Publicado: 8 mar 2016 11:53 GMT | Última actualización: 8 mar 2016 12:17 GMT
Una serie de experimentos pretenden demostrar cómo la música influye directamente en la capacidad de nuestro cerebro, estimulándolo y desarrollándolo. Pero, ¿qué género musical es el más adecuado?
Jorge Silva / Reuters
La música puede estimular el cerebro y proporcionar placer, al tiempo que mejora el estado de ánimo de la gente, según concluyen los autores de una serie de experimentos publicados en la revista de ciencias digital Nature, en lo que se ha denominado como "el efecto Mozart".
Uno de los autores, Frances H. Rauscher, sostiene que escuchar música de Mozart o audiolibros -de Stephen King en el experimento-, inspiró a los participantes a obtener mejores resultados en una prueba de pensamiento espacial siempre que disfrutaran con lo que estaban oyendo. Por lo tanto, la estimulación del cerebro no depende solo de un estilo de música ni de una música en concreto.
En 2005, investigadores de las universidades de Toronto y de Londres publicaron un informe, según el cual el género musical no es relevante si el que la oye realmente lo disfruta. Para hacer dicho experimento se sometió a 8.000 niños de 10 y 11 años a una prueba de pensamiento espacial después de escuchar música de la banda de pop-rock británica Blur y música de Mozart. Y resultó que los niños que oyeron Blur mostraron mejores resultados que aquellos a los que pusieron música Mozart.
En 2015 se realizó un experimento similar en la universidad de Roma La Sapienza, empleando esta vez la pieza de Beethoven 'Para Elisa' mientras se observaba la actividad cerebral de los voluntarios con un aparato electroencefalógrafo. La prueba demostró que la actividad de las ondas alfa cerebrales, asociadas con las funciones cognitivas y de la memoria era más potente en los individuos que escuchaban música de Mozart, mientras que dicho efecto no se registró en aquellos que escucharon Beethoven. El resultado permitió concluir que la música de Mozart predispone a sus oyentes a saber de antemano que no se producirán cambios bruscos en el ritmo musical, al contrario de lo que ocurre con ciertas composiciones de Beethoven, lo que le hace permanecer tranquilo y concentrado a quien la escucha.
Mientras que para unos la música produce una sensación de libertad y esperanza, en otros genera un efecto estimulante para afrontar nuevos desafíos.
Recientemente, científicos franceses descubrieron que nuestro cerebro se ve igualmente afectado al escuchar música de fondo de forma deliberada. El estudio demostró que si se pone de fondo música clásica mientras se da clase de una asignatura en una escuela, los resultados de los estudiantes para esa asignatura son mucho mejores que los resultados de otros estudiantes que asistieron a la misma clase pero sin música de fondo. Este experimento demostró que la música de fondo tiene, inconscientemente, un efecto relajante sobre las personas.
Por tanto, es indudable que la música "produce un extraordinario efecto en nosotros que puede variar según las personas", concluyen los autores del experimento. Mientras que para unos la música produce un efecto de libertad y esperanza, en otros genera un efecto tranquilizador e incluso estimulante para afrontar nuevos desafíos.
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