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miércoles, 19 de agosto de 2015

La Laguna del Cobre-Itabo, patrimonio natural

Por Juan Páez Costa
Fuente CUBARTE


Mangles costeros en Cuba




Las Playas del Este atesoran no solo excelente arena y una zona sumergida poco profunda que posibilita al bañista adentrarse en sus cálidas aguas con tranquilidad, posee otras riquezas, posee pecios como patrimonio sumergido, posee lagunas costeras borladas de mangles que le confieren protección a la zona costera y a organismos marinos, proporcionan oxígeno a la atmosfera, atrapan el dañino exceso de dióxido de carbono, y brindan anidación a las aves, por lo que no dañarlo significa sensatez, aunque a veces la ignorancia haga que algún que otro ciudadano corte sus ramas para protegerse del sol de la playa y otros diversos uso “antrópicos…”

El hombre debiera dejar de pensar solo en sí, para preocuparse y ocuparse también de los otros y alcanzar la globalización de la solidaridad, incluso con los otros seres no humanos, pensar así con el resto de la naturaleza, pero ello es un proceso complejo, no hay que ser idealista, eso requiere profundas transformación en el modo de producción, de pensar y de actuar. Es necesario mucha educación integral, alta cultura ambiental y mucho más.

De momento la propuesta de este artículo es presentar las magníficas oportunidades que nos ofrece la vida, entre ellas, el patrimonio natural y cultural que heredamos.

Cuando se habla de la Laguna del Cobre-Itabo (1), como área, se debe pensar en espejo de agua y tierra firme, pero ella encierra más; la envuelven historias y leyendas, patriotismo y amor, comercio y contrabando y, quién sabe si atesora algún cofre con ocultos tesoros de corsarios y piratas.

Ella es también un Paisaje Natural Protegido (Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Cuba), ubicado en la Ensenada Sibarimar de cuyas aguas han emergido proyectiles antiguos y armas cuando en tempestad el mar revuelto ha mostrado esta “carga pesada”, como recordatorio quizá de la vergüenza de los “seres racionales” por tanta irracionalidad. Posiblemente hasta el propio dios romano Neptuno, o su par, el griego Poseidón, cansados de tantas guerras y abusos, han vomitado sobre la playa balas y armas en demostración del hastío por tanta ignominia humana.

Este sitio natural presenta una extensión total de 774 hectáreas, de ellas 218 son terrestre y 556 son marinas y, es rica también en sitios arqueológicos. Por todo ello es un excelente territorio para el desarrollo del ecoturismo o turismo de naturaleza, así como para el científico, el cultural en general y por supuesto el turismo de sol y playa. El área se extiende hacia el interior a través del cañón del río Itabo ocupando en su mayoría zonas bajas inundadas (humedales de agua dulce y estuarino intermareal). Su playa es de tipo acumulativa, y posee dunas de finas arenas y sectores arenosos entre esta y el humedal.

La Laguna del Cobre-Itabo es la zona más amplia y mejor conservada de manglar y costa acumulativa de La Habana. La variedad de paisajes, las condiciones físico geográficas y las riquezas florísticas y faunísticas, constituyen valores naturales de gran importancia que necesitan ser protegidos y conservados.

El área en cuestión se evalúa como en estado seminatural y se encuentra ubicada al noreste de la provincia La Habana, a 23 kilómetros al este de la bahía de La Habana, en la parte inferior de la cuenca del Río Itabo

Relicto de un gran humedal intermareal que de Este a Oeste tenía una extensión de 12 km que estaba alimentado por los ríos Ahoga Gallinas, Guanabo e Itabo. A partir de la década del 20 del pasado siglo comenzó a ser degradado para utilizar sus espacios en la urbanización de las Playas del Este.

Entre su flora se encuentran varias especies de mangle como el patabán, el mangle prieto, el rojo y la yana, los que son de especial relevancia como refugio faunístico en particular de poblaciones de aves acuáticas que utilizan el lugar como sitio de descanso y/o nidificación. En esta área se pueden encontrar especies endémicas, y en peligro de extinción. En ella se han identificado moluscos, crustáceos, una rica fauna de peces, y de aves, así como de corales.

