Las demoras en el proceso de entrega de los periódicos a su destinatario final, la venta dentro y fuera de los estanquillos y las escasas suscripciones son de las principales insatisfacciones en la población cubana…
MARÍA DEL CARMEN RAMÓN11/05/2015
EXCLUSIVO CUBAHORA
La prensa se distribuye en todo el país a través de la red de Correos de Cuba. (Fernando Medina Fernández / Cubahora)
Correos de Cuba: Entidad estatal de servicios de mayor capilaridad del país. Garantiza el Servicio Postal Universal (SPU) en todo el territorio nacional, así como otros servicios de valor añadido a cuenta de terceros.
Para distribuir la prensa cuenta con:
812 oficinas en todo el país
77 vehículos que, de acuerdo con, somete a grandes presiones la distribución diaria de la prensa.
Día tras día, cuando las rotativas de los tres poligráficos del país terminan de imprimir los 500 mil ejemplares de Granma y los 250 mil de Juventud Rebelde, ambos periódicos emprenden un largo camino que los llevará desde esas instalaciones (ubicadas en La Habana, centro del país; Villa Clara, centro, y Holguín, oriente) hasta todas las demás, de allí a los municipios y luego a las Oficinas de Correos, centros de trabajo, estanquillos y hogares.
Son las 8:30 a.m. y ahora solo importa que, en el villaclareño municipio de Placetas, Alex reciba a tiempo la edición de hoy para comenzar a hacer sus recortes, o que quienes habitan en Maisí no paguen el precio de vivir en la región más oriental de Cuba. Pero la realidad no va sobre ruedas.
Las colas ante los estanquillos de prensa en cualquier lugar del territorio nacional son una escena habitual. Largas filas, casi siempre de personas mayores, se forman desde el alba. La espera a veces es larga, pues no se sabe a qué hora arribarán los periódicos, y sin garantía. Cuando llegan, se agotan rápidamente y luego aparecen en varios puntos, en manos de revendedores que los ofertan por cinco veces el precio original.
En el foro “¿Existe un mercado ilegal de periódicos?”, convocado por Cubahorapara conocer los criterios de nuestros lectores sobre la distribución de la prensa impresa en Cuba, la mayoría de las inquietudes se centraron en tres aspectos: las demoras en la entrega de los periódicos a su destinatario final, la existencia de revendedores y el sobreprecio del ejemplar, así como las pocas posibilidades para subscribirse al servicio de recepción de la prensa diaria en los hogares.
La cantidad disponible parece ser uno de los escollos. Si tomamos como referencia el diario Granma, con una tirada de 500 mil ejemplares, tendríamos que solo un 23 por ciento se destina a la venta a la población en todo el país. De la cantidad restante, alrededor del 16% por ciento llega a subscripciones estatales y el 61% a particulares. De modo que aquellos que no consiguen la prensa por subscripciones estatales o particulares solo tienen como alternativa la posibilidad de adquirirla en uno de los 574 estanquillos.
La distribución en zonas intrincadas es otra dificultad. Giselle Morales, periodista del periódico Escambray, en Sancti Spíritus, en un reportajedel año 2013, buscaba explicaciones a las insatisfacciones de los habitantes de las 54 comunidades que, luego de suspendido ese año el servicio del bombardeo aéreo del periódico a primera hora de la mañana, comenzaron a recibirlo con serias irregularidades. “Miles de pobladores de zonas rurales y de difícil acceso podrían estar viviendo hoy en el país de hace dos, tres o cuatro días, de no ser por el alcance que tienen la radio y la televisión en todo el territorio nacional”, reflexionaba la periodista entonces.
Han pasado dos años y la realidad de quienes viven en territorios con esas características sigue siendo compleja. Y el problema se extiende más allá de la Cordillera de Guamuhaya, en el centro del país.
Pero la insatisfacción más persistente que encontramos en nuestra investigación fue el acaparamiento de grandes cantidades de periódicos por personas que luego los revenden.
Cubahora salió en busca de respuestas a cada uno de estos escollos.
PROBLEMAS SOBRE RUEDAS
De acuerdo con la información ofrecida a Cubahora por Correos de Cuba, empresa encargada de llevar la prensa a cada punto del país, el sistema de distribución de la prensa está organizado de manera que esta llegue a cada rincón de Cuba y ello se logra en gran medida.
“Existe un dispositivo organizado para la distribución diaria de la prensa, donde se analizan hasta los desvíos que pueda haber de rutas y combustible. Nuestro mayor problema es que no existe un aseguramiento material de los vehículos del Correo que intervienen en la distribución de la prensa”, asegura Fernando Corona Vargas, director adjunto de la Empresa de
Aseguramiento General de Correos de Cuba
“Granma, Camagüey, Guantánamo y la Isla de Juventud enfrentan hoy los mayores problemas, por tratarse de los puntos más alejados de los poligráficos del país. Cuando el periódico sale tarde por problemas de la poligrafía o en la edición, ya tenemos la primera complicación, pues eso conlleva a que salga tarde por la Carretera Central”, afirma el ejecutivo.
En el caso de la Isla de la Juventud —hasta donde solo es posible llegar por aire o mar—, el principal problema es la existencia de solo dos vuelos diarios entre La Habana y Nueva Gerona, uno a primera hora y otro en horas de la tarde. Ello implica que, si hay un atraso en la salida de la prensa, ésta llegará a los pineros pasada la una de la tarde, según consta en el informe de trabajo 2014 de la empresa.
