatar, mejorar y ampliar la infraestructura de servicios.
• Posibilitó llegar a resultados muy superiores en el proceso de saneamiento financiero, según se ha señalado anteriormente. Antes de la medida el peso cubano llegó a cotizarse 150.00 pesos por 1 USD. En la actualidad, un peso convertible (CUC) se cotiza a 25 pesos de moneda nacional, ambas monedas cubanas.
• Factor decisivo en el proceso de estabilización macroeconómica.
• Fomento de fuentes de financiamiento alternativas (inversión extranjera, remesas, turismo).
• Posibilitó introducir los factores de competencia.
• Se introdujeron los mecanismos de evaluación y certificación de la calidad superior.
• Se incorporó a la práctica económica, con mayor regularidad, el empleo de los instrumentos de administración financiera.
• La contabilidad adquirió niveles mayores de exigencia, aunque se añadió mayor complejidad (se amplía este aspecto más adelante).
• Se convirtieron en una regularidad las evaluaciones de mercado y el reconocimiento de esta relación económica. De hecho, la despenalización y la correlativa expansión de las ventas en divisas significaron el reconocimiento tácito de la necesidad de una participación más activa del mercado interno en el proceso de transformación y recuperación de la economía.

Entre las dificultades se puede señalar:
• Quedó institucionalmente establecido un sistema monetario y económico dual (la dualidad monetaria) y con ello se acentuaron las desigualdades entre quien recibe moneda dura o tiene acceso a ella por diversas fuentes (empleo en empresas mixtas, tiendas de recuperación en divisas, turismo o mediante remesa) y quien no dispone de ella. A la vez, contribuye a desacreditar el papel del trabajo y el salario en el área que opera en pesos cubanos.
• Contribuyó a la segmentación del mercado interno , no solo en dos áreas de monedas, sino que convirtió los precios en moneda nacional del mercado libre a la tasa de cambio respecto a la moneda dura (dólar). Cabe señalar que los mercados también se han segmentado por otros factores, entre ellos: las distintas formas de distribución de bienes de consumo en cada uno de ellos, los mecanismos de formación de precios, las diversas formas en que acceden los agentes económicos y por sus variados mecanismos de funcionamiento.
• Prioridad de actividades productivas secundarias hasta ese momento (turismo, producción minera) para la obtención de divisa, en detrimento de las producciones y servicios principales, tales como la agroindustria de la caña de azúcar y producciones de alimentos, entre otras.
• La doble contabilización (en moneda nacional y divisa) añadió complejidad al proceso en la toma de decisiones, a la evaluación de las inversiones.
• Debilitamiento sustancial del papel estimulador del salario en moneda nacional.
• Determinadas violaciones de los objetos sociales en función de obtener divisa, de acuerdo a las restricciones establecidas.
• Posibilidad de inflar el gasto en divisa, ante el hecho de no recibir un salario nominal (en moneda nacional) acorde con el desempeño real de la entidad. Se establecieron vías de estimulo material en especies que originaron gastos y trataron de compensar los niveles de salarios, que en la práctica se traducía en un salario real superior. De hecho, los altos precios por las mercancías vendidas y los servicios prestados cubren cualquier nivel de ineficiencia en la gestión empresarial.

En un momento determinado se registró una triple circulación monetaria, ya que el CUC hizo su aparición pocos meses después de autorizada la circulación del USD (despenalización de la tenencia de divisas, agosto 1993) y esto se mantuvo hasta la desdolarización (2003 sector empresarial y 2004 para la tenencia de divisas en manos de la población). Aunque una pequeña parte del sector emergente (empresas extranjeras y mixtas) continuó sus operaciones en USD --una especie de dolarización parcial--, el resto de las empresas del sector emergente comenzaron a realizar sus operaciones en CUC y la adquisición de USD quedaba sujeta a las decisiones del Comité de Divisas (CAD), bajo un cambio fijo de 1 CUC = 1.08 USD. Las empresas que constituían el sector mixto (que realiza operaciones en pesos cubanos y CUC) también debían acudir al CAD para adquirir las divisas necesarias. El CAD recibe asignaciones en divisas para estas operaciones por la asignación de una caja central o Cuenta Única
En realidad, el sistema establecido, y que en cierta medida se mantiene, tiene la particularidad de inclinarse hacia una posición de equilibrio, en la cual resulta difícil avanzar en la reducción de los precios. Cada vez que la oferta se hace deficitaria o insuficiente en el mercado racionado o estatal, a precios inferiores, motiva que el consumidor tenga que mover su demanda hacia otro mercado, con diferenciales de precios mayores, como los mercados libre, subterráneo y en divisa; para lo cual tiene que convertir sus ingresos en moneda nacional a la tasa de cambio del mercado informal (CADECA).

