Mi blog sobre Economía

lunes, 2 de junio de 2014

Producen un combustible de origen solar


Un proyecto financiado por la UE ha completado con éxito la cadena de producción de un queroseno o combustible para aviones que se obtiene a partir de la luz solar, agua y dióxido de carbono. Potencialmente, el proceso podría aplicarse para otros combustibles, como diésel, gasolina o hidrógeno puro.

Con la primera producción de combustible de avión de origen "solar", el proyecto SOLAR-JET, financiado por la UE, ha probado con éxito toda la cadena de producción de queroseno renovable que se obtiene directamente de luz solar, agua y dióxido de carbono (CO2), y que tiene el potencial de revolucionar el futuro de la aviación.

Este proceso también tiene el potencial de producir cualquier otro tipo de combustible para aplicaciones de transporte, tales como diésel, gasolina o hidrógeno puro, de una manera más sostenible.

Varias organizaciones de investigación importantes del mundo académico y de la industria han explorado una vía termoquímica impulsada por energía solar concentrada. Mediante una nueva tecnología de reactor solar, han producido combustibles de hidrocarburos líquidos adecuados para un transporte más sostenible.

"El aumento de los problemas ambientales y de seguridad del abastecimiento están llevando al sector de la aviación a buscarcombustibles alternativos que se puedan utilizar de forma intercambiable con los combustibles actuales", afirma Andreas Sizmann, coordinador del proyecto en el instituto de investigación alemán Bauhaus Luftfahrt.. "Con esta primera prueba del queroseno "solar", el proyecto SOLAR- JET ha dado un paso importante hacia combustibles verdaderamente sostenibles con materias primas prácticamente ilimitadas en el futuro."

El proyecto muestra una innovadora tecnología de procesado, utilizando luz solar concentrada para convertir el dióxido de carbono y el agua en un denominado gas de síntesis (syngas). El gas de síntesis, una mezcla de hidrógeno y monóxido de carbono, se convierte finalmente en queroseno mediante el uso de la tecnología Fischer-Tropsch.

Mayor transferencia de calor

"La tecnología de reactor solar proporciona una mayor transferencia de calor radiante y reacciones cinéticas rápidas, que son cruciales para maximizar la eficiencia de la conversión de la energía solar en combustible", explica el profesor Aldo Steinfeld, que dirige la investigación fundamental y el desarrollo del reactor solar en la ETH Zürich (Escuela Politécnica Federal de Zúrich), en la nota de prensa de esta última.

Aunque el ciclo redox con energía solar para la producción de gas de síntesis se encuentra todavía en una etapa temprana de desarrollo, la transformación de gas de síntesis en queroseno ya está siendo aplicada por las empresas, entre ellas Shell, a escala global. Este enfoque combinado tiene el potencial de proporcionar un suministro seguro, sostenible y escalable de combustible renovable para la aviación y más en general para aplicaciones de transporte. Por otra parte, el queroseno obtenido por Fischer- Tropsch ya está aprobado para la aviación comercial.

"Esta es en potencia una muy interesante vía para obtener combustibles de hidrocarburos líquidos utilizando energía solarconcentrada", señala el profesor Hans Geerlings, de Shell. "A pesar de que los pasos individuales del proceso habían sido probados anteriormente a varias escalas, no se había hecho nada para integrar el sistema de principio a fin. Esperamos con interés trabajar con los socios del proyecto para impulsar la investigación y el desarrollo en la próxima fase del mismo."

SOLAR- JET (Prueba de un reactor químico Solar y Optimización de la disponibilidad a Largo plazo de combustible Renovable JET) se puso en marcha en junio de 2011 y está recibiendo apoyo financiero de la Unión Europea dentro del 7º Programa Marco, para una duración de cuatro años.

