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domingo, 21 de febrero de 2016

Hillary Clinton gana en Nevada y Donald Trump en Carolina del Sur

David Brooks • 21 de febrero, 2016


NUEVA YORK. Hillary Clinton triunfó sobre Bernie Sanders en un concurso inesperadamente cerrado para ella en Nevada, mientras el multimillonario Donald Trump dominó el concurso republicano en Carolina del Sur.

El susto del equipo de Clinton fue palpable en días recientes, después de que hace un mes su equipo de campaña había anunciado con gran confianza que gozaba de una ventaja de 25 puntos en esa entidad, pero en días recientes los indicadores eran que su contrincante Bernie Sanders había logrado un empate y, tal vez, podría ganar. Este sábado fue evidente el alivio en sus filas.

Fue rescatada, según indicaciones preliminares, por el apoyo de las comunidades latina y afroestadounidense, entre otros sectores.

Sin embargo, no ganó la mayoría del sufragio latino. Fue 53 por ciento de ese sufragio para Sanders y 45 por ciento para ella, según sondeos a boca de casilla de CNN y NBC –algo que, si se confirma, ofrece la primera evidencia de que el socialista democrático y su mensaje de justicia económica logró romper lo que antes se pensaba era un monopolio de Clinton sobre ese sector. Ello a pesar de contar con la presencia activa en Nevada de figuras reconocidas del mundo latino, entre ellos la veterana dirigente social Dolores Hurta, el representante de Texas Joaquín Castro, el ex integrante del gabinete del gobierno de su marido Henry Cisneros y la actriz Eva Longoria.

Clinton ganó de manera abrumadora el voto afroestadounidense. Sanders sólo recibió 22 por ciento de ese sector, algo que no es buen augurio para él en los próximos concursos en estados con amplia base demócrata afroestadounidense.

Clinton había contemplado Nevada como un muro de contención contra el desafío de Sanders, ya que en este tercer concurso del proceso interno de selección de candidatos presidenciales era el primero en un estado con demografía mucho más diversa y donde ella apostaba a su amplio apoyo y el reconocimiento de su apellido entre latinos y afroestadounidenses, que apenas han empezado a conocer a Sanders.

Fue clave el respaldo de los empleados de los casinos de Las Vegas, agremiados en el Sindicato de Trabajadores Culinarios, el más potente del estado, con casi 60 mil miembros, cuya mayoría son latinos y afroestadounidenses. También recibió el apoyo de la cúpula política estatal de su partido y hasta de Hookers 4 Hillary (Prostitutas por Hillary), agrupación de unas 500 trabajadoras sexuales de algunos condados donde esa actividad es legal.

Para Sanders fue decepcionante, ya que en semanas recientes su equipo de campaña invirtió cada vez más recursos, al ver que había un giro dramático en su favor entre el electorado de ese estado y que un triunfo aquí podría haber sido devastador para Clinton y continuaría nutriendo su esfuerzo insurgente después de su victoria decisiva en Nueva Hampshire.

De inmediato el equipo de Clinton y sus muy aliviados aliados en las cúpulas políticas y económicas, como en los grandes medios, afirmaron que la victoria comprobaba su gran ventaja a escala nacional para ganar el trofeo de la candidatura presidencial demócrata.

En los sondeos ella goza de ventaja en varios de los próximos estados en juego, empezando por la futura cita para los demócratas en Carolina del Sur: el 27 de febrero.

Sin embargo, el hecho de que el resultado fue tan cerrado, borrando más de 20 puntos de diferencia entre ambos candidatos hace sólo cinco semanas (con casi 90 por ciento del sufragio contado esta noche, ella ganaba por un margen de cinco puntos), continúa alimentando el entusiasmo generado por la campaña de Sanders y la preocupación en el cuartel de Clinton. El senador insistió por la noche en que el ímpetu de la revolución política está creciendo. En los hechos, Sanders obtendrá menos delegados que Clinton en este concurso.

En el promedio de las principales encuestas, calculada por RealClearPolitics, la ventaja antes enorme de Clinton frente a Sanders a escala nacional sigue reduciéndose de manera dramática y ahora es de 47.6 contra 42 por ciento (hace un par de meses adelantaba con más de 20 puntos).

En el concurso entre los seis precandidatos republicanos en Carolina de Sur la competencia era por el segundo lugar, pues se esperaba el triunfo del aspirante insurgente y poco cristiano Donald Trump. Los senadores Ted Cruz y Marco Rubio batallaron por el segundo sitio, mientras Jeb Bush y John Kasich buscaban sobrevivir un día más.

Para la cúpula política, cada triunfo de Trump (este es el segundo de tres concursos hasta la fecha) provoca alarma, porque nutre una campaña que no obedece ni está subordinada a los jerarcas republicanos.

Algunos esperaban que su disputa verbal con el papa Francisco y su atrevimiento de acusar al ex presidente George W. Bush de engañar al país para lanzar la guerra contra Irak lograrían hundirlo en un estado con bases conservadoras, como Carolina del Sur.

Su victoria no sólo comprobó que su desafío a la cúpula no le cuesta, sino, por el contrario, es parte de la clave de su éxito. A escala nacional goza de una ventaja de casi 15 puntos sobre los demás.

Rubio continúa siendo percibido como el mejor posicionado de los precandidatos del establishment para rescatar a la cúpula, ante el cada vez más impresionante –por sorpresivo– fracaso de Jeb Bush y su familia real del partido.

Para Cruz, esta fue una decepción, pues apostaba a que los cristianos fundamentalistas de ese estado sureño lograran superar la ola de apoyo a Trump.

Bush sacó a casi toda su familia para apoyarlo en Carolina del Sur, en lo que sería su último intento por sobrevivir. A pesar de las intervenciones de su madre, el ex presidente George W. Bush y sus dos hermanos, el resultado fue sólo poco menos patético que los anteriores dos para alguien que comenzó este proceso como el gran favorito y el heredero designado por la cúpula. A finales del concurso anunció que suspendía su campaña y se retiraba de la contienda.

La próxima cita para los republicanos es el 23 de febrero en Nevada, donde Trump tiene ahora –en promedio– una ventaja de 20 puntos sobre Cruz y Rubio.

(Tomado de La Jornada)

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