"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

jueves, 30 de enero de 2025

Terror y política: la estrategia del Armagedón

Una política de amenaza e intimidación, más creíble mientras mayor es la fuerza y los medios del que la proclama, pende sobre los demás como la clásica espada de Damocles.




Una política basada en la amenaza y la intimidación puede ser eficaz, incluso si nunca llega a cumplir lo que presagia. No solo por su efecto disuasivo (en inglés, deterrence) —concepto tan viejo como el arte de la guerra—, sino porque puede provocar preocupación, angustia y crispación en el adversario, lo que le dificulta actuar con ecuanimidad, por temor a consecuencias imprevistas, exponerse a represalias por movimientos que se interpreten como hostiles, encerrarse en un modo defensivo (avivado por la mentalidad de fortaleza sitiada), contribuir a una cautela extrema que tiende a ralentizar o incluso paralizar la toma de decisiones, al prolongar la actitud de wait and see, hasta ver por dónde se definen y llegan a ejecutarse esos malos presagios.

Una política de amenaza e intimidación, más creíble mientras mayor es la fuerza y los medios del que la proclama, pende sobre los demás como la clásica espada de Damocles.

Como apunté, nada de eso, estrictamente hablando, es nuevo en esta plaza.

Durante toda la Guerra Fría, EE. UU. y la URSS se estuvieron amenazando, jugando un peligroso póker nuclear, a cuya apuesta abismal se acercaron de manera extrema en la Crisis de octubre de 1962 en torno a Cuba.

La percepción estadounidense acerca de la amenaza soviética ese año fue tan desorbitada como para creer que una URSS con un poder de fuego atómico 16 veces menor iba a intentar un primer golpe nuclear, usando como pretexto estar defendiendo a su aliado en el Caribe. Ese fue el factor determinante en el origen y escalamiento de la crisis. Si esa espiral hacia el enfrentamiento no hubiera sido cortada por el uso de los poderes presidenciales, y si JFK (y Nikita) se hubieran dejado arrastrar por el consenso de su gabinete, asesores y Estado Mayor Conjunto, seríamos todos un montón de cenizas.

Como sabemos hoy, en el resto de la Guerra fría, después de 1962, nunca se rebasó la loca escalada armamentista, ni se descartó el bluff, el ocultamiento, la unilateralidad, el ultimátum, por encima del diálogo, la cooperación, la búsqueda de entendimiento.

Fíjense si eso de la percepción de amenaza es peligroso, como reacción autoinmune, de un lado y de otro. Y fíjense si eso del poder presidencial (más allá del Congreso, de un lobby derechista, de unos fanáticos ideológicos marcados por la obsesión anticomunista en un mundo donde el comunismo brilla por su ausencia) tiene una importancia decisiva, muy particularmente, en materia de seguridad nacional.

En un artículo anterior en esta columna inventarié las políticas del tándem Trump-Biden hacia Cuba. Terminaba diciendo que las medidas de estrangulamiento habían sido tantas y tan variadas, que era difícil imaginar qué más iban a hacer a partir de enero de 2025. Sin embargo, debería haber añadido: qué más iban a hacer que no les fuera contraproducente.

Digamos, los memos de entendimiento (MOU por sus siglas en inglés), acuerdos y arreglos firmados entre los dos lado, casi todos, intactos, desde la época de Obama y Raúl, podrían revertirse.

Los MOU cubrían seguridad de viajeros y comercio, aplicación y cumplimiento de la ley (fraude, falsificación de pasaportes, lavado de dinero), conservación y manejo de áreas marinas protegidas en el estrecho de la Florida, cooperación en áreas de hidrografía y geodesia para seguridad de la navegación marítima, protección de la fauna silvestre y áreas terrestres, intercambio de registro sísmicos, información meteorológica y climática, vuelos regulares, correo directo.

Los acuerdos preveían la cooperación y respuesta ante derrame de hidrocarburos en el Golfo de México y el Estrecho de la Florida, búsqueda y rescate aéreo y marítimo, cooperación en sanidad animal y vegetal, chequeo y coordinación del acuerdo migratorio firmado en 1994-95, la ratificación de un tratado sobre delimitación de las plataformas continentales en el polígono oriental del Golfo más allá de 200 millas.

