Camagüey, Cuba, 13 may.- Con cuadros de gran formato donde expone personas y animales cercanos a su vida, la pintora Ileana Sánchez, que vive en la ciudad central de Camagüey, regresa a la Bienal de La Habana, que reunirá del 22 de mayo al 22 de junio a representantes de las artes visuales de todo el mundo.
Desde su estudio El gato azul, en la villa a 550 kilómetros al este de La Habana, la artista informó a la Redacción IPS Cuba que trae “la serie De la luz a la sombra, integrada por cuadros grandes, de dos metros por 1,30, donde pinto a amigos, mascotas, mi familia y otras personas que han aportado algo a mi vida”.
Los retratados, agregó, “han estado muy cerca de mí y me han dejado una huella, por eso los he pintado, como una muestra de gratitud”.
La selección de entre 12 y 14 cuadros de Sánchez, quien expuso en la bienal anterior piezas pop de figuras de la música y la cultura mundiales, estará ubicada en el salón J 4, casi al final de la Fortaleza de La Cabaña, una de las sedes del mayor encuentro de las artes plásticas en el país.
Antes de empacar hacia La Habana, Sánchez trabaja en varios proyectos a la vez.
En uno de ellos, incorpora objetos de la vida cotidiana y los mezcla con publicaciones periódicas para inmortalizarlos mediante el arte.
“Estoy empapelando con periódicos nuestros: Granma, Juventud Rebelde y Adelante –semanario local-, los cubro con aguadas y los engomo, porque me interesa que perduren y, según el destino que tengan, ya sea en mi taller, en casa de un amigo o una galería, permita ver en qué año fue hecho a través de la lectura de la pieza”, amplió.
En El coche, por ejemplo, una obra que tiene incorporado uno de esos carritos para pasear a los niños, “están muchos de los acontecimientos de las conversaciones entre Cuba y Estados Unidos. Creo que va a ser una pieza emblemática. Quien la tenga, tendrá en su pared parte del hecho histórico del momento”.
También inserta en sus obras “objetos que las personas adquieren para ‘embellecer’ sus casas, como decoración, de dudosa estética, producidos en serie”, contó.
Sánchez adquirió en las mermas o ventas de productos ociosos termómetros con forma de patos y peces para medir la temperatura del agua del bebé, flores artificiales, cubertería plástica, esponjas para limpiar autos, imitaciones de máscaras del carnaval de Venecia y otros, “porque son tan feos que nadie los compra o están rotos”.
Pero mezclar, conceptualizar y convertir en arte estos objetos no es su única misión por estos días.
“Estoy retomando una serie grande de retratos de 2009, que ahora no me parecen felices. Quiero darles otro aire”, indicó Sánchez.
“Me siento cómoda repintando e incorporándoles un elemento con el cual las personas me han encasillado: el gato azul”, compartió.
Años atrás una maestra llegó a agredir y expulsar del aula a Ileana porque, según su criterio, los gatos azules no existían.
“Por eso escogí ese nombre para mi estudio. Pueden existir en el mundo gatos azules, verdes o amarillos, y de mil colores, en dependencia de cómo una tenga el ojo y el alma”, opinó.
Camagüey le ha aportado a Cuba artistas de todas las manifestaciones, incluidas las artes plásticas.
“Me ha dado cuenta de que fuera del país muchos artistas, críticos y público conocen mi obra y se me respeta. Es decir, puedo hacer arte desde acá. En cambio, sigo siendo ignorada por las autoridades de la cultura en la provincia”, lamentó.
Sus cuadros andan por grandes ciudades del mundo como Nueva York, París, Milán y Madrid, y los clientes proceden de esas naciones además de otras como Reino Unido y hasta Australia. (2015)
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