"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

lunes, 29 de junio de 2020

SE INCREMENTA LA COLABORACIÓN MEDICA CUBANA

Por Pedro Martínez Pírez

La frustración del gobierno de Donald Trump crece por días ante las enormes dificultades internas, económicas, políticas y sanitarias; el resultado de las encuestas que favorecen al Partido Demócrata, a cinco meses de las elecciones presidenciales, y los fracasos por impedir el incremento de la colaboración médica de Cuba con el mundo.

El pasado viernes, y a pesar de la propaganda yanqui contra la colaboración médica cubana, tres nuevas brigadas partieron para África y el Caribe para sumarse a la batalla contra la Covid-19 en Guinea Bissau, Anguila y Martinica, como parte del Contingente Internacional Henry Reeve.

Desde el inicio de la pandemia, y sin descuidar el trabajo en el propio archipiélago cubano, la Mayor de las Antillas ha enviado tres decenas de brigadas médicas a más de veinte paises de América Latina, el Caribe, Africa, Europa y Medio Oriente.

Por los positivos resultados de la cooperación médica cubana numerosas organizaciones y personalidades en el mundo se han sumado a una campaña para que sea entregado el Premio Nobel de la Paz al Contingente Internacional Henry Reeve, que fue creado por el Comandante Fidel Castro luego del gran impacto del huracán Katrina en agosto de 2005 en la costa sur de los Estados Unidos, especialmente en la ciudad de Nueva Orleans. La propuesta cubana de colaboración nunca fue aceptada por la Casa Blanca.

En estos momentos en Estados Unidos hay más de dos millones y medio de enfermos por el nuevo coronavirus, y las personas fallecidas por la pandemia suman alrededor de 126 mil. Hay millones de desempleados y continúan las manifestaciones contra el racismo, desencadenadas desde hace un mes por el cruel asesinato del estadounidense negro George Floyd.

El tiempo –como diría el cantautor cubano Silvio Rodríguez—está a favor de los pequeños. Y Cuba lo está confirmando.

La Habana, 29 de junio de 2020.

domingo, 21 de junio de 2020

LAS DOS VECES QUE ME CONSIDERARON “RUSO”


Imagen que contiene hombre, persona, edificio, lentes

Descripción generada automáticamentePor Pedro Martínez Pírez

Ser muy blanco, tener los ojos azules y en la juventud ser rubio, tuvo a lo largo de mi vida muchas alegrías, pero también algunos sinsabores.

Uno de estos últimos fue cuando en 1963, en la ciudad de Arica, adonde fui en mi condición de miembro de la embajada cubana a recibir un avión que llegaba de La Habana, y en el cual viajarían a Cuba decenas de estudiantes bolivianos, un joven correo diplomático de Cuba, al verme vestido con saco, camisa de cuello y corbata, me preguntó de sopetón si yo era “de origen burgués”.

Era evidente que el joven compatriota que hacía su primera salida de Cuba tenía en su formación política y cultural algunos esquemas propios de la época. Lo encontré cinco años después en la occidental provincia cubana de Pinar del Río y me contó que había tenido graves problemas familiares. Le recordé la pregunta que me había formulado en Arica, y aprovechó para disculparse por haber sido tan extremista.

Tres años antes de la anécdota de Arica, en la ciudad de Miami, en tránsito hacia Ecuador, un funcionario de Inmigración de los Estados Unidos, al revisar mi pasaporte diplomático cubano expedido en 1960 en La Habana, también de sopetón, me dijo que no podía salir del aeropuerto. Le pregunté la razón y sin pensarlo dos veces alegó que yo podría ser un espía ruso que trataba de infiltrarme en América del Sur con pasaporte diplomático cubano.

Quedé sorprendido por el argumento utilizado por el funcionario yanqui. Era mi primer viaje al exterior. Tenía 23 años de edad y todavía Cuba y los Estados Unidos mantenían relaciones diplomáticas, que fueron cortadas por Washington el 3 de enero del año siguiente. El pasaje aéreo más económico era Habana-Miami-Quito.

En Ecuador, donde estuve casi dos años como miembro de la Embajada de Cuba, no me confundieron con ruso, pero sí con yanqui por estudiantes que protestaban frente a la Embajada de los Estados Unidos en Quito. Afortunadamente otros estudiantes me conocían y aclararon que yo era funcionario de la Embajada cubana.