Los arreglos se referían a enfrentar coordinadamente el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas y la seguridad del transporte (oficiales de seguridad a bordo de aeronaves).

Otros MOU cubrían cooperación en materia de salud, investigaciones y desarrollo contra el cáncer, hermanamiento de zonas protegidas (Zapata y Everglades).

Algunos expertos-de-las-redes en materia de relaciones señalan que “EE. UU. no necesita nada de Cuba”, y que “es absurdo pensar que necesita las relaciones”. Sin embargo, esta lista de acuerdos, arreglos y MOU que datan de 2014-2017 reflejan una simetría de intereses muy concretos.

Una simple inspección muestra que casi todos atañen de manera directa o indirecta a intereses de seguridad nacional. De esos que no cambian con la coyuntura política ni las administraciones.

Si fuera verdad que Cuba no hizo todo lo que estaba a su alcance para avanzar en negociaciones de estos u otros temas, en particular, el otorgamiento de concesiones a empresas de EE. UU. para invertir o comerciar en Cuba, los hechos posteriores justificarían esta reticencia.

Cuba estaba otorgándole una cuota de confianza a EE. UU. al concertar acuerdos que ni la misma Administración Obama podía garantizar —como se demostró luego—. La tímida flexibilización de algunas regulaciones del bloqueo nunca llegó a permitir créditos bancarios a las operaciones comerciales autorizadas (licencias de venta a alimentos y medicinas); ni facilitó el acceso real del sector privado a apertura de cuentas en bancos de allá, mucho menos a financiamiento; ni redujo la persecución a las transacciones cubanas en el resto del mundo, todo lo contrario; ni redujo la vigilancia sobre filiales naturalizadas en terceros países para comerciar con Cuba; ni siquiera dio un trato especial al capital cubanoamericano para realizar operaciones con la isla, bajo una licencia general, como ocurre con las prerrogativas que los nacidos en Cuba o hijos de cubanos tienen para visitar la tierra natal —al menos, hasta ahora—.

De haberlas adoptado, estas medidas de flexibilización habrían puesto la pelota del lado del Gobierno cubano. Y, sobre todo, habrían creado nexos que propiciaran el surgimiento de un lobby de intereses económicos en oposición al embargo, que habría estado ahí cuando Trump llegara a la Casa Blanca en su primera temporada.

En vez de eso, le hicieron sentir al Gobierno cubano que avanzar en una legislación nacional dirigida a acelerar esos vínculos era como jugar a la ruleta rusa, teniendo en la recámara del revólver una bala ignorada (¿plástica o de plata?): lo que haría Donald Trump, o Hillary Clinton, pocos meses después.

En vez de eso, la Administración Obama se mantuvo arguyendo que no podían flexibilizar más las regulaciones, porque eso sería como abolir la ley Helms-Burton, algo que solo podía hacer el Congreso. Sin embargo, el Departamento de Justicia hubiera podido, digamos, someter a la Corte Suprema la inconstitucionalidad de esa Ley, que numerosos expertos en derecho consideran una aberración, y carente de justificación alguna, ya que, desde 1997, la comunidad de inteligencia y seguridad nacional certificaron que Cuba no era una amenaza para EE. UU.

Con esa espada de Damocles pendiendo sobre su cabeza, Cuba se arriesgó bastante en esos 25 meses del verano de Obama y Raúl. De hecho, la reversión de la política tardó menos de 6 meses en tomar la forma de un Memo presidencial de Seguridad Nacional 5 (NSPM 5) “Fortalecer la política de seguridad nacional de EE. UU. hacia Cuba”. Este negaba el documento que postulaba líneas estratégicas hacia Cuba promulgado por Obama pocas semanas antes de dejar la Casa Blanca, y que se suponía iba a dar continuidad a la política de EE. UU.

