Mi blog sobre Economía

domingo, 19 de abril de 2015

Alianza provechosa entre el turismo y la iniciativa particular en Cuba



Justo en el corazón de la sierra de los Órganos, a más de 200 metros sobre el nivel del mar, la finca El Paraíso se hace cómplice de un sosiego exquisito, acreditado hasta en el propio nombre del paisaje que la rodea: el valle del Silencio.

Erigida sobre el punto más alto del terreno, una casa campesina desafía la gravedad para que el visitante llene los ojos de un serpenteo verde similar a la perfección de una obra plástica.

Desde allí, el viñalero Wilfredo García Correa y su familia optan por la agroecología como sello de distinción para ese estrecho pacto entre la producción de alimentos y el servicio gastronómico, ofrecido en una suerte de restaurante rústico que frecuentan tanto clientes nacionales como foráneos.

“Todo lo que se come aquí está libre de cualquier químico y sale directamente de nuestra tierra. Tenemos plantas repelentes a las plagas y, como combinamos cultivos diferentes en el mismo cantero, no necesitamos usar veneno. ¡Ah!, y nada se bota: el desecho del campo lo damos a los conejos, en el excremento de esos animales viven las lombrices y su humus lo utilizamos como fertilizante. Lo que sobra en la cocina es para los puercos”, aclara Wilfredo.

Con él, cualquiera puede descubrir las estrategias para cultivar de una manera más sana las variedades de plátano, coliflor, lechuga, brócoli, zanahoria, rábano, habichuela, espinaca, fresa, remolacha…

Si de buenas prácticas nutritivas se trata, en El Paraíso es casi imposible encontrar una lata de cerveza o de refresco. En su lugar aparece el saludable coctel antiestrés, combinación de piña, anís, menta, yerbabuena, limón y albahaca.

Tales ofertas promocionan por sí solas esta iniciativa particular, acompañada desde hace casi un año por la gestión de agencias estatales.

“El vínculo con esas entidades, especialmente con Viajes Cubanacán, nos garantiza una permanencia constante de decenas de clientes diarios. Nos sentimos bien con ellos, porque hasta ahora todo está perfectamente organizado. Les tenemos mucha confianza”, asegura el dueño de la finca.

Esos son solo algunos de los vientos a favor que marcan el rumbo en la incorporación de la actividad cuentapropista como complemento a la gestión estatal en el sector turístico. Para tomarle el pulso a la implementación de esta reciente política, BOHEMIA dialogó con casi un centenar de trabajadores por cuenta propia que brindan servicios de alojamiento, gastronomía y transportación en Viñales, La Habana y Trinidad, polos turísticos con más trayecto andado y mayor contraste en los resultados de tal iniciativa.

Las entrevistas a clientes, a directivos de agencias de viaje y del Ministerio de Turismo (Mintur) aportaron otros ángulos para asomarse a estas nuevas maneras de asumir negocios en Cuba.

Complemento, no competencia

Camino a la actualización del modelo económico cubano en el sector de la industria sin humo, el Mintur ha comenzado a asumir, desde hace poco más de un par de años, la función de promover y evaluar el desarrollo y la ampliación del alojamiento, la gastronomía y otros servicios como oferta turística complementaria a la estatal, de acuerdo con lo referido en el lineamiento 262 de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución.

“La implementación de ese lineamiento estableció, entre otros aspectos, el desarrollo de relaciones contractuales entre los prestatarios de servicios no estatales y las agencias, con el correspondiente pago en CUC. Además, se dejó claro que a estos trabajadores por cuenta propia se les asegura la capacitación en cursos básicos de forma gratuita y la opción de publicitarse a través de los sistemas informativos para el turismo internacional”, expone Sabino Pardo Calafell, asesor del ministro del ramo.

Esa alianza busca diversificar el producto turístico cubano desde la complementariedad de ofertas, en la que ninguno de los actores perjudica al otro. Ambas partes aportan a la construcción simbólica del destino insular y rescatan valores identitarios de cada región.

Entre las agencias que despuntan con más fuerza están Viajes Cubanacán, Cubatur y Havanatur, cuya función radica en vender a turoperadores y grupos de clientes paquetes de ofertas en los cuales se conectan opciones heterogéneas tanto de particulares como del sector estatal.

Oscar Mederos, director de la sucursal Habana de Viajes Cubanacán reconoce que se ha ampliado el espectro de excursiones, en tanto aparecieron nuevos prestatarios con nuevos productos. “Por ejemplo, un recorrido de ciudad que no tenía almuerzo, ahora puede concluir con un servicio en un paladar, o puede complementarse con la transportación en autos antiguos”.

