Mi blog sobre Economía

jueves, 18 de julio de 2013

Cuba, desempeño económico en el 2012

Imprimir artículo

Dr. José Luis Rodríguez
Asesor del CIEM

   Recientemente la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) emitió la versión digital del Panorama Económico y Social 2012,[1] documento que se publica regularmente como un anticipo del Anuario Estadístico de Cuba (AEC).

   En la información publicada destaca en primer lugar, el ajuste de las cifras de crecimiento del año pasado que fueron previamente informadas en la Sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular en diciembre del 2012.

   Una vez valorados los daños causados por el huracán Sandy a finales del año y que –según estimados- tuvieron un costo de 6,900 millones de pesos,[2] la cifra de crecimiento del PIB del 2012 alcanzó un 3% frente a  3,1% anunciado previamente y por debajo del 3,4% planificado.[3]

   Sectorialmente hubo otras cifras ajustadas. El  desempeño fue negativo en el sector agropecuario, que decreció un -1,2% en el año frente a un crecimiento del 2% informado previamente; se registró una importante desaceleración en la industria manufacturera cuyo crecimiento pasó de 4,4 a 2,3%;  y en el sector de transporte y comunicaciones se bajó de 5 a 2,8%. Por otro lado, se destacan favorablemente las construcciones que crecen un 18% en comparación con el 12,4% informado y el comercio interior que fue de 5,9 a 6,4% en su incremento anual.

   En general desde el año 2009 la economía cubana ha venido ascendiendo muy modestamente en sus niveles de crecimiento, que resultaron de 1,4% en 2009; 2,4% en 2010 y 2,8% en 2011, para un promedio de 2,4% anual hasta el 2012, cifras que puntualmente han quedado ligeramente por debajo de lo previsto excepto en el año 2010.  Por otro lado, estos resultados comparan favorablemente con América Latina y el Caribe en el 2009 y el 2012, pero se sitúan por debajo de la región en 2010 y 2011.

   En todo caso, una evaluación equilibrada del desempeño económico del país no puede lograrse sin tomar en cuenta el proceso de transformaciones que ha tenido lugar a partir de la aprobación de una nueva política económica y social acordada en abril del 2011 y que supone profundos cambios en la economía cubana y su sistema de gestión, todo lo cual tiene también efectos sobre los ritmos de crecimiento del país.

    En este sentido el desempeño actual de la economía cubana se inscribe en una estrategia económica socialista que se centra en la creación de condiciones para un desarrollo sostenible a mediano plazo.

   Para lograr este objetivo, pasa a un primer plano un proceso de reequilibrio de la balanza de pagos del país, elemento que se destaca a corto plazo como de alta prioridad en los propios Lineamientos de la Política Económica y Social aprobados.[4]

   Esta política supone una puesta al día de los compromisos para el pago de la deuda externa como requisito indispensable con el objetivo de lograr la sostenibilidad de la reproducción de la economía, tomando en cuenta la necesidad de un mayor flujo de recursos financieros externos para el desarrollo, incluyendo una mayor presencia de la inversión extranjera directa.

   En la consecución de estos objetivos prioritarios, se ha logrado incrementar los ingresos en divisas mediante un aumento de más de un 100% en el valor de las exportaciones de bienes, en tanto que las importaciones aumentaron un 54% entre 2009 y 2012, lo que ha propiciado disminuir el saldo de cuenta corriente en relación al PIB de -4,2% en el 2008 a un estimado de -0,6% en el 2012.[5]

   Por otra parte, se han alcanzado significativos avances en el reordenamiento de los compromisos financieros externos. En efecto, ya en el 2010 se informó que se habían logrado renegociar dos mil millones en el pago de la deuda externa;[6] de igual modo,  en febrero de 2013 se alcanzó un acuerdo para la condonación de la deuda con la antigua URSS por parte de Rusia.[7]

   Todo lo anterior ha permitido el cumplimiento estricto de las obligaciones financieras externas, lo cual debe redundar en una mayor credibilidad en el plano internacional.

   En relación a este tema es importante destacar que el pago priorizado de las obligaciones contraídas ha sido respaldado esencialmente por la reducción de los gastos del país. De este modo, en proporción al PIB las erogaciones del presupuesto estatal bajaron del 78,1% en 2008 a 67,4% en 2011; el saldo fiscal pasó de -6,9 a -3,8%; la liquidez en manos de la población se redujo de un 41,5 a un 38,6% y se lleva a cabo un proceso de reordenamiento de los servicios sociales básicos para disminuir sus costos sin afectar las prestaciones indispensables.

   Parejamente con la reducción de las tensiones financieras externas, se requiere un incremento de la eficiencia económica mediante un mayor crecimiento de la productividad del trabajo, proceso que se enfoca a partir de una reducción gradual del subempleo en el sector estatal, incrementando la actividad de los sectores cooperativo, privado y mixto,[8] al tiempo que se reorienta la inversión para favorecer la esfera productiva. En este sentido se obtuvo un crecimiento del 8,1% en la productividad del trabajo entre el 2009 y el 2012, pero el ritmo alcanzado resulta aún insuficiente, aunque este se equilibra ya con el incremento del salario medio.