La base de este NSPM 5 ponía por delante el fomento de la democracia, la libertad y los derechos humanos en Cuba, así como promover las empresas privadas. Con ese fin, priorizaba la canalización de medios fuera del alcance de las instituciones cubanas, dirigido a respaldar las organizaciones antigobierno aquí, y en espacial, las apalencadas en Miami. Todo eso justificado en la represión de las protestas y el libre culto religioso supuestamente practicado por el Gobierno de Cuba.

Solo como ayuda memoria: el NSPM 5 no se movió un milímetro, ni siquiera cuando, menos de dos años después, se aprobó una nueva Constitución, cuyo artículo 56 preconizaba el derecho a reunión, manifestación pública y asociación; y establecía bases para los negocios privados insólitas en más de medio siglo.

Si hiciera falta más evidencia de que los acuerdos sobre cooperación con EE. UU. padecen de extrema volatilidad, no importa el partido en el poder ni lo que Cuba haga o no, el tándem Trump-Biden practicó todo el tiempo la política de cambio de régimen. Si se revisa la conducta pública de la Embajada estadounidense en La Habana entre fines de 2020 y julio de 2021, se verá que era la misma desde antes de las protestas del 11J.

Sin embargo, durante este periodo de dos Administraciones ocurrió exactamente lo contrario del leitmotiv “Cuba-no-hace-lo-que-tiene-que-hacer-para-contribuir-a-mejorar-las-relaciones-con-EE. UU”. El caso de los 23 acuerdos heredados de la Administración Obama es un perfecto ejemplo. Como apunté, la parte estadounidense fue respondiendo cada vez menos al contenido de esos acuerdos, a pesar de que no fueron cancelados, pues los encuentros bilaterales a su amparo fueron languideciendo, quedando como en hibernación la mayoría. De manera que, si se abolieran ahora mismo, no cambiaría nada en términos prácticos.

Curiosamente, lo que nunca se menciona es que Cuba no ha dejado de cumplirlos.

Los encuentros de coordinación entre Tropas Guardafronteras (TGF) y el Servicio de Guardacostas (SGC), por ejemplo, se han mantenido hasta finales de la administración Biden. Según refieren expertos, “se han realizado (11) Encuentros Técnicos TGF-SGC, donde se han abordado temáticas como el enfrentamiento al narcotráfico internacional y la emigración ilegal por la vía marítima, la coordinación de operaciones de búsqueda y salvamento marítimo, intercambios en materia de seguridad portuaria, y la coordinación de respuesta a derrames de hidrocarburos en el Estrecho de la Florida”.

Sin embargo, aunque las contrapartes cubanas siguen ajustándose a los términos de los acuerdos y arreglos de 2015-2017, la mayoría de las otras agencias involucradas (Seguridad Nacional, Justicia, DEA, FBI, ICE) han dejado de responder, en muchos casos desde la primera administración Trump. Los informes que Cuba ha seguido compartiendo abarcan datos de inteligencia y acciones unilaterales, así como propuestas de coordinación, referidas a temas tan sensibles como enfrentar ciberdelitos, terrorismo, tráfico de drogas, lavado de activos y otros actos ilícitos, asistencia judicial en materia penal, trata de personas. Obviamente, la actitud del alto mando de la Casa Blanca hacia Cuba ha marcado este retraimiento de las agencias que antes mantuvieron una estrecha colaboración con la isla.

Ahora bien, la cancelación de los MOU, acuerdos y arreglos de la era Obama-Raúl podría impedir que esas agencias recibieran una información sobre temas de alta sensibilidad, incluso sin reciprocidad. Tratándose de asuntos de seguridad nacional, mantener ese vínculo sigue siendo de interés para ambas partes; perderlo podría perjudicarlos a ellos más que a Cuba.

¿Qué otra cosa nueva puede sacar de su arsenal la Administración Trump 2.0?

En el Norte hay una frase medio enigmática, que dice chickens come home to roost, literalmente, “los pollos vuelven al gallinero”. Significa que las malas acciones terminan afectando a los pollos del gallinero de uno.

Pues claro que este Gobierno puede suspender las remesas, cancelar los vuelos regulares, trancarles los viajes a Cuba a los que entraron allá como asilados políticos. Todo lo cual sería problemático para muchos cubanos, incluidos quienes votaron o simpatizan con Trump y sus acólitos.

