By Néstor García Iturbe
Queridos todos:
Ayer mi tía Milla habló por fin con Ana. Ya Ana está de regreso en la institución carcelaria. Ana le dijo que las compañeras la cuidan, que han sido amables con ella. Le han permitido quedarse en cama el tiempo que lo necesite.
Le extirparon dos tumores en etapa 2 (de 4). No encontraron cáncer en los nódulos linfáticos ni tiene metástasis. El cirujano considera la opción de darle un tratamiento de hormonas en vez de quimioterapia.
Mañana martes volverán a hablar por teléfono. Ana le pidió a su madre que me dijera que podía hacerle preguntas a través de su madre, pues no podrá escribir por un tiempo.
Creo que dentro de todo, son muy buenas noticias.
Le envié a mi tía algunas de las cartas que ustedes me han enviado, peticiones de excarcelación dirigidas a Obama. Mi tía me contestó agradecida, y escribió, en el asunto del correo electrónico: "Bellas cartas".
Le contaré a mi tía sobre la última actividad que se hizo para ella y Oscar, "35 horas de poesía por Oscar y Ana Belén", en la calle Chardón, frente al tribunal federal. Le contaré cómo su nombre se mencionó cada vez, cómo su rostro estuvo en los pegadizos, en las camisetas que la gente se ponía y en los carteles que se apreciaban desde la calle. Le diré que el nombre de Ana estuvo en boca de los poetas y de las niñas, que sus versos honraron su gesta heroica y su corazón solidario para con el país caribeño. Le diré que le cantaron canciones de esperanza, que los puertorriqueños la han adoptado como una Lolita Lebrón y que se sienten muy orgullosos de ella. Le diré que recibí, como si yo fuera Ana, tantos abrazos y deseos de bien de tanta gente... tantas palabras amorosas... tanta gratitud hacia Ana...que me arrancaron lágrimas. Que yo pensaba, mientras tanto, que Ana recibía el calor del pueblo puertorriqueño que le corre en su sangre, que ella no lo sabe pero las muestras de afecto hacia Ana me llegan de muchas partes del mundo. Y que de seguro, hasta sus compañeras de prisión se han convertido en una especie de ángeles para cuidarla. Que se deje querer, que está querida y mimada en la distancia, que muchos esperan poderla abrazar pronto.
Gracias a todos y todas por sus muestras de afecto y apoyo hacia Ana. Estoy segura de que la sostendrán en esta hora de prueba.
Abrazos,
Miriam
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