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viernes, 5 de junio de 2015

Líderes naturales en Cuba: perdidos en las comunidades

Sobre quiénes son los líderes naturales, cuáles retos enfrentan y su rol en la actual reforma económica, social y política de Cuba, la Redacción IPS Cuba indagó para realizar su última edición de A Debate.

¿En qué medida las reformas (o actualización del modelo) exigen y han contribuido a elevar el protagonismo de las comunidades? Ailynn Torres

Consideramos que aún es incipiente el protagonismo en las comunidades y los mecanismos actuales no se corresponden con el discurso oficial. Las reformas requieren personas con creatividad y capacidad de convocatoria que no estén permeadas de los estereotipos que han caracterizado el liderazgo a nivel comunitario.

La actualización del modelo necesita para su validación práctica de estos líderes naturales, que existen, para materializar los cambios que exige la sociedad cubana actual.

Las comunidades rurales sobre todo y cada una por separado necesitan de un urgente estudio para reordenar necesidades, capacidades y orientación de recursos que no pueden salir sino de ellas misma donde, el líder comunitario amen de los miedos debe ejercer su fuerza y hacer acciones sobre lo que está legislado en Cuba. En cambio, trabajan para leyes electorales y consejos populares desconocidas para la mayoría de ellos. Ver todas las respuestas

¿Qué grado de participación tienen las mujeres en el liderazgo comunitario? ¿Por qué? Araís Chávez, Valia Solís, Rosío Fernández y Rita M. García

Dentro de los avances más significativos en la segunda mitad del siglo XX ha sido paulatina la inserción de las mujeres, no obstante sigue siendo desigual la participación femenina en los espacios de toma de decisiones que históricamente se han adjudicado a los hombres. Esto responde a un condicionamiento social centrado en las tareas domésticas, papel atribuido por la sociedad a través del tiempo, es decir, como construcción social.

En las instituciones cristianas este protagonismo se ha visto minimizado por la cultura patriarcal reforzada con interpretaciones de la Biblia.

En la Cuba de hoy el 66 por ciento de la fuerza profesional se corresponde con el sexo femenino.

Sin embargo, existe ambigüedad en este sentido expresada por la incorporación de las mujeres al espacio público pero como estrategia de supervivencia familiar, con la consecuente sobrecarga de roles, lo cual dificulta que se asuman otras actitudes desde el liderazgo. Esto no niega que existe representatividad de féminas pero si entendemos el liderazgo como la capacidad de influir en los/as otros/as desde un fuerte sentimiento de compromiso, esta realidad se ha dado más al interior de las familias cubanas. Ver todas las respuestas

Mirna Rosa Padrón

La mujer ahora, increíblemente, vuelve a ser parte principal de las acciones de la familia. Hay una tendencia a que la mujer sea el eslabón primordial de la familia en cuanto a la educación. Pero, en las comunidades donde las mujeres llevan la parte económica, La mujer ahora, increíblemente, vuelve a ser parte principal de las acciones de la familia. Hay una tendencia a que la mujer sea el eslabón primordial de la familia en cuanto a la educación. Pero, en las comunidades donde las mujeres llevan la parte económica, también lideran la toma de decisiones sobre cómo enfrentar las nuevas situaciones del país.
Hoy en los ministerios e instituciones hay muchas mujeres directivas.

Vilda Figueroa y José Lama

Ailynn Torres

¿Es el contexto local cubano propicio para el nacimiento y desarrollo de líderes naturales? ¿Por qué? Araís Chávez, Valia Solís, Rosío Fernández y Rita M. García

El contexto cubano es propicio para el surgimiento de nuevos líderes naturales, aun cuando se ha limitado la potenciación de estos por la verticalidad en el proceso de toma de decisiones, que si bien fue necesario en un momento histórico del proceso revolucionario, este contexto cambió y ahora la conciencia social no está a la par de las exigencias que impone la situación.
Esto no es indicativo de imposibilidad de surgimiento de líderes naturales. La población ha sido dotada de saberes teóricos que son fortalezas en el ejercicio de cualquier forma de liderazgo y unido a la visibilización de elementos sociales como la pobreza, generan el surgimiento de líderes. Ver todas las respuestas

¿Qué problemas actuales de las comunidades desencadenan el surgimiento de líderes naturales? Araís Chávez, Valia Solís, Rosío Fernández y Rita M. García

La carencia de recursos materiales y la dificultad para acceder al bienestar: dígase salud, educación, vialidad, agua, trabajo y otros, generan la vivencia de necesidades en diferentes realidades sociales, donde se identifican personas con capacidad de movilizar a la comunidad. Tienen como reto que este liderazgo no se formalice o institucionalice, limitando su creatividad. Ver todas las respuestas

Ailynn Torres

En primer lugar, las personas no reconocen a los líderes políticos como vía para solucionar sus problemas sociales. Quizás la estructura vertical establecida para pronunciar una necesidad, acercarse a determinado ministerio, institución o grupo, hace que las personas no se sientan identificadas, a pesar de las condiciones para el poder popular, avaladas en los estatutos del país.
La voz del pueblo es horizontal y siempre hay una manera muy directiva y vertical para conectarla con las autoridades.
Por eso, las personas se acercan un poquito más a los líderes (naturales) antes mencionados.

Lázaro F. Cuesta

Vilda Figueroa y José Lama

¿Cuáles son los principales líderes naturales de las comunidades cubanas? Ailynn Torres

Antes de responder sobre el “liderazgo natural” de las comunidades cubanas, creo que es útil atender al carácter y sentidos de los “liderazgos formales”. Como es conocido, el sistema de Órganos del Poder Popular en las bases —instancia local del sistema político cubano— integra a los delegados del poder popular, con presencia a lo largo y ancho del país. Ellos podrían pensarse como los líderes formales de las comunidades, pero su legitimidad es harto discutida.

