Mi blog sobre Economía

jueves, 28 de febrero de 2013

Cuba, el trayecto a lo ignoto ( Parte III. La productividad)

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a-      Productividad del trabajo.

Unos de los problemas que siempre se aborda en los informes económicos anuales a la Asamblea Nacional, sobre todo a partir de 1990, es el incremento de la productividad del trabajo[1] y su relación con el salario gastado. El crecimiento de la misma está identificada como la solución para acelerar el desarrollo económico del país, garantizar un desarrollo sustentable y la consiguiente elevación del nivel de vida de los cubanos.
Los clásicos del marxismo[2] señalaron que esta es la que decidiría el triunfo del sistema socialista sobre el capitalista y Fidel Castro[3] desde muy temprano lo argumentó.

También es la solución de problemas concretos como: contrarrestar el envejecimiento actual de la población, la baja natalidad y la escasez de mano de obra. El crecimiento sostenido de la productividad empezará a resolver los problemas financieros crónicos.

De 1990- 2011 el incremento promedio anual de la productividad es solo de 1.2 %, si bien en la última década (2001-2011) fue del 3.7 %. El salario medio nominal se comportó con un crecimiento de 4.2 % (1990-2011), ocasionando que el índice de correlación productividad – salario medio presente un índice acumulado  desfavorable del 1.0317. Esto evidentemente ejerce una presión negativa tanto financiera como productiva sobre toda la economía, cayéndose en el ciclo en que no se incrementa significativamente la productividad ni los salarios reales con sus consecuencias negativas ampliadas. Hay que notar que, este periodo, en sólo  5 años de los 22, hay una relación favorable de este índice, siendo uno de ellos el 2011.
En la situación que presenta la economía cubana la productividad tiene que alcanzar ritmos de crecimiento promedio anuales de dos dígitos,  es imposible resolver los problemas presentes en nuestro país con las cotas que se vienen alcanzando.

 Por supuesto, en estos resultados hay factores externos e internos que inciden y van desde la crisis capitalista mundial que afecta al mundo  y en particular desde el 2008, la persistencia en el tiempo del bloqueo económico por parte de EE.UU, el envejecimiento relativo de la población, el retraso tecnológico en muchas ramas de la economía estatal, la causa –efecto del deterioro del salario medio real, relaciones de producción rígidas del modelo existente en todos estos años, las plantillas infladas para garantizarle un ingreso aunque sea mínimo a todo aquel que quiera trabajar como resultado de una vocación humanista - socialista, entre  los fundamentales.

            Gráfico # 4 Elaborado por el autor. Datos ONE y CEPAL.

Un aspecto teórico-práctico relevante en relación a la productividad sigue siendo la variable tiempo. No  se descubre nada si decimos que el tiempo es ilimitado pero no así nuestra vida, por ahora, y por consiguiente la cantidad de riquezas materiales y espirituales que seamos capaces de crear en una unidad de tiempo, serán también los niveles de satisfacción, crecimiento y desarrollo que tendremos en nuestras vidas. Y así será siempre.

Hace más de cien años Carlos Marx no lo pudo decir mejor: “En las condiciones de la producción comunal, la determinación del tiempo de trabajo sigue siendo, desde luego, esencial. Mientras menos tiempo requiera la sociedad, más tiempo gana para otras producciones, tanto materiales como espirituales. Del mismo modo, en un individuo, la  universalidad de su desarrollo, de su disfrute y de su actividad depende de la economía de su tiempo. En último análisis, a esto se reducen todas las economías. Además, la sociedad debe distribuir juiciosamente su tiempo para obtener una producción conforme a sus necesidades generales; igualmente, el individuo debe dividir bien su tiempo para adquirir los conocimientos necesarios o para satisfacer las diversas exigencias de su actividad. Sobre la base de la producción comunal, la primera ley económica sigue siendo la economía de tiempo, así como la distribución racional del tiempo de trabajo entre las diferentes ramas de la producción”[4] (cursiva nuestra).

En una palabra, el tiempo es el recurso que no hay que pagar, pero que pagamos muy caro no hacer un uso adecuado del mismo. No es por gusto que las principales economías del mundo hace años miden la productividad, como el valor creado por trabajador por hora trabajada. Es el aspecto intensivo y no el extensivo, el que garantiza la sustentabilidad y el desarrollo en el mediano y largo plazo. El grafico # 4 refleja ese comportamiento en Cuba (1989- 2011).

La fórmula- solución para estos necesarios crecimientos de la productividad, obedece en el caso de Cuba[5] a dos vías fundamentales: organizativas e inversiones.

Las vías organizativas para el crecimiento de la productividad  tienen como eje fundamental la simplificación de las estructuras burocráticas a todos los niveles que deben culminar con el reacomodo de más de un millón de trabajadores en cooperativas y trabajos por cuenta propia como se acordó en el último Congreso del PCC. A nuestro modo de ver,  hay varios riesgos latentes en este proceso.

ü  Que la simplificación de las estructuras no lleve aparejado una definición adecuada de quién o por quiénes serán cubiertas las funciones de las estructuras simplificadas y que esto, y es lo más importante, obedezca a un real balance de carga y capacidad del trabajo.

ü  Que los pequeños negocios y cooperativas tienen una alta tasa de mortalidad según la experiencia mundial  y ocasionemos un proceso social negativo por sus consecuencias, si no se prevé que habría que hacer, como seguro ocurrirá.

ü  Que por el volumen de fuerza de trabajo calificada existente, fruto de la obra de la revolución, en diferentes especialidades, resultan insuficientes y limitadas las profesiones autorizadas para trabajador por cuenta propia, provocando una inconcebible subutilización.