En un primer paso, se ha demostrado la viabilidad técnica de la producción de queroseno solar. En la siguiente fase del proyecto , los socios optimizarán el reactor solar y evaluarán el potencial técnico-económico de la aplicación a escala industrial. Los resultados de SOLAR- JET pondrán a Europa a la vanguardia de la investigación , la innovación y la producción de combustibles sostenibles directamente a partir de energía solar concentrada. Ecoportal.net

Tendencias 21

La seguridad alimentaria en la Cuba actual (I)

Por Jose Luis Rodriguez

Uno de los temas centrales de la actual política económica y social contenida en los Lineamientos aprobados en abril de 2011 es el de la seguridad alimentaria. En general, este concepto toma en consideración la capacidad nacional para generar los recursos indispensables que aseguren los niveles de alimentación que garanticen la salud y el desarrollo de la población, partiendo de incrementar la producción y reducir las importaciones.

Para alcanzar estos objetivos es necesario –además– crear los mecanismos de distribución que aseguren el acceso equitativo a los alimentos por parte de todos los miembros de la sociedad.

A la par de su importancia, el tema tiene una alta complejidad, y las acciones realizadas durante los más de 50 años transcurridos desde 1959 no han logrado su solución definitiva. Sin embargo, no estamos partiendo de cero.

La situación actual dista mucho de parecerse a la que enfrentábamos en los ´50, cuando se consumían por la población 2 550 kilocalorías y 57,6 gramos de proteína, de las cuales el 47% de las primeras y el 53% de las segundas eran importadas. Sin embargo, estas cifras promedio encubrían una significativa desnutrición de la población rural, ya que –según datos de una encuesta de la Agrupación Católica Universitaria de 1957– el peso corporal de los trabajadores agrícolas resultaba 16 libras inferior al promedio nacional; solo el 4% consumía carne habitualmente y pescado menos del 1%; leche el 11,22% y pan el 3,36%, entre los alimentos más importantes.

Durante los primeros 30 años de la Revolución se dieron significativos pasos para incrementar la producción agropecuaria a partir de la Ley de Reforma Agraria de mayo de 1959, y una estrategia que centró su atención en las grandes explotaciones bajo propiedad estatal, tomando en cuenta el acelerado decrecimiento de la población rural, y valorando las ventajas de estas granjas para la introducción efectiva de los adelantos de la ciencia y la técnica y el rápido incremento de la productividad del trabajo.

Sin embargo, la aplicación de esta política, por una parte no permitió aprovechar adecuadamente el potencial productivo del campesinado, ni del sector cooperativo, que si bien eran minoritarios en la posesión de la tierra, no lo eran en cuanto a volúmenes de producción y rendimiento de una serie de cultivos. Por otra, aun cuando el esfuerzo inversionista fue relevante, cubriendo entre 1960 y 1992 el 24,1% del total capitalizado por el país, el incremento de la producción y los rendimientos agropecuarios no estuvieron en consonancia con los recursos aplicados.

Este esfuerzo permitió contar con una dotación de recursos significativa a finales de los ´80, ya que –en relación a los promedios mundiales– Cuba contaba por cada 100 hectáreas con 1,1 tractores (2,2 veces más que el promedio); regaba 12,9 hectáreas (2,6 veces más); y utilizaba 95,4 kilogramos de fertilizantes (3,3 veces por encima de la media mundial).

Sin embargo, el valor agregado del sector agropecuario entre 1960 y 1989 crecería a un ritmo anual promedio del 2,6%, cifra inferior al crecimiento global del PIB, que fue de 4,4%.

En términos de rendimiento medido en toneladas de producción por hectárea, Cuba solo alcanzaba en cultivos vinculados a la exportación el 97,6% de la media mundial en caña de azúcar, el 65,7% en cítricos y el 55,1% en café, en tanto solo mostraba rendimientos superiores en la producción de papa, con un 11,7% por encima del promedio.

Aun tomando en cuenta estos discretos resultados productivos, el país garantizó niveles aceptables de seguridad alimentaria, ya que el consumo de alimentos en 1989 alcanzó 2 845 kilocalorías diarias y 76,5 gramos de proteína, lo que representaba un incremento del 11,6% en las primeras y del 32,8% en la segunda en relación con 1950. Pero este incremento no se logró totalmente mediante la producción nacional, pues el componente importado de las calorías se incrementó del 47 al 54%, y el de la proteína pasó del 53 al 61%.