Recuerdo que en broma mi amigo Santiago Álvarez, quien estuvo en Quito a raíz del derrocamiento del presidente José María Velasco Ibarra, el 7 de noviembre de 1961, me dijo “Pedro tú, por tu físico, podrías figurar en uno de mis documentales como un agente de la CIA”.

Imagen que contiene persona, hombre, cortina, interior

Descripción generada automáticamentePhilip Agee, exagente de la Cia

En esos tiempos el oficial enviado a Ecuador por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos se nombraba Philip Agee, quien realizó un intenso trabajo para tratar de penetrar nuestra Embajada y lograr la ruptura de relaciones diplomáticas entre Cuba y Ecuador, de todo lo cual se arrepintió años después, y murió en La Habana, el 7 de enero de 2008, a los 72 años de edad, como un gran amigo de Cuba.

A Philip Agee me lo presentó en Managua, el fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional y Ministro del Interior, Tomás Borge, en octubre de 1983, en ocasión de celebrarse en la capital nicaragüense una Sesión Solemne del Tribunal Antiimperialista de Nuestra América presidida por el ex canciller guatemalteco Guillermo Toriello Garrido.

En esa reunión Philip Agee en forma pública pidió perdón por todo lo que había hecho contra Cuba durante mi misión diplomática en Ecuador, y también lo hizo con otros dos invitados a la Sesión Solemne, el puertorriqueño Rafael Cancel Miranda, fallecido este año, y el ecuatoriano Jaime Galarza Zavala, con quien el pasado año estuve en dos provincias ecuatorianas, Guayas y Esmeraldas.

Pero lo más inesperado en cuanto a confusiones sobre mi nacionalidad se produciría en Moscú el 3 de julio de 1972, en los días finales de una extensa gira del Comandante Fidel Castro, iniciada dos meses antes en Conakry, la capital de Guinea.

Ya he contado, en artículos anteriores, lo que significó para mí ser uno de los periodistas que acompañaron al Comandante en ese largo recorrido, del cual guardo recuerdos muy gratos, entre ellos haber entrevistado al dirigente húngaro János Kádár, cuando en el aeropuerto de Budapest despidió con lágrimas en los ojos a Fidel Castro el 6 de junio de 1972.

O cuando el 13 de junio de ese año, en Berlín, el veterano Walter Ulbrich, Presidente del Consejo de Estado de la República Democrática Alemana, al abrazar al Comandante, le dijo textualmente, según el traductor que nos acompañaba:  “pero que joven y fuerte es usted, Fidel”.

Imagen que contiene persona, hombre, interior, negro

Descripción generada automáticamenteNikolai Podgorny, izquierda Presidente del Presidium del Soviet Supremo de la URSS presentando la Orden de Lenin a Fidel Castro

La visita a la Unión Soviética, el último país visitado por Fidel, se realizó del 26 de junio al 5 de julio de 1972. Había un calor muy intenso en Moscú, tanto, que en el recibimiento en el aeropuerto se desmayaron dos personas, un cubano y un ruso.

Recuerdo que uno de los periodistas que cubría la llegada de Fidel a la Unión Soviética comentó en broma que el soldado ruso de la guardia de honor se había desmayado en solidaridad con el diplomático cubano. Y todo ocurrió con la mayor discreción y sin afectar la solemnidad de la bienvenida.

Recuerdo que la delegación de prensa se alojó en el ya desaparecido Hotel Rossiya. Rogelio Moré, fotógrafo que me acompañó en esa cobertura, se dio gusto registrando imágenes de la intensa visita de Fidel Castro a la ex Unión Soviética, donde le fue impuesta la Orden de Lenin, en el Palacio del Kremlim, y sostuvo conversaciones con el máximo dirigente comunista Leonid Brezhnev.

Pero para sorpresa mía no pude dar cobertura a la visita que el Comandante Fidel Castro hizo el dia lunes 3 de julio de 1972 a la Fábrica de Equipos Agrícolas Ujtomski, en Liubertzy, famosa en Cuba como fabricante de la combinada cañera KTP-2, porque un agente de la seguridad soviética encargado de atender ese día a la prensa que daría cobertura a la visita y al acto en que habló Fidel, pensó que yo era ruso.

Esto es solamente para la prensa cubana, me dijo en idioma ruso, y cuando todo se aclaró y el agente de la seguridad se dio cuenta del error que había cometido, y expresaba compungido su pesar, se había ido el transporte hacia Liubertzy.