Si bien las organizativas son importantes,  se requieren de poco financiamiento y sus resultados son en el corto plazo, pero limitadas en alcance. Solo las inversiones son las que garantizaran el salto cualitativo necesario y sostenible de toda la economía. Veamos, entonces, su comportamiento en este período. ( Continuará)



[1] Esta cita de Marx forma parte de lo que no tuvimos omnipresente en Cuba desde 1959. Carlos Marx, El Capital Tomo III pág. 189. “El valor de la mercancía está determinado por el tiempo global de trabajo, pasado y vivo, que entra en ella. Pues el acrecentamiento de la productividad del trabajo consiste precisamente en que disminuye la proporción de trabajo vivo y aumenta la participación del trabajo pretérito, pero ello de tal suerte que disminuya la suma global del trabajo que hay en la mercancía, es decir, de modo que el trabajo vivo disminuya en más de lo que aumenta el trabajo pretérito. El trabajo pretérito encarnado en el valor de una mercancía la porción constante de capital consiste en parte en el desgaste de capital constante fijo, en parte en el capital constante circulante materias primas y auxiliares que entró por completo en la mercancía. La parte de valor emanada de las materias primas y auxiliares debe reducirse con [el aumento de] la productividad del trabajo, puesto que esa productividad con relación a esas materias se revela, precisamente, en el hecho de que el valor de las mismas ha disminuido. En cambio, lo característico en el aumento de la fuerza productiva del trabajo es precisamente que la parte fija del capital constante experimenta un incremento muy intenso, y por ende también la parte de valor del mismo que se transfiere a las mercancías en virtud del desgaste. Para que un nuevo método de producción pueda acreditarse entonces como un acrecentamiento real de la productividad, debe transferir a la mercancía individual una parte adicional de valor, por desgaste de capital fijo, menor de lo que es la parte de valor deducible que se ahorra como consecuencia de la disminución de trabajo vivo, en una palabra, que debe reducir el valor de la mercancía.
Esta disminución de la cantidad global de trabajo que entra en la mercancía parece ser, según esto, la característica esencial del incremento en la fuerza productiva del trabajo, cualesquiera que sean las condiciones sociales bajo las cuales se produce. En una sociedad en la cual los productores regulan su producción según un plan trazado de antemano, y hasta en la producción mercantil simple, la productividad del trabajo también se mediría forzosamente según ese patrón de medida”.(la cursiva es nuestra)
 
[2] “El factor más importante, el decisivo para el triunfo del nuevo régimen social es, en última instancia, la productividad”. V.I.Lenin. “Una gran iniciativa”. En Obras Completas, Editora Política La Habana. T,29.P 419.
 
[3] “El único camino mediante el cual se puede ir elevando el estándar de vida es por el camino de ir elevando la producción. Y el camino para ir elevando la producción es elevar la productividad del trabajo. Y la productividad se eleva con técnica y organización”. Fidel Castro. Revolución, La Habana, 2 de Noviembre de 1964 pág.5
 
[4] Carlos Marx: Fundamentos de la crítica de la economía política, T,I p.103. Editorial de Ciencias Sociales, Instituto del Libro, La Habana, 1970.
 
[5] Por si aún existieran dudas de lo que tenemos que tener presente en nuestro país Marx también dijo: “Prescindiendo de las diferencias que se dan en las energías naturales y en la destreza adquirida para el trabajo entre los distintos pueblos, las fuerzas productivas del trabajo dependerán, principalmente:
1. De las condiciones naturales del trabajo: fertilidad del suelo, riqueza de los yacimientos mineros, etc.
2. Del perfeccionamiento progresivo de las fuerzas sociales del trabajo por efecto de la producción en gran escala, de la concentración del capital, de la combinación del trabajo, de la división del trabajo, la maquinaria, los métodos perfeccionados de trabajo, la aplicación de la fuerza química y de otras fuerzas naturales, la reducción del tiempo y del espacio gracias a los medios de comunicación y de transporte, y todos los demás inventos mediante los cuales la ciencia obliga a las fuerzas naturales a ponerse al servicio del trabajo y se desarrolla el carácter social o cooperativo de éste. Cuantos mayores son las fuerzas productivas del trabajo, menos trabajo se invierte en una cantidad dada de productos y, por tanto, menor es el valor de estos productos. Y cuanto menores son las fuerzas productivas del trabajo, más trabajo se emplea en la misma cantidad de productos, y, por tanto, mayor es el valor de cada uno de ellos. Podemos, pues, establecer como ley general lo siguiente: Los valores de las mercancías están en razón directa al tiempo de trabajo invertido en su producción y en razón inversa a las fuerzas productivas del trabajo empleado”. Carlos Marx.  Salario, Precio y Ganancia pág. 19.
 
 
 

miércoles, 27 de febrero de 2013

¿Qué se necesita para ser un emprendedor exitoso?

