Mi blog sobre Economía

domingo, 19 de enero de 2014

Las 50 ciudades más violentas del mundo en 2013

La mayoría están en América, especialmente en territorio latinoamericano. San Pedro Sula, en Honduras, encabeza la lista. Las ciudades mexicanas que se encuentran en la lista son: Acapulco, Culiacán, Torreón, Chihuahua, Victoria, Nuevo Laredo, Juárez, Cuernavaca y Tijuana.

9 de las 50 ciudades más violentas del mundo, son mexicanas, según el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, una organización no gubernamental mexicana.

La mayoría de las “más violentas” están en el continente americano (46 ciudades), en particular en América Latina (41).

Los países latinoamericanos con el mayor problema de violencia son Honduras, Venezuela, Guatemala, El Salvador, México y Brasil.

Con una tasa de 187 homicidios por cada 100 mil habitantes, la urbe hondureña de San Pedro Sula ocupó por tercer año consecutivo el liderato del ranking. El segundo lugar correspondió a Caracas, Venezuela y el tercero a Acapulco, México, con tasas de 134 y 113 homicidios por cada 100 mil habitantes, respectivamente.

Del ranking salieron las siguientes ciudades que figuraron en 2012: Brasilia y Curitiba de Brasil, Barranquilla de Colombia, Oakland de Estados Unidos y Monterrey de México. Todas estas ciudades tuvieron tasas inferiores a la del lugar 50 (Valencia, Venezuela con 30.04 homicidios por cada 100 mil habitantes).

Al ranking de 2013 ingresaron las ciudades brasileñas de Campina Grande, Natal y Aracaju y la colombiana de Palmira. Asimismo reingresó al ranking la ciudad mexicana de Tijuana, que había estado en la misma lista entre 2008 y 2010 pero no figuró en los rankings de 2011 y 2012.

Estas son las 50 más violentas:

PosiciónCiudadPaísHomicidiosHabitantesTasa
1San Pedro SulaHonduras1,411753,990187.14
2CaracasVenezuela4,3643,247,971134.36
3AcapulcoMéxico940833,294112.80
4CaliColombia1,9302,319,68483.20
5MaceióBrasil795996,73379.76
6Distrito CentralHonduras9461,191,11179.42
7FortalezaBrasil2,7543,782,63472.81
8GuatemalaGuatemala2,1233,103,68568.40
9João PessoaBrasil515769,60766.92
10BarquisimetoVenezuela8041,242,35164.72
11PalmiraColombia183300,70760.86
12NatalBrasil8381,454,26457.62
13Salvador (y RMS)Brasil2,2343,884,43557.51
14VitoriaBrasil1,0661,857,61657.39
15São LuísBrasil8071,414,79357.04
16CuliacánMéxico490897,58354.57
17Ciudad GuayanaVenezuela5701,050,28354.27
18TorreónMéxico6331,167,14254.24
19KingstonJamaica6191,171,68652.83
20Cape TownSudáfrica1,9053,740,02650.94
21ChihuahuaMéxico429855,99550.12
22VictoriaMéxico167339,29849.22
23BelémBrasil1,0332,141,61848.23
24DetroitEstados Unidos332706,58546.99
25Campina GrandeBrasil184400,00246.00
26New OrleansEstados Unidos155343,82945.08
27San SalvadorEl Salvador7801,743,31544.74
28GoiâniaBrasil6211,393,57544.56
29CuiabáBrasil366832,71043.95
30Nuevo LaredoMéxico172400,95742.90
31ManausBrasil8431,982,17742.53
32Santa MartaColombia191450,02042.44
33CúcutaColombia260615,79542.22
34PereiraColombia185464,71939.81
35MedellínColombia9202,417,32538.06
36BaltimoreEstados Unidos234619,49337.77
37JuárezMéxico5051,343,40637.59
38San JuanPuerto Rico160427,78937.40
39RecifeBrasil1,4163,845,37736.82
40MacapáBrasil160437,25636.59
41Nelson Mandela BaySudáfrica4121,152,11535.76
42MaracaiboVenezuela7842,212,04035.44
43CuernavacaMéxico227650,20134.91
44Belo HorizonteBrasil1,8005,182,97734.73
45ST. LouisEstados Unidos109319,29434.14
46AracajuBrasil300899,23933.36
47TijuanaMéxico5361,649,07232.50
48DurbanSudáfrica1,1163,442,36132.42
49Puerto PríncipeHaití3711,234,41430.05
50ValenciaVenezuela6692,227,16530.04

Cuba camina hacia el realismo

La pregunta sobre su giro en política exterior es si será duradero o coyuntural
 
RAFAEL ROJAS El Pais

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) se reunirá, por tercera vez, a fines de este mes en La Habana. La presidencia pro témpore de ese organismo, ejercida por el Gobierno de Raúl Castro, no ha sido tan activa como la venezolana o la chilena, pero ha propiciado algunos gestos que pueden ser leídos como el principio del fin de una política exterior prioritariamente volcada al nexo con Venezuela y la promoción del bloque bolivariano. Muy lentamente y envuelto en retóricas continuistas, como las propias reformas económicas implementadas en los tres últimos años, un cambio hacia una política exterior más realista, en relación con América Latina, parece abrirse paso en La Habana.

Durante el año que Cuba ha estado al frente de la CELAC, el Gobierno de la isla se ha mantenido al margen de las reyertas habituales del ALBA. No se ha sumado a la ofensiva bolivariana contra la Alianza del Pacífico, ni ha presionado a la candidata y, luego, presidenta electa Michelle Bachelet para que abandone ese foro o abra una negociación con Bolivia para encontrar una salida al mar. Durante el 2013, la relación de Cuba con Brasil se reforzó por medio del préstamo del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de ese país para la creación de una zona franca en el puerto del Mariel y la cancillería de la isla organizó encuentros con empresarios y políticos de México, Perú y Colombia, tres naciones de la Alianza del Pacífico.