   Al respecto vale destacar que como consecuencia de la escasa disponibilidad de  recursos financieros, son todavía reducidos los fondos destinados a la inversión,[9] a lo que se añaden bajos niveles de eficiencia en su ejecución, todo lo cual constituye un freno para alcanzar niveles de productividad superiores en medio de un proceso de depresión del salario real que en comparación con 1989,  aún no se ha recuperado.[10]

   Los resultados que se alcanzan en el 2012 puede así decirse que están en línea con lo que pudiera esperarse de un proceso de cambios que modificará sustancialmente el sistema de gestión económica del país creando condiciones para un desarrollo sostenible, al tiempo que deberá enfrentarse una compleja coyuntura económica internacional y las consecuencias del bloqueo económico de Estados Unidos.

   Durante el presente año y el 2014, deberá lograrse un vuelco en la calidad de la gestión económica estatal, con un mayor nivel de descentralización de la misma, un crecimiento de la eficiencia económica y un gradual incremento del ingreso de los trabajadores,  lo que unido a un incremento en el nivel de las inversiones permitirá aumentar el ritmo de crecimiento de la economía, en medio de una situación financiera externa más favorable.

   El desafío se reconoce como de enorme magnitud, pero existen condiciones para enfrentarlo favorablemente.

 

Julio de 2013.



[1] Ver “Panorama Económico y Social. Cuba 2012” en www.onei.cu
[2] Información del ministro de Economía y Planificación, periódico Granma, julio 6 de 2013, p. 3
[3] Ver de Yaima Puig y Leticia Martínez “Economía cubana creció un 3% en 2012” Cubadebate, junio 6 de 2013 en www.cubadebate.cu
[4] “A partir de las actuales condiciones y del escenario internacional previsible , la política económica se dirige a enfrentar los problemas de la economía transitando por dos tipos de soluciones, que requieren congruencia entre sí: Soluciones a corto plazo, encaminadas a eliminar el déficit de la balanza de pagos que potencien la generación de ingresos externos y la sustitución de importaciones y a su vez, den respuesta a los problemas de mayor impacto inmediato en la eficiencia económica, la motivación por el trabajo y la distribución del ingreso, y creen las necesarias condiciones infraestructurales y productivas que permitan el tránsito a una etapa superior del desarrollo.” VI Congreso del Partido Comunista de Cuba “Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución” La Habana, abril 18 de 2011, p. 10.
[5] Estimado de Cuba Country Forecast, Economist Intelligence Unit, March, 2013.
[6] Información de Marino Murillo a la Asamblea Nacional del Poder Popular, periódico Granma, 20 de diciembre de 2010, p. 10.
[7] Ver periódico Granma, febrero 21 de 2013, p. 2. Según fuentes rusas, esta deuda llegaba a 35 mil millones de dólares (“Russia to write off 35 billion of Cuba’s debt” Pravda (English version) February 22, 2013 www.english.pravda.ru )
[8] En medio de este complicado proceso la tasa de desempleo cerró el pasado año en 3,8%.
[9] En el 2012 las inversiones totalizaron unos 4600 millones de pesos creciendo solo un 6% en relación al año precedente.
[10] Este es un factor negativo de peso en el estímulo a la producción. Si bien la tendencia a la recuperación del salario real comenzó en 1994, los incrementos en el salario nominal no han logrado compensar los incrementos de precios que se generaron básicamente entre 1990 y 1993 en medio de la crisis del período especial.

EE.UU. debe eliminar el embargo contra Cuba

Imprimir artículo

Progreso Semanal


Por Katrina vanden Heuvel (The Washington Post)
 