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Hal Gregersen es autor y profesor de innovación y liderazgo en la escuela de negocios Insead. A continuación, extractos de sus palabras en la conferencia Unleashing Innovation.
Sobre cómo fomentar el emprendimiento: La investigación indicaría que alrededor de una tercera parte de nuestra capacidad creativa proviene del ADN. Las otras dos terceras partes proceden del mundo en que crecemos y trabajamos. Por lo tanto, hay cosas que puedo hacer para fomentarla en los niños.
Los niños pequeños hacen mil preguntas porque no creen que estemos escuchando. Cuando concluyan que hemos comprendido, dejarán de hacer preguntas. Escuche cuidadosamente a esas preguntas. Cuando los niños llegan a casa, en vez de preguntarles "¿qué aprendiste hoy?", pregúnteles, "¿qué preguntas hiciste hoy?" o "¿qué preguntas te quedan por hacer hoy?"
Darren Francis para The Wall Street Journal
Hal Gregersen en la conferencia Unleashing Innovation.
Podría ser observar, relacionarse con otros y experimentar. Tenga cenas, tenga almuerzos, haga cosas con personas que no se vean, piensen o actúen como usted. Uno de los mayores regalos que les podemos dar a nuestros hijos es la oportunidad de vivir en un país distinto. Eso les dará la oportunidad de ver las cosas de una manera distinta y crear como nadie más puede hacerlo.
Todo innovador que entrevistamos, casi sin excepción, tuvo adultos en su vida que prestaron atención a estas aptitudes cuando estaba creciendo, y eso tuvo un impacto profundo.
Sobre cómo estimular la creatividad en las empresas: Las empresas innovadoras son dirigidas por presidentes ejecutivos innovadores. Pasan su tiempo haciendo preguntas provocativas, observando el mundo como antropólogos, interactuando con personas que no piensan, actúan o hablan como ellos. Están dispuestos a experimentar y probar cosas nuevas.
Uno tiene que vivirlo. En lo referente a la innovación, la importancia de poner en práctica las ideas es incluso mayor.
Cuando le pido a otra persona que haga eso en mi organización, y si yo mismo no lo estoy haciendo, esa enorme incongruencia envía un mensaje a la gente: "Yo no voy a hacer eso. ¿Me está pidiendo que haga preguntas provocativas, pero usted no está haciendo lo mismo? ¿Me está pidiendo que dedique mi tiempo y energía que podría usar para producir resultados, pero usted no hace eso? Yo no voy a hacerlo si usted no lo hace".
A fin de cuentas, es el presidente ejecutivo el que marca la pauta de la innovación con sus acciones. Después habilita a los demás a hacer el mismo tipo de cosas.
Sobre creatividad y cultura: Si estoy en una cultura colectiva donde no quiero sobresalir, es difícil hacer preguntas provocativas.
No estoy sugiriendo que los chinos se parezcan más a los estadounidenses y los estadounidenses se parezcan más a Argentina. Eso no es el asunto aquí. El asunto se vuelve: "¿Cómo puedo como líder crear un espacio seguro a mi alrededor para que, cualquiera que sea mi entorno cultural, surjan preguntas provocativas?" Porque si ese tipo de preguntas no se hacen, no sacaremos ideas disruptivas. Van de la mano.
Sobre el futuro de la creatividad: Cualquier país tiene el potencial de ser el siguiente país de innovación. Si China puede determinar cómo fomentar las preguntas provocativas, la observación, la experimentación y la capacidad de relacionarse con otros, y después aprovecha eso dentro de sus empresas, China tendrá la misma posibilidad que cualquier otro país de afrontar el desafío de la innovación.
No importa en qué cultura se encuentre. Cuando uno entra a una empresa innovadora, se percata de lo que estoy hablando. Los innovadores tienen una chispa profunda en sus ojos que manifiesta que les interesa el mundo.

martes, 26 de febrero de 2013

Cuba, el trayecto a lo ignoto ( Parte II. 1976-1989, 1990- actual. Salario)