Dado que la política de deportaciones no parece otorgarles privilegios a los nacidos en Cuba, los deportables podrían abarcar no solo a presos, delincuentes, sujetos a procesos judiciales, paroles, u otros sin residencia legal permanente. Digamos, a quienes alguna vez fueron empleados gubernamentales, funcionarios, miembros del PCC y la UJC, del Minint o el Minfar, tuvieron cargos en los CDR, la FEU, la CTC, y cualquier otra organización. A quienes trabajaron en los medios de comunicación oficiales, fueron miembros de las organizaciones de artistas, escritores, periodistas; o actuaron en actos ante figuras del Gobierno y el PCC, o en instituciones y espacios oficiales, incluida la mismísima Plaza de la Revolución.

Si esa política de castigo, amplificada en grado de venganza ideológica contra todos los que “congeniaron con el castrismo”, se aplicara de verdad, como diría un guajiro amigo mío, “créanme que la cosa se va a poner mala, no solo para este gallinero, sino para aquel de allá”.

Observadores del panorama político con quienes converso dicen que esos cubanos afectados por medidas tan drásticas nunca se atreverían a oponerse en público al Gobierno de Trump, ni a salir a la calle en protesta. Supongo que tienen razón. Ellos dicen que eso se debe a que se han acostumbrado a estar callados aquí, a no expresar sus desavenencias con el Gobierno, a resignarse o a “escapar” en modos informales de sobrevivencia.

Confieso que no conozco a cubanos tan silentes aquí, pero concuerdo en que desafiar lo “políticamente correcto” allá podría ser menos probable. Porque esa mayoría, más silenciosa allá que aquí, está hoy respondiendo a un patrón de asimilación imperante de aquel lado: el de una cubanidad ideológicamente intransigente. Aculturación, le llaman los antropólogos.

Sin embargo, hay otras formas de expresión política, más ligadas a las conductas personales que a los discursos. Digamos, el voto en contra de políticos locales que apoyan las medidas que los perjudican a ellos y a sus familiares. Además de violarlas, como ha ocurrido antes. Puesto que, según la experiencia de estos años, cuando se trata de proteger a la familia, el temor al castigo es mucho menos disuasivo.

Para algunos observadores, las brujas de este relato de horror son los políticos estadounidenses Rubio y Claver-Carone, que nunca han puesto los pies en Cuba. Ellos podrían presionar para romper el acuerdo migratorio, a contrapelo de la política de Trump en su primer mandato. Si lo hicieran, se pondría fin al mecanismo de la cooperación en búsqueda y rescate de migrantes y persecución del tráfico de drogas en el Caribe. Pero, sobre todo, se crearía un problema adicional: no poder negociar con el Gobierno cubano la deportación de sus nacionales. Como se sabe, amenazar con subirles los aranceles a los productos cubanos en EE. UU., no tiene sentido, porque ya tenemos un bloqueo.

Finalmente, colocar a Cuba en el contexto de las políticas de EE. UU hacia América Latina y el Caribe permite ponderar mejor lo posible y lo real.

Estás medidas dramáticas de los primeros 100 días, digamos, las deportaciones, pueden resultar eficaces en el corto plazo. Ahora bien, ¿qué pasará con todos aquellos que hoy están siendo deportados a Colombia, México, Venezuela…? ¿Se estarán quietos o tratarán de cruzar la frontera una y otra vez? Según revela la experiencia, la cosa no es tan simple.


Migrantes hacen fila en una estación migratoria este lunes, en Tapachula (México). Cientos de migrantes saturaron las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) en la frontera sur de México tras las nuevas medidas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que les impedirían avanzar a ese país. Foto: EFE/ Juan Manuel Blanco

En estos tiempos de Armagedón, me imagino a un gran estadista y estratega acostumbrado a mirar el mundo, especialmente nuestra región, contando con la hostilidad de un enemigo formidable. Como un maestro de ajedrez, sin subestimar las amenazas del otro, ni dejarse arrastrar por sus desplantes, calcularía las consecuencias posibles de esas medidas de fuerza, basadas en su poder real, así como en su ilusión de omnipotencia.

