Mi blog sobre Economía

lunes, 6 de enero de 2014

La extraña crónica de una revolución inventada

Iroel Sánchez

En abril de 2004 coincidí con Evo Morales en un evento internacional en Europa. Evo no era aún el presidente de Bolivia, aunque sí un relevante dirigente sindical y muchos lo avizoraban como el próximo presidente de ese país por el respaldo que tenía ya entre millones de bolivianos, cosa que demostró poco después al ganar la elecciones de finales del 2005 en su país. A pesar de la insistencia de los organizadores de aquel evento en que Evo era un importante líder revolucionario y que tal vez ganara las próximas elecciones en el país andino, no lograron que algún medio de comunicación más o menos importante entrevistara al hoy presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, quien se ha convertido en una figura política de escala universal.

Desde la Gaceta del Rhin de Marx y Engels hasta el uso de Internet por los zapatistas, pasando por Patria y Radio Rebelde en Cuba, los revolucionarios siempre han tenido que inventarse sus medios de comunicación porque las corporaciones informativas, lejos de promoverlos, se han dedicado a demonizarlos. Pero eso, al parecer, está cambiando.

El 15 de abril de 2009 el entonces Jefe de la Sección de Intereses de EE.UU. en La Habana, Jonathan Farrar, enviaba un cable a Washington en que descalificaba a la llamada disidencia construida en Cuba por Estados Unidos con una larga lista de insuficiencias y hacía una nueva apuesta. El 16 de diciembre de 2010, al reproducir el documento como parte de las filtraciones de Wikileaks, el diario español El País titulaba: “Cable en el que EE UU apuesta por la disidencia juvenil” y el bajante rezaba: “EE UU prefiere la rebeldía de los jóvenes cubanos frente a la disidencia tradicional”.

En su mensaje, Farrar describía la nueva apuesta: “jóvenes blogueros, músicos y artistas plásticos que no pertenecen a organizaciones de disidentes y adoptan mucho mejor, posiciones “rebeldes” de gran impacto y atractivo popular. Sin embargo, estos individuos están aún fuertemente controlados por el gobierno cubano, evitan la etiqueta de “disidente” y no parece que aspiren a un papel de liderazgo”.
Cabezal del cable publicado por “El País”

Pues este primero de enero de 2014, el portal en español de la poderosa corporación británica BBC nos presentaba la criatura concebida por inseminación artificial bajo el título “Los nuevos revolucionarios cubanos“, haciendo un paralelo entre la nueva apuesta y nada menos que Fidel Castro y el Che Guevara.

Tan abundante de líderes juveniles “rebeldes” anda la revolución de la BBC que su parto es con forceps, y el bebé, una especie de Frankenstein británico-estadounidense al que se le ven las costuras, ha nacido dañado. En el cable firmado por Farrar se decía: “Creemos que es la nueva generación de ‘disidentes no tradicionales’ como Yoani Sánchez, la que podría tener un mayor impacto de largo plazo en la Cuba de la era post Castro” pero esa señora se ha gastado de tanto viajar y recibir premios y la BBC no la menciona. Para la corporación británica, entre los émulos de Fidel y el Ché están dos creaciones Made in USA como Antonio Rodiles y Eliecer Ávila, este último lanzado en su momento a la fama por el corresponsal en Cuba de BBC.

Recordemos que, según describió Farrar, se necesitan “músicos y artistas plásticos que no pertenecen a organizaciones de disidentes” y la BBC le cuelga torpemente en su reportaje a las dos estrellas nacientes de su nueva revolución tres acompañantes, de los cuales uno -productor musical con vocación de empresario- ha protagonizado algunos enfrentamientos con instituciones culturales cubanas.

Los otros dos son una realizadora de la Televisión Cubana que -según su página en Facebook- ha proyectado su obra en un espacio de tanta rebeldía como el exclusivo bar Delirio Habanero del Teatro Nacional -ubicado en plena Plaza de la Revolución-, y un rapero. El segundo agradeció recientemente al Instituto Cubano de la Música y la institucional Agencia Cubana de Rap -a la que pertenece- el apoyo para celebrar un Festival de ese género en una carpa de circo estatal que el “gran impacto y atractivo popular” dejaron vacía en tres cuartos de su capacidad; un reportaje relata que la cantidad de “rebeldes” allí era tal que el Festival ”resaltó más por la tranquilidad con la que transcurrió que por la afluencia de público”.

