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lunes, 8 de junio de 2015

En Grecia o en cualquier otra parte de la Unión Europea, ¿es compatible el ejercicio de la democracia con la voluntad de sus instituciones?

Por  Eric Toussaint , Thierry Brun


Entrevista a Éric Toussaint para el semanario francés Politis del 1 de junio de 2015

I.- ¿Considera usted la negociación de Grecia como un desafío político y económico europeo? Y si así fuera ¿Por qué?

Realmente se trata de un reto político de suma importancia. ¿Es que existe o no la posibilidad de que un pueblo pueda hacer oír su voluntad, expresada mediante las urnas, de rechazar la austeridad? ¿El ejercicio de la democracia es compatible con la voluntad de las instituciones de la Unión Europea? La respuesta a estas preguntas tendrá una gran repercusión en toda Europa.

II.- ¿Acaso los acreedores del grupo de Bruselas no ejercen una forma de chantaje político al no pagar a Grecia los 7.200 millones del llamado «plan de rescate»?

Sí. Es evidente que el BCE, el FMI, la Comisión Europea y los gobiernos de los principales países de la zona euro hacen todo lo posible para convencer al gobierno de Alexis Tsipras de que renuncie al mandato que le otorgó el pueblo el 25 de enero. Alexis Tsipras y Yannis Varoufakis ya han hecho importantes concesiones, especialmente en materia de la prosecución de algunas privatizaciones y del pago de la deuda hasta el último céntimo. Y a pesar de ello, los acreedores quieren ir más lejos.

III.- ¿Las condiciones establecidas por el grupo de Bruselas para el pago de la “ayuda” son realmente un buen remedio para la crisis económica griega?

Es todo lo contrario. Hay por lo menos cuatro escollos: 1. Los acreedores quieren que desde ahora y durante tres años se disminuyan todas las pensiones en 130 euros mensuales. Sin embargo esas pensiones de jubilación ya habían sido reducidas en un 40 %, lo que tuvo por consecuencia que el 45 % de los jubilados perciban una pensión de menos de 660 euros al mes, que los coloca por debajo del umbral de la pobreza. Por su parte, el gobierno se comprometió a restituir, a aquellas y aquellos que perciben menos de 700 euros al mes (o sea, el 67 % de los jubilados), una pequeña parte de lo que la Troika les quitó para pagar la deuda. 2. Los acreedores quieren que el gobierno vaya más allá que sus predecesores en la precarización del «mercado» de trabajo, aunque el gobierno ya haya comenzado, lentamente, a invertir algunas medidas tomadas por las administraciones precedentes. 3. Mientras que Tsipras ya concedió la continuación de la privatización del puerto de El Pireo, los acreedores pretenden que retroceda aún más, mientras que varios de sus ministros se oponen. 4. Los acreedores no quieren la anulación de una parte substancial de la deuda. Cuánto más, en el caso de que el gobierno de Tsipras se rindiese, ellos podrían conceder una nueva reestructuración de la deuda que solo haría retardar los vencimientos, y obligaría a las autoridades griegas a plegarse a sus exigencias de manera permanente. 

IV.- El pago de la ayuda condicionada por parte de los acreedores, ¿logra resolver los problemas o más bien los pospone?

El retraso en los desembolsos (no se trata de una ayuda) pretende asfixiar la economía y el sistema financiero griego para obligar al gobierno a plegarse a sus designios.

V.- En forma paralela a las negociaciones con los acreedores, el Parlamento griego puso en marcha una comisión para la verdad sobre la deuda griega. ¿En que punto están esos trabajos?

La comisión para la verdad sobre la deuda griega, de la que soy coordinador, avanza rápidamente en sus trabajos. Las deudas griegas que se acumularon antes de 2010 son ampliamente ilegítimas y/o ilegales: contratos de armamentos con fraudes y corrupción, grandes trabajos ligados a los juegos olímpicos de 2004 con sobrefacturación y la consabida corrupción, regalos fiscales a una minoría privilegiada, rescates bancarios, tipos de interés exagerados. Pero lo que es realmente asombroso es ver hasta qué punto las deudas contraídas desde 2010 están viciadas.

Los memorandos impuestos por la Troika a partir de 2010, la reestructuración de la deuda de 2012 y el proceso de acumulación de la deuda pública griega están marcados manifiestamente de irregularidades, ilegitimidad, ilegalidad y con toda probabilidad tendrán también un carácter odioso.

Los nuevos acreedores, con la complicidad de las autoridades locales (los gobiernos griegos de turno) llevaron a Grecia a una situación donde el reembolso de la deuda es imposible. Las políticas económicas y sociales que fueron impuestas produjeron una caída del 25 % en el Producto Interior Bruto a pesar de que Grecia, hasta el año 2008, había tenido un crecimiento continuo y sostenido. Los acreedores hicieron disparar el desempleo, redujeron el consumo privado y público. La deuda pública pasó del 110% del PIB en 2009 al 185 % del PIB en 2014. Esos acreedores (la Troika) impusieron las famosas «condicionalidades», que tenían dos objetivo esenciales: a) rescatar los bancos privados extranjeros (comenzando por los franceses y alemanes) y los bancos griegos, a pesar de que eran ampliamente responsables de la crisis; b) imponer políticas macroeconómicas neoliberales recesivas y regresivas (privatizaciones, despidos, reducción radical de los ingresos de la gente, etc.) y que, por lo tanto, implican la violación de los derechos económicos, sociales y culturales, y los derechos políticos y civiles, con la precarización y empobrecimiento de la población. Solo para 2015, los acreedores de Grecia le reclamen la suma de 23.000 millones de euros. Ya se han realizado varios pagos (por 7 000 millones €) y, después de la firma de los acuerdos de febrero de 2015, Grecia se aproxima a una situación de insostenibilidad financiera.

VI.- ¿Se podría concebir la anulación de una parte de la deuda griega y, si así fuera, sería una solución para el futuro de los países europeos más endeudados?

La anulación o, si no hay acuerdo, el repudio unilateral de una gran parte de la deuda es una condición necesaria para Grecia. Esto también es válido para otros países. 
Es una condición necesaria pero no suficiente. Se deben tomar otras medidas: socializar los bancos, imponer fuertemente al patrimonio y a los ingresos del 1 % más rico, realizar una profunda reforma fiscal y llevar adelante una lucha que golpee con fuerza el gran fraude, controlar el movimiento de capitales, crear una monedad complementaria al euro, desprivatizar, reforzar los servicios públicos, crear empleos decentes y útiles…

Traducido por Griselda Pinero

Eric Toussaint 

Es maître de conférence en la Universidad de Lieja, preside el CADTM Bélgica y es miembro del Consejo Científico de ATTAC Francia. Es autor de diversos libros, entre ellos: Procès d’un homme exemplaire, Ediciones Al Dante, Marsella, 2013; Una mirada al retrovisor: el neoliberalismo desde sus orígenes hasta la actualidad, Icaria, 2010; La Deuda o la Vida (escrito junto con Damien Millet) Icaria, Barcelona, 2011; La crisis global, El Viejo Topo, Barcelona, 2010; La bolsa o la vida: las finanzas contra los pueblos, Gakoa, 2002. Es coautor junto con Damien Millet del libroAAA, Audit, Annulation, Autre politique, Le Seuil, París, 2012. Este último libro ha recibido el premio Prix du livre politique, otorgado por la Feria del libro político de Lieja. Ultimo livro : Bancocracia Icaria Editorial, Barcelona 2015. 
Es coordinador de las publicaciones [Comisión de la Verdad Sobre la Deuda> 11484].

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