Seguramente, Fidel Castro estaría anticipando las variantes en el juego del otro, listo para lidiar con las debilidades de su excesiva confianza. Y, como solía, especialmente bajo condiciones de mal tiempo, estaría tejiendo alianzas ante el enemigo común, sin requisitos ideológicos ni exclusiones partidarias, del lado de acá, y también del lado de allá.

Así como sin dejarse provocar o ensordecer —diría el poeta— por las “voces que presagian la guerra”.

miércoles, 29 de enero de 2025

El ex secretario de Estado Antony Blinken intentó asesinar a Putin, según Tucker Carlson

29 enero, 2025





A cuatro días de la asunción de Trump 2, el mandarín Xi, mediante DeepSeek, propinó un jaque tecnológico sísmico de alcance global en el rubro geoestratégico de la inteligencia artificial (IA).

El anuncio generoso de DeepSeek fue el viernes para no descarrilar tanto a Wall Street, que sufrió tres días después su lunes negro con los Siete Magníficos de Silicon Valley, entre ellos Nvidia, del taiwanés (¡ojo!) Jensen Huang.

El primer día del año es muy probable que el zar Vlady Putin haya sabido con antelación de 23 días del jaque tecnológico a Trump 2 por el país comunista capitalista –que se conoce como momento Sputnik de China, que sería más bien el momento Xi–, cuando anunció la alianza en IA entre Rusia y China (https://bit.ly/3EbbVbd). Ahora se entiende la razón por la cual el darwinismo geopolítico (https://bit.ly/3WFtiHh) de Trump 2 eludió hasta ahora su cantado tarifazo a China.

Un día antes al fatídico 24 de enero, cuando se supo públicamente la hazaña tecnológica china –que lidera 37 de 44 rubros de tecnología de impacto(https://bit.ly/3WBOGxc)–, el zar Vlady Putin reveló que “no puedo estar en desacuerdo con él (nota: con Trump) en que si hubiera sido presidente, si no le hubieran robado (¡megasic!) la victoria en 2020, tal vez la crisis en Ucrania que surgió en 2022 no habría sucedido” (https://on.rt.com/d3we).

Durante la transición muy peligrosa de Biden a Trump 2 se esperaba que antes de la asunción el colectivo Biden –grupo del Deep State que controla(ba) al ex presidente derrelicto, entre ellos el jázaro (https://bit.ly/3QqemJr) ex secretario de Estado Antony Blinken (AB)– estaba dispuesto a dos operativos kamikaze: 1) otro atentado contra Trump 2, como profirió subrepticiamente el también jázaro Jacob Jeremías Sullivan (JJS), y 2) una guerra contra Rusia con el fin de llevar a una Tercera Guerra Mundial nuclear.

El conductor más cotizado de EU, Tucker Carlson (TC) –muy cercano a Trump 2–, reveló en forma perturbadora: Sé que en los pasados dos meses, AB hizo todo lo que podía para acelerar la guerra entre EU y Rusia(https://bit.ly/3WzbYDS). ¡Madre mía!

TC acusa a la administración Biden de haber intentado asesinar a Putin durante el conflicto ucranio: “pienso que esta fue una de las razones por las que AB empujó muy duro para una guerra real (¡megasic!) intentando asesinar a Putin”.

Ahora se entiende la razón por la cual existe una vigorosa campaña contra la desclasificación de archivos del gabinete Trump 2 cuyas posibles consecuencias son extremadamente peligrosas.

Es muy entendible que un poderoso sector del Deep State tenga pánico de la aceptación por el Senado de la tránsfuga demócrata Tulsi Gabbard, a la cabeza de Inteligencia Nacional, y de Kash Patel, a cargo del FBI.

TC calificó de demencial el plan para asesinar a Putin con una potencial consecuencia cataclísmica para la seguridad global, cuando Rusia posee la mayor cantidad de ojivas nucleares en el planeta. Por cierto, el canciller ruso Sergei Lavrov interpretó correctamente, visto en retrospectiva, como amenaza para asesinar a Putin, el aviso ominoso de Newsweek en septiembre de 2022, cuando el Pentágono discutió su golpe de decapitación (https://bit.ly/3EbfeiD).