La Habana ha puesto especial cuidado en mantener buenas relaciones con el Gobierno de Juan Manuel Santos, en Colombia, facilitando las conversaciones de paz entre Bogotá y las guerrillas. A diferencia del Gobierno venezolano de Nicolás Maduro, que desconoció el triunfo del candidato oficialista, Juan Orlando Hernández, en las pasadas elecciones presidenciales, en Honduras, el Gobierno de Raúl Castro, al igual que el de Daniel Ortega, desestimó la acusación de fraude lanzada por la oposición y reconoció al nuevo mandatario hondureño. El giro realista de la política exterior de Cuba ha tenido sus recompensas: condonación del 70% de la deuda con México, créditos e inversiones suramericanas, respaldo a la presidencia de la CELAC.

La pregunta sobre si ese giro es permanente o coyuntural se maneja en las cancillerías de la región. El Gobierno y, sobre todo, el partido comunista que lo rige contribuyen deliberadamente a la incertidumbre, manteniendo vivo un sectarismo bolivariano —contrario a la Alianza del Pacífico, a gobiernos calificados como “derecha neoliberal”, a la OEA o a foros e iniciativas que buscan mejorar las relaciones con Estados Unidos o Europa— en los medios de comunicación, especialmente en las páginas electrónicas más adscritas a la ortodoxia fidelista. La contradicción entre una agenda pragmática y un lenguaje intransigente —puesta en evidencia en el último discurso de Raúl Castro en Santiago de Cuba— es una seña de identidad de la ideología oficial desde la convalecencia de Fidel Castro, en el verano de 2006.

La beligerancia diplomática en América Latina, como tantas otras cosas, poco a poco va quedando como un atributo del pasado fidelista y chavista de la izquierda regional. Sin Fidel y, sobre todo, sin Chávez, que renovó esa beligerancia en los años posteriores a la Guerra Fría, el latinoamericanismo retoma su tradición más sólida, que proviene, precisamente, de Simón Bolívar y los primeros republicanos hispanoamericanos y se consolida entre fines del siglo XIX y mediados de la pasada centuria, con José Martí, la Revolución Mexicana, el peronismo y el varguismo. Una tradición latinoamericanista que, desde la defensa del acervo histórico y cultural de la región, entiende el continente como una zona republicana, en permanente intercambio y diálogo con Estados Unidos y Europa, África y Asia.

La Revolución Cubana, a pesar de su impulso a la descolonización africana y asiática, fue más una ruptura que una continuidad con ese latinoamericanismo, toda vez que propuso abandonar la matriz constitucional republicana por medio de la inscripción de la isla en el bloque soviético. Luego de 1959 en Cuba se produjo un curioso fenómeno, que apenas comienza a estudiarse, por el cual los viejos prejuicios anti-indígenas del nacionalismo blanco cubano se rearticularon dentro de una ideología marxista-leninista que representaba a América Latina y el Caribe como regiones atrasadas e inferiores a Cuba, por su capitalismo subdesarrollado. Así como las élites del periodo prerrevolucionario creían vivir en un país más norteamericano que latinoamericano, las nuevas élites socialistas sintieron que habitaban en el Segundo Mundo del comunismo euroasiático.

En los últimos veinte años, esa fantasía se ha disuelto vertiginosamente y hoy los cubanos se sienten más latinoamericanos y caribeños que nunca en su historia. Hugo Chávez y el ALBA ayudaron a ese regreso de Cuba a la región, pero lo hicieron de manera sectaria, entendiendo lo latinoamericano sólo como una parte y no como el todo de la comunidad. La CELAC y su próxima cumbre en La Habana son la mejor evidencia de que es inconcebible un pleno latinoamericanismo sin democracia, ya que sociedades heterogéneas y políticamente plurales sólo pueden integrarse por medio del respeto a la diferencia. Al Gobierno cubano, que no tolera y reprime toda oposición interna, siempre le queda la opción del doble rasero. Reclamar, en nombre del latinoamericanismo democrático, la tolerancia regional de un sistema comunista, y encarcelar o perseguir a quienes, en la isla, exigen los derechos civiles y políticos de que goza cualquier ciudadano del continente.

La integración de un régimen comunista, como el cubano, a una comunidad de repúblicas democráticas, como las latinoamericanas, está llamada a generar, en los próximos años, ese constante desdoblamiento. El Gobierno de la isla se ve obligado a justificar la pertenencia de un sistema político de partido único, control estatal de los medios de comunicación y oposición ilegítima a un foro continental de democracias. Los desencuentros entre el discurso y la práctica, el protocolo y la realidad harán cada vez más evidente la necesidad de una democratización de la isla. A la luz de esa contradicción, los jóvenes políticos cubanos, del Gobierno o la oposición, comprenderán más temprano que tarde que, solo en democracia, Cuba podrá aprovechar al máximo las ventajas de la integración regional.

Rafael Rojas es historiador.
Nota HHC: Se publica aunque no se compartan posiciones ideologicas, solo para que se conozca como hasta los criticos de la Revolucion no tienen de otra que reconocer los cambios impulsados por Raul.

La Policía de Cuba detiene a un "cabeza rapada" reclamado por Rusia


RIA Novosti

Las autoridades de Cuba detuvieron a un activista ruso de extrema derecha reclamado por su país, informó hoy el Ministerio del Interior de Rusia.

“A través de los canales de Interpol, las fuerzas del orden cubanas notificaron a sus homólogos rusos la detención de Maxim Martsinkevich llevada a cabo el 17 de enero por petición del Ministerio del Interior de Rusia”, dice un comunicado del organismo.

Maxim Martsinkevich, alias “Tesak” (machete) es conocido como activista de varias organizaciones radicales de derecha, en particular de un grupo de “cabezas rapadas”. Según algunas informaciones, tiene antecedentes penales por delitos de odio racial.

Escándalo en Francia

Por Paul Krugman


No he prestado mucha atención a François Hollande, el presidente de Francia, desde que quedó claro que no iba a romper con la destructiva ortodoxia política de Europa, centrada en la austeridad. Pero ahora ha hecho algo verdaderamente escandaloso. 

