Publicado: 30 jul 2016 12:50 GMT | Última actualización: 30 jul 2016 13:05 GMT
Dentro de 100 días los estadounidenses eligen presidente... Aunque, en realidad, no todo es tan sencillo como se desprende de esta frase, ya que en EE.UU. rige un sistema electoral muy peculiar.
RT / Reuters
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El próximo 8 de noviembre EE.UU. celebra sus 58.ª elecciones presidenciales, donde la candidata demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump pugnarán por la Casa Blanca. Sin embargo, los ciudadanos estadounidenses no votarán por estos dos candidatos, ya que, a diferencia de otros países en EE.UU., los comicios no son directos.
En realidad, los estadounidenses elegirán en noviembre un Colegio Electoral, es decir, votarán delegados que, a su vez, serán los encargados de votar por los candidatos a presidente y vicepresidente. Gracias a este sistema, en EE.UU. puede alcanzar la presidencia un candidato que jamás habría triunfado por votación directa.
De hecho, esto fue lo que pasó en el año 2000, por ejemplo, cuando George W. Bush recibió menos votos que su oponente. Sin embargo, Bush finalmente se impuso y gobernó dos mandatos consecutivos. ¿Cómo pudo ocurrir y qué podría ocurrir ahora? Se lo explicamos a continuación:
Juan Español
¿Quiénes son los candidatos?
Tío RT
El proceso de primarias de 2016 ha sido tan rimbombante, que muy pocos no sabrán que los candidatos en liza son Hillary Clinton, ex primera dama y exsecretaria del Estado, por el Partido Demócrata; y el magnate Donald Trump por el Partido Republicano.
Doña María
¿Solo pueden participar dos candidatos?
Tío RT
No. A la hora de votar los electores pueden 'inscribir' a algún otro candidato, como 'Mickey Mouse', que con frecuencia se convierte en uno de los aspirantes a la presidencia, si bien en la historia de EE.UU. ningún candidato de este tipo ('write-in candidate' o candidato por escrito) alcanzó la presidencia. También existen varias decenas de candidatos independientes y candidatos de otros partidos, como el Libertario y el Verde. Sin embargo, el sistema por Colegio Electoral casi no da oportunidades a los candidatos independientes y de terceros partidos, por lo que desde hace más de un siglo gana siempre un candidato demócrata o republicano.
Juan Español
¿Y quién escogió a estos candidatos?
Tío RT
Los candidatos a la presidencia en EE.UU. salen elegidos a través de un duradero y costoso proceso electoral de primarias o caucus, que este año terminó en julio con las Convenciones Nacionales de ambos partidos principales. En pocas palabras, el mecanismo de las primarias en EE.UU. es, más o menos, parecido al mecanismo de las propias presidenciales, cuando los ciudadanos escogen a delegados y estos eligen al candidato.
Doña María
¿Cuál es el mecanismo de las elecciones?
Tío RT
En la mayoría de los Estados los ciudadanos votan por una lista fija de un conjunto de electores de su Estado, que se comprometen a votar por determinado candidato. Para no dificultar las cosas, no son los apellidos de los delegados los que aparecen en la papeleta electoral, sino, simplemente, los nombres de los candidatos. Los territorios incorporados a EE.UU., como Puerto Rico, no votan.
Juan Español
¿Es igual el proceso en todo el país?
Tío RT
No. Las elecciones son reguladas por cada Estado, así que el procedimiento no es uniforme y varía dependiendo de su legislación. La ley federal establece que la votación tiene que tener lugar en el mismo día en todo el país, un martes entre el 2 y el 8 de noviembre.
Tío RT
En diciembre los 538 delegados elegidos se reúnen en las capitales de sus Estados para votar por los candidatos por los que se comprometieron votar y en enero se realiza el escrutinio de sus votos. Así se elige el presidente y el vicepresidente de EE.UU., por una simple mayoría de los votos de delegados, es decir, que 270 votos son suficientes para ganar. Si ninguno candidato obtiene la mayoría, el Congreso toma las riendas para elegir al presidente, pero la última vez que esto ocurrió fue en el siglo XIX. El nuevo presidente asume el cargo el 20 de enero.
Juan Español
¿Puede un delegado comprometido con un candidato votar por otro?
