Dale Szabo, que tiene dos maestrías, perdió su empleo como gerente en 2003. Ahora trabaja como conserje en una escuela.
Maria Gregg, una ex empleada de una planta automotriz en California, estuvo sin trabajo cinco meses el año pasado antes de conseguir otro trabajo con un recorte salarial de casi 20%.
Kevin Cronan, quien a principios de 2009 perdió su empleo de US$150.000 al año como gestor de fondos, ahora prepara cafés en un local de Starbucks en Massachusetts por US$8,85 la hora.
En el estado de Wisconsin, Dale Szabo, un ex director de manufactura con dos maestrías, busca desde hace años un puesto comparable al que perdió en 2003. Ahora trabaja como conserje en una escuela.
Lo grave es que se encuentran entre los afortunados. En Estados Unidos, hay 14,5 millones de personas en las listas de desempleo, 6,4 millones de los cuales están sin trabajo desde hace más de seis meses.
Su precaria situación ilustra un desenlace característico de la prolongada recesión en el mercado laboral. Incluso en épocas de alto desempleo del pasado, los salarios solían caer con mucha lentitud. Esta vez, los salarios de una parte de la fuerza laboral han sufrido un declive pronunciado y a un ritmo que rara vez se había visto desde la Gran Depresión.
La única otra recesión desde la Depresión que registró recortes salariales similares fue la de 1981-82, pero incluso esa se está viendo eclipsada por la más reciente. El desempleo se ha mantenido por encima de 9% durante 20 meses consecutivos y es probable que siga por encima de ese nivel la mayor parte de 2011, lo que hunde aún más los salarios.
Muchos trabajadores despedidos que encontraron nuevos empleos están aceptando sustanciosos recortes salariales o conformándose con trabajos de medio tiempo; a veces aceptan puestos muy por debajo de sus niveles de destreza.
Los economistas se habían preguntado hasta dónde llegaría esta dinámica en esta recesión y ahora las cifras están comenzando a responderles: entre 2007 y 2009, más de la mitad de los trabajadores de tiempo completo que perdieron el empleo que habían tenido al menos durante tres años y que luego consiguieron otros trabajos a tiempo completo para principios del año pasado reportó caídas en sus ingresos, según el Departamento de Trabajo de EE.UU. Treinta y seis por ciento reportó que el nuevo empleo pagaba como mínimo 20% menos que el que habían perdido.
La severidad de la recesión más reciente hace que sea probable que muchos de los desempleados que vuelven a ser contratados acepten recortes salariales, y que pasen años antes de que muchos de sus sueldos recuperen sus niveles previos a la crisis, afirma el economista laboral Till von Wachter, de la Universidad de Columbia. "Cuanto más profunda sea la recesión, menor será el salario que obtendrá en el próximo empleo y menor será su calidad", sostiene.
Un país más próspero
Aunque sea difícil para los trabajadores, los sueldos más bajos pueden hacer que las industrias y empresas estadounidenses sean más competitivas, lo que a su vez les permite contratar a más trabajadores. A largo plazo, eso podría traducirse en país más próspero.
El complejo turístico South Seas Island Resort, que emplea a alrededor de 300 personas en Captiva, en el estado de Florida, eliminó empleos durante la recesión, pero ahora está retomando las contrataciones.
"Ahora considero esto como un mercado favorable a los empleadores", afirma Rick Hayduk, director gerente, quien afirma que el complejo atrae a personal con experiencia con salarios más bajos que antes. "Hemos podido reducir algunos de nuestros sueldos base".
En general, los sueldos en EE.UU. continúan creciendo, pero a un ritmo lento. Los salarios de funcionarios habían subido 1,5% antes de ser ajustados por inflación en los 12 meses que terminaron en septiembre, según el Departamento de Trabajo.Durante el mismo período, los precios al consumidor subieron 1,1%.
Gregg, de 45 años, la ex empleada de la industria automotriz, afirma que por lo menos tuvo la oportunidad de prepararse para épocas más difíciles. Tras dos décadas en New United Motor Manufacturing Inc., un proyecto conjunto de General Motors y Toyota, la empresa dio siete meses de aviso antes de cerrar, en abril. "Me estuve preparando de antemano, reduciendo costos donde pudiera", dice.
Consideró probar suerte con su sueño de lanzar una pequeña empresa, tal vez un puesto de helados, o volver a estudiar. Pero no podría haber costeado los gastos, ya que su salario de US$1.200 semanales en la planta se convirtieron en US$450 en cheques de desempleo.
Hace poco comenzó a trabajar en una firma nueva de tecnología energética. El salario es de US$28 la hora, US$6 menos que en su empleo anterior, pero lo aceptó.
Von Watchter, el economista de Columbia, estudió tres décadas de datos de la Seguridad Social en EE.UU. para rastrear los cheques de trabajadores de la recesión de 1981-82 que sufrieron despidos masivos. Esos empleados registraron caídas promedio de 30% en sus salarios, frente a los que no fueron despedidos. Incluso después de 15 a 20 años, sus sueldos seguían siendo 20% más bajos que los de sus colegas que no habían perdido sus empleos, según su investigación.
Una parte clave de la pérdida de ingresos, concluyeron von Wachter y sus colegas de la investigación, es consecuencia del hecho de que los trabajadores acumularon unas destrezas a lo largo de una década o dos que pueden quedar desfasadas después de la recesión, por lo que ya no reciben la misma remuneración. Y en vez de adquirir nuevas habilidades para lograr un empleo mejor remunerado, muchos deben conformarse con uno peor para poder seguir adelante.
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