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jueves, 18 de julio de 2013

EE.UU. debe eliminar el embargo contra Cuba

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Progreso Semanal


Por Katrina vanden Heuvel (The Washington Post)
 
¿Hay un ejemplo más claro de locura absoluta que la anticuada política norteamericana hacia Cuba? Durante  más de 50 años corrompidos por acciones encubiertas, sabotaje económico, prohibiciones de viaje y embargo interminable, Estados Unidos ha logrado hacer de Castro y de Cuba un símbolo internacional de orgullosa independencia. Decidido a aislar a Cuba, Washington ha logrado tan solo aislarse a sí mismo en su propio hemisferio. Decidida a desplazar a Fidel Castro, la enemistad de EE.UU. solo ha mejorado sus credenciales nacionalistas.MIA-WORLD-ATLANTIC-FIS-HAVANA-1a
Una visita reciente revela una Cuba que ya está comenzando una nueva era post Castro. Eso solo subraya la estupidez de un continuado embargo norteamericano, una reliquia cruel de la era de la Guerra Fría que hace mucho terminó.
Hace ya tiempo que Estados Unidos debió haber terminado el embargo e influir en Cuba, en vez de amenazarla. Irónicamente, como resultado de una nueva ley cubana de migración que ha eliminado a partir de este año más de 50 años de restricciones a la capacidad de que sus ciudadanos viajen libremente al exterior, los cubanos ahora son más libres de viajar a Estados Unidos que los norteamericanos de viajar a Cuba. El presidente no puede eliminar la prohibición de viajar a la Isla sin la aprobación del Congreso, pero como explicó Peter Kornbluh en un artículo reciente en The Nation, él si puede adoptar medidas que transformarían nuestra política.
Obama debiera comenzar por sacar a Cuba de la lista del Departamento de Estado de naciones que apoyan al terrorismo, lo que terminaría con las sanciones económicas y comerciales que implican tal designación. El Tesoro podría dejar de multar a bancos internacionales por hacer negocios con Cuba, una práctica que obstaculiza la lenta apertura del país a la empresa privada. Al mismo tiempo, el presidente podría expandir  las licencias para viajar a Cuba, facilitando así los viajes y la exploración comercial a empresarios, científicos, médicos y otros. El “Programa de Democracia Cubana y Planificación de Contingencia” de la Guerra Fría, diseñado para el “cambio de régimen”, debiera ser reconfigurado a un programa de intercambio pueblo a pueblo que podría tener alguna influencia real.
Por último, como preludio a más amplias negociaciones bilaterales en una gama de temas. Obama podría actuar directamente para eliminar una herida abierta en las relaciones EE.UU.-Cuba. El presidente podría conmutar las condenas de los llamados Cinco de Cuba, agentes de contraterrorismo arrestados en la Florida en 1998 y declarados culpables de acusaciones de espionaje, cuatro de los cuales aún se encuentran encarcelados. Al  mismo tiempo, los cubanos podrían poner en libertad a Alan Gross, quien fue arrestado cuando la USAID lo envió a Cuba en una misión casi encubierta para suministrar conexiones a Internet a grupos judíos. El expresidente Jimmy Carter se ha ofrecido para facilitar estos pasos sensibles.
La Guerra Fría ha terminado; la Unión Soviética ya no existe. Estados Unidos mantiene el más largo déficit comercial de la historia del mundo con los comunistas chinos. Pero el embargo y la enemistad hacia Cuba continúan. Puede que las agencias de inteligencia y los amargados y envejecidos refugiados cubanos nunca acepten el mundo como es. Pero ya hace mucho que Estados Unidos debe cambiar para una política de relaciones con Cuba en vez de aislarnos.
 
Katrina vanden Heuvel es editora y directora general de la revista The Nation. También escribe una columna semanal para The Post.
 
Nota HHC: Aun cuando no estoy de acuerdo con los términos embargo y era Post Castro, decidí publicarlo por lo que plantea.

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