Imagen que contiene persona, hombre, gente, parado

Descripción generada automáticamenteFidel montado en una KTP-1 cubana

Así que en Miami, en 1960, y en Moscú, en 1972, me creyeron ruso. Me quedé sin poder salir del aeropuerto de Miami y sin poder cubrir la histórica visita de Fidel Castro a la fábrica de combinadas cañeras en Liubertzy, aunque sí pude visitar la fábrica que en la provincia cubana de Holguín y con la colaboración de la Empresa de Equipos Agrícolas Ujtomski, permitieron a Fidel Castro estrenar la primera KTP-1 cubana el 27 de julio de 1977.

Y fue ese año, en el sesenta aniversario de la Revolución de Octubre, que volví a la ex Unión Soviética, como enviado de Radio Habana Cuba, para una serie de reportajes desde Moscú, Leningrado y Odessa. Y como los tiempos han cambiado, ya Leningrado, donde visité el Crucero Aurora, tiene otro nombre: San Petersburgo, y Odesa, donde están las famosas catacumbas, pertenece a Ucrania.

Y no quiero terminar este artículo sin decirle a los lectores que estuve un año en Angola, como profesor de periodismo y corresponsal de Radio Habana Cuba, y jamás sentí allí, por ser blanco, la discriminación racial. Y nadie me confundió con portugués. Todos mis alumnos, negros, mulatos y blancos, hombres y mujeres, sabían que yo era cubano, como Fidel Castro, Leopoldo Cintra Frías o Jorge Risquet, y que estaba allí cumpliendo una misión internacionalista, como lo hicieron centenares de miles de compatriotas a lo largo de los años.

La Habana, 21 de junio de 2020

lunes, 8 de junio de 2020

LA IMPOTENCIA YANQUI FRENTE A CUBA

Por Pedro Martínez Pírez

Vergüenza, si la tuviera, debería darle a Donald Trump haber aprobado nuevas sanciones económicas contra Cuba en medio de una pandemía que ha segado la vida de más de cien mil estadounidenses, así como de las intensas protestas en casi todo el territorio de Estados Unidos por el asesinato del ciudadano negro George Floyd.

De ahí la justeza de los tres adjetivos utilizados por el Presidente de Cuba, ingeniero Miguel Díaz-Canel, en su cuenta de twitter, al calificar la nueva acción del gobierno de Estados Unidos contra el pueblo cubano: como inmoral, prepotente y perversa.

El gobierno imperial aplica nuevas sanciones que afectan al pueblo cubano, mientras que la población estadounidense es duramente azotada por la pandemia y la escalada racista, recalcó el Jefe de Estado de Cuba.

Washington sancionó en los últimos días a tres hoteles, dos centros de buceo y un parque marino para turistas, así como a la institución cubana Finsimex, que entre otras funciones administra las remesas enviadas a Cuba.

Estas entidades cubanas se suman a otras doscientas ya sancionadas por Estados Unidos durante el mandato de Donald Trump.

Y como si fuera poco la cadena hotelera Marriot, que operaba legalmente en Cuba desde 2016 y había renovado su licencia hace dos años, recibió el aviso del Departamento del Tesoro yanqui de que debe cerrar sus negocios en Cuba antes del próximo 31 de agosto, pues no le será renovada su licencia.

Son síntomas de la impotencia yanqui por no haber podido derrotar a la Revolución Cubana en seis décadas de bloqueo y agresiones, y de un gobierno que enfrenta enormes desafíos y observa como se esfuman cada día más sus posibilidades de ganar las elecciones de noviembre próximo.

En el inventario de las derrotas del gobierno de Donald Trump la historia registrará, como un factor nada despreciable, la firme resistencia del pueblo cubano.

La Habana, 8 de junio de 2020.

miércoles, 3 de junio de 2020

Colombia: la indignidad en tiempo de Pandemia.


Por: Tony López R.

El pueblo colombiano no merece recibir el trato de colonia que le confiere Estados Unidos y cuyos máximos responsables son los actuales gobernantes Álvaro Uribe Vélez e Iván Duque Márquez, quienes han subordinado su política a las órdenes de Washington y lo más preocupante es que el pueblo colombiano  resulta víctima y asiste con sufrimientos e impunidad a esa política neocolonial que impone Estados Unidos y la repugnante indignidad de sus más altos dignatarios en tiempos de Pandemia.