¿Hay un ejemplo más claro de locura absoluta que la anticuada política norteamericana hacia Cuba? Durante  más de 50 años corrompidos por acciones encubiertas, sabotaje económico, prohibiciones de viaje y embargo interminable, Estados Unidos ha logrado hacer de Castro y de Cuba un símbolo internacional de orgullosa independencia. Decidido a aislar a Cuba, Washington ha logrado tan solo aislarse a sí mismo en su propio hemisferio. Decidida a desplazar a Fidel Castro, la enemistad de EE.UU. solo ha mejorado sus credenciales nacionalistas.MIA-WORLD-ATLANTIC-FIS-HAVANA-1a
Una visita reciente revela una Cuba que ya está comenzando una nueva era post Castro. Eso solo subraya la estupidez de un continuado embargo norteamericano, una reliquia cruel de la era de la Guerra Fría que hace mucho terminó.
Hace ya tiempo que Estados Unidos debió haber terminado el embargo e influir en Cuba, en vez de amenazarla. Irónicamente, como resultado de una nueva ley cubana de migración que ha eliminado a partir de este año más de 50 años de restricciones a la capacidad de que sus ciudadanos viajen libremente al exterior, los cubanos ahora son más libres de viajar a Estados Unidos que los norteamericanos de viajar a Cuba. El presidente no puede eliminar la prohibición de viajar a la Isla sin la aprobación del Congreso, pero como explicó Peter Kornbluh en un artículo reciente en The Nation, él si puede adoptar medidas que transformarían nuestra política.
Obama debiera comenzar por sacar a Cuba de la lista del Departamento de Estado de naciones que apoyan al terrorismo, lo que terminaría con las sanciones económicas y comerciales que implican tal designación. El Tesoro podría dejar de multar a bancos internacionales por hacer negocios con Cuba, una práctica que obstaculiza la lenta apertura del país a la empresa privada. Al mismo tiempo, el presidente podría expandir  las licencias para viajar a Cuba, facilitando así los viajes y la exploración comercial a empresarios, científicos, médicos y otros. El “Programa de Democracia Cubana y Planificación de Contingencia” de la Guerra Fría, diseñado para el “cambio de régimen”, debiera ser reconfigurado a un programa de intercambio pueblo a pueblo que podría tener alguna influencia real.
Por último, como preludio a más amplias negociaciones bilaterales en una gama de temas. Obama podría actuar directamente para eliminar una herida abierta en las relaciones EE.UU.-Cuba. El presidente podría conmutar las condenas de los llamados Cinco de Cuba, agentes de contraterrorismo arrestados en la Florida en 1998 y declarados culpables de acusaciones de espionaje, cuatro de los cuales aún se encuentran encarcelados. Al  mismo tiempo, los cubanos podrían poner en libertad a Alan Gross, quien fue arrestado cuando la USAID lo envió a Cuba en una misión casi encubierta para suministrar conexiones a Internet a grupos judíos. El expresidente Jimmy Carter se ha ofrecido para facilitar estos pasos sensibles.
La Guerra Fría ha terminado; la Unión Soviética ya no existe. Estados Unidos mantiene el más largo déficit comercial de la historia del mundo con los comunistas chinos. Pero el embargo y la enemistad hacia Cuba continúan. Puede que las agencias de inteligencia y los amargados y envejecidos refugiados cubanos nunca acepten el mundo como es. Pero ya hace mucho que Estados Unidos debe cambiar para una política de relaciones con Cuba en vez de aislarnos.
 
Katrina vanden Heuvel es editora y directora general de la revista The Nation. También escribe una columna semanal para The Post.
 
Nota HHC: Aun cuando no estoy de acuerdo con los términos embargo y era Post Castro, decidí publicarlo por lo que plantea.

Visión polémica: ¿Y dónde quedo yo?

Imprimir artículo
Foto: EFE.
Por José Dos Santos Cubadebate
 
Pertenezco a una aún mayoritaria porción de cubanos que ha dedicado su vida laboral a desempeñarse y empeñarse en aportar sus esfuerzos –los mejores y también los no tanto- a la sociedad en que vivimos, desde el triunfo revolucionario, en las filas estatales. Y no me arrepiento.
Recuerdo hace unos lustros atrás, cuando a mi esposa la tentaban a pasar a trabajar con extranjeros legalmente operando en nuestro país, a quien desalenté con mi fidelidad a las estructuras que representaban los intereses del pueblo.
Ella siguió mis visiones y hoy se ha visto obligada a jubilarse por asuntos familiares, con una magra suma mensual como retribución a su hoja de servicios. La que la animaba a dar el paso vivió mucho mejor, materialmente hablando, y fue más allá y los dio hacia otros territorios.
Pero eso es historia antigua. La que estamos construyendo hoy, día a día, es diferente por muchas y justificadas razones.
Romper modelos o moldes que constriñen –lo que diría un manual de economía política- “el desarrollo de las fuerzas productivas” en las condiciones contemporáneas constituye una acción mas que necesaria, imprescindible, para mantener nuestra sociedad a flote y con el rumbo estratégico que entre todos hemos decidido.
Nos estamos liberando de ataduras con sabor a dogma, desfasadas, ilusorias o, más aún, utópicas, para explorar y explotar las potencialidades que permanecían latentes, por mas de una causa. Y eso todos lo comprendemos.
Pero de ahí a focalizar la propaganda, ensalzar el bienestar material que produce y presentar al movimiento de “cuentapropistas” como salvadores de nuestra economía, da una dimensión al asunto, cuanto menos, mortificante para los que hemos sido y seguiremos siendo “empleados estatales”.
Presumo que ha sido una mala interpretación de cómo enfocar las prioridades que hacen los medios de prensa sobre la materia. No creo deseen menoscabar –por contraste- la importancia de quienes no optamos por el también llamado “auto-empleo”, pero al menos provocan dudas sobre cuáles objetivos se buscan.
Las bondades y beneficios de ejercer oficios y profesiones bajo reglas de juego diferentes a las establecidas por el estado, sobre todo en materia de ingresos monetarios, no necesitan publicidad.
Ese esfuerzo de los medios –espacio y tiempo- debía de dedicarse a elevar la autoestima de ese otro vasto componente de la sociedad cuyos salarios no alcanzan ante los crecientes avances de los precios y que sigue siendo decisivo para la construcción del socialismo con el que los revolucionarios cubanos soñamos.