La bitácora Cine cubano, la pupila insomne, recopila un intercambio entre intelectuales y artistas.
La Habana, 28 abr.- Diversas opiniones sobre el “momento adecuado” para aprobar una Ley de Cine, la legalización del creador audiovisual independiente y cómo aprovechar las nuevas tecnologías, circulan en la web tras el octavo Congreso de la no gubernamental Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).
La Redacción IPS-Cuba resume a continuación los principales aspectos tratados por artistas e intelectuales, sobre el cónclave celebrado los pasados 11 y 12 de abril, que recopila el blog Cine cubano, la pupila insomne, del crítico cubano Juan Antonio García Borrero.
La reflexión de la cineasta Marina Ochoa, publicada el 24 de este mes, señaló que “la Ley de Cine, el reconocimiento del creador autónomo, la sección de cine separada de radio y televisión dentro de la Uneac y la Academia de Cine, más que sueños son las respuestas sensatas a la compleja realidad del cine cubano hoy”.
A juicio de la presidenta de la Red Cubana de Mujeres Realizadoras, “aprobar estas propuestas no tiene necesariamente que menoscabar el rol y prestigio del (estatal Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos) Icaic”.
Para ella, “esto solamente podría hacerlo el propio Icaic si no logra refundarse sobre bases modernas y dejar atrás la nostalgia pero no los fundamentos que estuvieron presentes en su creación y que se mantienen válidos”.
En tal sentido, la también integrante del g-20, un grupo de cineastas que desde 2013 dialoga y presenta proyectos a las autoridades para actualizar el sistema cinematográfico cubano, instó en su mensaje “a romper barreras, dinamitar esquemas y poner nuevamente al creador en el centro del quehacer de la institución”.
Por su parte, el profesor y crítico de arte Gustavo Arcos apuntó “cuán paralizante ha sido esa retórica del “momento adecuado”.
Calificó de “incoherente” el hecho de que “siendo la educación, los medios y la crisis de valores en la sociedad los temas discutidos con mayor vehemencia en el evento (el octavo congreso), el clamor de los cineastas se vea subestimado por las propias autoridades de la cultura”.
“Postergar la toma de decisiones con respecto a este asunto, solo conseguirá un mayor distanciamiento entre los creadores y las instituciones, una contaminación del diálogo entre los artistas y el Estado”, advirtió Arcos en un texto del 21 de abril.
Con igual fecha de publicación, apareció el documento las “Palabras para el VIII Congreso de la Uneac”, donde el historiador Delio Orozco defendió el uso en Cuba de los software libres.
Aquí, el vicepresidente de la Uneac en la oriental provincia de Granma expresó su disposición a compartir “la experiencia en la construcción de Enciclopedias digitales temáticas, empleando tecnologías libres para difundir, promover y socializar, desde los mismos sitios donde se construye el decurso histórico de la nación (los municipios), el constructo que, en magnífica diversidad, nos identifica y distingue como país”.
Sobre la necesidad de utilizar creativamente las herramientas tecnológicas, García Borrero comentó el 20 de abril. A su modo de ver, “los más de 9.000 miembros que actualmente conforman la Uneac no pueden asumir tal desafío”.
En el artículo titulado “Post-congreso: notas para un debate sobre el intelectual y la cultura cubana en el siglo XXI”, el bloguero dijo que “no basta con que se tenga acceso a Internet (como lo tienen los artistas y creadores de este país, quienes pueden navegar en las salas de navegación que existen en todas las provincias, pagando apenas cinco pesos por la hora), para hacer un uso verdaderamente creativo de esas herramientas”.
Relacionado con lo anterior, el crítico de cine señaló el “escasísimo interés que ponen el grueso de los miembros de la Uneac (incluyo también a sus dirigentes) en la actualización de esos conocimientos”.
Aseguró que “si se hubiesen aprovechado mucho mejor estas tecnologías, el propio Congreso se habría beneficiado con los debates previos”.
