¿Por qué la economía cubana no logra romper el ciclo de bajo crecimiento de los últimos años, agravado en 2014 como evidencian el 0,6 por ciento de incremento del PIB en el primer semestre y el 1,4 por ciento previsto para el año?
Por Ariel Terrero
Cuando truena, relampaguea y llueve copiosa e insistentemente, unos se meten debajo de la cama, otros fruncen el ceño, se quejan y maldicen; los más reposados calculan cómo sacarle partido al temporal en beneficio de la agricultura y de las ciudades, o registran previsoramente los vuelcos del clima y su Niño; y los niños de verdad aprovechan la distracción de los mayores para escapar y darse el chapuzón del año.
Algo parecido ocurre cuando la economía cubana tropieza una y otra vez, sin poder levantar cabeza. Mientras unos buscan refugio en la cama o allende los mares, otros lloran y lamentan el chino que tienen detrás… Bueno, eso era antes, hoy tener chinos detrás no es precisamente señal de mala suerte. Los malos de la película sonríen con mirada pérfida, los más tercos se aferran ciegamente al caballo, otros especulan sobre el suceso con más pasión que ante el Mundial de Futbol, los especuladores de verdad arreglan los precios y los juiciosos investigan causas y alternativas.
Raúl -el Presidente de Cuba-, hombre de pocas palabras, al menos ante las cámaras, se ha inclinado por la última de esas reacciones. En la reunión del Consejo de Ministros del sábado 21 de junio pidió “analizar con profundidad las causas de las dificultades que continúan dañando a la economía cubana”.
Pocos días después, Cubaprofunda aprovechó un Seminario Científico del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC) para indagar en esa dirección, mediante una encuesta a doctoras y doctores en Ciencias Económicas de varias instituciones participantes en el evento académico. A inicios de esta semana publicamos la primera parte de las respuestas. Ahora ofrecemos la segunda, en un intento por agregar luces a la solución de los problemas.
Obstáculos, frenos, causas del bajo crecimiento
La rigidez de la planificación asoma entre diferencias y coincidencias de los encuestados al opinar sobre trabas principales que arrastra todavía la economía cubana.
José Luis Rodríguez, CIEM: Los resultados del primer semestre de este año y las previsiones del año están reflejando factores externos, yo diría que con mucho peso, y también dificultades que arrastra la economía cubana en la gestión económica. La zafra dejó de producir un 12 por ciento del plan pero por suerte los precios se mantienen aproximadamente igual en el mercado internacional. Otra exportación importante, la producción de níquel, también está muy afectada, aunque los precios han subido. Y el turismo, que no aumentó prácticamente el año pasado, se planteó una meta muy fuerte este año: crecer más del 10 por ciento en el número de visitantes, pero solo está obteniendo un 5 por ciento. A la par, nos golpean alzas de precios de importaciones como el petróleo. En los alimentos, han subido casi todos, como los frijoles y el arroz, mientras la leche en polvo se mantiene muy alta. La factura de los alimentos va a ser mayor de lo previsto.
Este año, además, se ha incrementado la presión del bloqueo norteamericano, especialmente en lo referido a la penalización de instituciones financieras que hagan negocios con Cuba.
Todos estos factores, unido a problemas internos en la gestión económica y en la terminación de inversiones, son los que han dado este resultado.
Aleida González-Cueto, CEEC: Estamos lentos. La actividad inversionista es lo que está atrasando el crecimiento.
Ricardo Torres Pérez, CEEC: Ciertamente, concurren factores que no estaban presentes antes: una crisis económica internacional con impacto en Cuba, que es una economía muy abierta y lo va a seguir siendo. Pero creo que esos resultados se deben mayormente a nuestras propias insuficiencias, a las debilidades estructurales que ha acumulado la economía cubana durante muchísimo tiempo.
Es un mal que responde a causas profundas, de difícil modificación, que requieren en muchos casos, y es lo que defendemos, de medidas más audaces, más coherentes, de mayor alcance. Por supuesto, la maduración de esas medidas tomará también un tiempo, antes de que puedan impactar positivamente en esa dinámica de crecimiento.
Oscar Fernández Estrada, UH: En estos momentos uno de los principales obstáculos para el crecimiento de la economía cubana son los mecanismos tan verticales y administrativos de asignación de recursos. ¿Por qué no crece la agricultura, por ejemplo, si se le destinan recursos? El problema es de oportunidad. El insumo tiene que llegar oportunamente, si no, no sirve de nada. Al final del año, qué tienes: gastaste en importaciones, pero no impactan en el crecimiento.
