Traducido desde el más allá por Max Lesnik
Acabo de leer en la sección de noticias del sitio AOL de la Internet que un sobrino del líder nazi Adolfo Hitler había luchado en la II Guerra Mundial en la marina de Estados Unidos como todo un patriota norteamericano en defensa de la democracia, enfrentada entonces a las potencias del Eje Berlín-Roma-Tokio que aspiraba a la dominación mundial frente a la alianza militar conformada por Estados Unidos, Gran Bretaña y la comunista Unión Soviética.
Cuenta esta historia que un tal William Patrick “Willy” Hitler era el hijo de Alois Hitler Jr. Hermano mayor del líder nazi Adolfo Hitler, quien había emigrado en 1911 a Inglaterra junto con su esposa y su pequeño hijo, sobrino en cuestión del que más tarde fuera el jefe indiscutido de la Alemania exterminadora de judíos en cámaras de gases y proclamada patria de la raza aria pura y blanca.
En 1933 cuando su tío Adolfo ascendió al poder “Willy” dejó Inglaterra para regresar a su patria Alemania. Sin embargo al poco tiempo, inconforme con la situación reinante en ese país, más el hecho de que quizás el tío todopoderoso no le dio posiciones de importancia, el sobrino volvió a Londres donde escribió un artículo para la revista norteamericana LOOK titulado “Por qué odio a mi tío Adolfo”.
En 1939 al estallar la II Guerra Mundial con la invasión alemana a Polonia el sobrino de Hitler viajó con su madre a Estados Unidos para pronunciar una serie de conferencias, contratado por el magnate de la prensa norteamericana William Randolph Hearst. Al entrar Norteamérica en la guerra en 1941 el sobrino de Hitler optó por quedarse en Estados Unidos para alistarse en la Marina de Guerra con un permiso especial del Presidente Franklin Delano Roosevelt.
Después que terminó la guerra el sobrino del líder nazi se cambió el nombre y su apellido para llamarse William Patrick Stuart-Houston, casándose con una norteamericana con la cual tuvo cuatro hijos. El sobrino de Adolfo Hitler vivió en New York hasta su muerte en el año 1987 en el más oscuro anonimato.
La historia tiene muchos agujeros negro y pasajes desconocidos que nos enseñan que cualquiera tiene un “Tío” odioso del cual hay que ocultar el parentesco para no vivir abochornado.
Y hasta la próxima entrega de El Duende que con n mi gallo me voy cantando a mi tumba fría. Bambarambay.
El Duende | julio 30, 2018 en 9:14 am | URL: https://wp.me/p63R3z-5qR
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