"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

viernes, 6 de diciembre de 2013

Elián González: “A mí me gustaría más pasar desapercibido”

Publicado en Cubadebate el 5 diciembre 2013



Por Claudia Díaz Pérez, estudiante de Periodismo


¿Quién no recuerda su mirada tras las rejas, aquel rostro de espanto en la noche del rescate o su voz infantil pidiéndole a un avión que lo regresara a Cuba?


La historia de Elián González Brotons, el niño de 6 años que perdió a su madre en una travesía hacia Estados Unidos y fue retenido por familiares lejanos que se negaron a regresarlo a su padre en Cuba, ocupó en récord de tiempo los titulares de todos los noticieros. Hoy, después de 14 años muchos se preguntan por ese joven, que este 6 de diciembre cumple dos décadas de vida. Ese muchacho que aún mantiene la mirada tierna, ahora con la chispa de la felicidad accedió con disposición a esta entrevista.


En un ambiente natural y cotidiano, exactamente en un banco de la Universidad de Matanzas Camilo Cienfuegos, donde estudia Ingeniería Industrial, se desarrolló este diálogo que me develó a una persona sensible que varía el tono de su voz cuando habla de la correspondencia entre cariño y exigencia de su padre, del amor desinteresado de la madre que lo acogió, de Fidel, sus escoltas y los amigos. En ocasiones interrumpimos la conversación para que saludara a compañeros y profesores o para reírnos de cualquiera de sus tantas ocurrencias, hasta quiso compartir su merienda y es que Elián desprende sencillez, sentido del humor, humildad.


CD- ¿Cómo ha influido en tu vida el hecho de ser una figura pública?


EG- Soy un tanto tímido, por tanto, a la hora de pararme en un lugar y saber que todo el mundo me está mirando y que soy, tal vez, el centro de atención, que muchos escogen como una guía, como un símbolo, es bastante difícil, porque entonces me cohíbo más. No es algo a lo que me acostumbré fácilmente. A mí me gustaría más pasar desapercibido. No me gusta ser, en donde esté, el centro de interés. Creo que pasar desapercibido es la forma de vivir más placenteramente, como cualquier muchacho normal, sin que nadie esté al pendiente de cualquier gesto, palabra o acción.


CD- ¿Qué es Fidel Castro para Elián González?


EG- Fidel Castro para mí es un padre. No profeso ninguna religión, pero de hacerlo, mi dios sería Fidel Castro. En un momento de mi vida, muy pequeño se me hizo una entrevista acerca de lo que significaba Fidel Casto para mí y lo que dije fue que era un gran barco que sabía llevar a su tripulación por un buen camino y eso es lo que sigo creyendo. Fidel Castro lo es todo para Cuba, lo es todo para el mundo porque sin ser, incluso, un Premio Nobel de la Paz nadie ha intermediado más por la paz mundial que Fidel Castro, por eso creo que más que un padre para mí debe ser un padre para el mundo entero. Tiene grandes opositores que lo ven como un monstruo, por el simple hecho que Fidel ha traído una nueva alternativa que ha frenado sus intereses de expansión, de conquista, de desarrollo, que ha puesto ante los ojos de la opinión pública mundial que se puede construir una sociedad diferente donde el bienestar del ser humano sea lo principal. Fidel no ha hecho más que traerle un alivio al mundo.


CD- ¿Qué crees de la decisión tomada por tu padre?


EG- Es una decisión de la cual él nunca se ha arrepentido y yo nunca le he reprochado que la haya tomado. Creo que fue lo más sabio, fue una decisión siguiendo sus ideales, fue, también, en respuesta a la confianza que depositó Fidel y la Revolución y todo el pueblo de Cuba en nosotros. Demostró que los cubanos somos personas de ideales dignos, nobles, honrados, con un gran concepto de familia que no nos dejamos comprar con dinero. Se le ofreció mucho dinero, incluso cheques en blanco, a los cuales él se le rehusó por el simple hecho que lo que deseaba era estar junto a su familia. El imperio no puede tergiversar los ideales, ni la causa, diciendo que mi papá regresó porque quedaba parte de la familia, ya que la dirección de la Revolución le dijo que si lo que deseaba era quedarse en Estados Unidos se le sacaba pasaporte a todo el mundo. Yo tenía una cotorrita y en esa oportunidad a mi papá se le dijo que si su decisión era no regresar hasta a la cotorra se le hacía pasaporte. Esto demuestra que la idea de la Revolución no era tenernos en Cuba bajo obligación, en contra de nuestra voluntad. Tal vez las personas piensen que mi papá se hizo revolucionario en ese momento. Desde muy joven perteneció a las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas y se desempeñaba como Secretario de su Comité de Base. Él para ese momento ya era militante del Partido, es decir no era una persona desvinculada de las tareas del país, como algunos creen. Si él lo que quería era bienestar para su hijo, después de lo que yo había vivido, tomó la mejor decisión porque donde mejor podía estar un niño, en cualquier parte del mundo, era en Cuba. Iba a tener la mejor educación, los mejores tratos, el cariño más sincero.


CD- ¿Qué cambiarías de tu historia?


EG- Tal vez si mi madre no hubiese muerto hubiera sido un camino más fácil para transcurrir por mí. Pero después de todo yo veo que fue lo que me tocó y así hay que vivirlo. Esto es un fuerte pretexto que tenemos para demandar al gobierno de los Estados Unidos que ha cobrado muchas vidas, entre ellas la de mi madre, con la Ley de Ajuste Cubano.