Las previsiones que se hacen son planes muy rígidos, que suponen comportamientos que no se controlan del todo, ni por el Ministerio de Economía, ni por las grandes empresas. Al proponernos metas muy estrictas, sin variantes ni alternativas, cualquier pequeña variación, o si algo no se comporta como previmos, cosa normal, entonces se traban muchas cosas y los planes no se cumplen.
Con las nuevas resoluciones asociadas a las directivas del Plan 2014, hay una categoría, el encargo estatal, que es lo que la empresa se compromete a producir por solicitud del Estado. Pero implica casi el 100 por ciento de la capacidad productiva de la entidad. Si no avanzamos resueltamente para reducir el encargo estatal para permitir que la empresa destine una mayor parte de la capacidad productiva a ventas por acuerdo, en función de la oferta y la demanda, va a seguir siendo un mecanismo de decisión vertical. Hay que reducirlo para dejar que la empresa organice su canasta de insumos, sin mediar una asignación central, y que venda sus producciones, sin necesidad de que pasen también por un mecanismo central predeterminado.
Lo que se conoce en Cuba como planificación, más que un mecanismo eficaz o eficiente de asignación de recursos, es en estos momentos uno de los principales obstáculos al crecimiento.
Anicia García, UH: Es muy difícil crecer y que una economía sea sostenible a largo plazo con una tasa de inversión tan baja como la que tiene Cuba: apenas un 10 por ciento del producto interno bruto. La inversión es la que nos permitiría mantener lo que tenemos, crecer, modernizarnos, generar exportaciones, penetrar nuevos mercados, desarrollarnos.
También es importante que el PIB crezca para aliviar tensiones en el nivel de consumo, que se ha resentido mucho en los últimos años.
Hiram Marquetti, CEAP: La economía cubana ha persistido desde hace un tiempo en aplicar medidas procíclicas, es decir, de restricción del gasto. Hemos insistido en reducir sobre todo el gasto de importaciones, que tiene un límite cuando no hay respuesta del sector productivo nacional: que se encuentra descapitalizado en un porcentaje significativo y acumula grandes deudas desde el punto de vista de inversiones. Y esto, lógicamente, se refleja en los resultados. La restricción de los gastos también ha sido fuerte en las inversiones.
A mi modo de ver, estas políticas restrictivas se manifiestan con mucha fuerza en la planificación, en la asignación de recursos. Con el plan se han aplicado medidas homogeneizadoras, que no respaldan de manera efectiva u oportuna aquellas actividades que son realmente dinamizadoras de la actividad económica.
Omar Everleny Pérez, CEEC: Mientras el obrero siga ganando un salario que no le garantiza la adquisición de bienes y servicios necesarios, ni hay motivación por el trabajo ni la productividad puede ser óptima. Eso se arrastra en todas las esferas de la economía y explica un poco el 0,6 por ciento del primer semestre.
Otra limitante del crecimiento económico en Cuba está en la demanda interna, el consumo interno. El desarrollo necesita de un mercado interno. Y no tenemos ese soporte. Primero, porque no hay capacidad adquisitiva, y segundo, porque no tenemos productos, ni calidad en la producción. Casi todo es importado y ocurren desabastecimientos de bienes importantes. Por consiguiente, el comercio minorista, que también contribuye al crecimiento, disminuye.
Jorge Mario Sánchez, CEEC: Aunque han comenzado profundos cambios en el marco legal, en la parte normativa, en la institucional y se ha iniciado un proceso, tímido aún, pero importante, estratégico, de descentralización, todavía no se expresa en un cambio de la calidad del crecimiento, ni en alcanzar ritmos que sean realmente sostenibles. Sigue siendo un avance sobre la base del endeudamiento. Por un 1 por ciento que crece la economía cubana, la deuda tiende a crecer de 2 a 3 veces, fundamentalmente la de tipo comercial. Si no cambiamos los fundamentos del crecimiento, la calidad de ese indicador mantiene un síntoma de deformación crónica que no acaba de ser resuelta.
Reducimos las normativas para las empresas a siete indicadores; excelente. Pero reproducen viejas prácticas de la planificación centralizada con otro lenguaje, con otros instrumentos. Seguimos entrampados en los factores inerciales. El cambio de mentalidad, el cambio de instrumentos, es precisamente cómo hacer las cosas de una manera diferente para no replicar mecanismos y hábitos que ya fracasaron.
Lázaro Peña Castellanos, CIEI: No se trata solamente del diseño y ejecución de las políticas económicas, sino también de cómo se controlan, con la participación del pueblo y de los trabajadores. Creo que las estructuras del Estado y del gobierno necesitan una modificación que tenga en cuenta estas cuestiones. Es una necesidad del proceso y de la dinámica misma del desarrollo. Son problemas que todavía perduran y deben ser vencidos para lograr no solo diseño de políticas, sino capacidad para que esas políticas se conviertan en realidad.
(Continuará)
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