AB, notorio cómplice del genocidio palestino, ostenta fuertes vínculos teológicos y pecuniarios con la Banca Rothschild y Soros: fue fundador de WestExec Advisors LLC (https://bit.ly/40RF300), poderosa consultora que concentra a omnipotentes firmas de Wall Street ( v. gr. Bank of America), que incluye a la firma de IA !Windward de Israel! (https://bit.ly/3WDAOmh).

AB, epígono de Brzezinski, formó un indisociable triángulo jázaro con John P. Hannah (¡asesor de Cheney!) y JJS –inventor del fake Russiagate con Hilary Clinton–, y ya desde septiembre de 2023 reconoció en una conferencia en el Centro Bloomberg (¡megasic!) de la Universidad Johns Hopkins (https://bit.ly/40AmEDp) el fin de una era y el inicio de una nueva era, que pasaba por su rusopatía, metástasis de la rusofobia del Deep State.


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martes, 28 de enero de 2025

¿Qué hay detrás del despliegue de activos navales de Estados Unidos en la frontera marítima con Cuba?

Contra Cuba Emigración Bloqueo
27/01/2025




Por Marco Velázquez Cristo - Razones de Cuba


Esta no es una acción improvisada de último momento, desde hace muchos años Estados Unidos tiene pensado implementar este tipo de medidas en la que tenían previsto la participación, no solo de la Guardia Costera (USCG por sus siglas en inglés), sino también de activos del ejército.

Según el almirante Kevin Lunday, comandante interino de la USCG, están actuando en coordinación con el Departamento de Seguridad Nacional y el Departamento de Defensa de EE.UU. con el objetivo de detectar, disuadir e interrumpir la migración ilegal, el tráfico de drogas, etc. De hecho, esto significa que el ejercito norteamericano se encuentra involucrado en esta operación.

Plantea Lunday que están actuando en cumplimiento de una orden ejecutiva del presidente Donald Trump, significando que el propósito principal es disuadir y prevenir la migración masiva desde Haití y Cuba.

En este caso usan a Haití para no remarcar que la verdadera intención está en irse preparando para enfrentar el éxodo masivo de cubanos que ellos están intentando provocar.

Los pasos dados por la nueva administración norteamericana; como la injusta e inmoral nueva inclusión de Cuba en la espuria lista de países que supuestamente patrocinan el terrorismo, lo cual continuará impactando fuertemente de manera negativa en nuestra economía, la supresión del programa de parole humanitario que crea una amenaza de deportación de un gran número de emigrantes cubanos y las declaraciones de funcionarios de alto nivel del equipo del magnate que vaticinan nuevas y crueles medidas contra Cuba, hacen evidente esa intención.

Lo anterior vendría a complementar lo que ya han venido haciendo; como han sido las 243 medidas con las cuales recrudecieron el bloqueo, así como los problemas creados para obtener visas para viajar a EE.UU. luego que redujeran drásticamente el personal de su embajada so pretexto de que habían sido “víctimas” de los llamados “ataques acústicos”, tema que ahora reflotan argumentando que existen “nuevos elementos creíbles” de que una potencia extranjera pudo estar detrás de ellos, a pesar de que nunca se han encontrado evidencias de que realmente ocurrieron.

Vale recordar que suspendieron el otorgamiento de visados en La Habana y dieron como alternativa el viajar a Colombia y luego a Guyana para obtenerlas. Vías que se convirtieron en un tortuoso camino para los cubanos que, en no pocos casos, ante la necesidad de permanecer en esos países largos periodos de tiempo por lo engorroso de los tramites y los incumplimientos de la parte norteamericana, se vieron varados en esos lugares sin capacidad financiera para enfrentar los gastos que esto les generaba, tuvieron que regresar a Cuba.

Algo sin duda previsto por quienes decían estar buscando una solución a un problema que pretendían achacar a Cuba como forma de predisponer y volver la frustración de esas personas y sus familias contra el gobierno cubano, al cual presentan mediante una guerra mediática pérfidamente diseñada como responsable de los problemas económicos que enfrenta el país y que tan negativamente repercuten en nuestro pueblo.

