Mi blog sobre Economía

viernes, 5 de julio de 2019

Trump llama a la unidad en un 4 de julio convertido en su festín patriótico


El presidente promete colocar "pronto" la bandera de EE UU en Marte y arenga al público en un acto con tanques y aviones sobrevolando: "Nunca olvidéis que somos estadounidenses y el futuro nos pertenece”

Convirtió su discurso del 4 de julio, el primero que un presidente daba en décadas en el Día de la Independencia, en una fiesta de exaltación patriótica en la que ensalzó todo de tipo de gestas y héroes de sello estadounidense: desde la invención de la bombilla a la del jazz, de la derrota del nazismo a la llegada a la Luna. Sobre esto último volvió a prometer: “Iremos pronto de nuevo a la Luna, y también vamos a poner la bandera en Marte pronto”. En el monumento a Abraham Lincoln en Washington, y ante una multitud considerable, pese a la lluvia que había caído por la tarde, Trump llamó a la unidad del país, ahora lastrado por una fuerte polarización política. La brecha era evidente en la propia celebración: en un lado de la explanada, el republicano con sus seguidores; en el otro, la manifestación en contra.

El 4 de julio es, además del Día de la Independencia de Estados Unidos, una de esas pocas festividades nacionales en un país con escasos días de vacaciones. La gente acude a ver los desfiles civiles por la mañana y se reúne alrededor de barbacoas hasta la hora de los fuegos artificiales, por la noche. Se dice "¡Feliz 4 de julio!" a todo el mundo como si fuera Navidad, por algo es el cumpleaños de la nación, y las banderas de barras y estrellas se encuentran por doquier. Es una jornada patriótica, pero no política, y el cambio introducido por Trump ha despertado muchas críticas, no solo por su protagonismo, sino por el despliegue de vehículos y aviones militares, algo poco común.

Hubo exhibición de tanques y otros vehículos armados, aviones militares surcando el cielo y música castrense. También algún fallo de planificación: el presidente pronunció su discurso tras una mampara de cristal que, con la lluvia, se encontraba completamente manchada de gotas y la imagen del republicano se vio en vivo y en todas las televisiones de forma borrosa, algo anticlimático para lo grueso de sus palabras. “Para los estadounidenses nada es imposible”, arengó, tras celebrar la creación de Cruz Roja, el voto de las mujeres o la celebración de la Super Bowl. “Mientras nos mantengamos leales a nuestra causa y recordemos nuestra gran historia, y mientras no dejemos de luchar por un futuro mejor, no habrá nada imposible que América pueda hacer”, dijo. “Nunca olvidéis que somos estadounidenses y el futuro nos pertenece”, remató al final.

Trump no se salió finalmente del guion de un discurso planeado en clave patriótica, aunque el ambiente sí tenía algo de mitin: las largas colas para entrar, las gorras rojas con el lema trumpista Make America great again (Hacer América grande otra vez) y, por supuesto, la manifestación en contra, esta vez, organizada por los activistas de Code Pink y con uno de esos globos gigantes con forma de un Trump bebé que tan famosos hicieron los manifestantes de Londres. Los demócratas habían criticado previamente la decisión de llevar a cabo el evento, independientemente del contenido, por la fecha y por el lugar, el monumento a Lincoln, un lugar santo de la historia norteamericana, que homenajea al presidente que acabó con la esclavitud y desde donde Martin Luther King pronunció su famosa frase “Yo tengo un sueño”.

El del mandatario era un gran desfile militar desde que asistió al del día de la Bastilla, en París, el 14 de julio de 2017, invitado por el presidente Emmanuel Macron. Trump se quedó embelesado y regresó con la ilusión de importar la idea. Pensó al principio en una gran marcha de las Fuerzas Armadas en Washington para el Día de los Veteranos del año siguiente, el 11 de noviembre de 2018, pero tuvo que dar marcha atrás por el coste —rondaba los 92 millones de dólares, casi todo a cargo del Departamento de Defensa—, aunque Trump culpó al Ayuntamiento, demócrata. En Estados Unidos no hay tradición de desfiles militares, el último se realizó en 1991 para celebrar el final de la guerra del Golfo, y un desembolso semejante no se entendió desde el propio Pentágono.