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Por Humberto Herrera Carles

I-   Periodo 1976- 1989
La inserción de nuestro país en la división internacional socialista del trabajo, le trajo con los convenios subscritos, un incremento del poder de compra del 50 %, donde los precios indexados con los soviéticos eran mutuamente ventajosos a ambos países desde el punto de vista de costo de oportunidad y costo relevante. El costo de producir azúcar en la URSS era incomparablemente más alto que el precio que le pagaban a Cuba y a la inversa, el precio que le pagaban a Cuba por el azúcar estuvo muchas veces por encima del mercado mundial. Por lo que al menos, en estos precios indexados no puede considerarse como un subsidio, si bien recibíamos créditos en condiciones ventajosas.
El desarrollo de las industrias del níquel, azúcar, textil, mecánica, alimentaria y de la construcción formaron parte de la especialización de Cuba dentro del CAME. En esta etapa, se puso de manifiesto otro  problema que se había presentado tímidamente en la década del 60: el rendimiento de las inversiones. No basta  con tener altas tasas de inversión y de formación bruta de capital de más del 20 % del PIB, si estas no traen aparejada la introducción de tecnologías de puntas con resultados  cuantificables de eficiencia  económica  comparables con lo mejor a nivel mundial y si además, no producen un efecto multiplicador por el encadenamiento productivo, en la economía nacional, y por tanto, al desarrollo económico del país y su población. Si a lo anterior, le adicionamos relaciones de producción rígidamente organizadas, que impidieron detectar a tiempo las desviaciones que se producen en todo el proceso inversionista, no podíamos aspirar a mejores resultados y a mayores metas.
Entre 1976 - 1989 el ritmo de crecimiento anual del PIB se comportó en el orden del 4.8 % a precios de 1981 y el PIB por habitantes se comportó en el 4.0 %, ambos resultados aceptables y estimulantes. La productividad del trabajo creció un 2.0 % por año, la población se incrementó a un ritmo de 0.8 % anual, y por otra parte empezó acelerarse un descenso en el rendimiento de los fondos básicos de la agricultura, aunque los avances sociales continuaron en ascenso.  Pero en los años de 1985 - 1989 estos indicadores se comportaron con un crecimiento del 0.9 % y -0.02 % respectivamente, así como la productividad decreció en – 1.45 %  haciéndose evidente el estancamiento y retroceso de la economía cubana en ese lustro.
 Si a lo anterior,  le adicionábamos una creciente deuda con los soviéticos por un importe de 15,490 millones de rublos, más una deuda en divisas que  fue creciendo producto del acelerado proceso inversionista y de renegociaciones fallidas, ubicándose finalmente en 1989, en 6,165 millones dólares, es entendible la situación a enfrentar, dos años después[1],  con la desintegración de la URSS y el campo socialista.
El modelo que habíamos aplicado, en esta etapa, era el del cálculo económico soviético, donde muchas cosas buenas se copiaron mal y cosas malas se copiaron peor, de todas formas el sistema como se comprobó en la práctica, estaba condenado al fracaso sino se le realizaba una profunda revisión. Cuba no permaneció indiferente ante esta realidad, el Proceso de Rectificación de Errores y Tendencias Negativas que desde 1986 se llevó a cabo, formularía la nueva forma de dirección de la economía discutida y aprobada en el III Congreso del PCC de 1986. Mecanismos económicos más agiles junto a movilizaciones de carácter político de las masas, pretendían encausar la economía cubana en su nueva ruta.
Fue en este periodo que se creó, para enfrentar la crisis económica y supervisar la economía, el Grupo Central, una versión ágil y simplificada de la JUCEPLAN, pero que coexistió[2] con ésta hasta Septiembre de 1988, y quizás en el momento que más iba a resultar necesario, por lo que ya se avecinaba, dejo de existir.
Justo al cumplir 30 años la Revolución  tendría que enfrentarse a lo que ha sido denominado “Periodo Especial”, esta última palabra encierra más en la práctica de lo que etimológicamente puede significar. Había que empezar otra vez, solo que había una gran diferencia, existía una población más culta, más educada técnica y políticamente que en 1959. El reto hoy en día  sigue siendo enorme y ese año 1989 ha quedado, desde entonces, como el referente obligado para declarar superada la crisis.
Veintidós años de duro batallar no han sido suficientes para remontar la caída libre que se inició en 1990, tocando fondo en 1993. En el 2013 este proceso de recuperación económica, continúa.
Una conclusión preliminar es que la trayectoria de la economía en estos 52 años ha demostrado que no basta con aspirar al Socialismo para obtener el desarrollo económico, este tiene sus mecanismos y leyes objetivas, al margen de la buena voluntad de quienes tienen la responsabilidad de gobernar.  Es la praxis económica como Ciencia, lo que determina en última instancia, que se logren las aspiraciones políticas de los dirigentes y dirigidos.
II-                  Periodo Especial 1990- Hasta la fecha.
La economía cubana de 1990 al 2011 ha tenido un crecimiento promedio anual del PIB a precios constantes de 1981 de 1.9 %. Así mismo, si excluimos de esta etapa, los años de 1990- 1993, este mismo indicador tendría un comportamiento del 4.5 %, lo que demuestra que las medidas implementadas para la recuperación económica han tenido un comportamiento positivo en lo fundamental.
Si además observamos que la población total ha crecido en ese mismo período (1990-2011) a un promedio de + 0.3 % anual,  pudiéramos inferir un comportamiento positivo pero modesto del PIB por habitantes (+1.5 % anual); este mismo indicador se incrementaría al +4.3 % sin el periodo de adecuación 1990- 1993.
Pudiéramos agregar que a partir del 2005 se comenzaron a alcanzar los niveles de PIB (a precios constantes de 1981) de 1989, algo destacable, pero como observaremos a continuación, no existe aún una correspondencia con los niveles de vida que disfrutaba la población en ese año referente. Este constituye el problema fundamental que presentamos en la actualidad y que tiene su expresión en el comportamiento del salario real de estos años.
a-      Salario
En el gráfico # 2 se puede observar la gran diferencia entre el salario medio nominal y el salario medio real [3] en estos años, a pesar del crecimiento del PIB. Esto ha ocasionado que la población después de transcurridos 22 años, en el 2011  percibe el salario equivalente a  51 pesos del salario medio nominal en 1989.  Para decirlo en otras palabras, los cálculos que he realizado dan como resultado que al ritmo que llevamos, en la apreciación del poder adquisitivo del peso cubano entre 1990 y 2011, podíamos llegar a equipararnos al año referente mencionado, entre los años 2087 y 2093, es decir tendrían que pasar todavía varias generaciones de cubanos, ¡casi un siglo desde 1989!, algo a todas luces insostenible y sumamente preocupante. Otra forma de expresarlo significa que en el 2011 el salario medio nominal debería ser de 1,684 pesos y no 455 pesos, para poder adquirir la misma cantidad de bienes y servicios que en 1989.
Como se deduce esto impacta directamente en el nivel de vida de la población y afecta a lo más preciado que tiene la revolución y cualquier sociedad, el ser humano.
Gráfico # 2 Elaborado por el autor. Datos ONE, P.Vidal y CEPAL.
Por otra parte, se refleja un problema de incapacidad económico –productivo y no de decisión de un Estado que no quiera emitir un decreto-ley. Hay consenso suficiente que el único camino para solucionarlo es el incremento de la productividad del trabajo, pero esto tampoco es posible a los ritmos que hemos alcanzado hasta la fecha, incluso las metas propuestas  en el último VI Congreso del PCC resultan insuficientes para revertir la situación en los próximos diez a quince años. En realidad el pueblo cubano ha financiado 22 años de período especial.
En el intervalo de años que estamos comentando, hay también otras  variables económicas que importa mostrar su comportamiento porque deciden y reflejan la situación de la economía, igualmente resulta necesario dividir en sub-periodos y constatar la dinámica y el comportamiento de dichos indicadores. En el gráfico  # 3 se reflejan cinco sub-periodos y el comportamiento de seis indicadores (PIB precios corrientes, PIB precios constantes, Productividad, Inversiones, Salario Medio Nominal y Real).
Como podrá observarse de 1990- 2011 todos los indicadores tuvieron un comportamiento positivo excepto el salario medio real dado que el deterioro de este indicador como ya apuntamos, este sólo  se ha recuperado  al 27 % del nivel que tenía en 1989.
En 1994 – 2011 después del deterioro inicial en los tres años anteriores, por las nuevas circunstancias impuestas a la economía cubana, se muestra un ascenso en todos los indicadores, es decir muestra un periodo de adaptación y recuperación modesto pero insuficiente para revertir el deterioro acumulado de la economía.
Entre  1990 – 2000 puede ser catalogada en su conjunto como la década perdida, todo resultó negativo como saldo, si bien en la segunda mitad de estos años empezaba a recuperase la economía.
La siguiente década (2001- 2011) se pueden apreciar mejores resultados en todos los indicadores, aunque entre 2007-2011 se aprecia un agotamiento de ese impulso, precisamente cuando ocurre el relevo en la dirección del gobierno como consecuencia de un período de adaptación y tránsito.


