Luisa Rebecca Valentín
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SANTO DOMINGO.-Eusebio Leal es, desde hace más de treinta años, el historiador de la Ciudad de La Habana. El que ha asumido con pasión y vehemencia el proyecto de rescate, puesta en valor y preservación del patrimonio colonial de La Habana Vieja.
Suerte que ha tenido Cuba, a diferencia de nosotros que no hemos tenido a técnicos que amen la historia, que se entreguen enteramente a estos proyectos y que no contamos con políticas públicas sostenidas en procura de la preservación de nuestro patrimonio.
A pesar de que conmemoramos el bicentenario del natalicio del patricio Juan Pablo Duarte, la Iglesia Santa Bárbara, construida en el Siglo XVI, donde fue bautizado el patricio el 4 de febrero de 1813, está cerrada y abandonada. En su plazoleta frontal están destruidos los escalones y toda el área llena de basura, abandono y olvido.
Igualmente, a pocos metros de ahí, detrás del Alcázar de Diego Colón, justo en las Puertas de Las Atarazanas, al pie de la escalinata colonial, un montón de basura impide el acceso. Ofrece un tétrico espectáculo de abandono e indiferencia ciudadana y estatal.
Entre la indolencia y el olvido, se deshace nuestro patrimonio, se ignora su importancia por hechos históricos y se abandona a su suerte, como el caso de la Iglesia Santa Bárbara, de impresionante belleza, cerrada y con deterioro avanzado en su parte frontal.
Entre hojas secas y la mirada indiferente del vecindario, la Iglesia Santa Bárbara espera, no ya por el bicentenario del patricio Duarte, sino porque algún día llegue el Eusebio Leal de nuestras tierras, si es que llega...
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