Mi blog sobre Economía

domingo, 23 de marzo de 2014

Amos del universo. Y de Wall Street

Por: Paul Krugman Premio Nobel de Economía

El economista de Harvard Greg Mankiw ha escrito otra defensa del 0,1% (y esta, unatribuna de opinión en The New York Times y titulada Yes, the Wealthy Can Be Deserving” [Sí, es posible que los ricos lo merezcan], es un tanto sorprendente). Antes de entrar en la parte sorprendente, sin embargo, ya está bien de hablar de las estrellas de cine, el primer punto mencionado por Mankiw. Sí, hay unas cuantas que ganan mucho dinero, pero son una parte insignificante de la historia.

En Estados Unidos, los niveles superiores de la pirámide de distribución de los ingresos están ocupados mayoritariamente por ejecutivos de la clase que sea –del sector empresarial, el financiero, el inmobiliario- y por abogados que sin duda tienen más de empresarios que Perry Mason. Y ni siquiera las figuras más destacadas de los medios de comunicación forman parte de ese grupo en realidad. Recuerden que los 40 gestores de fondos de cobertura y operadores bursátiles mejor pagados ganaron una media de 400 millones de dólares cada uno en 2012.

Lo que me lleva a la parte sorprendente del artículo de Mankiw. Invoca la importante función que desempeñan esos ingresos en la desigualdad estadounidense para argumentar que esas fortunas son merecidas. “Un caso similar es el del sector financiero, donde se pueden encontrar muchos paquetes salariales elevados", escribe. “No cabe duda de que este sector desempeña una función económica crucial. Quienes trabajan en bancos, sociedades de capital riesgo y otras empresas financieras tienen la responsabilidad de distribuir los recursos económicos dedicados a la inversión. Deciden, de forma descentralizada y competitiva, qué empresas y sectores se reducirán y cuáles crecerán. Tiene sentido que un país dedique muchos de sus individuos más brillantes y, por tanto, mejor pagados, a esa tarea”

¿Es que Mankiw ha estado viviendo en una cueva desde 2006?

Estamos ya en el séptimo año de una crisis provocada por los excesos de Wall Street; el mágico trabajo de “distribuir los recursos económicos dedicados a la inversión” consistía en gran medida, como ahora sabemos, en canalizar el dinero hacia la burbuja inmobiliaria utilizando una imaginativa ingeniería financiera para crear la ilusión de que las inversiones eran sensatas y seguras. También sabemos que existe la inquietud de que los fondos de cobertura, en concreto, puedan de hecho destruir el valor de los activos de los inversores.

Y una cosa más: Mankiw sostiene que nuestro sistema tributario es justo porque el 0,1% de los contribuyentes que más ingresos tienen paga un impuesto federal sobre la renta mayor que el de la clase media. No tiene en cuenta que los regresivos impuestos estatales y locales (la misma cantidad para todos, independientemente de la renta) compensan en parte esa progresividad.


Pero sin duda el principal argumento es que si los impuestos que paga el 0,1% superior son elevados (en realidad no lo son, desde una perspectiva histórica), ello se debe en gran medida a que Mitt Romney perdió las elecciones presidenciales de 2012, de manera que la anulación parcial por parte de Obama de los recortes fiscales de George W. Bush y los recargos a las rentas altas que ahora financian en parte la reforma sanitaria se han mantenido. Tiene en cierto modo gracia que afirme que nuestro sistema es justo gracias a unas políticas con las que él y sus amigos intentan acabar por todos los medios.

Sea como sea, los lobos de Wall Street se parecen más a Gordon Gekko que a Iron Man; si son el mejor argumento que tienen los conservadores para defender la justicia de la desigualdad extrema, no lo están haciendo demasiado bien.

Traducción de News Clips.

© 2014 The New York Times

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