Al mismo tiempo construyen la matriz de opinión de que los actuales dirigentes resultan supuestamente incapaces de darle solución a esos problemas y sacar la nación adelante. El fin, desacreditarlos para restarle apoyo popular.

Con la conjunción de estas medidas y acciones evidentemente esperan favorecer las condiciones que fuercen un deterioro de la situación económica de Cuba, generen mayores carencias y necesidades dentro de la población, con el malsano propósito de crear un escenario donde se originen protestas populares, se produzca un éxodo masivo y todo ello desestabilice al país.

¿Qué harían en un contexto como este?

Según lo publicado por el Servicio de Guardacostas, decretarían el bloqueo naval para impedir que embarcaciones de La Florida puedan llegar a Cuba y recoger a potenciales emigrantes, a la vez que interceptarían a las provenientes de nuestro país, retornándolos a su origen, esto indudablemente incrementaría la complejidad del escenario interno.

No se puede pasar por alto que el comandante interino del USCG mencionó entre las misiones a cumplir por ese servicio en la etapa actual las de evitar que actividades de tráfico de drogas, terroristas u hostiles lleguen a las fronteras de EE.UU.

Dada las retorcidas interpretaciones que hacen de los conceptos de estas actividades, las cuales adaptan a sus intereses y en función de estos se creen con el derecho de hacer cualquier cosa, esperemos que no estén pensando en inspeccionar buques mercantes y otras arbitrariedades por el estilo.

En este sentido resulta necesario recordar el vandálico ataque yanqui al buque cubano Herman en enero de 1990 al cual el USCG utilizando el falso pretexto de que transportaba drogas conminó a detenerse para abordarlo e inspeccionarlo. El mando del buque ante tan injustificada y arbitraria orden se negó a obedecerla, procediendo el guardacostas yanqui a tirotear la nave. Prohibido olvidar.

Es conocido además que la derecha miamense sueña con ver surgir una situación de desestabilización en Cuba para intentar aprovecharla solicitándole al gobierno norteamericano que intervenga militarmente en el país.

Esos sueños obnubilados nunca se harán realidad.

Ojalá su frustración y odio irracional, compartidos por personeros de la actual administración imperial, no logren convencer al inquilino de la Casa Blanca para que cometa esa locura en medio de la borrachera de arrogancia y prepotencia que experimenta. Ello implicaría un elevado costo en vidas para mi pueblo y desbastaría al país, pero como dijera el invicto Comandante en Jefe nos atravesaríamos en su garganta como hueso mortal y nunca olvidarían la amarga derrota que le infringiremos.

Sí, señores imperialistas y vendepatrias, internos y externos, defenderemos nuestra tierra y derecho a ser libres y soberanos al precio que sea necesario con la fiereza de los mambises, hasta la victoria final.

“Le aseguro que no tendrán jamás a Cuba” Fidel.

lunes, 27 de enero de 2025

Cuba: una noticia falsa sobre Donald Trump

Por Manuel David Orrio del Rosario




La Habana, 25/01/26.- Por consideración a un amigo que es como un hermano, este periodista se tomó la molestia de investigar la imagen que sirve de portada a este ejercicio, mediante un simple recurso: Google Lens; está a la mano en las opciones de Galería de cualquier teléfono móvil.

Según la imagen ya viralizada, al menos en Cuba, la madre del presidente Trump, la señora Mary Ann Mc Leod (epd) habría dicho de su hijo que "Sí, es un idiota con cero sentido común y sin habilidades sociales, pero es mi hijo. Espero que nunca entre en política. Sería un desastre”.

Nada más a "un golpe de click", aparecieron alrededor de 200 réplicas en X, Instagram y Facebook; tras búsqueda más acuciosa, emergió un desmentido del diario español La Vanguardia; de acuerdo con éste, la noticia ya fue denunciada como bulo por diversos medios en el 2019.

"Es FALSO. No hay pruebas de que ningún diario haya publicado declaraciones similares de la madre de Trump, como demuestra una búsqueda avanzada en los principales motores de búsqueda de internet y hemerotecas".