Colombia, hoy 1 de junio, está cerca de los 30,000 contagiados por el virus Covid-19, también cercano a los 1000 fallecidos y cerca 800 niños de 0 a 9 años, contagiados con dicho mortal virus. Estos son los datos oficiales del Ministerio de Salud colombiano. Los que no se cuentan aquí, son otras cifras de los que no tiene asistencia médica, los afectados por las leyes que el senador Álvaro Uribe en la década del 90 los despojó de la seguridad social con la ley 100.

Y luego, cuando fue gobierno y presidente del país, arrasó con las pocas conquistas sociales ganada por su pueblo, que le habían dejado, en su también política privatizadora, los gobiernos de César Gaviria y Andrés Pastrana.

Uribe privatizó las EPS y acabó con la salud pública privatizándola, algunas empresas de salud fueron a parar a manos de sus más cercanos familiares. Los hospitales públicos en la ruina y  Duque, por decreto, les quitó el dinero a los municipios y  los 2000 millones de dólares aprobados para enfrentar la Pandemia, no se sabe a donde han ido a parar, menos a los ruinosos hospitales que aún aguardan por equipos y medicamentos de ese financiamiento. 

Precisamente y por el prestigio y conocimiento que tiene de Colombia el veterano colega, Juan Gossaín, le cito sus comentarios sobre el actual escenario y señala: “El país no solo se nos “odebrechizo”, sino que se “fascistizó”. “Perdonen los abruptos verbos, dijo, pero no encuentro ninguno más elocuente para describir lo que está pasando en Colombia” Y continua, “la corrupción crece como una llamarada incontrolable, la maldad campea, los escándalos son peores cada día”.

“Un ejército que, mediante los Falsos-positivos, ha asesinado a su propio pueblo, corrupción, crimen dentro de la policía, una Armada Nacional que se involucra en acciones  terroristas contra Venezuela, un MATARIFE (se refiere al senador  Uribe Vélez) y su caterva socavando la Justicia, un Subpresidente que, contrario a lo que dijo en campaña, autoriza el fracking y el uso mortal del glifosato, un silencio y una connivencia con los asesinos de tantos lideres sociales, hambres, desespero y desolación por doquier.”

Según el colega Gossaín, merecedor de varios premios al periodismo en Colombia, precisó que: “se compran campañas electorales, todo se compra y se vende” “nos estamos hundiendo en un pantano y nada nos indigna, ni nos conmueve, es como si al alma le estuvieran saliendo callos” Y termina señalando, el país huele a pestilencia por los cuatro costados.” “Esto se ha vuelto un estercolero” concluyó.

Es evidente, Colombia se ha convertido en un Estado Fallido, dependiente de lo que Estados Unidos le ordene y más abajo le ofrezco a los lectores algunos ejemplos que así lo confirman.  

La decisión de apoyar a Estados Unidos en la intervención política y militar en Venezuela y el uso de su territorio nacional para tales fines, es un solido argumento y así lo confirma los ejemplos que citaré más abajo.

El apoyo a la Operación Gedeón, en abril pasado, en la cual participaron activamente sectores de las Fuerzas Militares colombianas, como muy bien lo confesaron estos terroristas al precisar que ellos salieron del departamento de la Guajira.

 A esas declaraciones debemos incluir la de los dos mercenarios norteamericanos, los que, además de señalar, que partieron de territorio colombiano, también dijeron que el gobierno de Trump está comprometido con esta operación, aunque él presidente Trump y su Secretario de Estado Mike Pompeo lo nieguen.

El funcionamiento de tres campamentos de entrenamiento de los narco-paramilitares y exmilitares venezolanos, es otra prueba del apoyo del gobierno colombiano a estas ilegales acciones. O acaso puede creerse que el Alto Mando y la Brigada del Ejército en la región no estén informados de lo que ocurre en ese territorio y más por ser cercano a la frontera con Venezuela, más aún cuando había mercenarios estadounidenses a cargo del entrenamiento.

Acaso alguien puede pensar que con gringos abordo el gobierno estaba ajeno a ese hecho. Si el gobierno niega estos hechos, entonces es una prueba aún mas contundente de que Colombia perdió su soberanía. Duque esta entrampado entre aceptar que es cómplice o admitir que Estados Unidos utiliza su territorio a su libre albedrio y por tanto la perdida de su soberanía.