Finalmente, el republicano se ha conformado con un pequeño despliegue de tanques M-1 Abrams y vehículos armados Bradley traídos de Georgia, el vuelo de aviones de combate y música militar en el Mall. Trump fue enumerando y ensalzando a cada una de las cinco ramas de las fuerzas armadas, tras lo cual la orquesta tocaba su himno y aviones de combate sobrevolaban el lugar. En total, el acto duró cerca de una hora. Justo después, se celebraba el tradicional concierto y los fuegos artificiales.

Desde Harry Truman, en 1951, ningún mandatario se había dirigido a las masas en el Mall por el Día de la Independencia. The Washington Post recordaba esta semana una de las últimas veces que un presidente quiso dar un discurso un 4 de julio: fue Richard Nixon —no en persona, sino a través de una grabación— en plena contestación por la guerra de Vietnam y acabó en disturbios.

Varios legisladores demócratas han pedido información al Departamento de Interior por los costes ocasionados por toda la celebración. “El pueblo estadounidense tiene derecho a saber cuánto de su dinero se va a gastar en convertir el 4 de julio en, de facto, un acto de campaña electoral”, señalan en un comunicado el senador de Nuevo México, Tom Udall, del Comité de Interior y Ambiente de la Cámara alta, junto a otros cuatro legisladores. “Todas las informaciones indican que el presidente está planeando transformar un día de unidad en un día de vanidad, intenta usar al Ejército con propósitos políticos”, añaden.

El presidente no entró en la batalla partidista durante su discurso, si bien el acto resultó en sí mismo un baño de masas y poder. Lo avanzó el pasado 24 de febrero como si estuviera anunciando una nueva temporada de The Apprentice, el programa de telerrealidad que presentaba: “¡Resérvense la fecha! El 4 de julio tendremos una de las mayores concentraciones de la historia de Washington DC. Se llamará Un saludo a América y tendrá lugar en el Monumento de Lincoln. Grandes fuegos artificiales, exhibiciones, entretenimiento y un discurso de su presidente favorito, yo”, escribió en Twitter.

Carta al Presidente del ICRT

Compañero Alfonso Noya 

Presidente ICRT 

Estimado compañero: 

Mucho le agradecería su mayor atención a lo que intentaré plantearle. Soy un hombre de la radio, desde hace años jubilado y actualmente colaborador habitual del Portal de la Radio Cubana, acumulando hasta el momento más de 4 décadas de labor entregadas a ese medio. En esencia se trata de lo siguiente: 

Tengo una gran preocupación por lo que sucede con la difusión musical en la televisión. Creo firmemente que desde hace mucho está secuestrada, en un gran por ciento, por la vulgaridad y la chabacanería, tan incompatibles no solo con la Política de Programación para la Radio y la Televisión del país, sino además, totalmente contradictoria con los más caros objetivos que siempre se plantean en Congresos mediante ideas y aspiraciones muy bien pronunciadas, pero que a posteriori, jamás se materializan. Cualquier persona preocupada por el mejor desempeño de nuestra cultura se pregunta: ¿cómo es posible a estas alturas tanta contradicción entre lo que se dice y la realidad? ¿Cómo es posible que, incluso, se desconozca hasta la opinión de muy prestigiosas figuras que han levantado su voz para condenar la vulgaridad y la chabacanería en la música llamada popular?, y además, ¿por qué no se distingue la abismal distancia que existe entre la grosería elevada como mérito que “desea el pueblo” –manera indirecta de faltarle el respeto- y el arte verdadero? 

Vea usted compañero Noya. Con gran malestar se aprecian videos realmente escandalosos, que reciben el beneplácito de la televisión y hasta Galas de homenaje, mientras que De la Gran Escena y otros programas han sufrido los embates, tan inmerecidos, de frecuentes cambios de frecuencias y horarios, ya cuando los párpados empiezan a cerrarse. Digo más: también videos foráneos que incitan a la violencia, y al sexo elevado a sus formas más denigrantes. Por otra parte, percibo total desconocimiento de que la población cubana atraviesa envejecimiento progresivo y, sin embargo, el mayor por ciento de la música popular con gafas oscuras y todo lo demás incluido es, evidentemente, dirigida a los jóvenes. 

