A poco más de seis meses del anuncio conjunto del 17 de diciembre pasado, los presidentes de Cuba y Estados Unidos han convenido restablecer las relaciones diplomáticas y abrir misiones permanentes en La Habana y en Washington a partir del próximo día veinte, en ceremonias que serán presididas por los cancilleres de ambas naciones, Bruno Rodríguez y John Kerry.
Al 17 de diciembre, como fecha fundacional, se agregan ahora el primero y el 20 de julio, en la cronología que cerrará la primera etapa con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, en el largo y complejo proceso hacia la plena normalización de los vínculos entre los dos países, para lo cual será imprescindible el levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero, la devolución del territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval en Guantánamo, el cese de las también ilegales transmisiones radiales y televisivas, y se compense al pueblo cubano por los daños humanos y económicos provocados por las políticas de los Estados Unidos contra Cuba.
La declaración del gobierno de Cuba, emitida este miércoles, puntualiza que no podrá haber relaciones normales entre los dos países mientras se mantenga el bloqueo, que se aplica con todo rigor, provoca daños y carencias al pueblo cubano, es el obstáculo principal al desarrollo de la economía cubana, y constituye una violación del Derecho Internacional que afecta los intereses de todas las naciones, incluyendo los de los Estados Unidos.
Muy importante es la afirmación cubana en el sentido de que habrá que construir las bases de unos vínculos que no han existido nunca en la historia entre ambas naciones, en especial desde la intervención militar de Estados Unidos en la guerra de independencia que Cuba libró por cerca de tres décadas contra el colonialismo español.
Y las relaciones deben estar basadas en los principios y propósitos consagrados en la Carta de la ONU y el Derecho Internacional, en particular las Convenciones de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y Consulares, es decir, que Estados Unidos y Cuba deben mantener un diálogo respetuoso y desarrollar relaciones de convivencia civilizada, cimentadas en el respeto a las diferencias entre ambos gobiernos y en la cooperación en temas de beneficio mutuo.
La declaración del Gobierno de Cuba es bien clara cuando recalca que las relaciones con Estados Unidos deberán basarse en el respeto absoluto a la independencia y soberanía cubanas, el derecho inalienable de todo Estado a elegir el sistema político, económico, social y cultural, sin injerencia de ninguna forma, así como en el principio de la igualdad soberana entre los Estados.
Para Aler - Contacto Sur y desde Radio Habana Cuba les habló Pedro Martínez Pírez.
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