La contratación ha sido dirigida fundamentalmente a quienes combinan alta calidad con precios favorables para el mercado y son capaces de aportar novedad o elementos típicos de nuestras costumbres, en lugar de la socorrida imagen de tabaco, ron y mulatas.

“No se han afectado en nada las operaciones en el sector estatal. Yo veo esta estrategia como una oportunidad, que sirve incluso de referente para mejorar, para ser cada vez más eficientes y creativos. Es un beneficio para la imagen de Cuba, más allá de la forma de gestión que la proyecte”, redondea José Antonio Aguilera, director de la filial pinareña de Viajes Cubanacán.

Para todos los gustos

Pudiera confundirse con una tienda de antigüedades, pero es un restaurante “de verdad”. Juegos de vajillas coloniales no solo sirven de adorno a las mesas del Quince Catorce, sino que se utilizan como completo para los servicios de cenas en esa recreación trinitaria del siglo XVIII.

Entre siete y diez grupos de turistas llegan mensualmente a través de las agencias a esa casona particular, ubicada a unos 50 metros de la Plaza Mayor de la tercera villa fundada en Cuba. La calidad de la comida y el buen trato ponen en alto el nombre de la empresa estatal intermediaria y del producto turístico cubano en general.

Así lo cree Lina Talvard, clienta francesa que agradece a Cubatur la acertada selección de espacios auténticos, acompañados de la guía de especialistas como Yadira González, quien considera que a partir de la materialización del Lineamiento 262 los visitantes están recibiendo servicios ausentes en el sector estatal. Entre esas ofertas “revitalizadas” se destacan la elaboración de dulces caseros, la novedosa presentación de los platos, la atención personalizada o la decoración de los inmuebles.

Si de encontrar propuestas atractivas se trata, Viajes Cubanacán marcha en la avanzada, pues trabaja con más de 80 turoperadores extranjeros y es la agencia que más pasajeros mueve hoy en Cuba, al decir de sus directivos.

A finales de 2014 esa entidad había pactado con los dueños de más de 70 paladares, cuyo accionar atrajo a casi 15 mil clientes.

Pero las cifras no son uniformes. En cada polo varía, de acuerdo con la demanda, la cantidad de contratos firmados con cuentapropistas y el número de clientes movidos a los diferentes servicios.

Mientras que en La Habana se cuentan más de una treintena de paladares vinculados con esa agencia, en Viñales solo hay dos, porque prevalecen suficientes instalaciones de Palmares brindando muy buenas ofertas.

Por su parte, la sucursal de Viajes Cubanacán en Trinidad ha sabido combinar las potencialidades extrahoteleras existentes con las ofertas de trabajadores particulares en dos decenas de restaurantes, que se han especializado según segmentos de mercado.

Tales nexos se han materializado por intermedio de la firma de contratos, avalados por la visita de especialistas de las agencias a los negocios para dar el visto bueno. En el caso de los restaurantes se incluye en el documento un anexo donde constan precio y gramaje de al menos tres ofertas de menú, que siempre deben estar garantizadas.

Debido a la inexistencia de un mercado mayorista para el abastecimiento, se estudia en conjunto qué producto estará disponible en cualquier etapa del año. Además de asegurar los estándares de calidad y eficiencia, el contrato pauta los documentos oficiales necesarios para brindar el servicio.

Demandas satisfechas

Hace cerca de un año, en la casa de alquiler de María Teresa Martínez casi no se veían huéspedes. Villa Tinguillo, nombre con el que se conoce el inmueble, no queda exactamente en las arterias principales del pueblo de Viñales y la propietaria necesitaba de alguien más que le trajera clientes.

“Luego del contrato con Viajes Cubanacán y Cubatur estoy viendo las ganancias. Me gusta mucho trabajar con ellos, aunque los visitantes estén una o dos noches solamente. Lo que importa es que las habitaciones están reservadas para los dos meses que vienen casi por completo”, dice mientras muestra su minuciosa libreta de registros.

Villa Tinguillo es una de las 97 viviendas que la sucursal pinareña de Viajes Cubanacán incluye dentro de sus ofertas. En total suman 117 habitaciones que contribuyen a satisfacer la creciente necesidad de alojamiento del famoso valle, donde solo se han construido tres hoteles.

“El 80 por ciento de los clientes que movíamos venían solo por un día, porque no tenían donde quedarse. Si querían caminar por los senderos se veían limitados. Sin embargo, en un solo año casi mil 300 personas se han hospedado en casas particulares, y el número seguirá creciendo”, apunta el director de esa dependencia.

