Intervención de Jesús Arboleya en el espacio Dialogar, dialogar, de la AHS.
Transcripción: Yisell Rodríguez
Buenas tardes. Para ganar tiempo quisiera precisar algunas cosas. Estoy de acuerdo plenamente con Jorge en que Cuba nunca ha tenido relaciones normales con Estados Unidos y en que difícilmente se puedan tener. El conflicto de Cuba con Estados Unidos tiene naturaleza sistémica y cuando se habla de “normalizar” relaciones, a lo más que se puede aspirar es a establecer una convivencia entre contrarios. Pero si usted coge la agenda internacional completa, tanto de uno como de otro país, usted encontrará que difícilmente estemos de acuerdo con Estados Unidos.
Pienso que efectivamente las razones de este conflicto son multilaterales, pero opino que la relación entre ambos países atraviesa por lo menos dos cualidades especiales que indudablemente son únicas. La primera es que en Cuba, en 1902, Estados Unidos estableció el primer sistema verdaderamente neocolonial del mundo. O sea, a diferencia del resto de las posesiones españolas, donde lo que se estableció fue la continuidad del modelo colonial de dominación, por las condiciones específicas de la Isla, la fórmula fue diseñar y aplicar lo que se dio en llamar el neocolonialismo. Hay diferencias cualitativas importantes respecto al modelo colonial.
También, en 1959, en Cuba se da la primera revolución antineocolonial victoriosa. Los procesos de liberación nacional en muchos países, después de la Segunda Guerra Mundial, son procesos anticoloniales y el caso cubano es el primero que constituye una revolución antineocolonialista victoriosa. Esto ocurre, además, en un momento particular de la historia de los Estados Unidos, cuando está consolidando su hegemonía mundial en la segunda postguerra y, sobre todo, cuando Kennedy plantea un nuevo diseño del sistema de dominación norteamericano, que implicaba extender un modelo neocolonial como sistema hegemónico internacional.
Por lo tanto, Cuba va a confrontar con toda una visión estratégica de lo que era el sistema hegemónico norteamericano, su importancia y su repercusión internacional viene de ahí y explica el porqué de la intransigencia de los Estados Unidos con respecto a Cuba durante tanto tiempo. Podían arreglarse con cualquiera menos con el modelo socialista cubano, porque tenía consecuencias con respecto al sistema de dominación neocolonial de los Estados Unidos.
Desde ahí los Estados Unidos se dieron a la tarea de derrocar a la Revolución Cubana, era su prioridad y así lo estableció su política desde que, en marzo de 1960, Eisenhower aprobó los primeros planes contra Cuba. Esa política tenia una serie de componentes esenciales: la asfixia económica, el aislamiento internacional y la promoción de la contrarrevolución para, sobre esas bases, crear las justificaciones para la intervención militar norteamericana. Esa es la política en esencia que se diseña por parte de los Estados Unidos y hubo momentos en que esa política fue más agresiva y otra en la que se dio un distanciamiento de sus patrones fundamentales, sobre todo en la época de Carter.
Pero en esencia ese es su contenido y esa es la política que entra en crisis a partir del año 2000, cuando se hace evidente su inviabilidad. ¿Por qué? En primer lugar, porque la asfixia económica no se produjo, a pesar de las tremendas consecuencias del llamado “período especial”. Se encontraron alternativas y países como Rusia, Brasil, China y otros, se mostraron interesados en establecer relaciones económicas con la isla. Por lo menos la asfixia económica no era de fácil realización y Estados Unidos no estaba en capacidad de imponerle a Cuba un bloqueo internacional que todos los años era condenado en Naciones Unidas.
El segundo objetivo, el aislamiento internacional, resultó evidente que no funcionaba. Al contrario, por primera vez desde el triunfo de la Revolución, Cuba lograba tener relaciones con todos los países de América Latina. Ante la inviabilidad de las dos cuestiones anteriores, una hipotética intervención militar en Cuba resultaba una empresa sumamente difícil, mucho más que en cualquier otro momento.
