Mi blog sobre Economía

viernes, 13 de noviembre de 2015

EEUU tendría que blindar a Cubana de Aviación

Edmundo García


La cancillería cubana informó sobre los resultados de la segunda reunión de trabajo en Washington DC de la Comisión Bilateral Cuba – Estados Unidos, que siguió a la primera realizada en La Habana el pasado septiembre.
Tanto Josefina Vidal, Jefa del Departamento de América del Norte del MINREX, como Gustavo Machín, Subdirector de Estados Unidos de ese ministerio, confirmaron el buen clima existente entre las dos delegaciones, que permitió cumplir con los puntos de una amplia agenda de trabajo que incluyó la lucha contra el narcotráfico, la colaboración en medio ambiente y salud, la regularización del correo postal, la aplicación y cumplimiento de la ley, los vuelos directos entre los dos países y la programación de la próxima reunión en La Habana.

Respecto al complejo tema de los vuelos directos entre Cuba y Estados Unidos se comunicó que “hay avances en la agenda” y que “en el corto plazo vamos a poder llegar a un acuerdo que los facilite”. 

Sobre esto quisiera comentar, basado en los años que llevo atendiendo y meditando sobre el proceder de Cuba, y sin disponer de información privilegiada pero como he dicho razonando con mucha serenidad, que las autoridades cubanas van a exigir una legítima reciprocidad en todo lo que tenga que ver con esos vuelos. ¿Qué quiero decir? Pues que igual que los aviones de compañías como American Airlines, Delta, South West, Jet Blue, etc., que van a tener garantías de que no serán retenidos, secuestrados, confiscados o agredidos en Cuba, de esa misma manera, las aeronaves de Cubana de Aviación tienen que estar seguras cuando vuelen, aterricen y hagan estancia en territorio norteamericano.

Debe haber reciprocidad también en que si las compañías norteamericanas van a volar libremente a todos los aeropuertos que hay disponibles en la isla, los aviones cubanos puedan haber lo mismo en Estados Unidos. La aviación cubana no puede estar a expensas de que un juez o un funcionario administrativo de Miami o New Jersey, por poner dos casos, obstruyan las operaciones de la aviación cubana por razones políticas o electorales.

No quiero anticipar acontecimientos, pero recientemente, para ganar puntos en su campaña política, el Gobernador de New Jersey Chris Christie escribió una carta a las autoridades estatales de transporte donde solicitaba condicionar los vuelos a Cuba desde aeropuerto de Newark, a una demanda de extradición. Y tampoco debe tomarse a la ligera el hecho de que el director del Aeropuerto de Miami es Emilio González, un cubanoamericano que fue Director de los Servicios de Inmigración y Ciudadanía bajo el gobierno de Gerorge W. Bush y autor del programa para estimular la deserción de colaboradores cubanos de la salud, conocido como “Cuban Medical Professional Parole Program”.

Los defensores del sistema político norteamericano gustan elogiar como una de sus características fundamentales la “separación” de poderes; en el programa “La tarde se mueve” de este jueves 12 de noviembre, yo preferí usar la expresión “fraccionamiento” de poderes porque esa característica del estado norteamericano tiene desventajas. Las tiene porque no siempre el “balance” de los poderes funciona y por muy “independientes” que sean uno de ellos puede irse por encima o actuar contra los otros.

En el tema que hoy me preocupa, el de los vuelos directos entre Cuba y Estados Unidos, algunos jueces se han comportado de forma frívola e irresponsable, otorgando dineros o bienes pertenecientes al patrimonio cubano a personas que dicen haber sido dañadas por Cuba. Algunos de esos bienes fueron aviones secuestrados y robados al pueblo cubano para llegar ilegalmente a Estados Unidos.

Se trata, hasta ahora, de pequeños aviones, pero, ¿qué pasará cuando empiecen a llegar a los aeropuertos norteamericanos aeronaves cubanas de alta gama? ¿Qué pasaría si una persona con apoyo de algunos abogados calenturientos, movidos por la codicia o el odio a la Revolución Cubana, se inventa una demanda y un juez le encuentra lugar adjudicándole un avión que es propiedad o es operado por Cubana de Aviación y que en ese momento estuviera en territorio norteamericano?

Casos de interés como antecedentes hay muchos, pero voy a citar estos para hacerme entender mejor. Entre marzo y abril del año 2003, aterrizaron en Cayo Hueso tres aviones robados en Cuba. No eran aviones caros; uno de los aparatos era un viejo bimotor de fabricación soviética, un AN-22 que se usaba en tareas de fumigación. Cuba reclamó inmediata y legítimamente su devolución porque eran propiedad del estado cubano. Estaba en todo su derecho. Pero los aviones no fueron devueltos y se subastaron en el propio aeropuerto de Cayo Hueso.

Por cierto el AN-22 subastado fue adquirido en 7 mil dólares por Ana Margarita Martínez, con el fin de hacer un poco de propaganda y luego revenderlo en un precio mayor, o por piezas. La señora Martínez es una cubanoamericana que estuvo casada con Juan Pablo Roque, un piloto que resultó ser un miembro de la Seguridad del Estado y luego regresó a Cuba. Martínez se quejó de daños emocionales ante un juez, que le otorgó una indemnización de 27,1 millones de dólares; obteniendo luego otra indemnización por la misma causa de 7,1 millones. Todo a pagar de fondos financieros y patrimoniales cubanos.

Que Ana Margarita no los haya podido cobrar no significa que no lo haya intentado; ni que no lo intente de nuevo una vez se regularicen los vuelos directos entre Estados Unidos y Cuba. En Miami hay mucha gente dispuesta a darle cuerda para que demande a Cubana de Aviación, así solo sea para tomarse unos minutos de fama en la televisión anticubana.

Otro caso que considero justifica la preocupación que estoy expresando respecto a las garantías que debe dar Estados Unidos a Cuba para que los vuelos entre los dos países se regularicen, se dio en mayo del 2009 cuando el ex agente de la CIA de origen cubano Gustavo Villoldo, culpó en una corte a los dirigentes cubanos de haber motivado el suicidio de su padre en 1959.

El padre de Villoldo era un vendedor de autos y sobre la decisión de quitarse la vida se dijo sin pruebas que había sido presionado a que lo hiciera, por lo que el juez Peter Adrien, del circuito de Miami Dade, le otorgó más de mil millones de dólares de compensación, exactamente 1179 millones. No debe olvidarse tampoco que el año anterior a ese fallo, en abril del 2008, una corte de Miami dio 253 millones a descendientes de Rafael del Pino Siero, encarcelado en 1959, a comienzos de la Revolución Cubana.

Quiero recordar que del lado cubano existen muchas personas que han sufrido en carne propia y pagado hasta con sus propias vidas las agresiones que se fraguaron en ese mismo Miami donde ahora algunos reclaman como víctimas. Ellas pudieran reclamar también.

Por todo esto repito que Cubana de Aviación debe ser blindada por las autoridades norteamericanas para que los vuelos directos entre los dos países se regularicen. De ello dependerá que otros procesos se concreten, o no. Algunas personas también preguntan, ¿qué papel jugarán en este asunto otros factores interesados, como pueden ser las “charteadoras” de viajes a Cuba con sede en Estados Unidos, especialmente en Miami? En verdad es un tema interesante, pero esto será materia de otro artículo.

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