Cuando hace poco conocí la petición que el argentino Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz 1980, formuló al estadounidense Barack Obama, Premio Nobel de la Paz 2009, para que el viaje del Presidente de Estados Unidos a la Argentina no coincidiera con el 40 aniversario del golpe de Estado que tantas víctimas provocó en la nación austral, revisé la fecha en que el presidente de Estados Unidos llegará a La Habana en visita oficial, en lo que constituye un hecho que registrará la historia.
Obama será bienvenido a Cuba y recibirá durante los días 21 y 22 de marzo próximo la hospitalidad que caracteriza al pueblo y gobierno cubanos, fueron las primeras declaraciones de la alta funcionaria de la Cancillería de Cuba, Josefina Vidal, quien ha estado presente en todo el proceso hacia la normalización de las relaciones entre los dos países.
Y como no hay fecha en el calendario de todo el año en la que no aparezca alguna acción imperialista contra los pueblos de Nuestra América, recordemos que el 21 de marzo de 1960 se oficializó la agresión radial de Estados Unidos contra Cuba, porque ese día salió al aire el programa “Cita con Cuba”, transmitido por la emisora oficial “Voz de las Américas”.
A partir del 20 de mayo de 1985 la agresión radial subió de tono con la creación de una radio nada menos que con el nombre del Apóstol de la independencia cubana, José Martí, a la cual se unió pocos años después la mal llamada televisión Martí, ambas generosamente financiadas hasta el día de hoy por el gobierno de los Estados Unidos.
Pero el 21 de marzo es también el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, instituida por la ONU en homenaje a las víctimas de “La Masacre de Chaperville”, un día como ese de 1966 en Sudáfrica, el país donde el 10 de diciembre de 2013, en los funerales del inolvidable Nelson Mandela, se saludaron por primera vez los presidentes Raúl Castro y Barack Obama.
Y como ha dicho el historiador de La Habana Eusebio Leal, la historia tiene momentos de luces y momentos de sombras. Esperemos que la visita a Cuba de un Presidente de Estados Unidos, luego de casi noventa años, traiga más luces que sombras para que pueda continuar el largo y difícil camino de ambos países hacia la plena normalización de sus relaciones, sin bloqueos ni bases militares, sin guerras mediáticas dirigidas a subvertir el orden interno y provocar el cambio de sistema, y con absoluto respeto a la soberanía y dignidad de ambos pueblos.
La Habana, 22 de febrero de 2016
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