Y, para colmo, empezaron a cambiar incluso las bases sociales de esa política, con las transformaciones que se dan en el caso de la emigración cubana y su comportamiento político. Por lo tanto, Estados Unidos ya estaba necesitado de cambiar su política hacia Cuba. Eso, sin embargo, no era una urgencia para esa nación, que podía convivir con esa política durante muchos años.
Desde mi punto de vista, lo que determina el cambio de política en estos momentos son dos condiciones. La primera es la Cumbre de las Américas: Estados Unidos se enfrenta al quiebre del sistema panamericano si no adoptaba cambios en su política hacia Cuba, lo que lo impulsa a eliminar ese obstáculo y tratar de reconstruir la hegemonía debilitada en la región.
La segunda condición es más de carácter interno: por primera vez en la relación costo—beneficio que determina el funcionamiento de los sistemas electorales norteamericanos, desde 2008, se empieza a apreciar que el tema de cambiar la política hacia Cuba podía resultar conveniente para ciertos sectores y que tenía además la anuencia y consenso no solo de la antiguas bases políticas de extrema derecha del sur de la Florida, sino de sectores empresariales norteamericanos importantes, como el agroalimentario y otros, interesados en el mercado cubano.
Esto es lo que determina la decisión de Obama de anunciar ese cambio, aunque también hay otros argumentos. Se dice que Obama estaba en la necesidad de tener un legado en su política exterior, porque había tenido demasiadas políticas fallidas.
En fin, creo que a grandes rasgos es aquí donde se puede encuadrar la situación actual. Que hay que dividirla en dos etapas: En primer lugar, el proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas, en el que estamos ahora, siendo mucho interés para Estados Unidos llegar a la Cumbre de las Américas con este problema resuelto, porque eso le facilita el clima del evento, aunque existen otros problemas como el Venezuela, Argentina, Brasil y otros que también lo complican.
El segundo paso, de carácter estratégico, diría yo, es como establecer esta convivencia entre contrarios, que Raul Castro definió como “aprender el arte de convivir civilizadamente”, que es lo que viene después de restablecer las relaciones diplomáticas. Creo que hay áreas de política exterior donde vamos a tener conflictos permanentes, porque Estados Unidos se arroga el derecho a intervenir los asuntos internos de otros países, a partir de conceptos como el respeto a los derechos humanos y la promoción de la democracia, manipulados desde su perspectiva.
No obstante, existen otros asuntos donde la cooperación entre ambos países tiene un consenso, incluso dentro de la propia administración norteamericana. Me refiero al narcotráfico, control de enfermedades biológicas, y ahí está también el tema —y eso podemos discutirlo después— de las telecomunicaciones y los negocios, donde creo que el impacto más importante para Cuba será el cambio de la escala en que estos se llevará a cabo con Estados Unidos y el resto del mundo, todo lo cual puede influir para evitar la reversibilidad de esta política, cualquiera sean los resultados de las elecciones del 2016.
Al mismo tiempo, habrá que tener el cuidado de no generar un nuevo nivel de dependencia respecto a la economía norteamericana, que estratégicamente afecte la independencia de Cuba y también las relaciones con terceros. Porque una de las preocupaciones de algunos países es qué va a pasar, cuando vengan los norteamericanos y afecten negocios que ya Cuba tiene o potencialmente puede tener con otras naciones.
Y creo que lo voy a dejar aquí para que Rafael haga las “conclusiones”.
Intervención durante el debate
Aquí hay un número de preguntas que va a ser casi imposible responder. Me parece más útil si les trasmito lo que veo y creo que está pasando en Estados Unidos.
En Estados Unidos estas decisiones respecto a Cuba rápidamente ganaron un consenso considerable tanto en las elites de poder como en la opinión pública, y claro, están aquellos que se encargan de validar que este consenso existe a través de encuestas, que demuestran que los norteamericanos están muy contentos con esto.