Tío RT
Esta posibilidad, que se ha dado más de cien veces en la historia del país, no está prohibida en la Constitución. Sin embargo, casi la mitad de los Estados tiene mecanismos legales para castigar a los delegados 'infieles', pero no fueron aplicados ninguna vez. De hecho, el nombre del nuevo presidente se conoce tras la votación popular en noviembre, cuando se esclarecen nombres de los delegados electos.
Tío RT
En general, el Colegio Electoral consiste de 538 delegados de 50 Estados y el Distrito de Columbia. La cantidad de delegados en un Estado coincide con la cantidad de congresistas del mismo. El Estado más poblado y, por lo tanto, con más delegados es California, que en 2016 contará con 55. Siete Estados y el Districto de Columbia son los menos poblados y tienen tres delegados cada uno.
Juan Español
¿A qué se debe esta 'discriminación' de ciertos Estados?
Tío RT
La cantidad de compromisarios que un Estado envía a las elecciones depende de su población, por lo que varía en función de los cambios demográficos. Los Estados más poblados envían más delegados que los menos poblados. El sistema resulta ventajoso para los Estados con menos población, para que, de esa forma, puedan 'competir' con Estados más poblados. Así, en California se escoge un delegado por cada 680.000 habitantes, mientras que en Wyoming hay uno por cada 165.000.
Doña María
¿Son igual de importantes los Estados?
Tío RT
No. Los así llamados Estados pendulares son los más importantes. En EE.UU. hay Estados 'rojos' que votan por los republicanos y 'azules' que prefieren a los demócratas. Sus preferencias están tan arraigadas, que a menudo los candidatos renuncian a hacer campaña en aquellos donde saben que el voto mayoritario es casi inamovible. Sin embargo, en los Estado 'violeta', donde no hay preferencias definidas, la situación es diferente, convirtiéndose en el centro de atención antes y durante las presidenciales, ya que a menudo una ligerísima ventaja en ellos permite ganar las elecciones. Algunos analistas opinan que este año los Estados que decidirán la contienda serán Colorado, Florida, Iowa, Michigan, Nevada, Nuevo Hampshire, Carolina del Norte, Ohio, Pensilvania, Virginia y Wisconsin.
Juan Español
¿Qué hay de malo en todo esto?
Tío RT
El problema es que el sistema no es proporcional y hace perder, literalmente, millones de votos. Un Estado no puede enviar al Colegio Electoral, digamos, 15 delegados republicanos y 12 demócratas a la vez, sino que gana una lista entera de uno u otro partido. Por ejemplo, en Florida 2.912.790 personas votaron en al año 2000 por George W. Bush y 2.912.253 por su oponente demócrata, Albert Gore. En consecuencia, pese a que la diferencia fue tan solo 537 partidarios, Bush recibió los votos de todos los 27 delegados correspondientes al Estado.
Doña María
¿500 votos valen más que 500.000?
Tío RT
En aquellas elecciones el candidato Gore obtuvo casi 51 millones de votos de electores en todo el país y 266 votos de delegados, mientras que Bush obtuvo casi 50,5 millones y 271 votos de delegados, ganando las elecciones a nivel federal. De hecho, los 537 votos de los residentes de Florida, cuyo Gobernador era el hermano del candidato republicano, Jeb Bush, decidieron el destino del país y el candidato demócrata, por el que votó la mayoría de estadounidenses, perdió las elecciones.
Juan Español
Y entonces, ¿por qué no cambian el sistema?
Tío RT
Este sistema ha sobrevivido dos siglos y tiene aspectos positivos, ya que se cree que limita la influencia de las autoridades federales, aumenta el papel de los Estados y protege de las manipulaciones. Imaginemos que un Estado decide falsificar la votación, diciendo que un 100% de electores se presentaron y votaron por un solo candidato: Cuando las elecciones son directas, dicha falsificación puede prevalecer sobre la votación en unos 20 Estados con la elecciones no manipuladas. Cuando las elecciones son indirectas la falsificación no tiene mucho sentido porque, en cualquier caso, el candidato recibirá solo los votos de los delegados de este Estado. Este es el argumento predilecto de quienes se oponen a cambiar el sistema electoral.
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