Hasta los guías y choferes sufrieron la poca disponibilidad habitacional del importante polo. Muchas veces tenían que dormir en la capital pinareña, a 30 kilómetros de donde estaban los turistas que atendían. Hoy esos trabajadores también figuran entre los clientes que pueden recibir los propietarios de hostales y villas.

“Para nosotros no hay diferencias entre huéspedes cubanos y extranjeros. Hasta ahora nada me ha fallado en mi contrato con Viajes Cubanacán; siempre me llaman con tiempo y es algo más que me entra. Veo muy ventajosa esa asociación para ambas partes, porque no todas las casas estamos en Internet o somos tan populares. En Viñales hay mucho turismo, pero también hay cientos de negocios de renta”, afirma Dunia Alemán.

Esa opinión es compartida por Yoel Prieto, uno de los arrendadores que más beneficios han palpado a partir del diálogo con esa agencia. “Si en el mes llego a los cuatro o cinco días vacíos es mucho, pero eso sí: siempre llamo para avisar cuando tengo habitaciones disponibles”, reconoce.

Una opción más

Otra de las ventajas de esta alianza entre el sector cuentapropista y el estatal es la interacción más cercana entre extranjeros y nacionales. No importa mucho que no encuentren tantas opciones de canales como en un hotel, pero sí es muy atractivo para cualquier turista foráneo conocer la vida cotidiana de una familia en la Isla, sus costumbres, sus relaciones y aquello que las hace diferentes del resto.

Esa es la motivación que anima a quienes se acercan al hogar de Isabel de las Mercedes Delgado, mejor conocida como Yirina, dueña de la Casa Colonial 1830, ubicada en el casco histórico de Trinidad y joya de su arquitectura doméstica.

Yirina comenta a estos reporteros que en su caso es muy esporádico el envío de clientes por parte de las agencias estatales.

“A veces llegan solo cuatro en el mes por esa vía. Por suerte yo no dependo solo de esa entrada, sino que los propios turistas nos recomiendan, tengo una buena promoción en Internet e, incluso, entre los vecinos nos pasamos los clientes cuando estamos llenos. Hay quien dice que siempre mandan los grupos a las mismas casas”.

Aunque en Trinidad la red hotelera tampoco satisface la demanda de alojamiento y cerca de dos mil visitantes han dormido en los 275 hostales asociados con Viajes Cubanacán, directivos de la institución explican que se debe tener en cuenta la cantidad considerable de otras casas de renta que, si bien no tienen vínculos con las agencias, compiten por igual en el mercado del alojamiento.

Otro factor que considerar es la disponibilidad real de casas contratadas en una misma zona cuando los grupos de visitantes son muy nutridos. Ese también es un problema en La Habana. “Es muy difícil ubicar a 30 turistas que vengan juntos. Por eso hay que buscar las viviendas más cercanas entre sí”, manifiesta Oscar Mederos.

Como alternativa a esta situación, algunos propietarios pinareños han intentado motivar a vecinos a que también alquilen para que se vinculen con las agencias. De esa manera garantizan suficientes habitaciones en áreas aledañas.

De cualquier modo, el hecho de firmar contratos no implica el compromiso de las agencias de llenar siempre todas las capacidades.

“Nosotros somos facilitadores de servicios para los prestatarios, pero somos uno más de sus clientes; lo que les brindamos es un respaldo jurídico. Por ejemplo, si no se presentan los huéspedes el día de la reserva y nadie cancela, la agencia paga íntegramente la primera noche, lo que no sucede con las otras vías de entrada. Pero insisto: somos una opción más, no la única”, recalca José Antonio Aguilera.

Otro de los puntos de tensión que configuran cualquier acercamiento al tema de las relaciones entre la gestión particular y la estatal en el sector turístico es el desinterés en la contratación, debido al retraso en el cobro del servicio, las colas en los bancos y el impuesto que implica la transacción.

En ese caso se encuentran Mirtha Garcell y Luis Fornaris, quienes desde hace 15 años manejan un negocio familiar de apartamentos para hospedaje conocido por Chicha y Luis, muy cerca de la icónica Bodeguita del Medio, en La Habana Vieja.

“No nos interesan las opciones que nos dan las agencias. Tenemos un cartel en una posición estratégica y contactos en varias páginas que nos promocionan muy bien. Nos avala el buen trato y el tiempo en el negocio. Casi siempre estamos llenos, sobre todo de clientes europeos, aunque viene gente de toda Cuba”, cuenta el arrendador.

Ella, por su parte, confiesa que no les resulta conveniente el pago por cheques, pues ir a cobrarlos les resta tiempo de su actividad principal. “Tenemos suficiente clientela, y la mayoría repiten. Así que preferimos no enredarnos. En nuestra sociedad no existe una cultura de trabajo a través de contratos”, argumenta.

