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lunes, 29 de julio de 2013

Manglares cubanos necesitan mayores cuidados

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 Para alertar sobre su estado de conservación, cada 26 de julio se celebra el Día Internacional de los Manglares
Para alertar sobre su estado de conservación, cada 26 de julio se celebra el Día Internacional de los Manglares     
 Aunque en los últimos años las inversiones para el medio ambiente en bahías y cuencas hidrográficas de interés nacional logran mayor efectividad en su aplicación, todavía resultan insuficientes cuando se trata de la conservación de los manglares.
La cuenca del río Mayarí, en la oriental provincia de Holguín y la bahía de Santiago de Cuba, también ubicada al este del país, concentran las mayor parte del financiamiento, según el informe de la Oficina Nacional de Estadísticas: Gastos de Inversión para la protección del Medio Ambiente Cuba 2012.
Pero en este reporte no se especifica lo realizado en áreas donde los manglares sufren mayores afectaciones.
De acuerdo al Ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente la zona de mangles ubicada entre Surgidero de Batabanó y la playa Mayabeque, al sureste de la capital, es la de mayor vulnerabilidad y riesgo de destrucción, pues el 83 por ciento de esas plantas están total o parcialmente dañadas.
En tanto, estudios del Instituto cubano de Oceanología indican que el ritmo de decadencia de esa especie en la isla avanza paulatinamente y sus afectaciones se incrementan en más de uno por ciento cada año.
Para enfrentar esa situación, Cuba desarrolla estudios sobre peligros de vulnerabilidad y riegos hasta 2050 y 2100, los cuales evalúan futuros efectos del cambio climático en función de adoptar medidas para preservar manglares y bosques, proteger pueblos costeros y asegurar la sostenibilidad agrícola, explicó la ministra de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente, Elba Rosa.
Entre las más recientes investigaciones sobre el tema, figuran las realizadas en el archipiélago Jardines de la Reina, el mayor Parque Nacional de Cuba en cuanto a extensión marina, con cerca de 2.000 kilómetros cuadrados y situado al sur de las centrales provincias de Camagüey, Ciego de Ávila y Sancti Spíritus.
Los resultados preliminares indican que el incremento de la salinidad en el Mar Caribe, el negativo impacto de los huracanes, junto al aumento de especies invasoras y fenómenos asociados al cambio climático figuran entre los principales causantes de la reducción de los manglares, según informes de la bióloga de la Empresa para la Protección de la Flora y Fauna, Mayda Iglesias.
La erosión de los suelos, el aumento del nivel del mar, las inundaciones, la sequía y otros fenómenos climáticos extremos también figuran entre los factores que hacen cada vez más frágiles y vulnerables a los manglares.
A ello se unen prácticas destructivas como su tala indiscriminada para elaborar carbón, el robo de arena, la sobre captura de peces, el uso insensato del fuego y el vertimiento de basuras.
Por tales razones, en los últimos años se perdió un 30 por ciento de esa vegetación presente en dos terceras partes de las costas cubanas y que cubren cerca del cinco por ciento de la superficie total de la isla, de acuerdo a fuentes oficiales.
Lo anterior, además de reducir las poblaciones de mangle, afecta a cerca de unas 160 especies botánicas asociadas a esas formaciones, pues alrededor de 60 corren peligro de extinción, señala el ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente.
Asimismo, afecta a los peces, las aves y otros animales del hábitat costero.
Aunque todavía son necesarias más acciones al respecto, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) destaca a Cuba como una de las naciones con mejores resultados en las estrategias de saneamiento y protección de los manglares, los cuales ocupan el noveno lugar en el mundo por su extensión y buen estado.
Junto a los programas de manejo de las zonas costeras y las estrategias de educación ambiental las autoridades ambientales impulsan proyectos comunitarios dirigidos a crear mayor conciencia sobre la necesidad de preservar los mangles.
Ellos constituyen una barrera natural de protección costera, limitan el paso de sustancias contaminantes hacia los arrecifes coralinos y sirven de refugio a una amplia variedad de especies animales y vegetales, endémicas, autóctonas y migratorias.

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