No me refiero, por supuesto, a su supuesta aventura con una actriz, cosa que, aunque fuera cierta, no es ni sorprendente (vaya, es Francia) ni alarmante. No, lo escandaloso es que haya adoptado las desacreditadas doctrinas económicas de la derecha. Es un recordatorio de que las continuadas tribulaciones económicas de Europa no pueden atribuirse únicamente a las malas ideas de la derecha. Sí, unos conservadores insensibles y obcecados han estado dirigiendo la política, pero se han visto incitados por los políticos atolondrados y sin carácter de la izquierda moderada. 

En estos momentos, Europa parece estar resurgiendo de su doble recesión y creciendo un poco. Pero este pequeño repunte llega tras años de resultados desastrosos. ¿Hasta qué punto? Pensemos: hacia 1936, siete años después de la Gran Depresión, una gran parte de Europa crecía rápidamente, con un PIB per capita que continuamente alcanzaba nuevos máximos. En cambio, actualmente el PIB per capita real de Europa sigue estando muy por debajo de su máximo de 2007, y sube muy despacio, en el mejor de los casos. 

Se podría decir que estar peor que en la época de la Gran Depresión es una hazaña extraordinaria. ¿Cómo lo han conseguido los europeos? Bueno, en la década de 1930, la mayoría de los países europeos acabaron por dejar de lado la ortodoxia económica: abandonaron el patrón oro, dejaron de esforzarse por equilibrar el presupuesto, y algunos de ellos se embarcaron en grandes rearmes militares, que tuvieron el efecto secundario de proporcionar cierto estímulo económico. La consecuencia fue una fuerte recuperación a partir de 1933. 

La Europa moderna es un lugar mucho mejor moralmente, políticamente y desde el punto de vista humano. El compromiso común con la democracia ha traído una paz duradera; la protección de la seguridad social ha limitado el sufrimiento causado por el paro elevado; las medidas coordinadas han frenado la amenaza de la catástrofe financiera. Por desgracia, el éxito del continente a la hora de evitar un desastre ha tenido el efecto secundario de permitir que los Gobiernos se aferren a las políticas ortodoxas. Nadie ha dejado el euro, aun cuando es una camisa de fuerza monetaria. Al no haber necesidad de impulsar el gasto militar, nadie ha roto con la austeridad fiscal. Todo el mundo está haciendo lo seguro, lo supuestamente responsable, y la crisis continúa. 

En este contexto deprimido y deprimente, a Francia no le ha ido especialmente mal. Obviamente, se ha quedado rezagada respecto a Alemania, a la que ha mantenido a flote el formidable sector de las exportaciones. Pero los resultados franceses han sido mejores que los de otros países europeos. Y no me refiero solo a los países que han sufrido la crisis de la deuda. El crecimiento francés ha superado al de pilares de la ortodoxia como Finlandia y Holanda. 

Es cierto que los últimos datos muestran que Francia no comparte el repunte generalizado de Europa. La mayoría de los observadores, entre ellos el Fondo Monetario Internacional (FMI), atribuyen en gran medida esta reciente debilidad a las políticas de austeridad. Pero ahora, Hollande ha hablado con claridad de sus planes para cambiar el rumbo de Francia; y es difícil no tener una sensación de desesperación. 

Porque Hollande, al hacer pública su intención de reducir los impuestos a las empresas y al tiempo recortar el gasto (sin especificar cuál) para compensar ese coste, declaraba: “Es en la oferta donde tenemos que centrarnos”. Y, además, añadía que “en realidad, la oferta genera demanda”. 

Los últimos datos muestran que Francia no comparte el repunte generalizado de Europa 

Pues sí que estamos bien. Eso es una repetición, casi literal, de una falacia desmentida hace mucho y conocida como ley de Say: la afirmación de que no es posible que haya caídas generalizadas de la demanda, porque la gente tiene que gastar sus ingresos en algo. Esto, sencillamente, no es verdad, y es especialmente incierto en la práctica a principios de 2014. Todos los hechos demuestran que Francia está inundada de recursos productivos, tanto mano de obra como capital, que no se están utilizando porque la demanda es insuficiente. Como prueba, no hay más que fijarse en la inflación, que está bajando rápidamente. De hecho, tanto Francia como Europa en general se están acercando peligrosamente a una deflación similar a la japonesa. 

¿Y qué importancia tiene el hecho de que, precisamente en este momento, Hollande haya adoptado esta desacreditada doctrina? 

Como he dicho, es un indicio de la mala fortuna del centro-izquierda. Durante cuatro años, Europa ha sido presa de la fiebre de la austeridad, con consecuencias desastrosas casi siempre; resulta revelador que la ligera recuperación actual sea recibida como si fuese un triunfo político. Dado el sufrimiento que han infligido estas políticas, uno habría esperado que los políticos de izquierdas exigiesen enérgicamente un cambio de rumbo. Pero en todos los rincones de Europa, el centro-izquierda solo ha ofrecido, como mucho, críticas desganadas (por ejemplo, en Reino Unido), y a menudo no ha hecho más que achantarse sumisamente. 

Cuando Hollande se convirtió en líder de la segunda economía más importante de la eurozona, algunos esperábamos que plantara cara. En lugar de eso, cayó en la sumisión imperante, una sumisión que ahora se ha convertido en descalabro intelectual. Y la segunda depresión de Europa no termina nunca. 

Paul Krugman es profesor de Economía de Princeton y premio Nobel de 2008. 

© New York Times Service 2014 

Traducción de News Clips.