Por otra parte, las posibilidades de acceso a los alimentos se aseguraron mediante el consumo racionado y social de los productos a precios subsidiados por el Estado. Estas vías de acceso se estima cubrieron el 77,3% de la ingesta calórica de la población en 1989, lo que se logró con un acceso muy igualitario a los ingresos monetarios, que se reflejaba en un coeficiente GINI de 0,22 en esa fecha frente a 0,55 en 1953.

Al iniciarse el Período especial, la propia crisis obligaría a transformaciones sustanciales en el régimen de la propiedad y a repensar la gestión agropecuaria. Para la fecha, el Estado cubría el 82% de la tierra, las cooperativas de producción el 8%, el sector privado asociado a cooperativas de créditos y servicios el 7%, y los campesinos dispersos el 3%. (Continuará).

*El autor es asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM)

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La libertad y la herejía

Por Leornardo Padura

Palabras del escritor en el acto de recepción del X Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza, conferido a la novela Herejes.

Aunque voy a hablar de herejes y herejías, no puedo comenzar mis palabras sin realizar varios reconocimientos de gratitud. En primer lugar al Ayuntamiento de Zaragoza y a la Comisión Permanente del Libro de esta ciudad, patrocinadores y organizadores del Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza, así como a los jurados que trabajaron en la décima convocatoria del concurso por haberle concedido a mi novela Herejes el galardón correspondiente a este año; luego a Tusquets Editores, por haber publicado la novela ganadora y muchas de mis novelas anteriores, trabajo editorial que comenzó en el cada vez más distante año de 1996 –en el siglo pasado- y ha contribuido a que mi literatura haya podido trascender las fronteras cubanas y ser publicada hoy en 20 lenguas; y, por supuesto, también quiero agradecer a todos los colegas, amigos, familiares, lectores cubanos que a lo largo de estos años me han brindado el apoyo, la solidaridad, la fraternidad y la confianza para que, desde Cuba, viviendo en Cuba, escribiendo en Cuba y sobre Cuba, mis libros y mi obra en general hayan podido realizarse y, para colmo de venturas, colocarse en un lugar del corazón de muchos de mis compatriotas, gracias a los cuales he podido ser, en varias ocasiones, el escritor cubano de ficciones más leído en el país –como lo avalan mis Premios Puerta de Espejos, un reconocimiento que se confiere solo por el favor de los lectores-, haya podido obtener en siete ocasiones el Premio Nacional de la Crítica Literaria a las mejores obras publicadas en Cuba y hasta haya conseguido alcanzar el Premio Nacional de Literatura de Cuba del año 2012, que a pesar de los pesares disfruto con orgullo artístico, pues es el resultado de mi trabajo y esfuerzo.

Como ciudadano y escritor cubano, poseo un alto sentido de lo histórico. Durante años Cuba ha estado viviendo un “momento histórico” y tal vez por ello he desarrollado una obsesiva visión de la importancia de la historia y su capacidad de re-conocimiento y expresión, no solo de los acontecimientos del pasado, sino de las consecuencias y lecciones que tales hechos “históricos” proyectan hacia nuestro presente. Por eso no creo que la novela histórica deba ser un ejercicio literario inocente, que se conforme con mirar hacia un pasado que, por muy documentado y rigurosamente investigado que se encuentre, se contente solo con ser una indagación estética capaz de recrear ese momento, período o proceso del ayer, por interesante o intenso que haya sido. A mi modo de entender, en la novela que se apoya en la historia para realizar su trayecto artístico, el escritor debe tener en cuenta que solo cumple su misión si su esfuerzo sirve para iluminar el presente a través del examen de la experiencia ya acumulada por el hombre en su transcurrir temporal, o sea, histórico.