Cuando el traidor exgeneral venezolano Cliver Alcalá Cordones, fue detenido y responsabilizado con la ocupación de un cuantioso alijo de armas cerca de Rio Hacha, que iban a ser utilizado en la operación Gedeón, en sus declaraciones a la W Radio con Julio Sánchez Cristo, hizo mención a dichos campamentos.

 Lo curioso y sorprendente es que Alcalá pidió entregarse a las autoridades norteamericanas, siendo que el delito lo cometió en territorio colombiano. ¿Dejarlo ir y entregarlo a Estados Unidos es legal?  ¿Esto no es una burla al sistema de justicia colombiano? La Corte Suprema debe pronunciarse sobre este caso e incluso el Congreso.  

No es cualquier delito, es contrabando de armas con fines de usarlo contra un país vecino y una acción  terrorista y cómo es posible que el gobierno de Duque haya entregado al terrorista Alcalá  en 72 horas a las autoridades estadounidense.

Según la prensa estadounidense, Alcalá Cordones, será el testigo del Fiscal de Estados Unidos, testigo que por cierto no tiene validez, en el juicio que supuestamente ejecutarán contra el presidente Nicolás Maduro acusado de “narcotraficante.”  Esa es la razón, la neocolonia en función de la metrópolis.   

  ¿Cómo puede explicar la Armada Nacional colombiana? Que tres lanchas militares artilladas con ametralladoras pesadas instaladas y lista para combatir y con abundante municiones y armamento en ellas, la Armada declare que se escaparon por el rio, sin tripulación que las condujera hasta las costas venezolanas.  Hay que ser cínicos, para contar esa historia y pedir al gobierno venezolano que las devolvieran. Ese es el cuento más infantil y tonto que alguien pueda haber escuchado.

Numerosos son los ejemplos del involucramiento de Colombia en las acciones que Estados Unidos viene desarrollando contra Venezuela. Las estrechas relaciones del presidente Duque con el autoproclamado Juan Guaidó, aliado del Cartel de Los Rastrojos, y los servicios políticos y materiales que le presta, es una muestra de esa política.

Prestarse a que el gobierno de Donald Trump, utilice el ridículo e ilegal argumento de incluir a Cuba en la lista de países que no cooperan en los esfuerzos estadounidense en la lucha contra el terrorismo, es una afrenta, porque es un hecho político, ese   listado es unilateral, arbitrario, con propósitos difamatorios y coerción contra países que se niegan acatar las ordenes de Washington. Es otra acción de la pérdida de soberanía del gobierno de Duque y muestra de subordinación a Estados Unidos.

Para esa maniobra utilizaron como principal argumento la presencia en territorio cubano, de miembros de la delegación de paz del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el gobierno de Colombia ha pedido a Cuba la extradición de dichos delegados, acción a la que Cuba no puede acceder porque violaría los protocolos firmados y sentaría un precedente que a futuro cerraría la posibilidad de cualquier país se preste a ser facilitador, garante o mediador en un proceso de paz.

Incumplir los protocolos establecidos, viola principios legales y el derecho internacional, esos protocolos fueron firmados por las partes (ELN-Gobierno) y los países garantes y acompañantes es decir Noruega, Cuba, Ecuador, Chile, Brasil y Venezuela.

Como bien señala la declaración del gobierno cubano “el Protocolo de Ruptura se firmó en el marco de las negociaciones de paz por el Gobierno de Colombia, el ELN y los países Garantes, el 5 de abril de 2016. En él se establece el regreso seguro de la delegación guerrillera a Colombia en caso de romperse el diálogo”

La contundente respuesta del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, en su declaración de hoy 1 de junio, deja muy claramente establecida no solo su posición, sino denuncia al gobierno de Colombia por prestarse a tal felonía, sabiendo que Cuba ha sido una nación que ha tenido un gobierno que históricamente ha sido un bastión en apoyar la paz en Colombia. 

El anuncio por parte de la embajada de los Estados Unidos de la llegada de militares estadounidenses a Colombia, en el mes de junio, es la prueba más palpable de la pérdida de soberanía. Según los medios serian 800 marines de la Security Forces de Assistance Brigade (SFAB) una fuerza, recién creada en el 2018, encargada de entrenar y asistir a estados aliados de Estados Unidos que tiene problemas al interior de sus ejércitos.