En mi opinión, un elemento decisivo son los intereses económicos que se pueden estar movimiento detrás de esta decisión. No sé hasta qué punto fueron decisivos antes porque, como decía Rafael, nosotros estábamos en un evento donde habían 45 especialistas norteamericanos y efectivamente, aunque la mayoría esperaba que hubiera algún tipo de gesto antes de la Cumbre de las Américas, nadie esperaba que el presidente Obama anunciara el propósito de normalizar relaciones diplomáticas con Cuba y tuviera una conversación telefónica con Raúl Castro.
Nos cogió de sorpresa a nosotros, a partir de lo que se trasmitía por los medios y el discurso político público, pero también cogió por sorpresa a los norteamericanos. Ahí no había nadie, gente muy vinculada al establishment, que previera eso. A partir de ahí, se generó una reacción en ambas partes frente a la sorpresa. La negociación se manejó de una manera sorprendente en cuanto a la discreción de ambas partes, e incluso de terceros que también intervinieron, lo que manifiesta el interés de muchos porque esto se resolviera.
¿Qué ha pasado desde ahí? Desde el Partido Demócrata no hay prácticamente ninguna oposición a esta medida de Obama y desde el Republicano lo llamativo es la escasa oposición. Tanto es así, que el actual presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del senado, quien recibe contribuciones del lobby cubanoamericano, declaró que el embargo había fracaso, que había diferencias entre sus colegas y que él auguraba profundas discusiones en ese órgano.
En el caso de estos sectores económicos es donde más se aprecia el respaldo a esta política es el área del comercio y el área agroindustrial. En este sentido hace rato que existe una organización poderosa, probablemente uno de los lobbies más poderosos de Estados Unidos, que es la Cámara de Comercio Norteamericana, que representa a 3 millones de negocios, entidades y asociaciones. Esa gente son generalmente considerados conservadores y de tendencia republicana. A partir de esa organización se creó la Coalición Agrícola por Cuba, donde están presenta 30 de los consorcios y asociaciones agroalimentaria más importantes de país y la preside el dueño de la empresa de alimentos más grande de esa nación.
Y, para el que hizo la pregunta, esa gente lo que está diciendo es que ellos quieren mucho más, que hay que quitar todas las restricciones de comercio con Cuba y están introduciendo textos, enmiendas, en el Congreso para que esto se haga. Esa organización ha tenido respaldo bipartidista, eso está dado en que la base agrícola es una gran parte republicana y, por tanto, es de esperar que no haya una reacción negativa en el Congreso de los Estados Unidos que pueda revertir las decisiones de Obama, al menos hasta el 2016. Otra cosa es la de eliminar el bloqueo.
Creo que la estrategia republicana será tratar de que este tema no llegue a la agenda del Congreso y el Senado, porque evidenciará las diferencias internas y debilitará la colisión del partido frente a Obama. Efectivamente, el presidente del senado dijo que todavía no estaba decidido discutir este asunto en ninguna parte. No obstante, las presiones son tan rápidas y crecientes que a lo mejor no pueden impedirlo, y es posible que en el periodo que le queda a Obama, por lo menos se aprueben algunas enmiendas importantes a la ley Helms Burton. Y eso indiscutiblemente va a consolidar este proceso. Y digo no sé si será suficiente para eliminar el bloqueo, porque con lo que me sorprendió el 17D, no quiero seguir sorprendido todo el tiempo. Prefiero analizar todos los escenarios.
Ahora bien, ¿cuál es la oposición que ha habido a esto? Se concentra casi exclusivamente en el lobby cubanoamericano con escaso respaldo a otros sectores. Esa gente organizó dos audiencias: una en la Cámara y otra en el Senado, llevaron a los funcionarios del gobierno para martirizarlos, invitaron a líderes de la “disidencia cubana” para que declararan y todo pasó sin penas ni glorias. Publicaron una carta firmada por unas 30 personas, casi todos cubanoamericanos o vinculados estrechamente con ellos, que critica la política, pero no ha tenido mayor repercusión.