En la actualidad —tal como han hecho notar multiplicidad de estudios desde 1990—, la figura del delegado se encuentra vaciada de sentido para amplios sectores de la sociedad. Y no es debido a las personas que ocupan esa función, sino a la ausencia de poder que entraña, contradictoriamente, su condición de representantes políticos.Un ejemplo entre muchos: cuando entrevistas a las personas en la calle y ellas hablan de los políticos, los delegados —que son los que están en las comunidades, a quienes los ciudadanos y ciudadanas eligen y acceden a través de las vías que ofrece el sistema político— no están incluidos; son, por el contrario, un “objeto decorativo”. De ese modo, se cuestiona menos la eficiencia de aquellos, que su posibilidad de ser mandantes políticos; posibilidad que se entiende lastrada tanto por el diseño institucional del sistema político como por su funcionamiento. Con todo, no podemos buscar liderazgo alguno en las instituciones políticas locales —como generalidad—; por el contrario, hay un quiebre entre el liderazgo formal de las comunidades y lo que aquí llaman líderes naturales.

Estos últimos, donde los hay, emergen de otro tipo de redes comunitarias, asociadas a institucionalidades diversas, pero casi siempre ajenas al sistema político local. Me refiero aquí a líderes procedentes de asociatividades formales o informales de carácter religioso, cultural, etc. Sería difícil dar más detalle porque es muy diferente, según la comunidad de la que estemos hablando. Por ejemplo, en algunas de ellas —especialmente aquellas llamadas “en desventaja social” o en “situación de vulnerabilidad”, que son, en definitiva, comunidades con extendidas situaciones de precariedad—, los Talleres de Transformación Integral del Barrio (TTIB) han jugado un importante papel cohesivo y dinamizador, y de allí han emergido liderazgos interesantes desde todo punto de vista. En otros lugares, son las iglesias o comunidades religiosas de distinto tipo las que favorecen la aparición de líderes naturales.

En ese orden de cosas, uno de los problemas que se presentan es que los liderazgos naturales a veces son demasiado coyunturales. Ello no le quita legitimidad alguna, al contrario, tales procesos hacen parte habitual de la vida comunitaria, pero, al actuar reactivamente, en respuesta a necesidades específicas, no articulan tejidos permanentes y estables que dinamicen los espacios locales.

Ahora, también son notables las comunidades donde hay una muy visible carencia de liderazgo social. Al decir esto, caigo en el asunto del tejido social (des)hecho durante décadas en Cuba. Ese en un gran tema, tanto teórico como político, que atraviesa sociedades con distintos regímenes políticos. Para nuestro caso, habría que decir que a partir del Periodo Especial (nombre local a la crisis económica que comenzó en 1991 y llega hasta hoy) se ha producido un persistente retraimiento hacia los espacios más descolectivizados de la vida. Ello se ha explicado atendiendo a las condiciones de escasez que ha vivido la sociedad cubana, que ha potenciado la búsqueda de soluciones individuales y familiares antes que sociales y colectivas.

Sin embargo, la descolectivizaciónno es un resultado directo de la escasez, sino una de las respuestas posibles a ella, que está conectada con la disolución de lazos sociales o la agudización de tal proceso allí donde su tejido ya era endeble. Entonces, ella hace parte de procesos históricamente constituidos; y su presencia o ausencia no es natural ni permanente. En un proyecto que se dice socialista, como el cubano, un eje relevante debería ser el incentivo, educación y potenciación de procesos dinámicos en las comunidades; por el contrario, el desinterés hacia los espacios de deliberación, confrontación y cooperación que se producen allí, deberían entenderse como indicador de debilitamiento del espacio político.

Con todo, la escasez de líderes naturales en las comunidades tiene que ver con lo endeble, creciente y persistente de los lazos asociativos, que muchas veces resulta, también, de una institucionalidad formal que entorpece, coarta, los procesos “espontáneos” que transcurren en las comunidades y que son generados por actores diversos fuera del sistema político local.
Ahora, aun con lo dicho, habría que atender espacios y procesos interesantes de liderazgos que emergen constantemente y, en algunos casos, permanecen. De ello pueden dar fe los ya mencionados TTIB o centros como el Memorial Dr. Martin Luther King Jr., de amplísimo trabajo con líderes comunitarios, formales y no formales. Ver todas las respuestas

Araís Chávez, Valia Solís, Rosío Fernández y Rita M. García
 
Cuando hablamos de líderes pensamos en personas carismáticas, entusiastas y que toman riesgos, propio de lo que culturalmente caracteriza la idiosincrasia del cubano/a. Desde la experiencia de trabajo de nuestra institución reconocemos como líderes a aquellas personas con determinadas aptitudes, actitudes, capacidades y habilidades, que se potencian en las relaciones sociales que establecen con el medio en que viven, siendo capaces de mover a la comunidad en función de metas y/o proyectos comunes.

La existencia de altos niveles de escolaridad no son sinónimos de liderazgo. Se requiere además de un fuerte compromiso que va desde lo personal hasta lo contextual más amplio. Los líderes naturales se reconocen dentro de comunidades rurales, en las iglesias, centros de trabajo y barrios, pudiendo incluso existir más de uno en un mismo espacio, lo cual refuerza las polaridades y no siempre promueve el desarrollo humano.

En la mayoría de los casos los líderes naturales no coinciden con los líderes formales. En las comunidades rurales, suelen ser protagónicos el líder religioso, el médico o enfermera/o de la familia o un trabajador por cuenta propia con recursos que muchas veces se ponen en función de la comunidad.

Mirna Rosa Padrón

Lázaro F. Cuesta

Vilda Figueroa y José Lama

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