Con esa última idea coinciden varias de las fuentes consultadas en Viajes Cubanacán. “Somos muy serios con el tema del pago y los atrasos casi nunca suceden. Tampoco podemos sufragar al cash. Me atrevería a decir que en el mundo la mayoría de las formas de pago son mediante transferencias bancarias, por las cuales se cobra una comisión. Confío en que cuando exista un mercado mayorista para la actividad por cuentapropia se podrá hacer un mejor manejo de la cuenta en el banco”, explica el director de la sucursal pinareña de esa importante empresa.

Pero también habrá que limar asperezas en cuanto a incumplimientos del contrato por razones ajenas a la gestión de las agencias. “Ha habido momentos en que la casa financiera no tiene cheques. Ya estas cuestiones se nos escapan de las manos”, anota Rafael Martínez, especialista comercial de Viajes Cubanacán en La Habana.

Basta una tarde en los alrededores del Parque Central habanero para que quien se proponga indagar en el asunto entienda que a varios cuentapropistas vinculados con la transportación de turistas no les motiva hacer contratos con entidades estatales.

La negativa ante los intentos de estos reporteros por conversar sobre el tema y el reiterado resguardo en el anonimato de un puñado de entrevistados denotan falta de información sobre las nuevas políticas implementadas y evidencia el temor enraizado en muchas personas a decir algo indebido ante la prensa, sin importar que trabajen para el Estado o por su cuenta.

“Solo hablo si no digo mi nombre”, precisa uno de los choferes de autos antiguos estacionados al costado del cine Payret. “Yo no tengo contrato con ninguna agencia turística y la mayoría de los boteros que estamos parqueados aquí tampoco”.

“Nosotros pactamos los precios a nuestra conveniencia y así nos va bien. Si trabajamos amarrados a otros no creo que ganemos igual”, aclara otro taxista que también prefirió el anonimato.

El chofer Miguel Hernández ve el asunto desde otra perspectiva: “Sería bueno asociarse con una empresa turística, porque tendría trabajo de forma regular. Deben pagar menos, pero no perdería el día cuando estemos en temporada baja. Realmente desconozco cómo serían esos contratos, pero me interesa leerlos para saber cuán provechosos son”.

Ante tal cruce de opiniones, se buscó otra vez la valoración de Oscar Mederos, director de la sucursal Viajes Cubanacán Habana, quien indica que existe hasta hoy una falta de información que lleva a la desconfianza. “Carecemos de cultura jurídica, de asesoramiento. Necesitamos conocer y hacer valer nuestros derechos como trabajadores o dueños de un negocio. Falta por andar en este sentido. Tampoco podemos obviar que quien firma contrato con una agencia de viaje está haciendo transparente su gestión y esto no todos creen que les conviene”.

Por su parte, José Antonio Aguilera advierte: “aunque hemos ido directamente a los negocios, a conversar cara a cara, hay conceptos que aún no quedan claros”. Y añade: “Tenemos que ir capacitándonos nosotros y, a su vez, educar a las personas. Nada cambia de la noche a la mañana. Nos estamos insertando en procesos que hasta hace muy poco no existían y eso requiere de un tiempo de aprendizaje”.

No obstante esos obstáculos, la contratación va en ascenso, asevera Alfredo Hernández, jurista de la filial habanera de la propia empresa. “A cualquier hora llega un cliente y eso es una muestra de la salud que tienen hoy nuestras relaciones contractuales”.

A inicios de febrero de este año esa sucursal había concertado 89 contratos de transportación: 33 con choferes de taxis, 39 con propietarios de autos antiguos, 13 con dueños de autos de lujo, tres con quienes manejan microbuses y otro con una cooperativa de coches coloniales.

Siguiendo esa línea se encuentra también Viajes Cubanacán en Pinar del Río. Sin separarse de su elegante Chevrolet del 52, Boris Luis devela a estos periodistas su premura por firmar con la agencia, pues cuenta ya con todos los requisitos para ser contratado.

Su servicio se sumará a los de otros nueve autos, que han movido recientemente a más de 600 clientes por la atractiva geografía de la más occidental de las provincias cubanas.

¡Cochero, pare; pare, cochero!

Cualquier visitante que llegue a La Habana puede advertir la fina comunión entre lo antiguo y lo moderno, lo clásico y lo innovador, que hacen a esta ciudad maravilla situarse entre los destinos más atractivos del Caribe.

Como icono de las costumbres coloniales, aparece la cooperativa de coches El Carruaje, que tras un año de asumir esa forma de gestión mantiene diálogos contractuales con Viajes Cubanacán, Havanatur y San Cristóbal, agencia de la Oficina del Historiador de La Habana.