CD- ¿Cómo ha sido tu vida en Cuba y cómo hubiera sido en Estados Unidos?


EG- En Cuba mi vida ha sido como la de cualquier joven cubano, siempre con la responsabilidad que lleva el mérito de mi familia, que es por lo que se me ha destacado. Siempre con algunas limitaciones por la protección ante el temor de cualquier represalia del imperio. Gracias a estar en Cuba pude estar con mis padres, mis hermanos, mis abuelos. Pude regresar a mi barrio, a jugar con mis amigos de siempre y no con esos nuevos amigos que no deseaba. He podido sentir el amor de mi ciudad, de toda Cuba. Sé que el pueblo norteamericano me apoyó en ese momento, pero no es igual ese amor. En cada lugar que estoy siempre hay un niño, una anciana que llega a donde estoy y me quiere conocer, no por el hecho de ser una personalidad sino porque sufrió toda la historia con mi familia. En Cuba gozo de libertades que no podría tener en Estados Unidos, incluso ese anonimato que poseo a veces, ya que por el paso de los años algunos no me conocen, me permite caminar tranquilamente por las calles de Cuba, sin que esté esa persecución de la prensa, de la gente. Si me hubiera quedado en Estados Unidos estuviera privado de ello. En Estados Unidos sería una figura mediática, tal vez me empujarían al mundo de la política, de la cultura. Quizás sería un cantante, esa sería la manera de seguir sacándome dinero. No tendría la tranquilidad que disfruto aquí.La prensa estuviera al tanto de todo lo que hago, como acostumbran ellos a tratar a los famosos. Hay personas que luchan por ser famosos, ese no es mi caso, prefiero pasar desapercibido.


CD- ¿Qué personas han influenciado tu formación?


EG- Para mi formación sobre todo han estado presentes mi mamá y mi papá. Es mi madrastra pero desde chiquito la llamé mamá porque me crió como su hijo, incluso me ha dado prioridades que no le ha dado a sus hijos y ha significado siempre mi apoyo.Mi padre lo ha sido todo. Ha sabido felicitarme y darme el presente que merezco, darme el aplauso que me he ganado. Pero también ha sido muy exigente. Un 90 o un 99 en una prueba no eran suficientes para él, tenía que ser un 100, tenía que brillar, no porque tenía que ser mejor que nadie sino porque tenía que enorgullecer al pueblo y a él. Siempre me dijo que tenía que estar agradecido con Fidel. Él también ha sido imprescindible en mi formación. Siempre fue a mis cumpleaños. Yo esperaba con mucho anhelo ese momento. Era la ocasión ideal para verlo. Yo soy una persona de pocas palabras, me quedaba callado cuando lo tenía delante, pero era suficiente con verlo y darle ese abrazo. Siempre recuerdo sus palabras de que yo ya era alguien, que ya se me conocía en el mundo entero, ahora lo que yo tenía era que ser bueno en algo, eso fue lo que él me pidió. A él no le importó el camino que yo tomara. Si iba a ser desde un ingeniero industrial, que es lo que estudio, o un ingeniero civil, o iba a tomar la vida militar. La intención era que tenía que ser bueno en lo que hiciera. Fidel puso a mi disposición los mejores medios de enseñanza, profesores de arte que me ayudaran a decidirme por un camino. Por eso fue también que mi papá me ha exigido tanto y por eso mi esfuerzo por complacerlo. Siempre en el momento oportuno Fidel me llamó, cuando se enteraba que salía bien en la escuela o de algún logro o distinción, me daba buenos consejos, me felicitaba, me dio ánimo desde que se enteró que me gustaba el mar, la natación. Yo gozo el privilegio de que en un momento dijo que se consideraba mi amigo. Muchas personas son amigas de Fidel y él lo ha demostrado, pero yo tengo el mérito que en acto público me llamara su amigo.

Participé toda mi vida, desde pequeño, en el proyecto Por los caminos de la historia que me ayudó a encaminarme, a formar mi carácter como joven revolucionario, a crecerme ante las adversidades, fue un proyecto que me ayudó a superar el miedo escénico. Cuando era más pequeño no quería darle frente a la prensa y con el proyecto comprendí que la prensa era parte de mi vida. En ese proyecto tuve muy buenos profesores, como es la profesora Sarita. Otras personas que le agradezco mi formación son mis escoltas, que desde que tenía seis años me cuidaron , fueron personas que, más que un cuerpo de protección que me defendía, fueron mis amigos. En ocasiones que no tenía nadie a quien recurrir o tenía un problema que no era para contarle a un padre sino a un amigo, me acerqué a ellos. El apego se convirtió en confianza. En ese proyecto conocí a los que hoy conforman mi círculo de amigos, al principio estábamos dispersos, pero hoy se ven los frutos cuando todos han tomado distintos caminos, los años han pasado y nos seguimos reuniendo. Son amigos que me han ayudado a superar muchos obstáculos. No puedo olvidar mi paso por la escuela militar Camilo Cienfuegos de Matanzas (los Camilitos). La fuerza en el carácter, el genio, el temple de mi personalidad se lo debo a los profesores de ese centro, que me vieron transformarme de adolescente a joven, fue un período en el que cambié mucho.

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