La vulgaridad y la falta de respeto ya resultan insostenibles e imperdonables cuando se trata de nuestras mujeres. Constantemente las insultamos, porque aparecen como jineteras y simples instrumentos de placer. Usted las puede apreciar asumiendo posturas insinuantes exhibiendo sus fabulosos cuerpos tal si fueran una mercancía; pero también como prostitutas de un chulo que disfruta de ellas. Digo un ejemplo, un día antes de escribir estas líneas se transmitió un video de Paulo FG, el mismo que un día recibió como reconocimiento la Réplica del Machete de Máximo Gómez, donde aparecía él como centro de aquel video. 

Digo más: no hace muchos años tomé la iniciativa de copiar frases verdaderamente bochornosas que colocan a la mujer en plano insultante. Ejemplos: “dime si tu fumas”; dime si tú tomas”; “dime si tú te la das”; “se pega ella y se pega la amiguita”; “ella es una bandida callejera que juega con los hombres, le exprime la cartera, ella quiere un millonario”. Nótese, obviamente, los significados subyacentes, es decir, marihuana, alcohol, más droga, lesbianismo, y jineterismo. ¿ESO ES LO QUE QUEREMOS DECIRLE A NUESTRAS QUERIDAS COMPAÑERAS? ¿NO EXISTEN LETRAS QUE LAS DIGNIFIQUEN APELANDO A FRASES VERDADERAMENTE AMOROSAS Y BELLAS? 

Basta de palabras, basta de documentos rectores, si aquellas y estos no son capaces de materializar nuestros más caros anhelos. Lo contrario significa evasión de principios, irresponsabilidad y quietud ante este huracán que, silenciosamente, nos destruye. El turista extranjero no puede vernos como un país de ron, mulatas exuberantes donde todo vale, donde no hay límite para lo vulgar, y donde no se respeta a esos seres bellos e indispensables en nuestra vida. “Dejémonos de tanta palabrería, y ganémonos el derecho a seguir celebrando Congresos”. Ahora viene a mi mente lo que le dijo a Obama un célebre cineasta “le felicito por el Premio Nobel de la Paz, ahora gáneselo". Hay que seguir la ruta que nos ha trazado nuestro presidente Díaz-Canel, pero no simplemente por su condición de presidente, sino por las verdades tan merecidamente aplaudidas en esta última edición de los trabajadores de la cultura. 

Finalmente, expreso algo que puede resultar irreverente a muchos, pero asumo el riesgo de que me consideren el clásico “atravesado”, o peor aún, el “disociador”. ¿Desconocen los organismos e instituciones que tienen que ver con el tema lo que sucede hace tanto tiempo y ahora son los mismos que han aplaudido al presidente, me refiero al propio Ministerio de Cultura a los distintos niveles; a mi propio organismo ICRT, particularmente la televisión; al Instituto de la Música; a la UNEAC; y la FMC, entre otros? ¿Por qué no han actuado?, ¿Por qué un silencio mortal ante el pueblo que necesita y exige una explicación? Claro, sé perfectamente que algunas personalidades han criticado severamente con elementos mucho más valiosos de los que yo aporto, pero al parecer algunos quietos se empeñan en echar al cesto sus palabras. 

Soy convencido que la cultura de nuestro país está muy bien formulada y refleja nuestros mayores y mejores intereses. Pero no se cumple acción-reacción. Hoy, quizás como nunca antes, estamos obligados a enaltecer nuestros más preciados valores, pero para lograrlo no puede ser viendo el mal en un cómodo sillón, tiene que prevalecer la acción. Porque al final nuestra revolución requiere lealtad más que servidumbre agazapada. Con pensamiento y acción se logró esta revolución que hoy disfrutamos. Entonces, ¿a qué se espera? Adelante, porque hoy la tarea principal es la economía, pero sin cultura ni acción no se puede engrandecer. 

Por favor, disculpe la redacción, porque no he pretendido elaborar un documento bonito en su forma, sino algo así como hablar con usted respetuosamente. 

Nota: Sería muy positivo que en voz de nuestros dirigentes de la cultura se le brinde explicación, a través de nuestros medios, a todos los que estamos preocupados con los problemas ya mencionados. Que hagan énfasis en el motivo que ha producido tanta irreverencia al pueblo que ya dejó de ser inculto y ahora asume posiciones más críticas y valederas. 

Revolucionariamente, 

Silvio J Blanco Hernández 

01.07.19 

c.c. Comp. Alpidio Alonso. Ministro de Cultura. 

c.c. Comp. Waldo Ramírez. Vicepresidente Televisión Cubana