El “U.S: Cuba Democracy Pact”, que es la institución más fuerte del lobby cubanoamericano de la extrema derecha, estaba en una situación crítica antes de diciembre del 2014, las recaudaciones apuntaban a que ese era su peor año. Cuando se anunció el restablecimiento, hubo un aumento en las contribuciones y eso fue interpretado como un respaldo mayor a la crítica de la política de Obama. Sin embargo, la mayoría de esas contribuciones fueron de la Florida y más de la mitad específicamente de Miami. Claro está que si tienen 4 senadores y varios congresistas pueden molestar, incluso es difícil que se nombre un embajador con ellos presentes, pero esto no es lo fundamental.
Creo que Obama tiene todas las condiciones para avanzar en esta política, dentro de los límites que impone la Helms Burton. Un análisis de lo que ha hecho hasta ahora no es tan optimista, como he escuchado decir a algunos. O sea, él pudiera haber hecho más. De hecho, la administración de Obama se ha caracterizado por ser cautelosa y este salto al vacío que dio con Cuba —como dice Rafael— ha sido una extrañeza. Eso y la decisión de la reforma migratoria, son las dos acciones más osadas que ha tomado hasta ahora.
No podemos olvidar que detrás de esta política hacia Cuba hay una doctrina de política exterior y de seguridad nacional que es donde se ve la posición de la administración norteamericana. Por tanto, nosotros a partir de esto, vamos a tener que seguir enfrentando como el resto de los países del mundo la política norteamericana.
Vamos a entrar entonces en como yo veo la reacción cubana. Creo que Cuba negoció esto de una manera muy inteligente. Es difícil encontrar un país del mundo que pueda negociar en situación de igualdad con Estados Unidos y eso nosotros lo logramos hasta en los detalles mínimos. Después el presidente Raúl Castro estuvo en la CELAC y para quitar cualquier duda hizo un inventario de los problemas internaciones y fijo la posición de Cuba en términos muy firmes, siendo fácilmente deducible que estaba en contra de la de Estados Unidos. Está dejando caer sus presiones sin ser insultante, que es otra cosa, se ha sido caballeroso, se ha negociado de una manera elegante, precisamente para poner a la contraparte en una situación en que tengan que responder.
Estados Unidos ha sido menos gentil y respetuoso con Cuba, sobre todo los funcionarios que a la hora de describir esta política se desbordan. Eso también tiene que ver con lo siguiente: Roberta Jacobson se está jugando su carrera diplomática en el Departamento de Estado, Kerry es multimillonario y puede ganar o perder, pero la Jacobson, para llegar a ser embajadora en algún momento, tiene que pasar por la aprobación de la derecha en el senado norteamericano. Los enemigos han sido aun menos respetuosos, pero la reacción cubana ha sido muy tranquila, partiendo del criterio de no dejarse provocar. Lo cual es inteligente.
La respuesta cubana ante la iniciativa norteamericana, que es a lo que se refería Everleny, yo la veo como algo nuevo. Ahora Cuba no puede apresurarse a firmar contratos con nadie, hasta que no se aclaren mejor las cosas. Hay que ver como eso ocurrirá y que proponen. Porque lo propuesto por Obama para las importaciones cubanas es puramente simbólico. Está diciendo que pueden importarse productos cubanos de áreas que no sean agricultura, maquinaria, etc. O sea, ¿solo estamos hablando de artesanía? Eso se podía hacerse desde antes.
Desde mi punto de vista, yo que trabajo en el ISRI, he visto procesos de consulta amplios del MINREX con todo el que pueda opinar al respecto. Yo creo que la política en general se está conduciendo como se debe. Otra cosa es la reforma que Cuba necesita para enfrentar este nuevo escenario económico internacional, porque no es solo con Estados Unidos, sino con todo el mundo y tendremos que ver como lidiamos con esta nueva realidad.
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