Así informó Leovigildo Pérez Pérez, quien representa a 128 socios. “Las ventajas son considerables. Las agencias deben llamarnos con tres días de antelación para hacer la solicitud de la cantidad de coches que necesitan, el lugar de donde salen, el recorrido a realizar y el tiempo de duración. De no concretarse los viajes están en la obligación de avisarnos unas 12 horas antes de la salida. Mientras exista buena comunicación las cosas salen sin ningún problema, como hasta ahora”.

Varios asociados coinciden en que la cooperativa “sí da ganancias”, aunque consideran que los precios a pagar en impuestos y arrendamiento son muy altos.

“Para poder pagar mensualmente el diez por ciento de los ingresos a la ONAT, el dos por ciento en CUP y el uno por ciento en CUC a la Oficina del Historiador y un fisco de 35 por ciento de las utilidades al finalizar el año, exigimos a los trabajadores la entrega mínima diaria de seis CUC. Eso es complicado, porque no todos los días los asociados tienen clientes. El paseo en coche no es una necesidad, sino una diversión”, explica Leovigildo.

A criterio del cochero Juan Arteaga, se deberían flexibilizar las sumas a pagar, para “ver un poco más el fruto del trabajo. Debemos pagar una cuota fija todos los días, produzcamos o no. Eso no es justo. Este negocio funciona bien tres o cuatro meses en temporada alta, pero el resto del año, ¿qué?”.

Igual piensa Ramón Pérez, quien afirmó haberse “ido en blanco” unos cuantos días. “Si no se hace dinero, uno tiene que inventar para alimentar al caballo, porque ese sí come diario. No es igual que un carro, que si no hay gasolina lo paras y ya”.

“Debemos pensar también en las desgracias no planificadas, como las intensas lluvias o los ciclones. En esos tiempos el coche no presta servicio y no se le puede decir al cochero que te pague esos días”, reconoce el presidente de la cooperativa.

Y agrega: “Hay que concientizar a los directivos de que las cooperativas son una persona jurídica que requiere tanta atención como una empresa estatal. Muchas veces nos enteramos de las cosas por segundas personas y no debe ser así. Por ejemplo, nos han cerrado puntos de estacionamiento sin contar con nosotros. Aun así, tengo fe en que se resuelvan esas trabas, porque este negocio está empezando”.

El respeto recíproco, la comunicación franca, la atención a los problemas, la valentía para reconocerlos y la capacidad de corregir a tiempo cuando se “traba el paraguas”, deben emerger como constantes en esas nuevas formas de vínculo entre lo estatal y lo particular. Solo así perdurarán las huellas de una alianza provechosa para la economía cubana.

Algunos estándares de calidad y eficiencia normados en los contratos de alojamiento

• Habitaciones y baños en óptimas condiciones de conservación e higiene.
• Permanencia de agua las 24 horas del día y disponibilidad de agua caliente (+ de 50º C) en duchas.
• Protección eficaz contra insectos, roedores y animales nocivos.
• Garantía de climatización, iluminación y seguridad de dormitorios, baños y aéreas comunes.
• Presencia de toalla de cuerpo entero (dimensión mínima: 150 x 70 cm), toalla de mano (dimensión mínima: 100 x 50 cm) y alfombra antirresbalante de baño (dimensión mínima: 40 x 60 cm)
• Señalización de voltaje (110/220) en los tomacorrientes y de la temperatura del agua en las duchas.
• Limpieza y acondicionamiento de habitaciones/baños con periodicidad diaria. Cambio de ropa de cama cada 48 horas y toallas cada 24.
• Quienes realizan la limpieza de las habitaciones deberán ser respetuosos con la propiedad del cliente y mantener la debida discreción sobre sus hábitos.
• Posibilidad de entrar y salir de la vivienda sin restricciones de horario.
Algunos estándares de calidad y eficiencia normados en los contratos de transportación

• Todos los conductores deben mantener una buena apariencia personal y trato cortés con los clientes.
• Se exige cumplimentar la puntualidad de los horarios establecidos en los programas.
• Los vehículos deben estar dotados de cinturones de seguridad, asientos confortables, espejos retrovisores lateral y central, frenos, limpiaparabrisas, bocinas y luces en perfecto funcionamiento.
• Se requiere contar con los implementos necesarios para cambio de neumáticos, los cuales deben tener una adecuada profundidad en los surcos, incluso el neumático de repuesto.
• Los maleteros deben tener la hermeticidad necesaria para evitar sustracciones o deterioro del equipaje.

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