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martes, 5 de mayo de 2015

Expedición científica Río Toa estudió virginales parajes


Guantánamo, 5 may (AIN) La expedición científica por la cuenca del Río Toa concluyó hoy tras estudiar la conservación y biodiversidad de virginales parajes del nororiente cubano, indicó hoy el geógrafo guantanamero Bárbaro Zabala, uno de los participantes del periplo.

El equipo multidisciplinario, auspiciado por la Fundación ambientalista creada por el eminente espeleólogo Antonio Núñez Jiménez (1923-1998), se internó durante 12 días en zonas de la Reserva de Biosfera Cuchillas del Toa y fue testigo del desarrollo sustentable de su flora y fauna, la de mayor diversidad biológica y endemismo de Las Antillas.

Este recorrido tuvo en 2014 su primera temporada -apuntó Zabala a la AIN- y da continuidad al estudio iniciado por el desaparecido investigador cubano desde la década del 40 del pasado siglo, en sus primeras excursiones a esta geografía, a la que describió como “maravilla de la naturaleza”, por lo paradisíaco de sus ecosistemas.

La reciente expedición, encabezada por su hija Liliana Núñez y el octogenario Ángel Graña -su fiel colaborador en aquellos viajes- desde su arrancada a esas áreas el pasado 22 de abril realizó inventarios biológicos, evaluó parámetros hidrológicos, e identificó buenas y malas prácticas de la actividad humana.

El primer campamento lo instaló la tropa en la comunidad de Quibiján, del municipio de Baracoa, y el itinerario prosiguió por zona de Arroyo Blanco, desde donde parte del grupo se encaminó a explorar la Altiplanicie del Toldo, y el resto de los expertos ascendió a Salto Fino, mayor caída libre de agua del archipiélago.

La difícil subida a este accidente geográfico -también mayor de su tipo en el Caribe Insular- fue compensada por la extraordinaria belleza del lugar, que según descripción del equipo “avanza por un túnel de vegetación y piedras negras, surcadas por aguas cristalinas, antes de caer al vacío entre majestuosas montañas”.

Precisamente Salto Fino fue uno de los principales destinos de la travesía, y en su altura –de unos 305 metros- se establecieron los especialistas por varios días y realizaron mediciones con instrumentos de precisión, y estudios de las características de sus aguas (velocidad, temperatura, conductividad eléctrica y PH).

Un grupo de biólogos se dedicó a evaluar allí la biodiversidad, las principales especies de la flora y la fauna predominantes; colectó moluscos, anfibios y reptiles; mientras equipo de la productora de audiovisuales Mundo Latino filmó en alta definición las exploraciones.

La casi inaccesible cascada, de especial interés para la tropa ambientalista, fue avistada por primera vez a distancia en 1966, por Núñez Jiménez, quien le puso nombre, la fotografió tres lustros después desde un helicóptero, y la examinó en 1996, antes que ningún otro investigador llegara por tierra.

Su exhaustivo estudio ahora por espeleólogos, geógrafos, biólogos y agrónomos, permitirá ratificar la propuesta del sitio como Elemento Natural Destacado -que bautizarán con el nombre del notable científico- y próximamente lo nominarán a Patrimonio Natural Nacional.

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