Presidente ICRT
Estimado compañero:
Mucho le agradecería su mayor atención a lo que intentaré plantearle. Soy un hombre de la radio, desde hace años jubilado y actualmente colaborador habitual del Portal de la Radio Cubana, acumulando hasta el momento más de 4 décadas de labor entregadas a ese medio. En esencia se trata de lo siguiente:
Tengo una gran preocupación por lo que sucede con la difusión musical en la televisión. Creo firmemente que desde hace mucho está secuestrada, en un gran por ciento, por la vulgaridad y la chabacanería, tan incompatibles no solo con la Política de Programación para la Radio y la Televisión del país, sino además, totalmente contradictoria con los más caros objetivos que siempre se plantean en Congresos mediante ideas y aspiraciones muy bien pronunciadas, pero que a posteriori, jamás se materializan. Cualquier persona preocupada por el mejor desempeño de nuestra cultura se pregunta: ¿cómo es posible a estas alturas tanta contradicción entre lo que se dice y la realidad? ¿Cómo es posible que, incluso, se desconozca hasta la opinión de muy prestigiosas figuras que han levantado su voz para condenar la vulgaridad y la chabacanería en la música llamada popular?, y además, ¿por qué no se distingue la abismal distancia que existe entre la grosería elevada como mérito que “desea el pueblo” –manera indirecta de faltarle el respeto- y el arte verdadero?
Vea usted compañero Noya. Con gran malestar se aprecian videos realmente escandalosos, que reciben el beneplácito de la televisión y hasta Galas de homenaje, mientras que De la Gran Escena y otros programas han sufrido los embates, tan inmerecidos, de frecuentes cambios de frecuencias y horarios, ya cuando los párpados empiezan a cerrarse. Digo más: también videos foráneos que incitan a la violencia, y al sexo elevado a sus formas más denigrantes. Por otra parte, percibo total desconocimiento de que la población cubana atraviesa envejecimiento progresivo y, sin embargo, el mayor por ciento de la música popular con gafas oscuras y todo lo demás incluido es, evidentemente, dirigida a los jóvenes.
La vulgaridad y la falta de respeto ya resultan insostenibles e imperdonables cuando se trata de nuestras mujeres. Constantemente las insultamos, porque aparecen como jineteras y simples instrumentos de placer. Usted las puede apreciar asumiendo posturas insinuantes exhibiendo sus fabulosos cuerpos tal si fueran una mercancía; pero también como prostitutas de un chulo que disfruta de ellas. Digo un ejemplo, un día antes de escribir estas líneas se transmitió un video de Paulo FG, el mismo que un día recibió como reconocimiento la Réplica del Machete de Máximo Gómez, donde aparecía él como centro de aquel video.
Digo más: no hace muchos años tomé la iniciativa de copiar frases verdaderamente bochornosas que colocan a la mujer en plano insultante. Ejemplos: “dime si tu fumas”; dime si tú tomas”; “dime si tú te la das”; “se pega ella y se pega la amiguita”; “ella es una bandida callejera que juega con los hombres, le exprime la cartera, ella quiere un millonario”. Nótese, obviamente, los significados subyacentes, es decir, marihuana, alcohol, más droga, lesbianismo, y jineterismo. ¿ESO ES LO QUE QUEREMOS DECIRLE A NUESTRAS QUERIDAS COMPAÑERAS? ¿NO EXISTEN LETRAS QUE LAS DIGNIFIQUEN APELANDO A FRASES VERDADERAMENTE AMOROSAS Y BELLAS?
Basta de palabras, basta de documentos rectores, si aquellas y estos no son capaces de materializar nuestros más caros anhelos. Lo contrario significa evasión de principios, irresponsabilidad y quietud ante este huracán que, silenciosamente, nos destruye. El turista extranjero no puede vernos como un país de ron, mulatas exuberantes donde todo vale, donde no hay límite para lo vulgar, y donde no se respeta a esos seres bellos e indispensables en nuestra vida. “Dejémonos de tanta palabrería, y ganémonos el derecho a seguir celebrando Congresos”. Ahora viene a mi mente lo que le dijo a Obama un célebre cineasta “le felicito por el Premio Nobel de la Paz, ahora gáneselo". Hay que seguir la ruta que nos ha trazado nuestro presidente Díaz-Canel, pero no simplemente por su condición de presidente, sino por las verdades tan merecidamente aplaudidas en esta última edición de los trabajadores de la cultura.
Finalmente, expreso algo que puede resultar irreverente a muchos, pero asumo el riesgo de que me consideren el clásico “atravesado”, o peor aún, el “disociador”. ¿Desconocen los organismos e instituciones que tienen que ver con el tema lo que sucede hace tanto tiempo y ahora son los mismos que han aplaudido al presidente, me refiero al propio Ministerio de Cultura a los distintos niveles; a mi propio organismo ICRT, particularmente la televisión; al Instituto de la Música; a la UNEAC; y la FMC, entre otros? ¿Por qué no han actuado?, ¿Por qué un silencio mortal ante el pueblo que necesita y exige una explicación? Claro, sé perfectamente que algunas personalidades han criticado severamente con elementos mucho más valiosos de los que yo aporto, pero al parecer algunos quietos se empeñan en echar al cesto sus palabras.
Soy convencido que la cultura de nuestro país está muy bien formulada y refleja nuestros mayores y mejores intereses. Pero no se cumple acción-reacción. Hoy, quizás como nunca antes, estamos obligados a enaltecer nuestros más preciados valores, pero para lograrlo no puede ser viendo el mal en un cómodo sillón, tiene que prevalecer la acción. Porque al final nuestra revolución requiere lealtad más que servidumbre agazapada. Con pensamiento y acción se logró esta revolución que hoy disfrutamos. Entonces, ¿a qué se espera? Adelante, porque hoy la tarea principal es la economía, pero sin cultura ni acción no se puede engrandecer.
Por favor, disculpe la redacción, porque no he pretendido elaborar un documento bonito en su forma, sino algo así como hablar con usted respetuosamente.
Nota: Sería muy positivo que en voz de nuestros dirigentes de la cultura se le brinde explicación, a través de nuestros medios, a todos los que estamos preocupados con los problemas ya mencionados. Que hagan énfasis en el motivo que ha producido tanta irreverencia al pueblo que ya dejó de ser inculto y ahora asume posiciones más críticas y valederas.
Revolucionariamente,
Silvio J Blanco Hernández
01.07.19
c.c. Comp. Alpidio Alonso. Ministro de Cultura.
c.c. Comp. Waldo Ramírez. Vicepresidente Televisión Cubana
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