          Gráfico # 3 Elaborado por el autor. Datos ONE y CEPAL.

La vida económica- social  tiene siempre un comportamiento hacia el futuro y por tanto lo que ha ocurrido entre 1990 – 2011 como saldo, es lo relevante para los ciudadanos y para estos no son aún los mejores momentos en cuanto a salario real, es decir nivel de vida.
 Hay dos indicadores que por su relevancia e incidencia en la economía cubana debemos detenernos a comentar brevemente: la productividad del trabajo y las inversiones. (Continuará)



[1] Cuba reclamo por daños una compensación a la URSS por 36,223 millones de dólares en 1998.   (Granma 2001 JLR). En Marzo del 2013, las partes llegaron a un acuerdo para solucionar el diferendo.
[2] Una característica del proceso revolucionario y que de alguna manera refleja lo que es un experimento constante de búsqueda, es la coexistencia en el tiempo de formas de gestión de la economía: financiamiento presupuestario y calculo económico con sus variantes; estructuras: Grupo Central, Grupo de Coordinación y Apoyo y JUCEPLAN, PCC y administración dirigiendo empresas; dinero: eliminación casi de las relaciones monetarias y presencia de dos, tres y cuatro monedas coexistiendo, entre los aspectos más relevantes.
[3]Pavel Vidal. Miradas a la Economía Cubana. El proceso de actualización pág. 102. Actualizado el 2011 por el autor de este trabajo.

lunes, 25 de febrero de 2013

Comunidades intervienen en la gestión energética

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Expertos y activistas abogaron por la participación de actores locales para incrementar la legitimidad de las políticas medioambientales.
Expertos y activistas abogaron por la participación de actores locales para incrementar la legitimidad de las políticas medioambientales. Jorge Luis Baños - IPS
 
Dentro de muy poco, un servicio de oferta y demanda basado en la limpieza y recolección de desechos orgánicos será puesto en marcha en esta capital por iniciativa del grupo ecologista del parque habanero Quinta de los Molinos.
El proyecto, que resulta atípico en el contexto cubano, fue dado a conocer por sus promotores en el coloquio “Haciendo futuro con fuerza local”, que sesionó en la sede de la Asociación Cubana de Naciones Unidas como parte del programa de la 22 Feria Internacional del Libro Cuba 2013.
Además del trabajo de este parque ecológico habanero, otras acciones comunitarias enfocadas en el manejo responsable de los recursos ambientales fueron compartidas en ese espacio, realizado entre el 19 y 21 de febrero.
Entre ellas, destacó el quehacer del grupo Alas de Mariposa, orientado al reciclaje de materias primas para la confección de productos de uso cotidiano o con valor estético a partir de papel manufacturado. Después de varios años de experiencia, Alas… ha conseguido autofinanciar su labor.
Asimismo, el proyecto Bahía de La Habana, que funciona en la barriada de Jesús del Monte, anunció que por gestión de un joven líder comunitario, se desarrolla allí la limpieza de un basurero y su reconversión en parque. Estas acciones cuentan ya con el involucramiento activo de la policía territorial y los representantes de varios organismos de la administración pública.
En estas jornadas trascendió también que en el municipio capitalino del Cerro, una de las delegadas de circunscripción logró gestionar con las autoridades la recogida mensual de materias primas y su venta con el fin de obtener ganancias para inversiones comunitarias.
Durante el coloquio, Roberto Bérriz, especialista del Centro de Desarrollo Local y Comunitario del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, se refirió a los cambios que se consiguen a nivel comunitario a partir de trabajos de planificación y evaluación basados en la participación ciudadana.
El también miembro de la junta directiva de la ONG Cubasolar expuso sus experiencias en la asesoría a gobiernos municipales para el mejoramiento de las gestiones de mandato, a partir de lo cual su equipo ha podido percibir un notable cambio de pensamiento sobre cómo alcanzar un desarrollo sostenible en las diferentes localidades.
“En un país donde nos hemos acostumbrado a accionar esperando lo que se nos orienta verticalmente, esta toma de conciencia implica una transformación radical. Aunque proponemos un subversión de los modos de hacer y no de los propósitos humanistas perseguidos por esta sociedad en las últimas cinco décadas”, afirmó Bérriz.
La especialista alemana Anja Mocker, quien acompañó procesos de participación ciudadana en la gestión de residuos urbanos en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, destacó en el encuentro que la intervención de actores locales incrementa la legitimidad de las políticas medioambientales.
“Los procesos que toman como puntos de partida las diferencias de intereses, poderes y saberes –acotó la especialista- tienen más oportunidades de ser efectivos. Son necesarios el trato respetuoso, la voluntad auténtica de colaboración, el mantener objetivos a pesar de los cambios políticos y el contacto con información actualizada sobre el tratamiento de residuales”.
Por su parte, el arquitecto mexicano César Añorve compartió alternativas de recuperación de los residuos orgánicos humanos, como los inodoros secos y la filtración de aguas jabonosas a través de raíces vegetales.
Sus creaciones basadas en lo que él llama un “ejercicio de aceptación del cuerpo”, han tenido aplicación en Cuba. En el barrio Pogolotti, del municipio capitalino de Marianao, una activista social probó la eficacia de los baños en su finca, mientras que un grupo de viviendas que se construyen donde antes hubo una comunidad insalubre, aplicarán el tratamiento de aguas jabonosas en la siembra de la planta mariposa.
Los líderes barriales, especialistas y representantes de instituciones científicas vinculadas a la gestión ambiental, debatieron por esos días también sobre la seguridad alimentaria y el aprovechamiento de la energía solar, eólica y la biomasa.