Mucho me satisface, pues, que una novela que desde un pasado histórico habla y se proyecta hacia el porvenir, un texto que en puridad se refiere más al presente que al pasado, pueda ser distinguido con este premio Ciudad de Zaragoza dedicado a obras de carácter histórico. Porque, genéricamente, mi libro no es en realidad una novela histórica que acate los cánones más recurridos, como tampoco es una novela policial en su forma más tradicional, y mucho menos una ardua novela de tesis filosóficas, sino un libro que, heréticamente, se aprovecha de los géneros y sus claves para expresar un concepto universal: la eterna lucha del individuo por ejercer su libertad personal, el libre albedrío que es hijo primogénito de la condición humana.
Pero la libertad, o mejor, la pretensión de disfrutar de la libertad, de pensar con libertad, de creer y crear en libertad, muchas veces ha sido –y sigue siendo- condenada como una herejía.

Es hereje –o considerado como tal, aunque a veces con otros calificativos- el que desde su pensamiento se opone, rebate o simplemente cuestiona una forma de ser y pensar validada por un poder religioso, político, social, cuyos representantes o colaboradores siempre estarán dispuestos a reprimir, castigar, marginar –incluso hasta quemar en una hoguera, ahora no importa si física o virtual- a quien se atreva a poner en práctica el supremo derecho a ejercitar un albedrío escogido con libertad. Entonces el estigmatizado como hereje puede ser condenado por su propia comunidad, muchas veces con odio profundo y visceral, como le sucede a mi personaje Elías Ambrosius Montalbo de Ávila en la libérrima Ámsterdam del no tan lejano año de 1647. O como le ocurrió a su contemporáneo histórico Baruch Spinoza, condenado a la separación de por vida de su comunidad por racionalizar un pensamiento anquilosado y manipulado por un poder que se negaba a ceder un ápice de su preponderancia, y muchos menos a aceptar que no trabajaban y actuaban avalados por un testimonio divino y, por tanto, infalible, sino por una obra humana.

Al igual que la preocupación por lo histórico, el tema de la herejía y sus represiones más o menos drásticas, me ha acompañado durante mucho tiempo, como una necesidad artística y ética. Las consecuencias de la herejía social y espiritual ya aparecía en algunas de las primeras novelas protagonizadas por mi personaje de Mario Conde, en especial Máscaras, en la que penetro en el mundo de las marginaciones vividas por los artistas cubanos en la nefasta década de 1970, cuando el solo hecho de ser homosexual o considerado “incómodo” era motivo suficiente para la más drástica estigmatización. 

Unos años después dediqué otra de mis novelas, también “heréticamente histórica” al personaje que, quizás, los cubanos pudiéramos llamar nuestro primer hereje: el poeta José María Heredia, un hombre bueno y desbordado de talento que, por sus ideas y versos inmortales, sufrió el desprecio, los ataques, las marginaciones de sus contemporáneos, aquellos que lo llamaron “ángel caído” y le negaron hasta el saludo (como a Spinoza), dejándolo solo, con el corazón herido. Únicamente la historia, los años y la justicia que a veces el tiempo genera –a veces, no siempre-, permitieron la inevitable recuperación literaria y política de Heredia –y su gran defensor fue otro poeta, el Héroe Nacional cubano José Martí-, el intelectual que había cometido la herejía de tener un talento y una sensibilidad humanas superiores, que le permitieron escribir la mejor poesía de la lengua creada en su tiempo, lo hicieron sentirse decepcionado por una realidad en la que los más bribones, mediocres y oportunistas acaparaban riquezas, poder y hasta reescribían la historia, y por haber aceptado, antes de que se le acabara la vida, humillarse ante el poder político solo para volver a besar a su anciana madre. 