Dicho a las claras: las "insultantes palabras" de la señora Mc Leod no son más que una vulgar noticia falsa, de aviesas intenciones, más allá de lo criticable que sea su hijo. De paso, en el entorno cubano, parece que los mentirosos carecen hasta de originalidad. "Vista el sayo, a quien le sirva"...

Por su parte, el actual mandatario estadounidense hizo referencia a su progenitora en su discurso del Día de la Madre en 2018. De ella dijo: "Aprendí mucho de mi madre. Era simplemente increíble. Cálida, afectuosa, muy inteligente, y podía ser firme cuando era necesario. Básicamente, era una persona realmente muy buena".



Mary Anne Trump en 1999, poco antes de morir, con su hija Elizabeth, su hijo Donald y la entonces novia de él, Melania Knauss. [Getty Images]

La Dra. en Ciencias de la Comunicación Ana Teresa Badía, periodista y profesora referencial en el radialismo criollo, afirmó en el pasado congreso de la Unión de Periodistas de Cuba que, según estudios estadounidenses, el 71% de los receptores de noticias falsas "se van con la primera versión" (1). O sea, no confirman, pero sí difunden y hasta viralizan.


Dra. Ana Teresa Badía. Instituto Internacional de Periodismo "José Martí".

Al mismo tiempo, desde propagandistas baratos al servicio de ¿cuáles poderes?, hasta quienes quieren inducir miedo en el pueblo cubano, por el motivo que sea, parecen estar muy alegres con la "tareíta" de emplear la estrategia de la distracción para desviar a las mentes criollas de los problemas reales y urgentes.

Dicha estrategia, según Noam Chomsky, se define así: "El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción, que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. 'Mantener la atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a la granja como los otros animales'".

Por cierto, cualquiera diría que también "está de moda" la estrategia de diferir, la cual Chomsky define como "Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como 'dolorosa y necesaria', obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que 'todo irá mejorar mañana' y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento".

Breve adivinanza, especial para cubanos: "prohibí al Tío, lo autoricé, lo cambié por un cuquito, lo "ordenè", lo sustituí por un "tío libre", dije que para beneficiarte, ahora lo traigo, pero nada más en parte,para después retirarlo, prometo. Crees en noticias falsas y yo me quedo con todos los tíos".

Medidas coercitivas unilaterales de Estados Unidos contra Cuba aparte, problema real y urgente, es la ineficacia del modelo económico criollo que, al menos en teoría, suscita dudas respecto a su carácter socialista. Sería una forma de capitalismo de Estado, de acuerdo con un destacado economista marxista cubano, quien no ha olvidado a un tal Lenin.

Problemas reales y urgentes son el aumento de la pobreza y la desigualdad; el incremento de los accidentes - con graves consecuencias -, lo cual además es un indicio de una peligrosa pérdida del sentido de la responsabilidad; la inexplicable política de inversiones, más que criticada por los economistas "del patio" y objeto de la serie "Cuba: indagar en El Gran Apagón" (1), de este autor. En fin: "otras hierbas que ni las cabras rumian"...

De vuelta a las noticias falsas: en este 26 de enero, personas decentes han pedido a este periodista verificar ¡cinco bulos!; le ocurre a diario, pero ese domingo fue el récord. Si por un lado se honra a su crédito profesional, por el otro también se le hace objeto de la estrategia de la distracción, por cuanto se le desvía de lo principal: servir al pueblo con investigaciones como la citada.

Fidel Castro dijo: "reine la verdad y no la mentira y la hipocresía" Por tanto, cada quien haga sus conclusiones, si bien motivos hay para sospechar que oscuros intereses se ocultan tras el aluvión de noticias falsas: a la Patria, a la Revolución y al Socialismo, se les sirve con la verdad... aunque sea motivo de escándalo.

Imagen de portada: Lola Gañez Perez en X y muchos más.

Notas:

1.- Intervención de la Dra. Ana Teresa Badía en el XI Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba.


2.- Enlaces a los capítulos de la serie "Cuba: indagar en El Gran Apagón"













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