El destino hacia los mercados libre, subterráneo y en divisas depara elevados precios --sobre todo el último-- para quien tenga como vía fundamental o única de ingresos el salario en moneda nacional. Como se aprecia, el mecanismo instaurado resuelve un conjunto de problemas macro y mantiene una determinada “estabilidad”, pero sobre la base de un elevado costo para la población y ello deriva en el desencadenamiento de toda una serie de actividades no legales que corroen internamente la economía nacional y propician su real estancamiento (no crecen la producción y la productividad a los ritmos necesarios), al no generarse las riquezas que se requieren para lograr un desarrollo económico ampliado y debidamente estructurado.

Resulta oportuno recordar que en noviembre de 2004 se sustituyó la circulación del dólar estadounidense por el peso convertible (CUC), solo convertible en el territorio nacional. Este paso se caracterizó por ser un simple proceso de sustitución, en el cual se sustituyó la circulación monetaria interna del dólar estadounidense por el CUC, mientras que todas las relaciones se mantuvieron exactamente iguales, a excepción de las arcas del Banco Central, a donde pasó un volumen de divisas que hasta ese momento se encontraba en manos de la población. A partir de ese instante, en la esfera monetaria continuó la circulación de dos monedas, bajo la característica de que ambas son origen nacional, pero con dualidad cambiaria.

En realidad, el CUC se encuentra anclado al dólar estadounidense y, hasta el presente, se ha establecido una tasa fija del peso cubano respecto al CUC. La cantidad de CUC en circulación debe corresponderse con el respaldo en dólares estadounidense y/otras divisas (caja de conversión) de que se disponga y posibilite la situación de equilibrio. En los últimos tiempos, esta correspondencia no se ha dado, pues se han emitido más CUC que su respaldo en dólares, lo cual ha motivado un proceso inflacionario en el CUC y su correspondiente depreciación, se manifiesta en el incremento de los precios en las tiendas en divisas y, a la vez, en los precios de los mercados de libre oferta y demanda en pesos cubanos.

En ocasiones se hace referencia a que, en realidad, existen tres monedas, a partir de la instrumentación CL (Certificado de liquidez) que el Banco emite como autorización para las compras y/o pagos en divisas, por el exceso y no debido respaldo del CUC en divisas foráneas.

Actual escenario

Toda esta situación referida a la dualidad monetaria, instaurada desde septiembre de 1993, así como su continuidad y prolongación por cerca de 20 años, propicia algunas reflexiones que, a la vez, dan lugar a algunas interrogantes, tales como: ¿cuándo se podrá eliminar la dualidad monetaria?, ¿cuándo existirá una moneda única, como en la casi totalidad de los países del orbe?

En respuesta a ello, la dualidad monetaria pudiera eliminarse, administrativamente, mañana mismo (quizás esto resultaría algo sorprendente, para algunos). Es cierto que se necesitaría de ciertos procesos como disponer del papel de moneda nuevo para la nueva moneda que sustituiría tanto al peso cubano como al peso convertible (CUC), o para la permanencia de una de las dos monedas señaladas. También se requeriría del ajuste de los precios de acuerdo a la moneda que se decida instaurar; pero estos y otros pasos se pudieran dar, administrativamente, desde ya.

Los cambios no afectarían la capacidad actual de compra del consumidor, inclusive partiendo de la actual tasa de cambio informal (25.0 pesos cubanos por un CUC), para mantener la actual situación de “equilibrio”.

El salario medio al cierre de 2012 fue de alrededor de 462.00 pesos cubanos mensuales. Por lo tanto, partiendo de la tasa actual referida, el ingreso por la vía del salario nominal medio sería de 18,50 en la moneda única, en este caso equivalente en CUC (si la decisión fuera mantener el CUC como moneda única. La aspiración es, finalmente, mantener el peso cubano /CUP).