Esta es otra de las acciones del gobierno colombiano que demuestran la pérdida de soberanía e independencia y que ha pasado a las manos de EE.UU. Les prometo, un artículo sobre el tema, en mi próxima entrega.

Esperen ese artículo, porque está fuerza militar gringa tiene objetivos más estratégicos que los que se anuncian y Duque aprovecha sus indignos decretos para autorizarlos, violando la Constitución y desconociendo al Senado, en épocas de Pandemia. 

(*) Periodista, politólogo y analista internacional.
La Habana, Cuba 1 de junio del 2020.  23.30 hrs.   




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lunes, 1 de junio de 2020

Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores: Cuba condena el terrorismo y la manipulación política.

JUN 01 2020



El Ministerio de Relaciones Exteriores expresa su enérgico rechazo a la calumniosa inclusión de la República de Cuba en una lista del Departamento de Estado de los Estados Unidos referida a países que supuestamente no cooperan plenamente con los esfuerzos estadounidenses contra el terrorismo, hecha pública el 13 de mayo de 2020, que fue contundentemente rechazada por el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

Se trata de un listado unilateral y arbitrario, sin fundamento, autoridad o respaldo internacional alguno y que, como se sabe, solo sirve a propósitos de difamación y coerción contra países que se niegan a acatar la voluntad del gobierno de los Estados Unidos en sus decisiones soberanas. 

El principal argumento utilizado por el gobierno de los Estados Unidos fue la presencia en el territorio nacional cubano de miembros de la delegación de paz del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia. 

Como es ampliamente conocido, la delegación de paz del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia está en nuestro territorio porque, en virtud del abandono repentino de Ecuador de su condición de sede y a solicitud del gobierno colombiano y del ELN, el proceso de paz se trasladó a La Habana en mayo del 2018.

Este diálogo de paz había comenzado el 7 de febrero del 2017 en Quito. Cuba, junto a Brasil, Chile, Ecuador, Venezuela y Noruega, ha fungido como Garante del proceso de paz, por petición de las partes. 


A partir de la llegada del Sr. Iván Duque Márquez a la Presidencia de Colombia el 7 de agosto del 2018, representantes de ese gobierno sostuvieron, desde el 8 de agosto de ese año, hasta enero del 2019, varios intercambios con Cuba y con la delegación de paz del ELN con el propósito de continuar los diálogos que habían comenzado durante el mandato del Presidente Santos, proceso en el cual nuestro país actuó con la debida discreción y riguroso acatamiento de su papel de garante. 

Tras el atentado en la Escuela de Cadetes de Policía de Bogotá, del 17 de enero de 2019, el Presidente de la República de Cuba y el Ministro de Relaciones Exteriores expresaron de inmediato sus condolencias al gobierno y pueblo colombianos, en particular a los familiares de las víctimas del atentado, y reiteraron la firme posición de nuestro país de rechazo y condena a todos los actos, métodos y prácticas terroristas en todas sus formas y manifestaciones.

El gobierno colombiano tomó entonces acciones políticas y legales contra la delegación de paz del ELN que se encontraba en territorio cubano y rompió el diálogo de paz. Adicionalmente, decidió desconocer el Protocolo de Ruptura, en franco abandono y quiebre de los compromisos adquiridos por ese Estado con otras seis naciones firmantes del mismo. 

El Protocolo de Ruptura se firmó en el marco de las negociaciones de paz por el Gobierno de Colombia, el ELN y los países Garantes, el 5 de abril de 2016. En él se establece el regreso seguro de la delegación guerrillera a Colombia en caso de romperse el diálogo.

El gobierno cubano sostuvo y sostiene hoy que lo que corresponde, según los documentos acordados, es la aplicación del Protocolo. Esta postura, respaldada ampliamente por la comunidad internacional y sectores comprometidos con la búsqueda de una solución negociada al conflicto armado colombiano, es una práctica universal reconocida y ratificada reiteradamente por apegarse al Derecho Internacional y a los compromisos del País Garante y Sede de los diálogos. Debido a la no aplicación de este Protocolo, es que aún permanecen en el país los miembros de la delegación de paz del ELN.