También dediqué una parte de mi novela El hombre que amaba a los perros a la figura de León Trotski, considerado uno de los renegados del pensamiento rector del comunismo en el siglo XX, el pensador que tuvo la osadía de revelar, primero que nadie, las manifestaciones perversas del sistema que, sobre el gran sueño utópico de una sociedad justa y mejor, estaba fundando, imponiendo y exportando Joseph Stalin. Y aunque la historia le ha dado la razón a Trotski en muchos de sus análisis y denuncias de las deformaciones políticas, sociales y económicas engendradas por el estalinismo, todavía hoy mucha militancia intolerante, incapaz de reconocer sus viejos errores y procederes de estirpe estalinista, mantienen a Trotski encasillado en la categoría de revisionista y contrarrevolucionario, por su vida y por su obra. 
Y es que la actitud considerada herética es, en muchos casos, fuente de libertad. O, por simple inversión de términos, la búsqueda de la libertad es progenitora de actitudes calificadas como herejías. 

Como escribe Vasili Grossman en su monumental novela Vida y destino (en su momento censurada e incautada por la policía política soviética): «…el instinto de libertad del hombre es invencible. Había sido reprimido pero existía. El hombre condenado a la esclavitud se convierte en esclavo por necesidad, pero no por naturaleza. (…) La aspiración del hombre a la libertad es invencible; puede ser aplastada pero no aniquilada. (...) El hombre no renuncia a la libertad por propia voluntad. En esta conclusión se halla la luz de nuestros tiempos, la luz del futuro».

Lamentablemente, no siempre esa luz del futuro ha alumbrado al mundo. Hoy, como en los tiempos de Giordano Bruno y Galileo, o en la época de Rembrandt y Spinoza, los fundamentalismos y las ortodoxias siguen pesando sobre las sociedades y las vidas de muchos individuos, coartando sus libertades de elección- o prentendiéndolo al menos. Esto me hace pensar en la permanente necesidad de la herejía, si ella conduce a la libertad, o al menos, al intento de disfrutarla. Aunque todos sabemos que tal ejercicio puede entrañar el pago de un precio, a veces elevado.

Tal vez por ello me gustaría que mi novela también fuera leída como un homenaje a los herejes que en el mundo han sido, grandes y pequeños hombres, personajes célebres o desconocidos por la historia, pero que en su momento han sido juzgados, acosados y hasta aplastados por las intolerancias y las ortodoxias más diversas, de origen social y hasta pretendidamente divino, pero practicadas por los hombres, muchas veces, incluso, en nombre de Dios, del bien común, de un futuro mejor.

Pero ni Dios, el bien común o el futuro mejor –es decir, el presente mejor- pueden ser los argumentos para la intolerancia y el castigo o la persecución del que se ha calificado como hereje. Por el contrario, el Paraíso terrenal, la utopía más real de la igualdad entre los humanos, solo se alcanzará cuando todos y cada uno de los individuos y las sociedades sean tan esencialmente libres que desaparezca la posibilidad de la condena por herejía, cuando al fin no haya espacio para inquisidores y ni siquiera la necesidad de herejes. (2014)


*Palabras pronunciadas en el 28 de mayo de 2014, en Zaragoza, España, durante el acto de recepción del X Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza, conferido a la novela Herejes (Tusquets Editores, 2013)

Reportan aumento en llegada de turistas internacionales a Cuba

La Habana, 2 jun (PL) Cuba recibió en abril 287 mil 103 turistas internacionales, con lo cual superó los 273 mil 965 de igual período del año anterior, mostró un reporte de la Oficina Nacional de Estadística e Información.Canadá se mantuvo como el principal mercado emisor a la isla, seguido por Alemania, Reino Unido, Francia e Italia.

La entidad remarcó que entre enero y abril de 2014 llegaron un millón 282 mil 734 visitantes desde el millón 221 mil 930 del primer cuatrimestre de 2013.

Según datos del Ministerio de Turismo, el año pasado llegaron a Cuba dos millones 852 mil 572 visitantes, con Canadá como principal emisor (más de un millón de viajeros) escoltado por Reino Unido, Alemania y Francia.

Registraron un crecimiento en cuanto a ingresos por cliente, diario, de 100 dólares. En lo que va de 2014 se anota un alza del turismo insular de alrededor de cinco por ciento, frente a idéntico período de 2013.