Caída del índice Baltic Dry en 40% confirma desaceleración del comercio mundial

Marco Antonio Moreno
Editor en El Blog Salmón

La caída del 36 por ciento en lo que va de año de uno de los principales indicadores del transporte marítimo, no solo indica el peor inicio de año en más de tres décadas para el comercio mundial, sino que confirma la caída del comercio internacional que adelantó la Unctad el año pasado. Esta caída en el comercio mundial es lo que ha significado para Alemania su peor tasa de crecimiento en cuatro años. El índice Baltic Dry, es uno de los indicadores claves para el transporte marítimo y promedia los costes de 23 rutas marítimas. Este índice pasó de los 2.113 puntos del 2 de enero a los 1.370 puntos con que cerró ayer 15 de enero, como muestra la gráfica.

El índice Baltic Dry se considera un barómetro del comercio mundial dado que refleja la tasa diaria del transporte marítimo en mover materias primas secas a granel (donde el barco es el envase) como mineral de hierro, carbón y cereales. Este indicador tiene su mesa de operaciones en la City de Londres a través del Baltic Exchange y es el mejor punto de referencia para el transporte de carga marítima. Se clasifica de acuerdo a las toneladas de las naves: Capesize (más de 100 mil toneladas; el 10 por ciento de la flota mundial y el 62 por ciento del tráfico a granel), Panamax (60.000-80.000 toneladas, 19 por ciento de la flota mundial; 20 por ciento del tráfico a granel); Supramax (45.000-59.000 toneladas, 37 por ciento de la flota mundial, 18% del tráfico), y Handysize (15.000-35.000 toneladas, el 34 por ciento de la flota mundial; 18% del tráfico). El indicador general del movimiento de estas materias primas secas ha caído un 40 por ciento desde fines del año pasado.

Baltic-Shipping-Index

Si bien parte del desplome de esta semana es producto de las nuevas normas navieras ambientales que está implementando Colombia, la caída del Baltic Dry viene de antes y lo de Colombia es más bien anecdótico. El país latinoamericano es el cuarto mayor proveedor mundial de carbón térmico por vía marítima y tiene detenido a un barco de Estados Unidos que no cumple las nuevas normativas. Colombia exporta el 70 por ciento de su carbón a Europa y lleva años trabajando en el endurecimiento de la normativa ambiental que exige a los exportadores cargar los buques con bandas transportadoras en vez de grúas o barcazas que voltean parte del producto al mar y contaminan las aguas.

Baltic-Dry-Index
La minera transnacional estadounidense Drummond, que opera en el puerto de Ciénaga, en Colombia, no ha hecho nada para normalizar su carga y tiene paralizadas sus actividades desde el 31 de diciembre. Sin embargo es la única compañía que está en esta situación dado que Glencore Xstrata, Prodeco o CNR tienen habilitados sus muelles de carga directa, como señala El Colombiano.

¿Qué es el índice Baltic Dry?
 
La caída del índice Baltic Dry tiene raíces más profundas que se encuentran en la desaceleración global del comercio ante la debilidad de la recuperación y la propia deflación económica. La importancia de este índice, que fue creado en 1820 para regular el comercio y formalizar el intercambio marítimo, es que al ser un indicador de movimiento de materias primas que funcionan como insumos intermedios de otros productos, constituye un eficiente indicador del futuro crecimiento económico y la producción.

En una breve síntesis, el índice Baltic Dry mide la demanda de transporte en comparación con la oferta de transporte marítimo. Dado que se necesitan años para construir una nueva nave de transporte y que los barcos son demasiado caros para sacarlos de circulación, la oferta de transporte se considera estable. Pero si la demanda de transporte aumenta vertiginosamente (es decir, hay 100 barcos y se necesita transportar 101 cargas), el valor del índice se eleva. Si, por el contrario, disminuye la demanda de transporte y hay 100 barcos para 99 cargas, el valor del índice disminuye. Esto es lo que ha ocurrido desde fines del año pasado con el índice Baltic Dry.

Jürgen Renn: “La Física no es un mundo solo de las ideas”


Un enfoque cada vez más central de la ciencia y la tecnología como procesos sociales, impacta el oficio de un historiador que va contra el canon y hace que se resienta

Por: Daymaris Martínez Rubio
Juventud Tecnica

En la memoria del hombre que habla hay átomos, conchas marinas, annus mirabilis y camellos bactrianos; y hay dunas africanas, gatos suicidasy pasajes remotos traídos hasta hoy en la piel de vencedores sin glamour y genuinosperdedores de etiqueta.

Jürgen Renn (Moers, 1956) es un historiador, pero vale decir que no uno cualquiera. Cuando a inicios de 1994 integró el Instituto Max Planck de Historia de la Ciencia (IMPHC), en Berlín, era un joven físico doctor en Matemáticas y era –recordando al siglo V– un hereje con tan buena aritmética que su “pacto con el Maligno” debió estar asegurado.

Su presencia a fines de noviembre en el taller internacional El Modelo Atómico de Bohr y su trascendencia: 1913-2013,celebrado en La Habana, sirve para retomar la(cada vez más urgente)perspectiva de la ciencia y la tecnología como procesos sociales.

Cruzamos poco más de un millar de palabras y presumoque aquello que comenzó siendo un oficio, ha llegado a ser unaforma de conciencia: “La Física no es un mundo solo de las ideas ni de los grandes descubrimientos, es también una actividad humana y cultural”, me dice el también director en el IMPHC, con el tono de quien se ha tomado con rigor las grandes moralejasde su tiempo.

Como investigador y director en el Instituto Max Planck de Historia de la Ciencia (IMPHC), Jürgen Renn es parte de una trama global y coherente en la cual es posible ser a un tiempo: escritor, profesor universitario, editor de libros, académico y puente profesional y humano entre culturas y regiones diversas. (Foto: D.M.R.)

A ratos, las ideas acuden en tropel y Renn entona un gracioso “itañol” que lo hace lucir menos alemán y másciudadano del mundo. Por esta Isla confiesa sentir admiración yafirma estar convencido de que “para comprender el proceso de transformación del conocimiento,el caso de Cuba es un buen ejemplo”.