La situación crítica se detecta en 33 puntos del país que solo reciben la prensa dos o tres veces por semana, así como en otros cuatro poblados ubicados en la provincia de Granma —Cabezada, en Río Cauto; Los Guayos, en Media Luna, Caobal, en Bayamo, y La Habanita, en Bartolomé Masó— que apenas pueden adquirir el periódico cada quince días.
La transportación entre largas distancias es, entonces, uno de los mayores desafíos de Correos de Cuba hoy. “Se trata de carros con más de 20 años de sobrexplotación, sin garantía de piezas de repuesto, que deben recorrer entre 300 y 400 kilómetros diariamente”, precisa Corona Vargas.
“Se necesita una logística segura —afirma el directivo. Nos hemos visto en situaciones difíciles. De los 77 vehículos se han afectado un promedio de cinco o seis por distintas razones, pero ni así se ha dejado de entregar jamás la prensa”.
Pero el problema no es solo de cuatro ruedas, sino también de dos, si se piensa en las irregularidades con la transportación en bicicleta de los dos mil 973 carteros con que cuenta la empresa, imprescindibles para la distribución de la prensa entre los suscriptores particulares.
De acuerdo con el Jefe de cartería de la zona postal Habana 6, Jorge Luis García Rodríguez, su sucursal no cuenta con suministro estable de bicicletas, por lo que muchos de sus carteros tienen que distribuir la prensa en bicicletas propias, prestadas, o simplemente a pie.
Corona Vargas explica que Correos de Cuba no ha logrado un proveedor estable, que ofrezca servicio de posventa y les asegure piezas de repuesto para las bicicletas.
El asunto es complejo, por las dificultades del transporte, y se vuelve un problema acuciante, allí donde no es posible llegar sobre ruedas. ¿Qué pasará con esos territorios entre montañas que antes recibían en avión la prensa a primera hora del día y ahora solo pueden leerla una vez cada dos semanas? La propia Empresa Correos de Cuba asegura no tener respuestas definitorias.
Más allá de las demoras debidas a la transportación, ¿cómo distribuye Correos de Cuba los ejemplares en los estanquillos? ¿Por qué se agotan inmediatamente en los puntos de venta? ¿Cómo llegan los periódicos a manos de vendedores ambulantes? Cubahora siguió en busca de pistas.
¿PERIÓDICOS EN CASA?
“Si queremos acabar este problema, sencillo, otorgar el derecho a todas las personas a recibir un periódico normalmente en su hogar, debido a que solo los que se inscribieron hace años son las que tienen derecho a este servicio”, comentaba un usuario identificado como Hugo, en el foro convocado por Cubahora para debatir sobre la distribución de la prensa.
Como él, otros visualizaron como única solución de las irregularidades mencionadas en el anterior reportaje la ampliación de las subscripciones particulares, pero el asunto parece mucho más complejo.
El inicio de todo este problema parece remitirse al Período Especial y a la reducción de las tiradas de los periódicos, decidida entonces. “En ese momento —explica Mariano Flores, director comercial del Grupo Empresarial Correos de Cuba— el país tuvo que detener las suscripciones a particulares de los periódicos Granma y Juventud Rebelde”.
Ahora, la decisión de otorgar una suscripción no es del grupo empresarial, sino colegiada entre los directivos de la prensa y el PCC, argumenta Flores. “No obstante —agrega— hay una política de respetar las de particulares. Anualmente se hace una campaña para el proceso de renovación de suscripciones particulares de la prensa y publicaciones, en el que se renuevan los contratos ya existentes y se ofrece la posibilidad de optar por la subscripción a otras publicaciones seriadas.
Una de las revistas con más alta demanda entre la población y que está excluida del listado de impresos disponibles para subscripción en los hogares es Bohemia. En primer lugar, porque “su tirada —de 100 mil ejemplares quincenales— es ridícula”, explica su director, José Fernández Vega.
Pero también su escasez se está solapando con los atrasos de impresión. “A veces es mucho el tiempo que transcurre desde que sale una revista lista hacia imprenta y luego llega a los lectores finales. Han pasado hasta quince días para que Comunicaciones distribuya la revista en el país”, acotó su director. “Puede que no se vendan como antes 340 000 ejemplares semanales, pero podemos garantizar que la tirada existente llegue con las menores irregularidades posibles”.
Unas publicaciones no alcanzan: Granma, JR, Bohemia; mientras que otras se acumulan en estanquillos y almacenes, con los consiguientes gastos o pérdidas, quizá porque las personas no saben que pueden suscribirse a ellas y recibirlas en sus casas. “Para nosotros sería más factible llevárselas a la casa antes de echarlas a perder en los estanquillos”, asegura Flores.
¿Si a usted le dieran la posibilidad de suscribirse a la revista Zunzún y recibirla en su casa le gustaría?, preguntamos a Mayelín, vecina de Alamar, quien no tardó en responder: “Claro, me encantaría comprarla para mi hijo”.
A Mayelín le sorprendió lo sencillo que es hoy el procedimiento para suscribirse a revistas como Zunzún y Pionero, dedicadas al público infantil y adolescente, respectivamente. Este desconocimiento incide en que no lleguen con su precio original al destinatario final.
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