Mi blog sobre Economía

jueves, 22 de enero de 2015

CARTA ABIERTA DE NORGE ESPINOSA MENDOZA A MARILYN SOLAYA.

En días recientes circuló
por varios medios
la carta pública en la que protestabas por la aparición en el canal de YouTube de una copia pirata de tu ópera prima, Vestido de Novia. En ello te asisten todos tus derechos como creadora de un producto audiovisual que no debería ser distribuido sino a través de los canales pertinentes, del mercado que existe para tal fin, y que aquí, por muchas razones, es violado con frecuencia. 

Me extrañó que no hubieras divulgado una protesta semejante cuando el filme, a poco tiempo de su premier en el reciente Festival de Cine, apareció en el paquete semanal que circula intensamente por todo el país. Y también que haya que esperar a que a un creador le suceda esto para que oigamos su protesta, y no se le vea reclamando lo mismo cuando es la obra de otros directores la que sufre tal ataque. Pero ya se sabe que la solidaridad, incluso la gremial, no es una costumbre entre nosotros.

En tu indignación pensaba, y en tus reclamos, porque amén de tu derecho, insisto, resuena en ello un fondo de inconsecuencia. Imagino que la experiencia te haya servido para entender cómo se siente alguien cuando se le roba, cuando se manipula algo que uno ha creado, y que de pronto aparece en las manos de otros, impunemente, sin ánimo alguno de respeto. Así me he sentido desde que este filme comenzó su trayectoria. Su título, Vestido de Novia, es una referencia directa al poema que escribí a fines de la década del 80, y que apareció en el cuaderno Las breves tribulaciones, premiado en 1989 por El Caimán Barbudo.

De entonces a la fecha, se ha convertido en un texto puntual para la literatura cubana de su momento, y hasta hoy, se recoge en antologías, traducciones y estudios como uno de los primeros en devolver a las letras cubanas el tema del homosexualismo. Desde nuestros años de estudio en la Escuela Nacional de Instructores de Arte conoces ese poema. Te permití emplearlo en uno de tus ejercicios de fin de curso. Décadas después, recibí tu solicitud para integrarlo a tu primer proyecto de largometraje de ficción, pues tú y tus asesores me aseguraron que el poema estaría incluido en una de las escenas del filme, en el que yo lo leería como reconstrucción de una de sus lecturas públicas en el Gran Teatro de La Habana. A principios del pasado año, durante una madrugada, esa escena se filmó. Compartí con los excelentes actores de tu filme, y deseé a todos buena suerte.

Seguí el proceso de la película desde lejos. Recibí una invitación para ver un primer corte, encuentro al que no pude asistir, y me disculpé contigo por ello, sin respuesta de tu parte. Luego supe, por terceras personas, que la escena se había eliminado de un segundo corte, y que apenas quedaba una rápida mención a mi nombre, entre otros, en un instante del metraje, junto a otros poetas. Te escribí varios mensajes para saber la causa de ello, y más que exigir su presencia en el filme, quise saber qué relación quedaría entre mi poema, su título y tu obra. Jamás recibí contestación alguna. Llegó el estreno y supe que la entrevista que me hicieron los realizadores del making off, también quedó fuera de ese material. Tras la premier, he recibido una y otra vez la pregunta acerca de si esta película está enlazada de algún modo al poema. Imagino te hayan preguntando una y otra vez lo mismo, en alguna de las entrevistas donde no has ocultado arrogancia, y en la que jamás has mencionado que solicitaste los derechos del poema que ahora sirve de título a tu ópera prima. Solo algunos críticos, en honrosa excepción, han sugerido ese enlace. Tus asesores callaron, y el compromiso natural de diálogo franco que nos caracterizaba, quedó traicionado desde esa postura en la cual te adueñas de algo que, pese a esa acción, seguirán preguntando algunos enterados una y otra vez.

En mi página de Facebook, durante el Festival, hice una rápida aclaración sobre el tema, a raíz de tantas preguntas recibidas. A pesar de que mi nombre aparece en los créditos de los agradecimientos especiales, donde al parecer olvidaste borrarlo, nunca fui invitado a ninguna de las presentaciones de Vestido de Novia. Tal vez no debiera extrañarme, y tal vez no debí haberme dejado llevar por el entusiasmo de los amigos ni por tu aparente compromiso con el tema del respeto a la diferencia, recordando otras actitudes tuyas que pudieron alertarme. Y no soy de los colaboradores que, tras una discusión contigo, aceptarían tus disculpas disimuladas en una caja de dulces. En alguna de esas entrevistas has dicho que nadie te ha regalado nada. Y más allá de tu orgullo y tu afán de darte a ver como mujer que ha conseguido todo por sí sola, te digo que te equivocas. Todos te hemos regalado algo. Los actores, los miembros del equipo técnico, tus conocidos y yo mismo, que confié en ti y te permití emplear un poema que ya tiene vida propia, y que a pesar de tu silencio, seguirá siendo enlazado, nos guste o no, a ese filme que ahora se estrena en todo el país.

Como dije en mi página de Facebook, le deseo a la película una vida propia, y éxitos en atención a su calidad, sus logros y desaciertos. Tiene un elenco de lujo y trae a la luz una historia que ya debe ser entendida como algo más natural, aunque nos hayamos demorado tanto en contarla. Me alegra que se haya eliminado el enlace, en YouTube, a esa copia pirata. Y te deseo una carrera en la que puedas ahorrarte gestos como este. Para que evites a quienes confíen en ti un disgusto de este cariz, y para que no sientas, nuevamente, cómo alguien te roba, abusa de lo que has creado durante días y noches, y todos nos respetemos mucho más. Porque respeto, lo que se dice respeto, implica muchas otras cosas, más allá de la sexualidad de cada cual y de la educación que cada uno ha recibido.

Sin más,

Norge Espinosa Mendoza.

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