Porque “es una discontinuidad histórica, si uno quiere”, propone, y porque si antes de la Revoluciónera posible referirse a instituciones, ideas y físicos cubanos, ciertamente “no había un sistema muy productivo de investigaciones de nivel académico internacional” (como ha ocurrido después).

Comprender cómo y por qué ocurren esaszancadasde la humanidad en el tiempo, es parte de lo que Renn y su equipo llamarían estudio de los cambios estructurales en los sistemas de conocimiento; un puzle de enorme complejidad, cierto, pero frente al cual una perspectiva avanzada de la Historiaal parecer no solo ayuda, sino hace quemuchaspiezas encajen.

Sus aproximaciones teóricas, por ejemplo, se enmarcan en un contexto que han llamado “globalización del saber”, inscrita a su vez entre los enfoques cardinales de la “investigación del futuro” en la órbita de la Sociedad Max Planck para el Avance de la Ciencia,lainfluyente red alemana de instituciones científicas a la cual el IMPHC pertenece.

Renn, quienmás que adentrarse,emerge de entre una multitud casi diaria de lenguas, culturas ypáginas,asegura que si hay algo interesante en la expansión de los saberes en el mundo, esto es el modo particular en que transcurre:“Porque no es como la difusión de un líquido que sucede naturalmente; esun proceso de actividad humana: son los hombres y las mujeres quienes crean esta realidad”.


En 2005, Renn fue responsable por una de las más espectaculares exposiciones científicas de los últimos tiempos.Einstein: The Chief Engineer of the Universe, fue el epicentro del año-homenaje alemán al más importante físico de todos los siglos y concebida contra la imagen arquetípica del “héroe” inalcanzable. Con la talentosajoven investigadora Milena Wazeck, la muestra viajóa China, reeditando la marcha itinerante del saber.(Foto: IMPHC; Milena Wazeck en http://www.milenawazeck.com/exhibitions.html)

No existe –es su total convicción–ninguna historia al margen de lo humano y el modo en que ha surgido su contacto con Cuba es parte de esa certeza.Sucedió en el contexto de la Sociedad de la Información, dedicada al papel de los medios electrónicos en la difusión del saber, dice, y recuerda haber estado en una conferencia internacional en Ginebra cuando encontró al físico cubano Fidel Castro Díaz-Balart.

Algunos años después, la clavija del destino lo ha situado en La Habana yes, entre miles de millones de terrícolas, un hombre afortunado. Junto a Angelo Baracca y Helge Wendt, acaba de editar The History of Physics in Cuba(Springer), nada menos que la primera y más completa mirada a la evolución de la Física en la Isla hasta hoy.

The History…, claro está, es esa historia que se resiste a la mera contemplación del pasado como altar o como sepulcro: “Trataademás sobre (temas tan actuales como) el papel de la red en la difusión de los saberes científicos”, agrega quien fuera, hace ya una década,uno de los iniciadores de la Declaración de Berlín por el acceso libre y gratuito a la información científica y cultural en Internet.

Y Cuba, ¿a quién no le interesa?, pareciera decir Jürgen Renn: “es un caso muy fuerte de una actividad decisiva que ha cambiado el nivel académico e intelectual –con consecuencias económicas también– de una manera singular. Le interesa, no solo a los cubanos, sino a todos aquellos que quieran entender el papel de la ciencia para el desarrollo social, económico y político de hoy”.

Guantánamo de la base y sus demonios

Autor Yisell Rodríguez Milán

Quien viva en lo más oriental de Cuba y haya crecido escuchando anécdotas sobre la Base Naval estadounidense que ocupa alrededor de 117 kilómetros cuadrados, o de las fechorías de los marines, o de aquella llamada «zona de tolerancia» donde, antes de 1959, las mujeres del pueblo terminaban «deshonradas», sabrá de qué escribo hoy.

Escribo sobre una provincia marcada, desde hace más de un siglo, por etiquetas absolutistas que, desde los titulares de prensa y buscadores de Google, dicen «Guantánamo» donde debe leerse «emplazamiento ilegal yanqui» o «base de torturas norteamericana», y meten a una población de 515 mil 428 cubanos residentes en esa provincia en el mismo saco que a un grupo de militares estadounidenses.

Ahora mismo recuerdo, por ejemplo, cuando comenzó a circular por internet el siguiente titular: «A usted no le gusta la verdad, 4 días en Guantánamo». Se trataba una nota de prensa, publicada por el Clarín.es, acerca del documental de los realizadores Patricio Henríquez y Luc Côté.

Ambos llevaron a la gran pantalla el testimonio del adolescente Omar Khadr, canadiense de ascendencia árabe acusado de asesinar a un soldado norteamericano en Afganistán y retenido durante más de seis años en la Base Naval emplazada en Guantánamo.

El filme muestra imágenes reales del interrogatorio a Khadr tomadas por una cámara de vigilancia ubicada en su celda y reflexiona acerca de la posición asumida por Canadá, país que, a pesar de las reiteradas exhortaciones de Amnistía Internacional y la UNICEF, se niega a pedir la extradición o repatriación del joven.

La historia es terrible y merecía atención inmediata, sin embargo, horas después de su publicación, Elena, una cibernauta que leyó el titular de la noticia, replicó desde su cuenta en facebook: «Guantánamo es mucho más que la Base Naval».

No pude estar más de acuerdo con ella. Sin dudas, las horas de tortura padecidas por este joven de 15 años debían ser vistas por todos. Pero, una cosa es exigir justicia ante la impunidad con que Estados Unidos viola la Convención de Ginebra —que regula el tratamiento a los prisioneros de guerra y la Convención Internacional sobre los Derechos del niño—, y otra bien distinta es confundir a la opinión internacional con frases absolutistas como «4 días en Guantánamo». Desde el titular, pareciera que Omar Khadr fue apresado, incomunicado y torturado en la ciudad y no en el emplazamiento militar.

Tales distorsiones de significados se sienten luego cuando a ti, que vives en Guantánamo y jamás has estado ni cerca de la Base Naval, la gente —principalmente extranjeros— te preguntan cómo es eso allí, si ya fuiste a la Base Naval, si no tienes miedo de vivir tan cerca de uno de los centros de tortura más famosos del mundo.