A la vez, los precios tendrían que ajustarse a la paridad de la única moneda, tanto en los mercados racionados o normados (libreta), en los mercados libres, mientras que en las TRD o mercado actual en divisa (CUC) se mantendrían los precios actuales o expresados en la moneda que finalmente quedara (en el caso que fuera el peso cubano –CUP--, entonces habría que multiplicar por la tasa existente en el mercado informal, 25.0 pesos cubanos por CUC) y, a partir de ese momento, solo se podría comprar con la moneda única.

En la actualidad, la población que carece de ingresos en CUC por alguna vía (estímulos adicionales, remesas, alquileres de viviendas o de autos, propinas, etc.), si necesita comprar productos en las TRD o mercado actual en divisas CUC, tiene que acudir a la CADECA y comprar el CUC, a partir del monto en pesos cubanos de que dispone a la tasa de cambio fijada (25.00 pesos por 1 CUC). Bajo las nuevas condiciones no tendría que hacerlo, ya que compraría de forma directa en dicho mercado (con la moneda única). A la vez, la segmentación de los mercados se reduciría: por el momento se mantendría el mercado normado o racionado y un solo mercado libre, todos bajo una única moneda.

Ante los cambios señalados, el salario real no sufriría cambios, mantendría su capacidad de compra actual. Al cierre de 2012, según cálculos realizados, equivalía a 27 por ciento del salario de 1989, que fue de 188.0 pesos. La situación para el consumidor se mantendría igual; si anteriormente, frente a una hipotética unificación a partir de una decisión administrativa, con la dualidad monetaria, el salario no alcanzaba y buscaba otras fuentes de ingresos adicionales o se tenía que ajustar; ahora, ante la moneda única, mantendría igual situación.

Quizás una forma simple, a manera de ejemplo (asumiendo que la moneda única fuera el CUC) pudiera ayudar a comprender más la situación pronosticada, que sería la siguiente:

Salario Compra de mercancías (excepto mercado en divisa)
Nominal = Servicios y obligaciones
25,0 25.0

Ambos extremos de la ecuación son divididos por igual cantidad, no se alteran, se mantiene igual situación
En relación con los servicios médicos, educación, jubilación, asistencia social, que hoy recibe la población gratuitamente , se mantendrán. Los ingresos por la vía de la jubilación y la asistencia social serían ajustados, de acuerdo con la tasa de cambio informal de la cual se parte, y todo ello en correspondencia con el nivel de precios ajustado a la moneda única.

“Eliminar” la dualidad monetaria resultaría factible de inmediato por la vía señalada (decisión administrativa), pero no recomendable, y sí reflejaría determinadas dificultades en cuanto a los resultados expresados hasta el presente en los indicadores económicos, sobre todo en los globales, por ejemplo, el Producto Interno Bruto (PIB), pues algunos de sus componentes pudieran disminuir y otros aumentar; habría que estudiarlos). Esos resultados no serían de la magnitud en que hoy se manifiestan, a la vez el PIB por habitante también tendría variación, el salario medio nominal reportado sería inferior al reportado, entre otros aspectos.

Este proceso en pos de la unificación monetaria, dado por el movimiento en el tipo de cambio, supone otros impactos, además de los señalados, para indicadores económicos en: el sector empresarial (se modifican gastos e ingresos, los costos, los activos y pasivos, en la rentabilidad, capacidad de pago), sistema bancario, finanzas públicas, en las importaciones y exportaciones, los subsidios, en los precios y posibles efectos inflacionarios . Esos impactos deben ser profundamente valorados en sus efectos positivos y negativos, pues se harán sentir en prácticamente en todo los sectores de la economía nacional, dado el carácter sistémico de la economía. Por lo tanto, a la política económica le corresponde llevar mesuradamente este proceso, bajo la consideración de: “… Los efectos no deben evitarse, sino administrarse” .

En resumen, se puede llegar a una moneda única de forma inmediata, pero todas las condiciones se mantendrían iguales, ya que los niveles de ingresos por la vía del salario continuarían siendo insuficientes, no se alcanzarían los niveles de producción y productividad que se necesitan para lograr un desarrollo económico ampliado y mejorar las condiciones y nivel de vida de los trabajadores y sus familias.