domingo, 24 de febrero de 2013

Cuba, el trayecto a lo ignoto. Parte I (Introducción, 1959-1975)

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Por Humberto Herrera Carlés

                          “La edificación de la nueva sociedad en el orden económico
 es también un trayecto hacia lo ignoto”.
                                                                                         Raúl Castro Ruz  
8 Diciembre 2010

Introducción

La revolución cubana  se encuentra en marcha a cumplir su sexta década en medio de un mundo capitalista globalizado en crisis, pero no ha logrado aún encontrar un desarrollo armónico, proporcional y sustentable que cumpla con las aspiraciones socialistas que se postulan. El viaje a lo ignoto no ha sido un proceso fácil, hay mucho de tropiezos e imprevistos, pero todavía hoy en día se buscan  los caminos para llegar a feliz término.
Diagnosticar en qué momento estamos, qué resultados se han alcanzado y estamos obteniendo hasta el presente, es la prueba inequívoca  de los empeños de millones de familias cubanas que han dado lo mejor de sus vidas en este propósito. Un análisis  histórico del comportamiento económico de las variables fundamentales, ayudará a sacar a la luz los puntos inconsistentes y vulnerables que aún persisten como obstáculos al desarrollo del país, y si este puede compararse, con lo mejor de la experiencia obtenida a nivel mundial, permitirá darnos certeza o no en lo alcanzado.
El Producto Interno Bruto (PIB) es quizás el indicador más popular en el mundo de la economía  macroeconómica de cualquier país, este intenta medir la creación de riquezas de una nación en el término de un año, y decimos intenta porque siempre hay que analizar el  cómo, el para qué y en qué se crece. Este con sus insuficiencias, es un referente obligado a tomar en cuenta y  Cuba no es una excepción en este sentido.
La representación de la evolución del PIB  (1903- 2011) a precios constantes (gráfico # 1), que sometemos a la consideración del lector, refleja en gran medida, la historia económica de Cuba en el ultimo siglo. Generaciones de cubanos en condiciones particulares, han hecho posible esa evolución. El año 1959 significó una ruptura y un comienzo de una era singular y al mismo tiempo, la más apasionante de todas, misma que dura hasta nuestros dias.
El proceso de construcción del socialismo en Cuba, luego de 52 años, está otra vez, definiendo sus alcances. Este escrito quiere contribuir, con una crítica constructiva, a ese propósito y así ayudar a que lo ignoto no tenga un camino desconocido.
 Gráfico #1 Elaborado por el autor. Datos ONE, P.Vidal y CEPAL.
I-                    Período 1959 – 1975
Cuba la última colonia en liberarse de España y la primera de los EE.UU, en 1959 presentaba una economía estructuralmente deformada y una dependencia casi absoluta de los monopolios norteamericanos, mismos que a su vez veían a  nuestro país como un apéndice de sus intereses.
El camino al desarrollo económico, social y político emprendido desde un principio estuvo caracterizado por grandes dificultades, sin bien se conquistó la independencia política por primera vez, no resultaría fácil en lo económico. Justicia social, desarrollo económico y un ser humano más pleno, este es el gigantesco reto que se propuso el gobierno revolucionario. La máxima martiana de con todos y para el bien de todos era una aspiración genuina y autóctona.
 Si de algo no podrá culparse jamás a la revolución cubana es de haber abandonado el guión marxista de las revoluciones sociales (al menos lo que hasta ese entonces se daba como verdad).
Entre 1959 -1963 se realizaron los cambios más importantes que desde el punto de vista de propiedad[1] podíamos aspirar, ya a finales de 1960 la propiedad estatal “alcanzaba el 100 % del comercio exterior, la banca y el comercio mayorista; llegaba al 95 % en la construcción y la industria; al 90 % el transporte y al 37 % en la agricultura”[2]. Con ello estaban creadas las condiciones primarias, desde el punto de vista de propiedad, para que las decisiones se tomaran centralmente y con poca o casi nula oposición. Las medidas que tomaría el gobierno revolucionario han impactado plenamente en el ámbito económico- social todos estos años, pero faltaría y falta hasta hoy en día, lo más importante, cómo socializar y realizar esa propiedad estatal de todo el pueblo.
Sin embargo, justo es decir que entre 1960 y 1965 se produjeron eventos tales como: la invasión de Girón, Crisis de Octubre, lucha contra bandidos, bloqueo económico- financiero por parte de EE.UU, unido a un debate en materia económica de cuál era el modelo económico adecuado a seguir en nuestras condiciones,  sobre todo en el papel de las relaciones monetarias mercantiles en el socialismo, entre otros, que impidieron una implementación adecuada de la estrategia señalada de desarrollo, al menos en esos primeros años, aun cuando se contó  con el apoyo e incipiente comercio con la Unión Soviética.