Y entonces tiene uno que explicarles siempre lo mismo, que no hay miedo porque de la Base solo sabes lo que te enseñan en la escuela, que está entre los límites de la provincia donde naciste, que están los guardafronteras cubanos allí, y que en esa zona hay cárceles y campos minados pero también aeropuertos, casas, pizzerías, medios de comunicación, oficinas…

Aunque hay gente en mi provincia, muchachos con los que compartí aulas y becas, colegas de trabajo, vecinos de barrio, amigos incluso, para quienes la Base, más que un ente lejano, centro de discursos políticos, titular de periódicos… es su historia familiar. El abuelo jubilado, las cercanías de su casa y la razón del sinfín de limitaciones convierten, sobre todo, al municipio de Caimanera —zona más cercana al emplazamiento estadounidense— en un sitio «especial» de «acceso restringido».

Recientemente concluyó en Guantánamo el III Seminario Internacional de Paz en contra de las bases militares extranjeras y este asunto —sobre el que siempre giran las conversaciones allá donde nací— ha ocupado otra vez los titulares. Delegados de 22 países se convocaron ante el llamado del Consejo Mundial por la Paz, el Movimiento Cubano por la Paz y la Soberanía de los Pueblos y el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos. Denunciaron las políticas agresivas e injerencistas del gobierno de Estados Unidos y la OTAN, y exigieron la devolución de la Base Naval ilegalmente ocupada desde 1903.



Republicanos contra la evolución


Por: Paul Krugman Premio Nobel de Economia

Llego un poco tarde a esta fiesta, pero el Centro de Investigaciones Pew ha publicado recientemente un nuevo informe sobre los cambios de opinión acerca de la evolución en Estados Unidos. La conclusión principal ha sido que un gran número de personas que se identificaron como republicanas no creen que desde el día de la Creación se haya producido ninguna clase de evolución, y no digamos ya que la evolución sea producto de la selección natural. El cambio es importante: un descenso de 11 puntos desde 2009.

Es obvio que este rechazo de Darwin no está guiado por ninguna evidencia científica. Y los demócratas son algo más proclives a creer en la evolución ahora que hace cuatro años.

Por lo tanto, ¿qué ha ocurrido después de 2009 que haya podido hacer cambiar de opinión a los republicanos? La respuesta es evidente, por supuesto: la elección de un presidente demócrata.

Un momento: ¿existe alguna relación entre la teoría de la evolución y las políticas del Gobierno de Obama? No, que yo sepa, pero no se trata de eso. La cuestión, más bien, es que se está incitando a los republicanos a identificarse con su tribu de todas las formas posibles, y su sistema tribal de creencias está dominado por los fundamentalistas contrarios a la ciencia. Hace ya tiempo que no es posible ser un buen republicano y, al mismo tiempo, creer que el cambio climático es real; ahora es imposible serlo, y, al mismo tiempo, creer en la evolución.

Y, por supuesto, lo mismo ocurre en materia de economía. Hace tan solo unos años, en 2004, fue posible que un Informe Económico Anual del Presidente (pdf) publicado durante una administración republicana defendiese un punto de vista considerablemente keynesiano al declarar las virtudes de una “política monetaria agresiva” para combatir las recesiones, y abogar también por una política fiscal discrecional. (Naturalmente, la única forma de política fiscal contemplada era la reducción de impuestos, pero la lógica era estrictamente keynesiana, y podría haberse usado igual de bien para justificar programas de obras públicas).

Ah, y el informe de 2004, al parecer redactado por Greg Mankiw, presidente del Consejo de Asesores Económicos del presidente George W. Bush, utilizaba la “palabra e” para reclamar “estímulos a corto plazo”.

Considerando el contexto intelectual, la reaparición de una situación económica similar a la de la década de 1930, con periodos prolongados de escasez de demanda agregada, baja inflación y tasas de interés cero, podría haber hecho a muchos republicanos más keynesianos que antes. En cambio, vemos que los republicanos – las bases, por supuesto, pero también los economistas – declaran su lealtad a diferentes variantes de la economía de la oferta.

Tiene que ser una cuestión de tribalismo. Todas las pruebas, desde la imposibilidad de que aumenten la inflación y las tasas de interés a pesar del enorme incremento de la base monetaria y los grandes déficits, a la evidente correlación entre austeridad y recesión, apuntan en una dirección keynesiana, pero el odio a Keynes (y a otros economistas cuyo nombre empieza por “K”) se ha convertido en un distintivo tribal, parte de lo que hay que decir para ser un buen republicano.


Traducción de News Clips.

© 2014 The New York Times.

La ideología que reproducen las "ciencias económicas"

Vicenç Navarro
Público.es

No hay plena consciencia de que el lenguaje que se utiliza hoy en las ciencias económicas (donde el pensamiento neoliberal es dominante), y que aparece en el discurso hegemónico en los medios de información de mayor difusión, reproduce unos valores que quedan ocultos en la narrativa de esta área de conocimiento. Por ejemplo, es frecuente que se escriba en fórums políticos y económicos que las derechas (fuerzas conservadoras y liberales) priorizan a los mercados como los determinantes del comportamiento económico y financiero, mientras que las izquierdas enfatizan más las intervenciones públicas del Estado para la configuración de las prioridades en los espacios financieros y económicos. En esta dicotomía se ocultan o ignoran varios hechos esenciales.

Uno es que la palabra “mercados” quiere decir, en realidad, los propietarios y gestores del capital, es decir, las grandes empresas que dominan las distintas áreas de la actividad económica, dentro de las cuales las financieras han adquirido un gran protagonismo. Cuando las derechas acentúan que tienen que ser los mercados los que definan las prioridades sociales, están en realidad diciendo que son los propietarios y gestores de las grandes empresas los que tiene que tener la primera y última palabra en las decisiones que afectan a la gobernanza del país. Esta versión aparece con toda crudeza en la famosa expresión que “lo que es mejor para Citibank (en España, el Banco de Santander o Repsol) es también lo mejor para el país”.

