Washington, 2 sep (PL) Documentos desclasificados esta semana por el Gobierno de Estados Unidos revelan que en 1969 el presidente Richard Nixon aceptó en secreto el reconocimiento de la capacidad nuclear ofensiva de Israel, país que nunca admitió ese poderío.Según los memorandos desclasificados, de más de un centenar de páginas, el mandatario norteamericano y la entonces primera ministra israelí, Golda Meir, acordaron ese año una estrategia de silencio que perdura. El pacto consistió en el reconocimiento de la capacidad nuclear del estado hebreo a cambio de que este no la hiciera pública.
Los textos reflejan además infructuosas gestiones desde Washington para evitar que Israel se dotará de los letales artefactos, justificados como un arma disuasiva contra el mundo árabe.
Entre las acciones de funcionarios de la administración estadounidense estuvo un plan de acción para convencer a Tel Aviv de que firmara el Tratado de No Proliferación Nuclear y aceptara la inspección de la planta de Dimona, donde se supone realizó investigaciones sobre las armas de exterminio en masa.
Nixon y Meir sostuvieron el 26 de septiembre de 1969 una conversación cuyo contenido detallado sigue sin trascender, encuentro que selló el acuerdo secreto, ante la negativa israelí a renunciar a la bomba atómica.
Reportes y estudios, entre ellos los de la Federación de Científicos Estadounidenses, ubican a Israel como la sexta potencia nuclear, detrás de Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia y China.
Aunque el estado hebreo nunca ha aceptado tratar el tema, a quedado en evidencia como el país que obstaculiza las gestiones para declarar el Medio Oriente una Zona Libre de Armas Nucleares, iniciativa promovida por la comunidad internacional.
Los textos reflejan además infructuosas gestiones desde Washington para evitar que Israel se dotará de los letales artefactos, justificados como un arma disuasiva contra el mundo árabe.
Entre las acciones de funcionarios de la administración estadounidense estuvo un plan de acción para convencer a Tel Aviv de que firmara el Tratado de No Proliferación Nuclear y aceptara la inspección de la planta de Dimona, donde se supone realizó investigaciones sobre las armas de exterminio en masa.
Nixon y Meir sostuvieron el 26 de septiembre de 1969 una conversación cuyo contenido detallado sigue sin trascender, encuentro que selló el acuerdo secreto, ante la negativa israelí a renunciar a la bomba atómica.
Reportes y estudios, entre ellos los de la Federación de Científicos Estadounidenses, ubican a Israel como la sexta potencia nuclear, detrás de Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia y China.
Aunque el estado hebreo nunca ha aceptado tratar el tema, a quedado en evidencia como el país que obstaculiza las gestiones para declarar el Medio Oriente una Zona Libre de Armas Nucleares, iniciativa promovida por la comunidad internacional.
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