Del 20 a 24 de abril, esta ciudad del oriente cubano acogió a realizadores y cineastas interesados en las producciones de bajo presupuesto.
CULTURA Redacción IPS Cuba 25 abril, 2016
Gibara es una ciudad costera ubicada en la zona oriental de Cuba, a 734 kilómetros de La Habana. Foto: Jorge Luis Baños_IPS
La Habana, 25 abr.- Aunque en los últimos años el Festival Internacional del Cine Pobre de Gibara perdió la fuerza de sus inicios, su decimosegunda edición recibió el impulso del actor Jorge Perugorría, que aspira a mantenerlo fiel al espíritu de su creador, Humberto Solás (1941-2008).
El encuentro, que concluyó la víspera en la llamada Villa Blanca, localidad costera de la provincia de Holguín, es un proyecto interactivo concebido para el séptimo arte y diversas manifestaciones artísticas, indicó a medios de prensa Perugorría, su actual director.
“Solás quería ofrecer un espacio de visibilidad para los más jóvenes y también buscaba fomentar el cine de autor, hecho con pocos recursos y calidad”, recordó.
Cuando filmó la película Miel para Oshún (2001) en Gibara, la primera cinta que hizo en formato digital, el fallecido cineasta se enfrentó a un gran reto tecnológico, “pero se adaptó y renunció a los grandes presupuestos e infraestructura, con los cuales estaba acostumbrado a trabajar”, recordó Perugorría.
En ese momento surgió el germen del Festival Internacional de Cine Pobre, rememoró quien estuvo en el papel protagónico de Miel…“Es una gran responsabilidad continuar una de sus obras”, dijo.
A su juicio, “en esta edición 12, las condiciones han cambiado mucho, porque lo que antes era una alternativa ahora resulta un modo de hacer, es decir: las producciones digitales. Precisamente, el festival fue pionero en eso”.
Más de 400 obras se presentaron a la convocatoria, muchas de ellas provenientes de Cuba, Argentina, México, Brasil, Perú, Bolivia, Chile, Ecuador, Colombia, Venezuela, Estados Unidos, Canadá, España, Italia, Francia y Alemania, entre otros países.
En competencia estuvieron 10 filmes de ficción (procedentes de Colombia, España y Cuba), e igual cantidad de documentales (de Colombia, España, Argentina, México, Perú, y Cuba). También concursaron 12 cortos de ficción, 10 cortos documental y 17 obras en animación y videoarte.
La pared de las palabras, dirigida por Fernando Pérez; Venecia, de Kiki Álvarez; Café amargo, ópera prima de Rigoberto Jiménez; y La obra del siglo, de Carlos Machado forman parte de las películas cubanas que participaron en el certamen.
Por primera, vez el festival contó con un país invitado: México, que tuvo una importante presencia. Desde esa nación llegó Mónica Lozano, productora del filme Amores perros (2000), el cual fue proyectado por estos días en Gibara.
A México se dedicó una muestra especial, con filmes de ficción y documentales de Ojo de agua, organización de Oaxaca encargada de promover la comunicación indígena y comunitaria mediante la producción de programas culturales de radio y video.
Como tributo al recién fallecido cineasta cubano Rogelio Paris (1936-2016), se presentó el documental Nosotros, la música (1964).
Además, se exhibió El huésped (1967), de Eduardo Manet, la primera película filmada en Gibara.
Efecto en la villa
Durante todos estos años, los habitantes de Gibara han defendido la permanencia del festival. “De hecho, en la cita no hay distinción entre artistas y pueblo, y eso lo hace también diferente y mágico”, señaló Perugorría.
El encuentro incide en la vida de la gente de una manera radical, añadió, antes quienes venían se quedaban en las mismas casas del lugar, pero poco a poco comenzaron a proliferar los hoteles (tres en la actualidad), los alquileres y hostales privados.
“Me hubiese gustado que Humberto viera lo que ocurre, cómo el festival se convirtió en un gran aliado para el desarrollo de la localidad”, amplió.
De hecho, la cita celebró por adelantado los 200 años de la fundación de la villa, que se cumplen el 16 de enero de 2017. Por ello, uno de los foros teóricos se tituló “Gibara: 200 años de historia y cultura”.
Aunque el teatro del municipio abrió sus puestas para acoger a la compañía Codanza, la guerrilla de teatreros de Granma y la actuación de Laura de la Uz, todavía hay que trabajar en serio en su reconstrucción, consideró Perugorría.
El director municipal de Cultura de Gibara, José Manuel Palma, explicó que antes del festival se realizaron varias labores de acondicionamiento y todavía se trabaja para recuperar el sistema de climatización.
Una de las propuestas teatrales más interesantes fue La cuarta Lucía, protagonizada por Beatriz Viñas, que se sumó al homenaje realizado a Humberto Solás.
Al fundador del encuentro estuvo dirigida otra de las secciones, con el fin de exhibir sus cintas Manuela (1966) y Miel para Oshún.
También hubo un día dedicado a la lucha contra la homofobia, donde se realizó el panel “Identidad, expresión e igualdad de género”, en el cual participó la directora del estatal Centro Nacional de Educación Sexual, Mariela Castro, y la actriz chilena transexual Dani Vega.
Conciertos de Pancho Céspedes, David Torrens, Carlos Varela, Kelvis Ochoa, Polito Ibáñez, David Blanco y el grupo Nube roja, animaron las noches del festival. Además hubo exposiciones de los artistas plásticos René Francisco, Javier Guerra y Cosme Proenza. (2016)
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