El gobierno colombiano ha incursionado en una serie de acciones hostiles contra Cuba, que incluyen declaraciones públicas, amenazas y emplazamientos, mediante la manipulación, ingrata y políticamente motivada, de nuestra inobjetable contribución a la paz en Colombia. Entre estas acciones, se registró la modificación de la postura histórica de Colombia de apoyo a la Resolución que cada año aprueba la Asamblea General de las Naciones Unidas en demanda del fin del bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos que provoca daños y sufrimiento al pueblo cubano. Esta acción cambió ostensiblemente la posición consistente e invariable de todos los gobiernos colombianos desde 1992. 

El mismo día que EE.UU. anunció la inclusión de Cuba en la lista de países que supuestamente no cooperan plenamente con los esfuerzos estadounidenses contra el terrorismo, el Alto Comisionado para la Paz del gobierno de Colombia, Sr. Miguel Ceballos Arévalo declaró públicamente que la decisión del Departamento de Estado de incluir a la isla era un “espaldarazo” al Gobierno de Colombia y a su “insistente solicitud” para que Cuba le entregara a los miembros de la delegación de paz del ELN.

Estas declaraciones del Sr. Ceballos han sido criticadas en Colombia por amplios sectores comprometidos con la paz y varios políticos colombianos han demandado del gobierno una explicación sobre las mismas y acerca del desconocimiento del Protocolo de Ruptura.

El Ministerio de Relaciones Exteriores rechaza, en términos enérgicos, las declaraciones del alto funcionario colombiano.

Lo que se desprende de los comentarios del Alto Comisionado para la Paz es que la conducta del gobierno de Colombia ha servido y facilitado los argumentos para los propósitos agresivos de los Estados Unidos contra nuestra Nación y que ha brindado su “espaldarazo” a las infamias estadounidenses contra una nación de América Latina y el Caribe. 

La presencia de representantes del ELN en nuestro territorio, en la que descansa la acusación estadounidense, no es más que un pretexto endeble y deshonesto, carente de sentido y facilitado por la actitud ingrata del gobierno de Colombia, si es que algún crédito merecen las declaraciones del Sr. Ceballos.

En cualquier caso y aún con esa supuesta ayuda del gobierno de Colombia, la acusación de los Estados Unidos es totalmente infundada. Existen evidencias concretas, algunas de ellas muy recientes, de nuestra colaboración bilateral con los Estados Unidos en el combate contra el terrorismo y en esfuerzos conjuntos de aplicación y cumplimiento de la ley, en acciones de particular interés para este, lo que convierte la calificación anunciada por el Departamento de Estado en un acto deliberado de distorsión de la verdad.

Debe recordarse que Cuba es un país que ha sido víctima de numerosos actos terroristas organizados, financiados y ejecutados desde territorio de los Estados Unidos, por parte de grupos e individuos que han disfrutado allí de tolerancia y protección gubernamental, realidad que es de dominio público. Fue víctima también, en el pasado, del terrorismo de Estado perpetrado directamente por el gobierno de los Estados Unidos, que actuó en ocasiones en contubernio con el crimen organizado de ese país. Por acciones de este tipo han muerto 3478 cubanos y 2099 sufren o han sufrido algún tipo de discapacidad.

El pasado 30 de abril, nuestra Embajada en los Estados Unidos fue objeto de una agresión terrorista. El gobierno estadounidense mantiene desde entonces un silencio cómplice, sin condenar o siquiera rechazar el hecho, y se abstiene de tomar acciones contra personas y grupos terroristas radicados en territorio estadounidense que incitan a la violencia contra Cuba y sus instituciones. 

Como consecuencia, tras el atentado terrorista contra nuestra Misión Diplomática en Washington, se han producido amenazas contra la integridad de diplomáticos y Embajadas cubanas en los propios Estados Unidos, así como en México, Costa Rica, Antigua y Barbuda, Canadá, Chipre, Austria y Angola, todo lo cual se ha informado a los respectivos gobiernos. 

La actitud de manifiesta complicidad del gobierno de los Estados Unidos conlleva el peligro de ser asumida como un endoso al terrorismo. Es consecuente con la intensificación de la política de agresión e instigación a la violencia contra Cuba, llevada incluso a los países donde labora personal cubano de la salud en programas bilaterales de cooperación.

El compromiso de nuestra Nación con la actuación enérgica y la condena del terrorismo está recogido en la Constitución. Es absoluto y categórico contra cualquiera de sus formas y manifestaciones, en particular el terrorismo de Estado, y está respaldado por la debida legislación. Existen sobradas razones para dudar de que el gobierno de los Estados Unidos pueda emitir una afirmación tan categórica sobre su posición frente al terrorismo.