Como escribió Nicolás Guillén, “todo mezclado”, la farsa y la obra. En BBC no tuvieron una coma para el II Congreso de la Asociación de Jóvenes Creadores “Hermanos Saíz” que no se caracterizó precisamente por la complacencia, pero sí pueden intentar buscar acompañamiento a un par de empleados de Washington que gozan de todo el espacio mediático -respaldado por cincuenta millones de dólares anuales del presupuesto federal norteamericano- para obedecer las órdenes de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana diciendo lo mismo que Barack Obama y John Kerry sobre Cuba. Interesante objetividad la de este periodismo que censura la rebeldía anticapitalista y promueve la obediencia al amo del mundo.

“Su atrevimiento, en un país donde disentir puede ser penado incluso con cárcel es un signo de que los tiempos están cambiando”, dicen en BBC y no nos hablan de Mumia Abu Jamal y Leonard Peltier que llevan decenios en prisión, de la monstruosa nueva Ley de seguridad ciudadana española que multa con cientos de miles de euros las expresiones de disenso, ni de las leyes estadounidenses que describen conductas como las de Rodiles y Ávila:

Título 18 del Código de EE.UU., “Delitos y Procedimiento Penal”, Sección 951. Describe la figura de “Agente al Servicio de un Gobierno Extranjero”:

“individuo que actúa dentro del territorio estadounidense bajo la dirección o el control de un gobierno o funcionario extranjero”.

Ley para el Registro de Agentes Extranjeros, Título 22 del Código de EE.UU.:

Sanciones de privación de libertad de hasta 5 años y multa de hasta 10 mil dólares a cualquier persona que dentro de EE.UU. solicite, coleccione, sufrague u ofrezca contribuciones.

Lejos de ser juzgados y encarcelados, la pareja revolucionaria de la BBC va de país en país recibiendo instrucciones y dinero, algo para lo que no hace falta ser muy atrevido cuando se cuenta con el apoyo de los que controlan el planeta. Y lo que está cambiando -para mal- es la profesionalidad de quienes trabajan al servicio de esa empresa mediática, capaces de convertir en “disenso” lo que hasta El Nuevo Herald revela son “millones para entrenar a líderes emergentes de los sectores no gubernamentales de Cuba”. Triste que la BBC, que en algún momento de sus más de noventa años de vida fuera prestigioso medio público, haya derivado en instrumento de la guerra sicológica contra esta Isla y se coloque en el tema cubano a la derecha de una de las publicaciones emblemáticas del anticastrismo miamense.
EE.UU. diseña y BBC cumple; “uno mandando y otro mandado”, diría el poeta. He estado buscando desde la Revolución Francesa para acá y no he encontrado la primera revolución anunciada anticipadamente por un medio corporativo y cuyos protagonistas fueran comparados, antes de tomar el poder, con grandes figuras de la historia.

¿Será que en una especie de Realismo socialista a la inversa a la maquinaria a la que pertenece BBC sólo le interesan los jóvenes cubanos para utilizarlos con una intencionalidad política adversa a la Revolución? Jamás un gran medio de comunicación ha entrevistado a uno de los muchos y talentosos jóvenes artistas, deportistas, científicos e intelectuales cubanos si no cree que le sirve para eso, y a veces se han llevado feos chascos, como le pasó a CNN al intentar manipular al grupo Buena Fé. La norma -para todas las edades- es silenciar cualquier visión que no cumpla con el estereotipo que ellos mismos han impuesto.

“En un medio público como BBC es mucho más fácil, hay una línea editorial menos rígida que te permite trabajar con más libertad”, decía un corresponsal de BBC en Cuba en una reciente entrevista. ¿Qué libertad? ¿La de fabricarse una revolución con el único asidero de las aspiraciones estadounidenses?

BBC, como EE.UU., quiere una “revolución” que regrese a Cuba al capitalismo y si la realidad no se la ofrece, se la inventa con la técnica de la profecía autocumplida y de paso se asigna el papel de la Radio Rebelde con la antena en una montaña… de dólares.

Pero como ha dicho el intelectual cubano Esteban Morales “para ser revolucionario hay que ser anticapitalista“, como Evo, que por eso mismo jamás tuvo promotores en la BBC, ni en ningún otro medio similar. (Publicado en CubAhora)

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