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miércoles, 30 de septiembre de 2015

Obama ante Cuba: ¿contradicción o coherencia?


Apuestar a que se puede derrumbar el Socialismo en el Caimán Verde por la ¿obra bienhechora? del Águila Imperial —al margen de que soy optimista al respecto

Hace unas pocas semanas, diversos medios de prensa se hicieron eco de que el Presidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama, había renovado por un año más la llamada Ley de Comercio con el Enemigo, que data desde 1917 y sustenta el Bloqueo económico impuesto a Cuba. Así, la Mayor de las Antillas se convierte en el único país del mundo sancionado bajo esa ley, que autoriza al presidente a imponer y mantener restricciones económicas a estados considerados hostiles. ¿Cómo explicar tal escenario, al calor de la actualidad entre estos dos países?, es una pregunta a la que daré una respuesta.

Según una declaración enviada a EFE, un alto funcionario del Gobierno expuso bajo anonimato que esa prórroga implica, aunque parezca lo contrario, que Obama sigue manteniendo su autoridad y “flexibilidad” para relajar las sanciones a Cuba mediante decretos ejecutivos; al tiempo que Peter Boogaard, un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional (NSC) de la Casa Blanca, dijo que su Presidente “sigue creyendo que el Congreso debería levantar el embargo [Guerra Económica] a Cuba” y ya ha tomado una serie de medidas para “normalizar las relaciones” con la Isla —según la misma Agencia Española de Prensa.

Además, ese propio órgano mediático certifica que Robert Muse, un abogado considerado por muchos como el mayor experto en la legislación estadounidense respecto a nuestro país, le aseguró recientemente: “La Ley de Comercio con el Enemigo es, con mucho margen, el estatuto principal que activa el embargo. Pero también es el único que confiere la actividad ejecutiva al presidente para relajar el embargo a Cuba”.

Es decir, si Obama dejaba de prorrogar la Ley en causa, podía aparentar que en rigor las relaciones La Habana-Washington se encaminan a concretarse en un marco civilizado, al margen de hostilidad alguna; pero, a la vez, tal renovación hubiera implicado dejar sin alas al principal inquilino de la Casa Blanca para un vuelo en el sentido que él mismo ha manifestado: obrar a tono con su facultad ejecutiva, al paso que el Congreso de su nación actúe en similar senda. Sin duda, considero que aquí radica un mal menor.

No obstante, en este orden de pensamiento clasifican otras variables que son decisivas para entender a ciencia cierta cómo se están comportando los vínculos entre los lados del Estrecho de la Florida, a saber: me refiero, específicamente, a la crecida continuidad del Bloqueo y a la persistencia de la subversión ideológica, a juazgar por la Conferencia de prensa de nuestro Canciller Bruno Rodríguez de unos diez días atrás, y por la interpretación de Carlos Mesa-Lago, integrante de los llamados cubanólogos (estudiosos de la realidad cubana desde el exterior), a La reunión de Kerry con la disidencia cubana.

De acuerdo con Bruno Rodríguez, “La realidad es que, hasta este momento, el bloqueo no permite a Cuba exportar ni importar libremente productos y servicios hacia o desde Estados Unidos, no permite utilizar el dólar en las transacciones financieras internacionales con terceros Estados, no permite acceder a créditos privados en Estados Unidos ni en las instituciones financieras internacionales. Sigue en vigor, hasta ahora, la prohibición de que los barcos que toquen puerto cubano atraquen en un puerto norteamericano antes de 180 días”. Y no se trata de supuestos. Si no, fíjese usted en etos datos:

A causa de que la empresa ELEKTA, radicada y registrada en Brasil, no pudiera continuar suministrándonos determinados equipos porque partes de sus componentes eran surtidos por la compañía norteamericana MALLIMCKRODT, esa denegación ha impedido que el Instituto Nacional de Oncología y Radiocirugía y los hospitales oncológicos de Santiago de Cuba y de Camagüey NO hayan podido suministrar radiaciones a miles de pacientes oncológicos con la frecuencia y en el momento requeridos —un caso reciente.

Apenas agrego dos ejemplos más: uno, el 1ro. de Junio de 2015, la compañía estadounidense SIGMA Aldrich, líder mundial en producción química y bioquímica, se negó a suministrar a la empresa cubana QUIMIMPEX productos químicos indispensables para el desarrollo de la industria, alegando que estamos sometidos al Bloqueo; otro, al día siguiente, la empresa estadounidense Columbiana Boiler Company, especializada en la fabricación de contenedores presurizados, a prueba de escapes, se negó a suministrar a la propia QUIMIMPEX los cilindros necesarios para envasar el cloro que se emplea en la potabilización del agua de nuestro sistema de acueductos, indicando que el Departamento de Comercio no había dado la autorización correspondiente para hacerlo.

Entretanto, el cubanólogo Mesa-Lago certificó que la mercenaria Yoani Sánchez dijo a propósito del encuetro con el Secretario de Esatdo del Presidente Obama en ocasión de la apertura de la Embajada de EEUU en el archipiélago nacional: “Kerry dejó una honda impresión entre activistas y periodistas independientes; el evento de la tarde fue más humano y sentido que el de la mañana [se refiera a la mencionada apertura]; fue como un adelanto de la Cuba que nos gustaría tener. Kerry acogió con respeto, interés y atención cada uno de nuestras solicitudes; la primera impulsar el acceso a Internet de los ciudadanos, él coincidió en su importancia y urgencia, ganándose el respeto incluso de los críticos al detente”.

Obviamente, pues, en el tema Obama ante Cuba sostengo la idea de que el Presidente estadounidense exhibe una contradicción inseparable de su coherencia: no hacer más en los límites de sus facultades para disminuir considerablemente el Bloqueo y, simultáneamente, apostar a que se puede derrumbar el Socialismo en el Caimán Verde por la ¿obra bienhechora? del Águila Imperial—al margen de que soy optimista al respecto.

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