Por sus características contribuye a frenar las inundaciones, protegiendo la barra de arena y las urbanizaciones. Las zonas altas conformadas por las alturas Habana-Matanzas del tipo cársico están deforestadas, y solo cuenta en las cercanías del abra del río con alguna vegetación primaria como la palma endémica Cocothrinax miraguama.

De especial deleite para los amantes de los baños de mar es la temperatura de sus aguas. Las del Atlántico y del Golfo de México que rodean a Cuba se caracterizan por su uniformidad térmica, la diferencia entre el mes más frío y el más cálido es solo de 4-5 grados celsius (ºC).

La temperatura media anual del mar alrededor de este territorio es de 26.2 ºC, alcanzando su valor máximo en Agosto y mínimo en Febrero, 28.8 y 23.6 ºC, respectivamente. La variación de la temperatura de las aguas en superficie es de 27 a 29 ºC en verano, mientras que en invierno es de 24 a 26 ºC como promedio.

Como ciclo normal de la dinámica costera y sus arenas, el invierno, con sus temporales y oleajes, toma prestado algo de la arena de la playa y de la duna, para llevarla mar adentro y crear una barra arenosa generalmente a profundidades mayores de 2 m. Este obstáculo frena, a su vez, las olas hacia la playa consiguiendo la estabilidad de la misma, pero ¡oh!, sabia y equilibrada naturaleza, con el oleaje del verano, suave y rítmico, la arena de la barra vuelve lentamente hacia la playa y la duna para compensar su préstamo y, crea amigo lector, nada de ello impide disfrutar de un cálido invierno o un fuerte verano, refrescando el cuerpo en sus acariciadoras aguas.

De acuerdo a lo anterior las aguas marinas de esta área son ideales para el baño, la pesca deportiva, el buceo y las actividades náuticas en general, emerge como un afloramiento recreativo, deportivo y cultural, fusionado a sus otros excelentes valores ambientales.

Queda mucho por contar de este sitio natural, de la extracción del cobre, de sus pecios, de la huella aborigen y otras historias, pero para ello habrá que esperar a un próximo artículo.

Nota

(1)Se reconoce y agradece al Museo Municipal de La Habana del Este la amplia y valiosa información suministrada sobre este sitio natural. 


Por Juan Páez Costa Especialista del Centro Municipal de Patrimonio de Ciudad de La Habana, Máster en Biología Marina e Investigador Titular. Laboró en el Centro de Investigaciones Pesqueras y en el Museo Nacional de Historia Natural. Ha dirigido diversos proyectos de investigación y ocupado diferentes cargos de dirección, como jefe de departamento, director de la Estación de Investigaciones de la Ensenada de la Broa y director de Ciencia y Técnica y de Desarrollo del Ministerio de la Industria Pesquera, así como jefe de colecciones del MNHN de Cuba.

Actualmente es el responsable de Medio Ambiente y Patrimonio Natural de Ciudad de La Habana en el Centro Provincial de Patrimonio Cultural. Es fundador de la Cátedra de Complejidad del Instituto de Filosofía y miembro de la Junta de Coordinación de las Áreas Protegidas de la provincia de Ciudad de La Habana del CITMA. Ha publicado más de 40 artículos científicos en revistas especializadas de América, Europa y África. Ha cursado más de 60 postgrados en Cuba y en el extranjero. Ha presentado ponencias en más de 50 eventos nacionales e internacionales. Ha sido Profesor Invitado en la Universidad de Alicante, España.

Es profesor del Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología en la Cátedra Regional de Estudios de Conservación Integral a Bienes Culturales de América Latina y el Caribe (CRECI), UNESCO. Ha obtenido 30 Reconocimientos científico-técnicos de diferente índole, ente ellos la medalla Conmemorativa 30 Aniversario por su contribución al desarrollo científico técnico del país.


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