En 1968, se realiza una ofensiva revolucionaria que termina casi por completo con los pequeños negocios en donde el Estado alcanzo casi el 100 % de la propiedad en todas las ramas de la economía, excepto en la Agricultura que sólo con el tiempo alcanzaría hasta un 92 %. La propiedad estatal, es decir los medios de producción que disponía el país en casi su totalidad estaban en manos de aquel que representaría al pueblo. No obstante, esto por sí mismo, no bastó y no basta para un desempeño totalmente eficiente del modelo socialista, como la experiencia demostraría en los años siguientes. Pronto vino el fracaso de la zafra de 1970, que si bien se realizó la zafra más grande en toda la historia cubana, las deformaciones que como consecuencia generó en la economía cubana, le imprimió un sello que hoy en día no hemos podido superar. Hay que saber siempre producir con eficiencia y eficacia a toda costa pero no a todo costo, con vistas a poder cumplir los planes productivos y sociales.
En 1972 Cuba ingresa al CAME, con ello la economía cubana necesitó ponerse a tono, con el sistema de cálculo económico que imperaba en los países socialistas y adecuarse al nuevo escenario.
En el periodo 1959 – 1970 el PIB, a precios constantes de 1981, creció a un ritmo promedio anual del 2.8 %, teniendo su cota más alta en 1964 con 13.1 % y su cota más baja en 1960 con -9.7 %. Resultados aceptables en las condiciones que predominaron como ya mencionadas.
En el quinquenio 1971- 1975, el mejor del periodo 1959- 1975, el PIB creció a precios constantes a un ritmo promedio anual del 8.41 %. Las concepciones acordadas en el XIII Congreso de la CTC rendían sus frutos, así como las enseñanzas de 1970, además de la reciente integración con el campo socialista, esto permitió llegar al 1er Congreso del PCC en 1975, con una economía en franco crecimiento.
En estos años 1959 – 1975 el crecimiento promedio anual del PIB a precio constantes fue del 4.4 %, crecieron de forma importante, en algunas varias veces, la producciones de níquel, refinación de petróleo,  de lubricantes, mecánica,  de acero, fertilizantes, herbicidas, de papel y cartón, envases de vidrio, tejido, calzado, cemento, pastas alimenticias, alimentos para niños, captura de pescado, capacidad de agua embalsada, capacidad de riego,  etc.  Otro indicador no menos importante es el PIB por habitantes y este tuvo un crecimiento promedio anual más bajo y solo alcanzó el 2.5 %.
 Este crecimiento contenía la semilla de su insuficiencia y este ha sido el aspecto fundamental de toda la historia revolucionaria en la economía cubana, a saber: LA PRODUCTIVIDAD DEL TRABAJO, ésta sólo  aumentó un 0.5 %[3] como promedio anual.
En esta etapa, hay un aspecto que es de suma importancia y es la relación de los errores cometidos  y que fueron señalados en el I Congreso del PCC, estos pueden resumirse en:
a-      Manifestaciones de voluntarismos e idealismos por encima de los hechos objetivos.
b-      No comprender que la teoría revolucionaria no estaba suficientemente desarrollada en nuestro país y carencia de economistas profundos y científicos del marxismo.[4]
c-       Falta de dirección con criterio económico en toda la actividad productiva. “No es posible medir cuanto nos ha costado…. en horas excesivas de trabajo y en recursos materiales gastados en exceso”.
d-      Coexistencia de dos sistemas de dirección económica el financiamiento presupuestario y el cálculo económico. Suprimiéndose por ejemplo la relaciones de cobros y pagos en 1967 entre las empresas, además del divorcio con la economía real de cuánto nos costaba todo lo que producíamos.
e-      En 1965 “comienza a manifestarse cierta confusión entre las funciones del Partido y el Estado”[5], entre 1967 y 1970 el Partido sustituye a la administración, de facto, en muchas empresas.
La entrada al CAME también significó que en 1975 Cuba presentara un desbalance comercial y de créditos para inversiones del orden de 3,000 millones de pesos, es decir un 35 % del PIB anual.
En este período se hizo presente, sobre todo hasta 1970,  la necesidad de reducción de la política de gratuidades indebidas, el inicio del proceso de liquidación del exceso de circulante, la vinculación  del salario a los resultados del trabajo, escasez de divisas y necesidad de obtenerla, etc. aspectos que por increíble, han sido recurrentes una y otra vez a lo largo de los años en nuestro proceso revolucionario y no se soluciona de modo definitivo.
De espectacular pueden catalogarse los logros obtenidos en el orden social, ya sea en la educación, salud, seguridad social, acceso a la cultura, el deporte, seguridad, derecho al trabajo, equidad de género, que se tradujo en una elevación del nivel y calidad de vida de la población, reafirmándose la teoría de que con pocos recursos puede hacerse mucho por todos si hay voluntad política, aquí si podemos hablar de una socialización alcanzada en la medida que toda la población fue beneficiada.
El principal balance de estos 16 años, es haber sentado las bases para darle un nuevo impulso al proceso de industrialización previsto en lo adelante y de adquirir aparente experiencia con los errores cometidos. (Continuará)