Ir a la eliminación de la dualidad monetaria y mantener la actual situación de funcionamiento de la economía no resolvería los problemas económicos por los cuales transita la población. Esta situación no se resuelve con un simple cálculo aritmético, sino como resultado de un profundo análisis de las implicaciones que conlleva para la economía cubana y sus efectos económicos, sociales y políticos.

En busca de la solución
Todo parece indicar que la causa no es la dualidad monetaria, sino que es más bien un efecto. En realidad, el problema radica en lo estructural de la economía cubana y no está asociado únicamente al crecimiento económico, ya que la economía cubana crece en los últimos años, pero no al ritmo suficiente ni estructuralmente adecuado.

Mientras que la producción de bienes y servicios productivos no crezca, y/o se mantenga estable, con crecimientos insuficientes y en el peor de los casos se deteriore, no se logrará la base económica necesaria para la unificación monetaria.

Dichos crecimientos se requieren de forma prioritaria en sectores económicos productivos y de servicios dinamizadores, tales como la agricultura (incrementos sostenidos en la producción de alimentos, con ello: aumento de la oferta en mercado interno, efecto favorable sobre la reducción de los precios, sustitución de importaciones y generación de fondos exportable), la agroindustria cañera (incremento en la producción de alimentos, destino humano y animal, generación de energía renovable, sustitución de importaciones, derivados de alto valor agregado y creación de fondos exportables), el turismo, la producción de níquel, la de petróleo-gas, la industria de los biofármacos, la industria eléctrica y la mecánica.

Estas medidas posibilitarían alcanzar niveles sostenidos y crecientes en las exportaciones de bienes (que propicien el incremento de las reservas internacionales y, a la vez, la reevaluación del peso cubano). De igual forma, permitirían disminuir las importaciones de alimentos y materias primas, que la economía cubana puede producir bajos condiciones de competitividad. Lo anterior lograría el impacto necesario y multiplicador que se requiere para alcanzar un verdadero crecimiento económico que conduzca al desarrollo económico.

La economía cubana posee un mercado interno pequeño en relación con otras economías y requiere y necesita exportar; por lo tanto, resulta imperioso lograr incrementos importantes en los fondos exportables de bienes, que posibiliten obtener capacidad de compra y solvencia al país, y a la vez generen crecimiento hacia dentro.

Existe un sector que tiene limitadas sus posibilidades de expansión, en parte por la dualidad monetaria: el sector empresarial. En la actualidad existen empresas y entidades (en número mayoritario) que disponen de fondos importantes en moneda nacional que no pueden convertir en moneda convertible o en CUC, ya que no está autorizado (no existe una tasa de cambio). Esto impide el buen desenvolvimiento económico de la empresa, al imposibilitarle cerrar su ciclo productivo y mejorar sus resultados económicos.

Dado lo anterior, parece recomendable iniciar el proceso de la eliminación de la dualidad monetaria por el sector empresarial mediante pasos necesarios: la devaluación progresiva del peso cubano frente al CUC (en la actualidad, en las relaciones empresarias se mantiene la equivalencia oficial de 1peso cubano = 1 CUC), para resolver el problema que se manifiesta en dicho sector y que está afectando su buen desempeño, junto a otras medidas centralizadoras que deben ser modificadas o eliminadas y que restan autonomía e iniciativa a las empresas productoras.

De igual forma se requiere eliminar las trabas que limitan o impiden el crecimiento de la producción y la productividad, algo que en el sector empresarial constituye una medida de primer orden. Los Lineamientos de la Política Económica y Social y los pasos más recientes en su implementación indican que los pasos van orientados en este sentido (las empresas estatales en proceso de experimentación, ej.: AZCUBA, Biofármaco, entre otras).

Este camino de la convergencia de ambas monedas, en el contexto de la economía cubana, se caracteriza además por dos situaciones: por un lado está el sector empresarial, en el cual se requiere ir a un proceso de mini devaluaciones progresivas del peso cubano en relación con el CUC (teniendo presente la tasa de cambio oficial ya señalada para este sector) y, por el otro lado, se encuentra el sector de la población, que precisa ir a un proceso de reevaluación también progresivo del peso cubano en relación con el CUC. Ello implica medir con profundidad y de forma reiterada los efectos, así como una estrecha coordinación entre las instituciones fiscales, monetarias y financieras que permita administrar la situación resultante, bajo el enfoque sistémico que caracteriza la economía.