Este punto de vista, sin embargo, se presenta por lo general en una terminología menos directa y más sutil. Se dice que es a los “mercados” (sin utilizar el término capitalistas) a los que se debe obedecer. Los brutales ataques al Estado del Bienestar en los países periféricos de la Eurozona (que tienen el gasto público social por habitante más bajo de la UE-15), con reducción del gasto público, se presentan como necesarios para seguir la disciplina fiscal dictada por los “mercados”. Y la bajada de salarios (que están entre los más bajos de la UE-15) se presenta como necesaria para responder a los “mercados”, haciendo a España más competitiva. Si usted, lector, se lee los documentos del gobierno español, de la Comisión Europea, del Banco Central Europeo y del Banco de España, verá estas expresiones utilizadas constantemente. El mensaje es que hay que responder a los mercados. En realidad, lo que quieren decir (pero no se atreven a decirlo) es que hay que hacer lo que los propietarios y gestores de las grandes empresas y muy en especial las financieras digan que tiene que hacerse.

A algunas voces, sin embargo, se les escapa lo que piensan y lo dicen sin tapujos. Así, uno de los arquitectos de las políticas desarrolladas por el gobierno Thatcher, en una entrevista en 1991 (“Former Thatcher adviser Alan Budd spills the beans on the use of unemployment to weaken the working class - sound familiar?” entrevista de Adam Curtis, junio de 1991), indicó que era necesario utilizar este tipo de terminología para ocultar los objetivos reales. Decía este personaje, Alan Budd, que es muy, pero que muy necesario, que crezca el desempleo, pues este es un objetivo muy deseado a fin de debilitar a la clase trabajadora y así favorecer a los propietarios del capital. “Lo que hicimos, utilizando la terminología marxista, fue crear una crisis del capitalismo, recreando un gran ejército de reserva –la población desempleada– lo que permitió ampliar beneficios a los grandes empresarios a partir de entonces”. Les aseguro que los economistas neoliberales del gobierno actual, así como un gran número de gurús económicos y financieros de gran visibilidad mediática, sin o con chaquetas llamativas, piensan igual, aunque lo dicen de una manera más elaborada y más sutil. Lo definen como requerimientos de los mercados.

La educación económica en nuestro país

Esta narrativa en la cultura económica es dominante (con notables excepciones) en la cultura académica española. En realidad, gran parte de la enseñanza económica se basa en este entendimiento. El énfasis es en los mercados, dando prominencia a la necesidad de que sean estos los que determinen las prioridades de la sociedad. Con ello se da prioridad a reproducir la distribución de poder, basada en la propiedad y gestión del capital. Como bien ha dicho Paul Krugman, hoy, en la mayoría de Departamentos de Economía de las universidades de EEUU, la economía que se enseña es “lo que el 1% de renta superior del país desea que se haga”. Una situación idéntica ocurre en España (de nuevo, con notables excepciones).

Esta situación se ha incluso acentuado más en los últimos treinta años, durante los cuales la influencia del capital, y muy en especial del capital financiero, en el desarrollo de las “ciencias económicas” ha sido muy acentuado. De la misma manera que la industria farmacéutica tiene una enorme influencia en la cultura académica de las ciencias médicas, a través del patrocinio de congresos, de revista científicas, de financiación de centros de investigación, de cátedras en la universidad, de pagos y donaciones a médicos, vemos que la banca y las grandes empresas tienen una enorme influencia en los centros académicos de economía, a través de idénticos procesos.

Más recientemente este intervencionismo es incluso más directo, como es el caso de Fedea, o el caso de sus cátedras, financiadas por las grandes empresas financieras e industriales. En todas ellas se promueve la doctrina neoliberal, sin ningún disimulo, gozando de grandes cajas de resonancia ofrecidas por los medios de información, altamente dependientes de la banca para su propia supervivencia. Ni que decir tiene que dichos medios, muy de vez en cuando, permiten voces críticas a fin de presentarse como abiertos y plurales. Pero su mayor misión, que cumplen exitosamente, es propagar la doctrina económica del 1%, que es el neoliberalismo.

En realidad, los gurús económicos neoliberales de gran visibilidad mediática gozan de una inmunidad que no tiene ninguna otra profesión. Ejemplos hay muchos. Supóngase que un famoso profesor de medicina se hubiera hecho famoso a base de promocionar un producto farmacéutico y que, después de ser ampliamente promocionado, se descubriera que los informes científicos que ese médico había presentado eran falsos, llenos de errores y manipulaciones. Les aseguro que lo más probable es que este médico, además de perder su credibilidad, quedara marginado, expulsándoselo de los comités científicos, y podría incluso perder su cátedra.

Pues bien, esto ha pasado recientemente con unos famosos economistas de prestigiosos centros académicos (Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff). Su famoso “hallazgo” era que un país, en el caso de que fuera indisciplinado en sus cuentas públicas y alcanzara una deuda pública de más del 90% del PIB, entraría en un declive muy acentuado. Este “hallazgo” fue ampliamente utilizado por todas las instituciones, altamente influenciadas por la banca, desde el BCE hasta la Comisión Europea, asimismo como el Banco de España y el gobierno español, para imponer políticas de austeridad a las clases populares. Pues bien, un Departamento (marginado por su heterodoxia en el mundo académico de EEUU) de Economía de la Universidad de Massachusetts mostró que había muchos errores y/o manipulaciones en el trabajo que había producido ese hallazgo. Pues bien, los dos autores continúan teniendo la misma visibilidad mediática, tanto en EEUU como en España, mientras que los economistas que mostraron dichos errores no están ni se les espera en ninguno de los fórums o medios donde la sabiduría convencional se reproduce.

