Mi blog sobre Economía

martes, 6 de enero de 2015

La historia indica cautela



Por Nuriem de Armas*

La Habana, (PL) El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, reconoció la ineficacia de la política del bloqueo económico, comercial y financiero tras anunciar el restablecimiento de las relaciones con Cuba, pero en lo adelante se impone la cautela ante las históricas aspiraciones de la nación norteña de apoderarse de la isla.El presidente cubano, Raúl Castro dejó claro en su reciente discurso ante el Parlamento cubano que será larga y difícil la lucha para lograr poner fin a 50 años de bloqueo impuestos por la Casa Blanca y enraizado en las leyes de ese país.

En los últimos años al tiempo que se manifestaba una supuesta flexibilización de las posiciones hacia Cuba, el bloqueo endureció los castigos sobre todo en su carácter extraterritorial.

De acuerdo con un informe del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, la principal característica de las acciones norteamericanas es la insistencia de sancionar a terceros por mantener normales relaciones con este país.

Raúl Castro precisó sobre las profundas diferencias entre Cuba y Estados Unidos que incluyen, entre otras, distintas concepciones sobre el ejercicio de la soberanía nacional, la democracia, los modelos políticos y las relaciones internacionales.

Apuntó que no debe pretenderse que para mejorar las relaciones con Estados Unidos, Cuba renuncie a las ideas por las que ha luchado durante más de un siglo, por las que su pueblo ha derramado mucha sangre y ha corrido los mayores riesgos.

Es necesario comprender que Cuba es un Estado soberano cuyo pueblo, en libre referendo para aprobar la Constitución, decidió su rumbo socialista y sistema político, económico y social, expresó.

De la misma forma que nunca nos hemos propuesto que los Estados Unidos cambien su sistema político, exigiremos respeto al nuestro, indicó.

Entre Cuba y Estados Unidos se restablecen las relaciones tras una decisión de ambos gobiernos que cambia el panorama político, pero no borra la historia que recoge la intervención norteamericana en asuntos de la isla desde épocas tempranas de fines del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX cuando fue manifiesto el deseo de anexarse este territorio.

Las intenciones de la Doctrina Monroe con la aplicación de la política de la fruta madura y la amenaza declarada en ese instrumento geopolítico contra las potencias colonizadoras de Europa son evidencias de los anhelos de la nación norteña.

El fin de la contienda cubano-española que buscaba terminar con el colonialismo en la isla quedó marcado por la desestimación del estado beligerante del Ejército Mambí por parte de Washington que aprovechó una coyuntura proporcionada por la declaración del régimen autónomo, lo consideró una amenaza y envió el acorazado Maine.

Frente a costas cubanas el 15 de febrero de 1898 explotó el Maine dejando una estela de 266 muertos pero acomodando el entorno para declarar una guerra contra España con los cubanos fuera del conflicto. El primero de enero de 1899 con el Tratado de París quedó oficializada la intervención militar norteamericana en la isla. Abriría el siglo XX con la instauración aquí de una república, la cual nació con la Enmienda Platt colgada del brazo y que impuso la presencia militar estadounidense y la prerrogativa para intervenciones militares, entre otras, y sería el instrumento para otorgar legalidad al dominio sobre Cuba.

Durante años se sucedieron en Cuba gobiernos afines a Estados Unidos que impuso además el Tratado Permanente que posibilitaba la compra o arrendamiento de territorios para bases navales, causa por la cual se estableció desde entonces la Base Naval de Guantánamo.

Asimismo entre los instrumentos de dominación destaca el Tratado de Reciprocidad Comercial que regulaba el intercambio desigual entre las dos naciones.

El último de esos gobiernos, el de Fulgencio Batista (1952-1959), fue derrocado por una Revolución liderada por Fidel Castro que tuvo entre sus primeras medidas la promulgación de una reforma agraria.

Dicha ley produjo contragolpes desde la Casa Blanca como la suspensión de la cuota azucarera cubana en el mercado preferencial estadounidense, considerada la primera acción importante en la guerra económica contra la isla.

El rompimiento de relaciones diplomáticas con Cuba, el 3 de enero de 1961, la invasión de mil 500 hombres en abril de ese mismo año por la bahía de Cochinos y luego el bloqueo formaron parte de la política de la administración de los presidentes de la época.

Las acciones contra Cuba, ya enfrascada en el carácter socialista del proyecto que construía, se agudizaron con leyes como la de Ajuste Cubano (1966), que ha estimulado la emigración ilegal hacia Estados Unidos.

Los períodos de los republicanos Ronald W. Reagan (1981-89) y George H. W. Bush (1989-1993) continuaron el camino iniciado por Eisenhower, mientras que el demócrata William F. Clinton (1993-2001) sancionó en 1996 la Ley de la Solidaridad Democrática y de la Libertad de Cuba (Ley Helms-Burton), que endureció aún más las acciones de la Ley Torricelli, firmada por Bush (padre) en 1992.

La administración de su hijo George W. Bush (2001-2009) fue una de las más agresivas contra Cuba y entre sus medidas se hallan las restricciones de los viajes de los cubanos-americanos y de los montos de las remesas a sus familiares.

Con la alocución simultánea del pasado 17 de diciembre, los mandatarios Raúl Castro y Barack Obama anunciaron el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países. Quedó reconocido por Obama el fracaso de la política hostil hacia Cuba y se comprometió a trabajar ante el Congreso por la eliminación de las trabas impuestas por el bloqueo. No obstante, la historia marca para los cubanos la pauta de la cautela.

*Periodista de la redacción Nacional de Prensa Latina

rc/nda

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