Respecto a AZCUBA, se ha planteado trabajar con varios tipos de cambios para la relaciones inter empresariales dentro del país a una relación de cambio de cuatro pesos cubanos por CUC, para las compras de combustible a una relación de siete pesos cubanos por CUC y para la relaciones externas (importación-exportación), de 10 pesos cubanos por CUC. A la vez, se necesitan medidas descentralizadoras que, sin duda, contribuirán a liberar este importante sector empresarial, aunque no exento de dificultades por la resistencia que se manifiesta al cambio.

Resulta indiscutible que la inexistencia de una tasa de cambio única, económicamente fundamentada para toda la economía, que conecte los flujos financieros en pesos cubanos, CUC y divisas; dificulta cualquier análisis económico y valoración en toda su extensión.

Hacen falta crecimientos económicos elevados, sistemáticos y crecientes, resultantes de decisiones económicas coherentes y sistémicas que deberán ser implementadas con la aplicación de Los Lineamientos y otras medidas que la propia práctica irá introduciendo, que se traduzcan en el incremento de la producción, la productividad, la eliminación del subempleo, la creación de nuevas fuentes de empleo por la vía de las cooperativas, las pequeñas y medianas empresas de producción mercantil, tanto privadas, familiares y sobretodo cooperativas en todos los sectores económicos que propicien el incremento de los salarios por la vía del aumento de los resultados materiales y de servicios productivos.

Consideraciones finales

Estas consideraciones podrían constituir el camino adecuado para la eliminación de la dualidad monetaria, mediante caminos sólidos e irreversibles, sustentados por un crecimiento económico material, continuado, creciente, sostenible y, sobre todo, estructural de la economía cubana, en busca del total bienestar de la nación.

En la medida que se vaya logrando el crecimiento-desarrollo económico requerido, se podrán dar pasos progresivos en la unificación monetaria en el sector de la población. Todo parece indicar que lo más apropiado sería hacerlo mediante aproximaciones de ambas monedas, hasta lograr la convergencia entre la moneda nacional (pesos cubanos) y el CUC, para lograr finalmente una única moneda sustentada por el incremento de la producción material y de servicios productivos. Este es un proceso que requiere de tiempo y mesura, partiendo de la liberación de las fuerzas productivas, hasta llegar a una tasa de cambio técnica y económicamente fundamentada, respaldada por el crecimiento económico.

Ello indica que no será necesario esperar a lograr el pleno crecimiento-desarrollo económico para iniciar los pasos hacia la unificación monetaria. Se puede trabajar en varias direcciones; lo prioritario es el sector empresarial, eliminar las trabas y ataduras a que está sometido por el excesivo marco regulatorio que imponen los organismos institucionales y estructuras intermedias que, en muchas ocasiones, se convierten en prolongaciones de los organismos institucionales y restan la autonomía necesaria. Así sucede con las cooperativas en agricultura: las Unidades Básicas de Producción Cooperativa, las Cooperativas de Producción Agropecuarias y las de Créditos y Servicios. Observación también válida para otros sectores económicos donde se proyecta desarrollar el sistema cooperativo. (2014)


Bibliografía consultada

Hidalgo V. y otros: “Tendencia actual de la política monetaria en Cuba:
retos futuros”, CD 41 Aniversario Estudios Económicos, Facultad Economía Universidad de La Habana, 2002.

León J.: “Devaluación del tipo de cambio oficial en la economía cubana. Posibles efectos”, pp.: 36-40, 85-91, trabajo de diploma, Facultad de Economía, Universidad de La Habana, 2009.

Lineamientos de la Política Económica y Social, abril de 2011, pp.: 14-15, La Habana, Cuba.

Marquetti H.: “El proceso de dolarización impacto y perspectivas” boletín cuatrimestral del CCEC, 2005.

Vidal P.: Desafíos monetarios y financiero”, en Miradas de la economía cubana. Proceso de actualización, Editorial Caminos, La Habana, 2012.

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