Consecuencias del dominio de los mal llamados mercados


Otro error que se presenta en esta dicotomía mercados versus Estado es asumir que las derechas favorecen a los mercados y desfavorecen al Estado, mientras que las izquierdas favorecen al Estado a costa de los mercados. Ya he escrito críticamente sobre esta falsa dicotomía en un artículo reciente (ver “El contexto político del crecimiento de las desigualdades”, en Público 02.01.14), pero la importancia del error me obliga a enfatizarlo de nuevo.

La evidencia empírica de que las derechas son tan favorables a las intervenciones públicas, o incluso más, que las izquierdas, es abrumadora. Y los datos hablan por sí solos. Los “mercados”, es decir, los propietarios y gestores del capital son los mayores beneficiarios de las intervenciones de los Estados. Andy Haldane, Director Ejecutivo de Estabilidad Financiera del Banco de Inglaterra, ha calculado que el subsidio público (pagado con fondos del Estado) a los bancos más importantes del mundo fue equivalente a 70.000 millones de dólares de media cada año (durante el periodo 2002-2007), cantidad multiplicada varias veces a partir del 2007, inicio de la crisis (citado en “How High Inequality Plus Neoliberal Governance Weakens Democracy”, por Robert Wade en Challenge, Nov-Dic 2013). Y en España, el apoyo público pagado por el Estado a la banca y otras instituciones financieras alcanzó la abrumadora cantidad de cerca de 220.000 millones de euros desde 2007. Ninguna otra institución ha sido tan subvencionada como la banca, cuyos comportamientos especulativos fueron ampliamente responsables de la crisis actual, de la cual fueron rescatados, de nuevo, con fondos públicos, sin que su salvación haya resuelto el problema de falta de crédito que las pequeñas y medianas empresas están sufriendo. En realidad, y tal como ha indicado Joseph Stiglitz, con los fondos que se han gastado los Estados para salvar a los propietarios y gestores del capital financiero, se podrían haber creado bancos públicos que habrían garantizado la accesibilidad al crédito. El hecho de que ello no haya ocurrido es consecuencia de la enorme instrumentalización de los Estados por la banca, lo cual ha alcanzado niveles hiperbólicos en el gobierno actual de España, uno de los que ha impuesto políticas de mayor austeridad a las clases populares en la UE-15.

Las desigualdades, tema desconocido en las teorías económicas
Consecuencia de lo dicho en la sección anterior es el hecho de que los Estados, instrumentalizados por el capital, han sido los responsables de las enormes desigualdades que han estado ocurriendo desde los años ochenta, crecimiento que apenas ha aparecido en la literatura de las “ciencias económicas”. En realidad, algunos no solo las ignoraron y desconocieron, sino que las ocultaron deliberadamente por considerarlas perniciosas. Así, Robert Lucas, Profesor de Economía de la Universidad de Chicago, conocido como uno de los fundadores del neoliberalismo económico y Premio Nobel de Economía en 1995, indicó que “una de las tendencias perniciosas y dañinas en el conocimiento económico…. en realidad, venenosa para tal conocimiento, es el estudio de temas de distribución…” (Robert Lucas, “The Industrial Revolution: Past and Future”. Annual Report 2003 Federal Reserve Bank of Minneapolis, May 2004). El estudio de las desigualdades de renta y propiedad no es un tema frecuente o bien conocido en los análisis que se centran en la eficiencia y eficacia de los llamados “mercados”. Y ello es consecuencia de que los propietarios y gestores del capital, máximos beneficiarios de estos conocimientos, no quieren que se conozcan las causas y consecuencias de su riqueza. Durante el periodo 2009-2012, el periodo de mayor crisis en EEUU, la renta del 1% más rico de EEUU absorbió el 95% del crecimiento total de la renta, y los ingresos de los propietarios y gestores de las 500 compañías más grandes de EEUU pasaron a representar 324 veces más que el salario promedio.

A lo máximo que el conocimiento económico llega es al análisis de la pobreza, centrándose más en los pobres que en las causas de la pobreza. Es común oír o ver la expresión de que “no me importan las desigualdades o que la gente sea tan rica como pueda. Lo único que me importa es la pobreza”. El problema con este dicho, muy común entre economistas liberales, es que las desigualdades y la pobreza están íntimamente relacionadas. La enorme concentración de las rentas se hace a costa de las rentas de los demás sectores de la población. La distribución de las rentas de un país no responde a causas económicas, sino políticas. En estos años de crisis, mientras que las rentas del 1% de la población han crecido desmesuradamente, la renta media de las familias estadounidenses ha descendido un 4%. Y ello, como consecuencia de las políticas públicas realizadas por el Estado. Ha habido lo que se llama un impacto Robin Hood, “Robin de los bosques”, al revés, es decir, una redistribución de las rentas de la mayoría a la minoría, debido a la enorme influencia de esta minoría sobre el Estado, y que se traduce tanto en las políticas fiscales como en otros tipos de intervenciones públicas (como los subsidios a la banca) que sistemáticamente favorecen a los sectores más pudientes de la población. El factor más importante para explicar el nivel de las desigualdades existentes en un país es el grado de influencia que los instrumentos del capital tienen sobre el Estado (tanto central como autonómico o local). En los países como EEUU y España, donde esta influencia es muy marcada, las desigualdades y la pobreza son mayores que en los países, como en el norte de Europa, donde tal influencia ha sido menor (donde, hasta hace poco, el mundo del trabajo tenía mayor influencia en Europa). No es por casualidad tampoco que los países más desiguales sean también los países con menos calidad democrática (como EEUU y España), donde el grado de insatisfacción de la mayoría de la población hacia las llamadas instituciones representativas es mayor. La concentración de las rentas y de las riquezas aumenta la influencia política y mediática de los grupos más pudientes de la sociedad, causa del deterioro de las instituciones democráticas. EEUU y España son un claro ejemplo de ello. Es precisamente la instrumentalización de los Estados por el capital lo que está generando una de la rebeliones pro democracia existente hoy en el mundo (ver mi artículo “La revolución democrática a nivel mundial".