No obstante, García Borrero indicó el día 24 en su blog que “un Congreso debe medir su eficacia no por lo que en los instantes que duró se dijera, sino por los debates que siguió generando y las cuestiones prácticas que sea capaz de resolver a posteriori”. (2014)
La Habana, 28 abr.- Diversas opiniones sobre el “momento adecuado” para aprobar una Ley de Cine, la legalización del creador audiovisual independiente y cómo aprovechar las nuevas tecnologías, circulan en la web tras el octavo Congreso de la no gubernamental Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).
La Redacción IPS-Cuba resume a continuación los principales aspectos tratados por artistas e intelectuales, sobre el cónclave celebrado los pasados 11 y 12 de abril, que recopila el blog Cine cubano, la pupila insomne, del crítico cubano Juan Antonio García Borrero.
La reflexión de la cineasta Marina Ochoa, publicada el 24 de este mes, señaló que “la Ley de Cine, el reconocimiento del creador autónomo, la sección de cine separada de radio y televisión dentro de la Uneac y la Academia de Cine, más que sueños son las respuestas sensatas a la compleja realidad del cine cubano hoy”.
A juicio de la presidenta de la Red Cubana de Mujeres Realizadoras, “aprobar estas propuestas no tiene necesariamente que menoscabar el rol y prestigio del (estatal Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos) Icaic”.
Para ella, “esto solamente podría hacerlo el propio Icaic si no logra refundarse sobre bases modernas y dejar atrás la nostalgia pero no los fundamentos que estuvieron presentes en su creación y que se mantienen válidos”.
En tal sentido, la también integrante del g-20, un grupo de cineastas que desde 2013 dialoga y presenta proyectos a las autoridades para actualizar el sistema cinematográfico cubano, instó en su mensaje “a romper barreras, dinamitar esquemas y poner nuevamente al creador en el centro del quehacer de la institución”.
Por su parte, el profesor y crítico de arte Gustavo Arcos apuntó “cuán paralizante ha sido esa retórica del “momento adecuado”.
Calificó de “incoherente” el hecho de que “siendo la educación, los medios y la crisis de valores en la sociedad los temas discutidos con mayor vehemencia en el evento (el octavo congreso), el clamor de los cineastas se vea subestimado por las propias autoridades de la cultura”.
“Postergar la toma de decisiones con respecto a este asunto, solo conseguirá un mayor distanciamiento entre los creadores y las instituciones, una contaminación del diálogo entre los artistas y el Estado”, advirtió Arcos en un texto del 21 de abril.
Con igual fecha de publicación, apareció el documento las “Palabras para el VIII Congreso de la Uneac”, donde el historiador Delio Orozco defendió el uso en Cuba de los software libres.
Aquí, el vicepresidente de la Uneac en la oriental provincia de Granma expresó su disposición a compartir “la experiencia en la construcción de Enciclopedias digitales temáticas, empleando tecnologías libres para difundir, promover y socializar, desde los mismos sitios donde se construye el decurso histórico de la nación (los municipios), el constructo que, en magnífica diversidad, nos identifica y distingue como país”.
Sobre la necesidad de utilizar creativamente las herramientas tecnológicas, García Borrero comentó el 20 de abril. A su modo de ver, “los más de 9.000 miembros que actualmente conforman la Uneac no pueden asumir tal desafío”.
En el artículo titulado “Post-congreso: notas para un debate sobre el intelectual y la cultura cubana en el siglo XXI”, el bloguero dijo que “no basta con que se tenga acceso a Internet (como lo tienen los artistas y creadores de este país, quienes pueden navegar en las salas de navegación que existen en todas las provincias, pagando apenas cinco pesos por la hora), para hacer un uso verdaderamente creativo de esas herramientas”.
Relacionado con lo anterior, el crítico de cine señaló el “escasísimo interés que ponen el grueso de los miembros de la Uneac (incluyo también a sus dirigentes) en la actualización de esos conocimientos”.
Aseguró que “si se hubiesen aprovechado mucho mejor estas tecnologías, el propio Congreso se habría beneficiado con los debates previos”.
No obstante, García Borrero indicó el día 24 en su blog que “un Congreso debe medir su eficacia no por lo que en los instantes que duró se dijera, sino por los debates que siguió generando y las cuestiones prácticas que sea capaz de resolver a posteriori”. (2014)
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