[1] El proceso de nacionalización realizado en Cuba tiene tres componentes a tener en cuenta:
a-       Derecho a la nacionalización: Todo Estado tiene derecho a nacionalizar, expropiar o transferir la propiedad de bienes extranjeros y en caso de controversia, esta será resuelta conforme a la ley nacional del Estado que nacionaliza y por sus tribunales conforme al Artículo 22 de la Carta de Derechos y Deberes económicos de los Estados.
b-       El proceso nacionalizador contemplaba el pago de todas las propiedades nacionalizadas y algunos cubanos abandonaron su país perdiendo ese derecho.
c-        “Debe señalarse, que el proceso de nacionalización efectuado en Cuba incluyó, tanto propiedades de nacionales cubanos, como de nacionales de otros países. Por consiguiente, carece de todo fundamento el argumento esgrimido por EE.UU. de que la nacionalización efectuada por Cuba fue ilegal y discriminatoria. Excepto el caso de EE.UU, el resto de los países adoptó una posición respetuosa con relación a la decisión soberana de Cuba y establecieron negociaciones con las autoridades cubanas para la compensación a sus nacionales por las propiedades que estos tenían en la isla. De esta forma, se concluyeron acuerdos con Francia, Suiza, Gran Bretaña, Canadá y España para efectuar las compensaciones, estableciendo plazos para su ejecución acordes a la práctica internacional en estos casos”. www.cubavsbloqueo.cu
[2] José Luis Rodríguez “ Notas sobre la economía cubana” Ruth Casa Editorial 2011
[3] Ídem
[4] Se planteaba  no aprovechar la praxis de los otros países socialistas que a la larga resultó fallida. Por lo que un error fue quizás, creer que estábamos cometiendo un error al valorar como buena esa experiencia anterior a la nuestra y no seguir la autóctona.
[5] En el último Congreso del PCC de Abril del 2011 este problema una vez más, fue tratado.

sábado, 23 de febrero de 2013

Una lección de historia para los alarmistas

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Por:   Premio Nobel de EconomìaEl restaurante Chez Josephine de París, famoso en el París de los años 20.
Ah, París en los años veinte. Era la época de Ernest Hemingway y F. Scott Fitzgerald, Gertrude Stein y Alice B. Toklas, la deuda soberana y la estabilización. Un momento, ¿el qué?
Vale, ya he escrito antes sobre la idea de que Francia en la década de 1920 nos ofrece el ejemplo más cercano que he podido encontrar en los registros históricos de una crisis como esa sobre la que los intolerantes del déficit en Estados Unidos no paran de advertirnos. No somos en absoluto como Grecia; tenemos nuestra propia divisa, y nuestras deudas están en esa divisa. Así que no podemos quedarnos sin efectivo, incluso si resulta que los vigilantes de los bonos realmente existen y pierden fe en Estados Unidos. En el peor de los casos, nos parecemos algo a Francia en la década de 1920, con su tipo de cambio flotante y la gran deuda acumulada en tiempos de guerra, excepto que nuestra deuda no es ni mucho menos tan mala como porcentaje del PIB, y no tenemos la persistente mentalidad del patrón oro que prevalecía en todo el mundo occidental por aquel entonces.
Entonces, ¿qué le sucedió realmente a la Francia de los años veinte?
Francia salió de la I Guerra Mundial con deudas muy elevadas. En el gráfico pueden ver la comparación, empleando la base de datos sobre la deuda del Fondo Monetario Internacional, con Grecia, el país que los intolerantes del déficit usan estos días para asustarnos. Lo más curioso, cómo no, es el acusado descenso en la relación deuda-PIB. ¿Cómo sucedió eso? Para ser exactos, sucedió gracias a los especuladores, que se volvieron contra Francia en 1926, haciendo que el franco se devaluara todavía más. Eso a su vez impulsó fuertemente al alza los precios, erosionando el valor real de la deuda.
Entonces, ¿en qué manera afectó esto a la economía francesa real? En realidad, Francia creció a buen ritmo durante la década de 1920. Sufrió una recesión severa pero breve asociada con la estabilización del franco aconsejada por Poincarè -en gran medida, creo yo, por culpa de la repentina austeridad fiscal- pero no duró.
Luego vino la Gran Depresión, pero esa es otra historia.
Ahora bien, Francia estaba mucho más endeudada de lo que lo está Estados Unidos, y podría decirse que su política era incluso más disfuncional que la de Estados Unidos a principios del siglo XXI. Sin embargo, aún así, la deuda francesa no causó nada parecido a la clase de apocalipsis que los intolerantes del déficit nos prometen sistemáticamente a menos que hagamos lo que ellos dicen. No se produjo ninguna desaceleración económica sostenida, nada que se parezca ni de lejos  al infierno que están pasando Grecia, España, Portugal e Irlanda; y aunque la inflación se disparó, tampoco fue nada como lo de Weimar o Zimbabue.
Sé que los intolerantes quieren su apocalipsis; quieren creer con todas sus fuerzas que a menos que hagamos lo que nos ordenan, pasarán cosas terribles.
Pero el ejemplo histórico más relevante que puedo encontrar no ofrece la más mínima justificación para su alarmismo.
© 2013 New York Times.