Cuba ha mantenido de manera invariable su apoyo a la paz de Colombia y ha trabajado desde su condición de Garante en la implementación del Acuerdo de paz entre el Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), a pesar de que el Gobierno colombiano no ha garantizado la protección de dicho Acuerdo y no ha asegurado su estricto cumplimiento. 

Como se ha planteado por vías diplomáticas, el Ministerio de Relaciones Exteriores solicita al gobierno de Colombia conocer cuál es su postura sobre la condición de los Garantes en el proceso de Paz de Colombia, en particular el de Cuba. 

Igualmente, requiere conocer cuál es la posición del gobierno sobre la aplicación y el cumplimiento del Acuerdo de Paz entre el Gobierno de Colombia y la FARC-EP. 

El Ministerio de Relaciones Exteriores insta al Gobierno de Colombia a que declare su posición oficial acerca de las razones que le atañen para la inclusión de Cuba en la lista elaborada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos y aclare cuál fue el papel y la postura de sus funcionarios en los intercambios previos realizados con los Estados Unidos al respecto.

Como país que ha sido víctima del terrorismo, Cuba deplora toda manifestación de manipulación y oportunismo político al tratar un asunto tan sensible.

La Habana, 1 de junio del 2020. 
(Tomado de CubaMINREX)

EL RACISMO YANQUI

Por Pedro Martínez Pírez

El asesinato del negro estadounidense George Floyd, por un policía blanco en la ciudad de Minneapolis, en el Estado de Minessota, ha tenido una amplia divulgación en los medios de prensa de Cuba, y a mí me hizo recordar el racismo institucional imperante en el archipiélago cubano hasta el primero de enero de 1959.

Mi ciudad natal, Santa Clara, actual capital de la provincia central cubana de Villa Clara, no fue una excepción.

Allí hasta el triunfo de la Revolución Cubana el Parque Leoncio Vidal estuvo dividido en una zona preferencial para blancos, alrededor de la Glorieta , y los ciudadanos negros debían transitar por un área marginal donde apenas podía oirse la música que interpretaba la Banda Municipal.

Frente al Parque Leoncio Vidal de Santa Clara estaba el aristocrático Club de Leones, también sólo para blancos.

El racismo institucional se extendía a las playas de la ciudad de Caibarién, situada en el norte de la antigua provincia de Las Villas. Allí las mejores playas eran exclusivas para blancos y algunas de regular calidad estaban divididas por una extensa soga o cuerda gruesa para delimitar las aguas que podían disfrutar los negros o mulatos.

Ovidio Zumaquero fue uno de mis compañeros de estudios en la ciudad de Santa Clara. El por ser negro, no podía estar en el área de los blancos, y yo, de piel blanca, si podía acompañarlo en la zona para negros.

Afortunadamente yo tenía la educación que me inculcó mi padre, hijo de españoles, quien nunca se sentó en el área del parque destinada a los blancos. Y me educó desde niño a no discriminar al negro.

Luego vino el ideario de José Martí para completar mi formación antirracista. El Apóstol de la independencia de Cuba, quien vivió quince años en la ciudad de Nueva York, y le conoció las entrañas al monstruo imperialista, nos legó a todos los cubanos, dentro y fuera del archipiélago antillano y caribeño, valiosas reflexiones sobre el tema.

“Los hombres verdaderos, negros o blancos –afirmó José Martí-- se tratarán con lealtad o ternura, por el gusto del mérito, y el orgullo de todo lo que honre la tierra en que nacimos, negro o blanco”. Y agregó José Martí: “El hombre no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a una raza u otra; dígase hombre y ya se han dicho todos los derechos”. 

Y fue un estadounidense de piel negra, de origen cubano, Alexander Alazo, quien alentado por el odio hacia Cuba que profesan sectores de la extrema derecha de Miami, atacó hace un mes la Embajada de Cuba en Washington, y uno de los 32 disparos que realizó lo recibió en el pecho la hermosa escultura de José Martí que preside esa sede.

Por eso nos decía el más universal de los cubanos que hombre es más que blanco, más que negro, más que mulato, dígase hombre y ya se ha dicho todo. Ojalá esos principios prevalezcan un día en los Estados Unidos, donde el actual inquilino de la Casa Blanca es el primero en alentar el racismo.

La Habana, 1 de junio de 2020.

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